EN LA MIRA
“ACUERDOS ESTRATEGICOS”
Hoy más que nunca queda en evidencia el error histórico de la Argentina por no trabajar con seriedad su política exterior ¿Qué margen le queda a Macri para realizar acuerdos estratégicos?
Por Charles H. Slim
Hoy más que
nunca la Argentina requiere de una visión estratégica integral ante un mundo
cerrado y mezquino especialmente propiciado por la conflictividad permanente
que desde hace diecisiete años hasta esta parte lo han convertido en un lugar
inestable y de iniquidades jamás vistas. Es en este escenario en el cual el
gobierno de Mauricio Macri debe moverse para tratar de sacar del fango en que
se halla atascada la Argentina, que tiene todo para resolver ese problema pero
que aparentemente no está dispuesta a realizar grandes sacrificios para ello.
Sin duda que en todo esto, hay una gran responsabilidad del carácter
colectivo argentino, históricamente autista y hasta negador de la realidad más
allá de sus fronteras que como lo hemos señalado varias veces asemeja al
avestruz metiendo la cabeza bajo la tierra. En este sentido desde su punto de
vista cosmogónico el país es un planeta dentro del mismo plantea tierra y todo
lo que pase fuera de la realidad argenta no puede llegar jamás; sin dudas hay un
enfoque infantil que si o si deberán cambiar si pretenden sobrevivir como un
estado soberano.
Macri no ha innovado en esta situación. Por el contrario ha
profundizado la receta pro-colonialista de los gobiernos conservadores previos
al nacimiento de movimientos nacionalistas como el Peronismo, llevando a la
Argentina a estar bajo la más absoluta dependencia de Londres. Pero eso fue en
el comienzo del siglo XX y para peor, no beneficio al estado argentino. Macri
ha revivido esta política adaptada a la actual situación mundial y una prueba
clara de ello se ve en la entrega de su soberanía en todos los aspectos,
incluyendo la monetaria.
En el mundo actual la crisis es la abanderada y los conflictos se
multiplican en forma preocupante siendo el conflicto bélico (como forma de
enfrentamiento entre los estados) un factor más de esta inestabilidad global.
La aislacionista administración de Trump tiene parte importante en la actual
situación no solo por el peso específico geopolítico de EEUU sino por las
propias políticas que impulsa éste presidente y que están enfocadas a
establecer un cerramiento de la economía propia y la de todos los países
causando descalabros financieros en países aliados como Turquía. Si bien
sabemos que desde hace casi veinte años EEUU no para de abrir conflictos y
desatar guerras alrededor del globo, hasta la llegada de Trump a la Casa Blanca
ese nivel de conflictividad no iba más allá de las armas. Con su ascenso y la
implementación de un proteccionismo económico a ultranza y la resucitación de
la doctrina Monroe dio rienda a suelta a una nueva guerra, de carácter
comercial y global.
Algo similar hizo Gran Bretaña con el “Brexit” despegándose de las
políticas de bloque de la UE (en especial las comerciales y financieras) intentando
revivir las viejas épocas del “Imperio Británico” que entre otras, tiene su
influencia de facto en las islas Malvinas, Sandwiches y Georgias del sur.
Actualmente el mundo se halla inmerso en una guerra de carácter
comercial en la cual los EEUU trata de imponer su hegemonía mediante acuerdos trasnacionales
con clausulas leoninas que tratan de destruir la competitividad en el mercado
internacional, implantando condiciones extorsivas que en algunos casos son el
complemento de sus conflictos políticos existentes con países como Irán, Siria
o la misma Rusia. Quizá el choque más estruendoso sea el que se ha producido últimamente
con China, que representa uno de los mercados más grandes de Asia y que a su
vez, compite con sus productos contra las políticas de mercado de EEUU que
intenta recudir la importación de otros países acudiendo a los arancelamientos
abusivos y chantajes diplomáticos.
