INTERNACIONAL
“RELACIONES ESTRATEGICAS”
Como Berlín sabe que necesita más de Rusia que de EEUU al momento de sostener las necesidades del pueblo alemán
Por Charles H. Slim
En la alta
política internacional, las tratativas entre gobiernos están más allá de las
tragedias y los desencuentros históricos. Un ejemplo de ello es la continuidad
en las relaciones entre Alemania y Rusia, que pese a la sangrienta y reciente
historia que las hizo protagonistas, hoy siguen avanzando a la cooperación en
varios temas de la agenda bilateral y de la geopolítica internacional.
Igualmente
cabe recordar, que en los últimos años las relaciones entre Berlín y Moscú no
han venido siendo las mejores. Y es que para mal que les pese a muchos, Ángela
Merkel ha sido más bien la vocera y presentadora de todos los planes
estadounidenses en el Medio Oriente como en el este de Ucrania y todo lo que
los estadounidenses tienen en mente para Europa, llevando a que prácticamente
haga –diplomáticamente hablando- el trabajo sucio de Washington.
En
el último encuentro realizado éste 2 de mayo en Sochi, Rusia, la primer
Ministro Ángela Merkel y el presidente ruso Vladimir Putin fijaron sus
posiciones en temas cruciales y muy
complejos tales como la situación de “Ucrania”, “Siria” y obviamente el tema de
la “lucha contra el terrorismo”, en todos ellos, surgen controversias por la
clara y solapada injerencia estadounidense que usa a Berlín como el
interlocutor de la Unión Europea contra Moscú.
Antes
de que se desarrollaran las conversaciones a puertas cerradas, ambos
mandatarios dieron una conferencia de prensa a la cual asistieron no solo las
planas de funcionarios adjuntos de ambos países sino también, medios y
periodistas alemanes, rusos y de varias partes del mundo. En esta, la canciller
alemana y fiel a su estilo comenzó su alocución con palabras alagueñas y de agradecimientos
a su par por haberla convocado para tratar temáticas tan importantes para ambos
estados.
De
esa manera y poco a poco, Merkel fue metiendo sus consideraciones y puntos de
vista sobre lo que sucede en Ucrania, repitiendo casi al dedillo la postura de
Washington solo que un poco más liviana y adornada, señalando supuestas
divisiones impuestas por Rusia en el este de aquel país –alegando
indirectamente a una invasión- y
supuestas expropiaciones contra empresas realizadas por los “separatistas
pro-rusos”, calificación mediática que surge de las editoriales necon de
insignes medios anglosajones.
A
primera vista, se podía intuir una cierta incomodidad en ambos mandatarios
especialmente en la canciller alemana que solo bastaba con verle el rostro
rígido y respuestas esquivas, indisimulables a la vista de los presentes.
masacre de Odessa |
Una
de las acusaciones más frontales que lanzo Merkel contra el gobierno de Putin
fue sin lugar a dudas, las acusaciones de detenciones arbitrarias contra
opositores políticos –muchos de ellos agitadores a sueldo de occidente- y
las agresiones contra los homosexuales en la república islámica de Chechenia,
una realidad muy cruda pero ajena al poder del Kremlin dado que aquella, pese a
estar bajo la egida de Moscú mantiene su autonomía política y una lealtad a sus
costumbres basadas en la ley islámica “Sharia”.
Precisamente
y en lo que refería a las supuestas detenciones arbitrarias efectuadas por la
policía y los cuerpos de seguridad rusos, el presidente ruso se limito a dejar
bien en claro que aquellos estaban actuando en el marco del estricto respeto de
la ley y así “seguirían actuando”. Al
mismo tiempo Putin le recordó a su invitada que los métodos rusos eran bastante
más civilizados que los vistos en occidente. El argumento de la “arbitrariedad”
había venido siendo una de las excusas más usadas por occidente para tratar de
horadar la legitimidad de los gobiernos que buscaba desestabilizar y ello lo
sabía muy bien Putin. Fue por ello que su respuesta fue tan asertiva como
contundente.
