EN DEBATE
“LOS MEDIOS EN LA ERA DE LA MULTIPOLARIDAD”
Cómo ha cambiado la perspectiva del mundo y las estrategias de dominación de Occidente gracias al quiebre en el monopolio informativo a cargo de las Corporaciones mediáticas.
Por Charles H. Slim
Si hay algo que
occidente en general y EEUU en particular han perdido en sus ambiciones de
manejo global, ha sido el control hegemónico y la dirección de las tendencias
noticiosas. La era del unilateralismo autocrático de la Corporación de medios
anglosajones actualmente se encuentran en su crepúsculo y es muy difícil que
puedan revertir esa situación. Han pasado demasiadas cosas y muy graves para
que la opinión pública mundial no las tenga en cuenta al momento de creer las
noticias que se radian desde los “centros de poder”.
Y si nos preguntamos ¿Cómo se construyo esta estructura de medios?
Veremos que no hay nada de democrático en su historia ni en su conformación,
estando más bien ligada a una masa de intereses económicos financieros que
entrelazados con la política de estado y poderosos grupos de presión (Lobbies),
están netamente orientados a manipular las tendencias y los pensamientos de las
sociedades en beneficio propio. Tal como la política exterior estadounidense de
los últimos veintisiete años a la fecha, Washington ha disfrazado de
multilateralismo a sus políticas unilaterales para conformar a un público
doméstico exitista y tratar de afirmarlas con una pretendida legitimidad[1].
No hay que olvidar que tal como lo señala Frank Krauthammer “EEUU es una nación
comercial y mar ítima, y necesita del entorno global para prosperar”[2],
siendo este uno de los motivos centrales detrás de todas las campañas agresivas
lanzadas en estas últimas décadas en el Medio Oriente y Asia. En este último
sentido, las campañas sobre Afganistán e Iraq estuvieron animadas por el
control de los recursos gasíferos y petrolíferos de los respectivos países.
Durante toda la década de los noventas el dominio comunicacional de
los Medios corporativos anglosajones, agrupados en su mayoría por el
conglomerado COMCAST[3] al
cual se entrelazan por cadenas como la CNN, FOX, NBC, ABC, la BBC y la DW
alemana para citar los más emblemáticos y que eran –y siguen siendo- religiosamente
levantados por las repetidoras del Cono sur –en especial en Argentina en
medios como Clarín, Infobae y La Nación-, llevo al paroxismo de la
desinformación llegando a ser más bien las maquinarias de propaganda y
justificación de políticas macroeconómicas de pillaje sobre países en vías de
desarrollo y en especial de las campañas bélicas y de sanciones que se lanzaban
desde Washington. Obviamente no son los culpables de todo ello, pero si fueron
actores importantes para que otras herramientas (especialmente las más
discutibles[4])
pudieran implementarse a la sombra de mucha desinformación.
Desaparecida la URSS, no había rivales para EEUU. Incluso cuando
existía el bloque soviético, Moscú no tuvo una política mediática acertada para
contrarestar la guerra psicológica que representaba ésta estructura de
multimedios que recibían para solventar sus actividades, varios cientos de
miles de dólares al año. Por el contrario, con su política de misterio y
secretismo detrás de la cortina de hierro solo ayudo a alimentar las historias “rusofobas”
que las redacciones occidentales elaboraban para manipular al colectivo sobre la “amenaza
comunista”. Incluso las propuestas de algunos de los más inteligentes oficiales
de inteligencia de la KGB de aquel entonces fueron rechazadas por los
conservadores y obtusos miembros del Politburo del partido que consideraban a
la estrategia de información como una pérdida de tiempo.