El frustrado intento de condicionar a Pekín para que comercie con
quien le agrada a la Casa Blanca y no lo haga con ciertos países fue el
prolegómeno del arancelamiento de más de 800 productos que ha caído en oídos
sordos dejando en claro que la república Popular no se dejaran chantajear. De esta manera Donald Trump y a su modo está
diciendo “o nos compras a nuestro modo o te arancelo tus productos” en una
remozada versión de la frase extorsiva del entonces presidente George W. Bush
cuando tras los ataques del 11 S a las Torres Gemelas y tras las críticas por
las mentiras sobre Iraq, emplazo a los gobiernos del mundo a no criticar sus
métodos de combate al terrorismo.
Por su parte Brasil está sintiendo el rigor de estas políticas
norteamericanas, especialmente aquellas que están vinculadas a las sanciones
que se están aplicando contra la república Islámica de Irán, que no solo
afectan las exportaciones de productos agrícolas sino que condicionan la
actividad financiera del mismo país sudamericano que representan desde el punto
de vista legislativo, una ilegalidad absoluta. Si la Casa Blanca pretende
influir en la competitividad del mercado internacional a base de “Twits
intimidatorios” eso no puede llamarse mejor que lisa y llanamente una simple extorsión.
No olvidemos que la UE ha rechazado doblarse ante esto y como
respuesta ha encontrado las acostumbradas bravuconadas y exabruptos de un Trump
que cada día gana más enemigos, incluso dentro su propio gobierno. Pero siguiendo con la postura de la Unión
Europea, ha quedado claro que si logra imponerse y resistir las presiones de
Washington por condicionar la actividad mercantil y financiera a gusto de lo
que quiere el proteccionismo Made in USA habrá chances de que el impacto
negativo sobre la economía del Brasil sea menor a lo pronosticado en las
actuales circunstancias.
Ello ha causado un impacto sumamente negativo en la economía de
Sudamérica pero especialmente en la Argentina que está sometida a una escalada
de suba del dólar por efecto (en parte) de una cultura de la desconfianza en su
propia moneda que hace que muchos argentinos con capacidad de compra, estén invirtiendo
en la compra de divisa americana volcando la economía de su país hacia la
dolarización y con ello a un desastre social que no sabe aún cuál será el
impacto que causara en la sociedad y cuál será el precio que pagara la clase
política de ese país.
Por lo que se ha podido ver, Argentina y su gobierno vuelven a ir
contra la corriente de los acontecimientos del mundo y no porque sea una
pionera o elegida por algún motivo mesiánico, sino por el hecho de no haberse
interesado seriamente –a nivel de
estado- de sus intereses geoestratégicos y políticos. Si el país hoy se
halla a la deriva no es algo casual. Macri como sus predecesores ha relegado
las alternativas de profundizar relaciones con otros actores importantes como
Rusia y China y todo por una obsecuencia histórica hacia los intereses anglosajones
que practica toda la clase política y que se ve cuando hacen ese “besa manos”
en las embajadas de EEUU y Gran Bretaña en Buenos Aires.
A la vista de esto uno se preguntaría, es que acaso los argentinos
ya olvidaron algunas de las conclusiones de algunos de sus más ilustres líderes
políticos como el ex presidente Eduardo Duhalde quien en algún momento dijo por
el conflicto de los “Hielos Continentales” con Chile “para que tanto problema
por unos hielos si lo podemos tener de la heladera”. O a pensamientos más
recientes de uno de los más conspicuos funcionarios del gobierno de Macri que
dijo muy suelto de cuerpo que consideraba muy seriamente la eliminación de las
FFAA ya que el país carece de hipótesis de conflicto, cuando los británicos
tienen en Malvinas una base con un poderío militar amenazante.
Con estos ejemplos se puede entender porque Argentina no ha hallado
una senda propia y menos aún, fructífera para salir del atolladero en el que se
encuentra ¿Cuándo decidirá salir de la zona de confort para cambiar esta
situación?