EN DEBATE
“ASIA SOCIA”
Cómo Asia en general y China en particular, son la esperanza para las relaciones estratégicas de Argentina
Por
Charles H. Slim
Actualmente el mundo pasa por una galopante recesión económica que
no discrimina entre potencias y economías emergentes, lo que ha quedado en
claro luego de la crisis desatada por la súbita salida del reino Unido de Gran
Bretaña de la Unión Europea intentando entre otras cuestiones, reflotar a la
Libra esterlina como la moneda de cambio comercial en Europa y el mercado
asiático. Pero para varios analistas esta decisión que fue impulsada por los
ultra-nacionalistas británicos y apoyada en secreto por los conservadores de la
alta sociedad londinense, fue un
arrebato afiebrado y no muy bien calculado que puede traer peores consecuencias
que el haberse quedado en la Unión Europea.
Y
Argentina no escapa a esta crisis que no tiene pausa. Pese a que su abúlica
clase política no ha variado mucho pese al cambio de gobierno, las promesas de Mauricio Macri para reactivar
la economía de su país parecen no cuajar y es muy posible que en las actuales
circunstancias en que se halla el mundo, tenga que hacer mucho más de lo
prometido para conseguir compromisos contantes y sonantes de inversores
extranjeros.
Aun
pareciera que el colectivo de los argentinos en general pero quizá más
importante, sus políticos en particular, no han entendido que su país
(Argentina) ha dejado de ser aquella coqueta quince añera pretensiosa –y
pretendida- que solo baila con el más lindo y adinerado de la fiesta. Para
ellos habría que colgarles un cartel que diga: “NOTICIAS DE ÚLTIMO MOMENTO…ni
tú eres aquella joven pretensiosa ni quedan candidatos lindos en este baile”.
En
esta metáfora, podemos personalizar a los candidatos a EEUU, la Unión europea
en crisis, Rusia y China. Acostumbradamente, la pretensiosa Argentina gusto de
bailar junto a EEUU quien le hizo todo tipo de promesas pero ninguna duro más
de una noche. Igualmente a ella (Argentina) solo le interesaban los dólares de
ese galán sin dar nada a cambio. Ello no fue así y Argentina debió dar mucho
más de lo que aquel le dio a ella. Pero
con el paso de los años, el maquillaje político de EEUU fue cayéndose hasta
dejar a la vista, ese matón psicópata que matara a cuantos se le crucen para
enriquecer a la economía doméstica. Hoy
EEUU se encuentra con una economía inmóvil atacada de una grave recesión que
solo obtiene utilidades, de la guerra.
Si
aquello fuera grave, aun falta considerar el factor más importante en todo esto
y es nada menos que, la desangrada economía norteamericana que tal como lo
sostienen varios analistas, se halla sustentada en meros bancos de datos
electrónicos, simples cifras digitalizadas que en realidad, no cuentan con
respaldo físico para sostener el valor del dólar. No hay dinero en las bodegas
de la Reserva Federal que respalden los números que dibujan en la banca de Wall
Street. En este sentido, cabe recordar que los EEUU ha venido desde el 2008 en
una espiral recesiva que aunque algunos han vaticinado que a finales del 2015
había comenzado a repuntar, lo cierto es que para lo que va del 2016, la
realidad de la producción netamente estadounidense y de su PBI ponen en
evidencia que no solo la recesión no acabo sino que peor aún, se ha agravado.
Por
su parte la UE se halla jaqueada no solo por la salida del Reino Unido y la
misma recesión mundial sino también por una galopante corrupción que escandalosamente
puede comprobarse en las más diversas áreas económicas, financieras y políticas
del bloque (v. http://www.globalresearch.ca/corruption-in-the-european-union-scandals-in-banking-fraud-and-secretive-ttip-negotiations/5543935 )
De
esta manera, las sociedades anglosajonas ( y las de países como Argentina) han
dejado prácticamente de consumir y el gasto promedio de los ciudadanos con
ingresos medios, provenientes de empleos bien remunerados, ha venido cayendo
desde comienzos del 2016. Lo único que
produce EEUU es conflictos bélicos y crisis regionales lo que a la altura de
las circunstancias queda claro de que no es casual. Su industria armamentística
es prolífica en ganancias que solo beneficia a un minúsculo sector empresarial.
Como la plaga de langostas que ha
arrasado regiones enteras, EEUU busca nuevas plazas para saciar sus
necesidades.
En
ese sentido se ha venido viendo como los ojos de los “Think Tanks” se han
posado en forma sostenida sobre la realidad político-económico y social de los
países asiáticos, especialmente en los que bordean a la gran China Popular,
buscando horadar su estabilidad. De este modo mediante las consabidas argucias
de políticas de ayuda a los países necesitados,
apoyo humanitario y supuestas larguezas pinatadas de buena
voluntad, Washington ha venido operando
en forma de ONGs con intensiones mucho más interesadas que las que promueven.
