EN LA MIRA
“POLITICA DE LA MENTIRA”
Cada hora que pasa parece demostrar que algo está muy mal con el relato de Londres sobre el asunto Skripal y la OTAN ha reaccionado en consecuencia
Por Charles H. Slim
Pareciera una
redundancia tener que referirnos a una práctica que se ha venido repitiendo con
notable continuidad en los últimos 25 años hasta esta parte pero, las actuales
circunstancias y luego de varios hitos dentro de la historia política
internacional contemporánea hace necesario que contextualicemos con precisión el
actual entuerto entre Gran Bretaña y Rusia por el caso Skripal. El uso de la
llamada “Operación de Falsa Bandera” o simplemente juego sucio, se ha
convertido en la fórmula recurrente de las administraciones anglosajonas para desviar
las miradas de sus crisis internas o –en los casos más utilizados- fundar
sus pretendidas intervenciones en otras regiones.
En lo que hace a la política domestica británica, éste escándalo
pareciera estar muy bien guionado y destinado a cubrir las falencias de un
gobierno impopular y deficiente. Para muchos,
Teresa May está tratando de explotar su “Falklands moment”[1]
para (como lo aprovecho Margaret Thatcher en 1982) tratar de resurgir de las
cenizas de un fracaso político irremisible. Pero más que cenizas, se trata de
emerger de una montaña de estiércol generado por los componentes recalcitrantes
de un Brexit que no va a ninguna parte.
Pero también no olvidemos que es un año electoral en Rusia y surge
muy suspicaz como el gobierno británico ha tratado de personalizar el asunto
sobre la figura de Vladimir Putin.
Tal como lo expuso el politólogo alemán Willy Wimmer en un artículo
para el medio ruso Sputnik, “las mentiras son parte del repertorio de la
política exterior del Reino Unido”[2],
una conclusión que muchos comparten pero que muy pocos se habían animado a
formular públicamente. En una muy sucinta pero interesante charla, Wimmer puso
en evidencia los posibles móviles del ataque y las vías por las cuales, los
mismos británicos pudieron haber sido los que orquestaron esta contaminación en
Salisbury. Aquel nos recuerda que en
momentos que se vino abajo la URSS muchas de las instalaciones militares y de
alta seguridad de aquel momento quedaron expuestas a la curiosidad de los ojos
estadounidenses y de sus colegas de la OTAN. No olvidemos que era en aquellos
momentos, una preocupación central en los estamentos políticos que querían
reconstruir a Rusia eran los continuos
actos de corrupción que llevaron a que funcionarios de un estado colapsado,
vendieran desde sus uniformes como souvenirs hasta Uranio en el mercado negro, robado
de plantas nucleares.
Un episodio puntual que señala Wimmer, es aquel publicado en 1999
en un artículo del diario The New York Times en el cual se comentaba
como los EEUU tuvieron acceso a nada menos que a la planta química más grande
del mundo y que estuvo al servicio del estado soviético, ubicada en la ciudad
uzbeca de “Nukus”.
La información no era para nada irrelevante ya que en dichas
instalaciones se elaboraban en la época soviética, entre otros agentes químicos
de uso militar, el famoso gas neurotóxico “Novichok”, el mismo que según
Londres fue utilizado contra el ex agente Skripal y su hija en Salisbury.
Obviamente –y como lo señala Wimmer- Teresa May no dijo absolutamente
nada de esta posible fuente de acceso a semejante veneno de diseño y mucho
menos, se atrevió a mirar para atrás para poder pesquisar otras alternativas
que explicarían quienes podrían haberlo utilizado. La causa de ello es evidente
¿Cómo va a poner en evidencia a los norteamericanos en todo esto?
Incluso hay muchas sospechas de que dicho agente neurotóxico no
haya sido usado realmente ya que, de varias fotografías que se obtuvieron en
los momentos en que equipos de guerra química británicos, se hallan rodeados
por policías y bomberos sin la menor protección. Sin dudas que este tipo de
inconsecuencias son un punto inexplicable por “Downing Street 10” pero, es
cierto también que estos detalles no son suficientes para negar del todo el
ataque.