De esa manera, para cuando la URSS se desmoronaba a pedazos dentro
de sus fronteras las revueltas armadas y los conatos no tenían fin y todo ello,
bajo la tendenciosa cobertura mediática de Occidente. De ese modo, lo que
sucedía en los países Bálticos, Chechenia o en Moldavia, el público del
hemisferio occidental tenía una sola versión y ella llegaba por satélite por
los corresponsales de la CNN. Lo mismo cuando en Yugoslavia comenzaban las
primeras reyertas callejeras y que inmediatamente fueron evolucionando a una
guerra civil. En esos momentos ¿Quién se habría atrevido a sugerir que había
elementos británicos y de otros países
aliados, trabajando para sacar ventajas de esta desintegración? O también que el MI-6 británico colaboraba
con los chechenos mediante el tráfico de armas y explosivos. Y de haberlo
habido ¿Por cuál medio lo habrían podido ventilar?
Fue allí donde los pocos cerebros visionarios de ello, se dieron
cuenta que no había posibilidades de una oposición cierta ante la fabricación
de realidades políticas (ilusiones) a medida de los intereses en Washington. La
crisis del Golfo Pérsico de 1990 dio muestra de ello. Los medios
estadounidenses y en especial la CNN paso a ser un espectacular pasquín
televisivo donde 24 horas al día se satanizaba con todo tipo de truculentas historias
y anécdotas de inverificables testigos, las imágenes del presidente Saddam
Hussein y de Iraq como país, siendo el prefacio para justificar las masacres que
se ejecutarían sobre las poblaciones de ciudades como Bagdad; sin dejar de
mencionar que fue sin lugar a dudas, el antecedente de la “arabofobia” y la
“islamofobia”[5],
dos variantes del racismo estigmatizante que se potenciarían desde el 2001
hasta nuestros días.
Pese que para ese entonces no se disponía del internet para una
visión alternativa de lo que ocurría y no existía un solo medio en el globo que
se opusiera a las maniqueas “verdades de occidente”, la opinión pública en un
gran número fue escéptica ante los argumentos de la administración de George H.
Bush y con el paso del tiempo ha ido creciendo a pasos agigantados desatando
con ello, la preocupación en las elites de poder que a su vez han puesto en
marcha una lucrativa carrera en el área de la inteligencia artificial (IA) que con
proyectos ultrasecretos como “Maven” (en
el cual colaboran empresas como Google) tiene entre otras metas, anular a la
oposición mediática.
Y nuevamente, cuando miramos hacia atrás, la situación yugoslava
llevo a la fractura inter étnica entre serbios, croatas y bosnios musulmanes,
vimos como desde occidente y en particular desde la Corporación de medios se
maniobro para satanizar a unos y santificar a otros bajo argumentos que no
tenían respaldo en la realidad. Fue en aquel marco que se desarrollaron
embustes como el “renacimiento del un Califato” que sería impulsado por “Al
Qaeda”, un hijo de los laboratorios de la inteligencia anglosajona. A
Washington le interesaba extender su influencia hasta las fronteras de la ex
Unión Soviética y el momento nunca pudo ser más propicio. Fue allí que echando
mano al argumento de los “derechos humanos”, junto a sus socios comenzaron a
centrar sus historias mediáticas negras contra Belgrado. Esta maniobra fue central para justificar el
bombardeo de la OTAN contra Serbia y que más tarde usaría hasta el hartazgo
para argumentar sus demás intervenciones alrededor del globo.
[1] Como sucedió con la Guerra del Golfo de
1991, en la que bajo la máscara de la ONU
EEUU alineo a 34 países contra Iraq
[2]
GEOPOLÍTICA.ru. “Momento Unipolar”. Por Leonid Savin. Publicado el 14 de junio
de 2018. https://www.geopolitica.ru/article/mnogopolyarnyy-moment
[4] Las torturas y las continuas muertes de
civiles por el llamado Daño colateral.
[5] NAPOLICITTÁSOLITALE.it. “Terrorismo e
Islamofobia”. Por Alessandra De Giudice. Publicado el 24 de febrero de 2016. http://www.napolicittasolidale.it/portal/primo-piano/6284-terrorismo-e-islamofobia.html