Pero
lo que ha movido a Washington a las fronteras más extremas de Asia, es sin lugar
a dudas, el miedo a que China se
convierta en la potencia económica emergente que logre imponer su moneda de
cambio para el comercio en el continente asiático, su extensión al Medio
Oriente, al África y muy posiblemente a Latinoamérica. Las maniobras militares que ha venido
desarrollando la marina estadounidense en las aguas del Mar Meridional de la
China no son casuales y apuntan a ese respecto. Aprovechando las diputas
marítimas históricas que tiene China con sus vecinos, especialmente con
Filipinas y Vietnam, le dieron el pie a EEUU para moverse agresivamente en la
región tratando de entablar con estos países, relaciones políticas apoyadas en
preconceptos orientados a una desconfianza con el gigante asiático. Precisamente con estas expectativas es que
Obama realizó una gira por Laos, para tratar de revivir la propuesta comercial
que trate de absorber a los países que bordean a China (v. “La recarga de la
batería de Asia”. https://www.foreignaffairs.com/articles/laos/2016-09-01/recharging-asia-s-battery )
Lo
que nos informa todo esto, es una clara esquizofrenia en la política
norteamericana que demuestra un nerviosismo imposible de ocultar y que
claramente se vio potenciado por el acercamiento de Pekín a Damasco lo que
obstaculiza aún más los planes por derrocar a Bashar Al Assad. Torpe y
desesperadamente trata de condicionar la política exterior de Pekín acudiendo
al uso del garrote; eso es un claro error que puede tener efectos contra
producentes para Washington y quienes
aún le secundan.
Sobre
esto último, el gobierno de Buenos Aires debería preguntarse ¿Cómo podemos
seguir siendo tan obsecuentes con Washington cuando sus políticas agresivas,
además de ser repudiables, perjudican a nuestras relaciones con países
amistosos como el de China? Obviamente
que para que alguien en el gobierno de Macri o más bien el mismo Mauricio Macri
pudiera responder este cuestionamiento, debería tener la suficiente
independencia política para poder responderla sin consecuencias. Igualmente hay que remarcar la inteligente
agenda del presidente Macri, que partió rumbo a China para participar de la
cumbre del G-20 para gestionar una mayor inserción de capitales chinos en
Argentina.
Claro
que muchos señalaran que EEUU ha tendido su mano a la Argentina, tras la última
visita de John Kerry quien trasmitió a Mauricio Macri la intensión de su país
de que empresas norteamericanas llegaran a la Argentina para invertir y hacerse
cargo de varias áreas de la prestación de servicios públicos o la de ofrecer
una ayuda a la reestructuración de las Fuerzas Armadas, pero aún son promesas
sin muchas expectativas.
Igualmente sería importante y un avance en el criterio
de visión estratégica de Buenos Aires, si va más allá de las acostumbradas y
abusivas relaciones con los intereses anglosajones que cada gobierno ha
maquillado bajo los tintes de relaciones bilaterales o de gobierno a gobierno. Se requiere claramente una política firme y
sostenida que ponga por delante los intereses nacionales por los que desde el
norte se señalan.
Y
ello no está dirigido a una política agresiva o descortés con los
estadounidenses, sino a plantear que hay situaciones, políticas y propuestas
que no convienen al país, simplemente eso; a practicar una real politik.
Muchos podrán decir, ello es muy fácil de decir pero muy difícil de hacer ya
que es ahí donde para algunos surge la pregunta ¿Cómo lo tomará Washington? o
¿No se enojarán en La Casa Blanca? , recordando aquel señero y anglófilo politólogo
argentino Carlos Escude convertido últimamente al judaísmo.
Sin
dudas Argentina tiene muchos argumentos históricos para mantenerse a una
distancia prudente de EEUU pero si hay una principal que deba preocupar a los
sectores de la producción y el consumo argentinos, esa es la búsqueda de
imponer el TTP “Tratado TransPacífico que pondría en mano privadas a los
mecanismos de control del estado,
dejando al arbitrio de las mega corporaciones y empresas, condicionar al estado
a que garantice sus ganancias y su ajenidad a los reclamos que realicen los
usuarios y consumidores de dicho estado.
Brevemente, ello sería que si Argentina firmara este engendro, las
empresas multinacionales que operan y operaran en el país, especialmente las
prestadoras de servicios públicos –de lamentables prestaciones por cierto- no
podrían ser “molestadas” por las quejas del llano poblacional sin que ello
repercuta en consecuencias para el estado nacional; ello sería, que la empresa
en cuestión podrá demandar al estado por esas molestias.
Hoy por
hoy EEUU no está en posición de presionar a nadie. Y si no véase como fue la
recepción de Obama en el G-20 en donde no faltaron cruces verbales y
contratiempos (v. http://mundo.sputniknews.com/asia/20160904/1063244105/presidente-eeuu-dificil-visita-china.html )
China
y Rusia se han opuesto a esta extensión del TTP dado que, ambos países han
llegado a acuerdos bilaterales para el desarrollo del comercio regional,
quitándole fuerza a la supuesta necesidad y ventajas que aquel tratado conlleva
para los países adherentes. Hasta ahora
vemos que Argentina no ha pisado la trampa y su gobierno parece haberse dado cuenta
que el mundo no se reduce a EEUU y la UE y de que tanto China como Rusia son
dos plazas estratégicas para el comercio y socios muy interesantes para el
desarrollo de varias áreas del estado nacional que aún no han sido atendidas.