Pero regresando a aquellos años del derrumbe de la ex Unión
Soviética, el señalamiento de que agentes estadounidenses pudieron penetrar en
las instalaciones de Uzbekistán no puede dejarse de lado. Desde el punto de
vista de la lógica, cualquier persona de a pie puede preguntarse ¿Para qué EEUU
fue hasta allí y penetro en la fabrica más importante de armas químicas
soviética; ¿solo por curiosidad? No, usted no se cree esta respuesta y mucho
menos lo hicieron los anteriores jefes del Estado Mayor ruso y mucho menos aún los
altos oficiales del nuevo FSB que reemplazo al KGB, entre ellos, Vladimir
Putin.
Pero, más allá de esto, en las últimas horas se ha conocido que la
supuesta exclusividad del agente neurotóxico “Novichok” no lo sería tanto. Este era un punto que los medios occidentales
trataron de hacer incapie para no dejar dudas de que solo los rusos y solo
ellos podrían haber usado este agente químico. Así lo habrían advertido en la
base militar de “Porton Down” en Gran
Bretaña donde se analizan las potenciales amenazas ante una guerra NBQ que tienen
actualmente la tarea de determinar cuál es el agente tóxico utilizado.
Hasta el momento los expertos de “Porton Down” no pueden asegurar
que haya sido de origen ruso ya que, es posible reproducirlo a base de ciertos
pesticidas. Siguiendo a expertos en acciones similares en el pasado y en
particular con las falsas acusaciones de la tenencia de armas químicas contra
Iraq en 2002, las conclusiones no pueden ser otras que negativas. Claramente estamos
ante una nueva elucubración mentirosa de Londres[3].
Ello, debido a que, además de que como vimos arriba, EEUU hace más
de veinte años había accedido a los depósitos de armas neurotóxicas de la URSS,
las inspecciones de la OPAC no habían detectado en los últimos años de
inspección ninguna existencia del agente “Novichok” en los almacenes
rusos.
Por el contrario, son países como
EEUU e Israel quienes mantienen en absoluta reserva y lejos de las inspecciones
internacionales, sus instalaciones donde claramente tienen la capacidad
tecnológica para reproducir el “Novichok” y almacenarlo en sus depósitos
militares.
Por lo pronto la OTAN ha dado un apoyo parcial a lo denunciado por Theresa May dejando en claro que atenderá
a lo que surjan de las investigaciones del caso y que (como lo señalo el mismo
Secretario General Jons Stoltenberg ) “No queremos otra guerra fría”[4],
entre otras consideraciones dejadas de lado por los medios occidentales.
Si Londres pretende seguir con su juego, es posible que arrastre a
estos socios a una situación incomoda y nada deseable en un momento tan
convulsionado.
[1] INDEPENDENT.UK. “El envenenamiento de
Sergei Skripal es el momento de Theresa May en la Malvinas, pero ella no se
levantara de las cenizas como Thatcher lo hizo”. Por Mathew Norman http://www.independent.co.uk/voices/sergei-skripal-theresa-may-thatcher-russia-kremlin-fauklands-a8253981.html
[2]
SPUTNIK. “las mentiras son parte del repertorio de la política exterior del
Reino Unido”. Publicado el 17 de marzo de 2018. https://mundo.sputniknews.com/europa/201803171077095848-theresa-may-skripal-rusia-mentiras/
[3] GLOBALRESEARCH. “Of a type
developed by liars: The evolving Novichok nerve agent Saga”. By Craig Murray. March,
16, 2018. https://www.globalresearch.ca/of-a-type-developed-by-liars-the-evolving-novichok-nerve-agent-saga/5632406
[4]
HISPANTV. “La OTAN dice no quererotra Guerra fría con Rusia”. Publicado el 16
de marzo de 2018. https://www.hispantv.com/noticias/europa/371470/otan-guerra-fria-rusia-exespia-stoltenberg