EN LA MIRA
“VOLVER A LA LEGALIDAD”
A catorce años de la invasión de Iraq y de todas sus nefastas consecuencias investigadores y abogados británicos continúan su labor por llevar a los estrados de la justicia al entonces primer ministro Anthony Blair, teniendo como puntapié documental el llamado “informe Chilcot”. ¿Se trata acaso del regreso a la legalidad internacional?
Por
Charles H. Slim
Hace ya un año que el consejero privado británico John Chilcot,
presentó un informe lapidario y contundente sobre el papel del Reino Unido en
todo lo que tuvo que ver con los planes, ejecución y posterior invasión a Iraq
en 2003, poniendo al entonces primer ministro Anthony Blair en el centro de la
escena como el principal responsable de los crímenes de guerra más atroces que
la historia del siglo XXI ha registrado hasta el momento.
Las
bases de aquel informe se basaron en el análisis de lo que el autor califico
como un conjunto de mentiras y patrañas, como excusas para lograr el objetivo
de convencer ante su parlamento y los ojos de la opinión pública, el movimiento
de coprotagonista en lo que la administración de George W. Bush y Dick Cheney
puso en danza como el argumento perfecto para lanzar su campaña bélica contra
Iraq: “Las armas de destrucción masiva”.
Casi
inmediatamente de perpetrar aquella acción, un año después en septiembre 15 del
2004 en una entrevista realizada por la cadena BBC de Londres al entonces
Secretario de Naciones Unidas Coffi Annan, entre otras cuestiones se le
pregunto, si la intervención a Iraq había respetado la legalidad y este en un
momento de la entrevista confirmo que la invasión no estaba de acuerdo con lo
previsto en la Carta de la ONU.
A la par
de este cuerpo legal, el accionar de los
gobiernos de George W. Bush como el de Anthony Blair incurrieron en los tipos delictuales más
graves que prevé el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional,
enumerados en el artículo 5º y que se describen con detalle en los
subsiguientes (Cfr. Publicación de Naciones Unidas. http://www.un.org/spanish/law/icc/statute/spanish/rome_statute(s).pdf
)
Pero
Blair como parte de aquel cuarteto de criminales de alto nivel que compusieron
aquel monumental crimen de agresión, que costó la vida de casi dos millones de
iraquíes, a la vista de las
consecuencias que se han podido ver y comprobar ellas, llegan al nivel de encuadrar
un claro crimen de lesa humanidad. Pero
para llegar a estas instancias ha sido menester y el trabajo de solo algunos
investigadores y legalistas independientes que son a su vez, los indeseables
elementos dentro del sistema los cuales no han podido ser absorbidos por el Stablishment
y son catalogados como “radicales” (Globalresearch. “Irak: Se juzgará a
Tony Blair por su parte en el crimen supremo internacional?” http://www.globalresearch.ca/iraq-will-tony-blair-finally-stand-trial-for-his-part-in-the-supreme-international-crime/5598074 )
Más
allá de que sus defensores pudieran alegar que el principal y único responsable
fuera George W. Bush y su administración, lo cierto es que y recordando lo que
sucedían en aquellos momentos, Blair fue entusiasta en participar de los planes
y prueba de ello fue el viaje que realizó junto a Sir David Manning (asesor de
política exterior), el jefe de gabinete Jonathan Powell y su portavoz Alaister
Campbell el 5 de abril de 2002 al rancho Crawford en Texas, donde se reuniría
con Bush y su equipo de asesores donde ultimaron (tramaron con premeditación) detalles
de cómo Londres debía proceder ante la ONU.
Hay
muchas posibilidades de que Blair pueda ser citado ante la justicia
internacional y ello, como precio por haber creído ciegamente en aquel
liderazgo estadounidense, que los medios masivos de comunicación
angloestadounidenses tanto tiempo impulsaron con sus fastuosas e intoxicantes
propagandas que presentaban a Iraq como una amenaza para el mundo. No hay que olvidar que otro de los argumentos
que Bush y Blair desperdigaron ante sus conciudadanos era, la supuesta relación
de “Al Qaeda” y Saddam Hussein, una mentira que no tardo en develarse apenas
concretada la agresión.
También ellos son parte importante de las injurias que
difundieron para que las políticas de Blair pudieran ser creíbles ante la
opinión pública de a pie, la misma que hoy es el “jamón del medio” en todo el
embuste del “terrorismo de ISIS”.
Lo
que tanto temió Brzezinski y que lamento más tarde Wolfwitz hoy es una realidad
incontrastable y ella es que, la opinión pública se ha vuelto más lista y
avispada, y ya no se traga lo que le venden los grandes periódicos ni las
grandes cadenas de noticias poniendo en riesgo sus políticas de estado.
Al
igual que lo hizo Bush con sus famosos informes de la CIA sobre la supuesta compra
de Uranio y las armas químicas iraquíes, Blair también blandió como forma de
argumentar el involucramiento en la intervención bélica, los informes de sus
agencias de inteligencia y contrainteligencia MI-5 y MI-6 que eran un calco de
los de sus colegas estadounidenses.
Pero
si bien Anthony Blair es responsable de aquella espantosa acción, ello no
significa que sea el único británico que debiera responder por las muertes, los
heridos, lisiados, daños y pérdidas materiales infringidas sobre la humanidad
iraquí. La política de Blair permitió que sus reales fuerzas armadas
participaran en las operaciones con sus aliados norteamericanos y dentro de
toda esa estructura que involucra a los ministerios y ministros, mandos
militares, jefes de inteligencia militar y por supuesto sus servicios de
inteligencia, en especial el MI-6 siniestros protagonistas en todo lo que rodeo
a la “guerra sucia” durante la ocupación.
Cuando
los británicos se hicieron con el control de Basora, al sur del país,
comenzaron a ocurrir misteriosas desapariciones, asesinatos y ejecuciones de
personalidades locales. Esto se dio en medio de una creciente resistencia
armada que fue creciendo con el paso de los años y que no se detendría hasta la
definitiva salida.
En
esos momentos los iraquíes sospechaban que detrás de todos estos crímenes
estaba la mano de los británicos y de grupos aliados que, además de estar
compuestos por árabes de otros países, se hospedaban secretamente en sus bases
militares. Los mismos ciudadanos de a
pie fueron muchas veces los testigos privilegiados de estos engaños y que por
el control informativo que establecieron los invasores, hacía imposible que se ventilara
hacia el exterior.
Uno
de los embustes relacionados con el fantasma de “Al Qaeda” fue el intento de
colocar un camión cargado con explosivos en
medio de una manifestación callejera en Basora allá por el 2005, que al
ser detectados por los manifestantes, fueron bajados del camión para ser apaleados
y tras llegar la policía y detenerlos, se descubrió que además del cargamento
que llevaban, bajo su enmascaramiento habían dos hombres caucásicos que fueron
identificados como dos miembros del S.A.S. y que antes de que pudieran
exponerlos ante algún medio independiente, fueron rescatados presurosamente por
un asalto de tanques Bradley que entre otras cosas, se encargaron de destruir
los archivos del edificio policial.
Un
posible procesamiento de Blair solo sería un símbolo, una especie de fusible
para calmar las expectativas de un público indignado con cada vez mayor
información de lo que realmente ocurrió en aquellas jornadas. Desde los
bombardeos indiscriminados contra las urbes, barrios y concentraciones de
personas, pasando por los abusos y torturas que llevaron adelante las tropas
británicas (especialmente en el sur), haría necesario que fuese el estado
británico, el mismo que hoy sigue con sus juegos sucios en Siria y toda la
región, y como tal el que debiera ser directamente sancionado.