Otra
de la alegaciones en contra de Rusia pero que fueron disparadas por un
periodista del foro fue, que Rusia proveía de pasaportes rusos a los ciudadanos
de las regiones independientes del este de Ucrania y además, estaba inyectando
la moneda rusa (Rublo) dentro de aquella región, ambas medidas como una forma
de “rusificar”, algo que el mismo Vladimir Putin con total calma y estoicismo
le respondió diciendo primeramente, “que todo comenzó con el golpe de estado
contra Kiev que derroco al anterior gobierno, lo que causó entre otras
consecuencias, la inexistencia de bancos, de un sistema financiero del que
puedan vivir los ciudadanos del vecino país”, dejando en claro que Kiev hizo
todo lo posible para que la ayuda no llegara, causando sin lugar a dudas un
agudo escozor en las entrañas de Merkel
quien no daba crédito a lo que escuchaba.
Sobre
la situación ucraniana el mandatario ruso dejo en claro que la única
herramienta que tenían para tratar de pacificar la situación era el Tratado de
Minsk del 2015 y que agradara o no a Alemania, era mejor que nada.
Toda
la inestabilidad creada en Ucrania tenía responsables y no eran precisamente
rusos. Por otra parte, Putin le recordó a su par alemana que entre algunas de
las brutalidades llevadas a cabo por estos golpistas, estuvieron la masacre de Odesa
en la que quemaron vivos a 48 personas (implicados el “Batallón Azov” de
Ucrania). Esto le dio a entender y con una muy clara expresividad el presidente
ruso, que no se guardo ningún detalle al momento de comparar los métodos
occidentales que había causado las actuales crisis que soportaba el mundo. Solo
bastaba ver la cara de Merkel con cada traducción que recibía por su auricular
para notar que prácticamente deseaba salir disparada por alguna ventana de
haber habido alguna por allí.
tropas germanas en Siria |
Sobre
la situación de Siria, Merkel expreso que estaban trabajando para tratar de
ayudar a las poblaciones y que se hallaban comprometidos en la lucha contra el
terrorismo sin posicionarse con claridad sobre hasta donde se hallan
comprometidos en erradicar al “Estado Islámico” y los demás grupos agresores. Por
su parte, Putin enfatizo en la necesidad de realizar una investigación por el
incidente en Khan Sheijun, algo que, además de haberse negado la OPAQ, no
entusiasma a EEUU. Si una periodista alemana trato de pintar al presidente
Putin como el “influyente sobre Assad” a lo que con simpleza pero firme le
respondió que quien influye sobre el presidente sirio es su pueblo.
Otro
tema que esquivo la canciller, fueron las alegaciones de esa misma periodista
alemana sobre qué opinaba de la supuesta interferencia rusa en la elección
estadounidense y los rumores de que lo haría con las alemanas, a lo que Putin
con mucha holgura y perspicacia rechazo como meros rumores.
Pese
a estos tironeos y momentos de tensión, ambas partes saben que se necesitan
mutuamente y tienen varios temas por los cuales deben mantener unas relaciones
estables, una de ellas es sin lugar a dudas el gas ruso que alimenta a la Unión Europea
pero especialmente a Alemania. Esto no es poca cosa. La provisión de éste
combustible es vital para Europa y en Berlín como en Bruselas saben que si
Moscú se enojara con ellos solo tendría que cerrar un grifo. Es allí donde se
han visto involucrados los países europeos con los planes estadounidenses,
quienes les habrían prometido por su cooperación que logrando consagrar su
agenda en el Medio Oriente, Washington le proveería –entre otros beneficios-
el gas de los campos del norte de Iraq y Siria sacándolo a través de
Turquía.
Pero
como estos planes hasta el momento han fracasado y en ello ha tenido mucho que
ver la administración de Putin, Merkel ha optado por acercarse nuevamente a
Rusia para tratar de redimir su posición en la era Obama.