EN DEBATE
“TAPADERA OFFSHORE”
Tras el hallazgo del submarino “ARA
San Juan” a varias millas fuera de su ruta programada las preguntas sobre las
causas de su hundimiento se multiplican y las comparaciones con situaciones
similares preocupan al gobierno argentino ¿Por qué?
Por
Dany Smith
Develada la
suerte del submarino argentino “ARA San
Juan” se ha dado comienzo a una nueva lucha por parte de los familiares y de una
parte de la sociedad argentina que silenciosamente los acompaña por dilucidar
las reales causas del hecho. La excusa de no poder hallarlo o incluso aquellas
que versaban sobre hipótesis de su desintegración por efecto de una imaginaria
implosión o su inalcanzabilidad por haberse ido a pique en una fosa abisal ya
no tienen lugar para impedir llevar adelante una investigación meticulosa y
pormenorizada del momento en que ocurrió el hecho.
Ahora una
parte de los familiares quieren que se explore el interior del submarino y recuperen
los restos de los tripulantes, mientras el gobierno y algunos expertos cierran
esa posibilidad bajo argumentos poco creíbles ¿Qué es lo no quieren mostrar?
Para entender
ello no dejemos de lado por favor y tengan bien en cuenta señores lectores, los
antecedentes previos y concomitantes a este suceso y que se vinculan
inescindiblemente de la presencia británica en las aguas jurisdiccionales
argentinas del Atlántico sur y de algunos de sus aliados como son Chile y los
EEUU, maniobrando en esos momentos en la zona[1]. En este sentido se podrá
advertir que la situación en dichas aguas era (y sigue siendo) anormal e
ilegal.
Pero,
desde los altos niveles de la política y de la diplomacia argentina, no hay
esta misma linealidad y mucho menos el interés en que se dilucide lo que
realmente ha sucedido con el aparato y con sus cuarenta y cuatro tripulantes
¿Por qué? Simplemente no conviene. Esta intensión se vio desde el primer
momento desde el gobierno argentino y cuando la Armada no logro cumplir con ese
cometido, llegaron las fuerzas extranjeras (en particular los británicos desde
Malvinas) prestos para involucrarse en la “búsqueda”. Todo tenía un olor muy
raro pero, aunque los medios hacían su parte de tratar de manipular los
sentimientos de la opinión pública para crear esa sensación de “fraternidad”,
otros observábamos impávidos y escépticos como estos supuestos y preocupados
“camaradas anglosajones del mar”, tomaban el control de la situación, fácil de
hacer con una Armada Argentina desprovista de materiales a tal punto incluso
para cuidarse a sí misma.
El abanico
de causalidades es amplio y los posibles responsables del siniestro también
aunque, para cada uno de estos existen una consecuencia diferente. Como en
estos casos lo importante es determinar la VERDAD MATERIAL del hecho, cualquier
argumento meramente formalista y redundante a la política partidaria no sirve
para excusar al responsable por un daño como el causado. Si la Armada encontró
al submarino tan solo unos días después del reporte de su desaparición y lo
mantuvo en silencio, es seguro que el gobierno supo de todos los entretelones
de ese suceso máxime, si tal como lo señalaron fuentes de inteligencia, unos días después del suceso Rusia entrego a
Buenos Aires un informe de inteligencia sobre las causas reales del incidente.
Pese a que
semejante ayuda pudo haber sido explotada inteligentemente por el gobierno
argentino, prefirió mantenerse en la raya conservadora y rechazó utilizarla
como elemento probatorio de las posibles responsabilidades de buques foráneos
operando en aguas territoriales ¿A quién creen que Macri y su gobierno querían
preservar? Claro. A los británicos y estadounidenses. Y ello no es poca cosa ya que en el campo de
la geopolítica esto puede significar la estabilidad del país o misma de toda
una región.
Cuando se
comenzó a razonar sobre las posibles causas de su desaparición, siempre se
buscó sacar del análisis cualquier involucramiento externo y mucho menos, acudir
a casos análogos que informaran sobre las posibilidades de ello. El más cercano
y ajustado a la situación sin dudas es el hundimiento del submarino ruso
“Kursk” en el Mar de Barents.
Aunque las
autoridades y los medios argentinos han tratado de relegar el antecedente de la
tragedia del submarino ruso “Kursk” ocurrido en agosto del año 2000, la
situación con el “ARA San Juan” muestran particularidades y algunas similitudes
que no pueden obviarse. Detrás de la tragedia y el obvio impacto que ello causo
sobre las familias de los tripulantes rusos, el gobierno del entonces flamante
presidente Vladimir Putin mantuvo un cerrado hermetismo sobre las verdaderas
causas del siniestro demostrando que más allá de las especulaciones mediáticas vertidas
desde occidente sobre un “accidente” con uno de sus torpedos, habían indicios
muy certeros que apuntaban a la participación de dos submarinos estadounidenses
(el USS Memphis y el USS Toledo) en el hundimiento del gigantesco submarino
ruso.
En aquel
entonces se criticó a Putin por su hermetismo y se le llego a acusar a su gobierno de continuar con las viejas
políticas de censura de la era soviética. Como parte de ese proceder entre
otras cosas Putin negó la ayuda propuesta por Gran Bretaña y la de los
estadounidenses, algo que fue muy criticado por sus connacionales. Incluso,
ante la revelación de importantes datos provenientes de investigaciones de periodistas
y medios independientes, el Kremlin ordenó a la FSB (Agencia de Inteligencia
rusa) que se intervinieran y censuraran la difusión de esas informaciones que
involucraban la confirmación de la participación de dos naves estadounidenses.
Pero ello
no detuvo al gobierno ruso –aunque si
puertas adentro- de proseguir con
sus tareas investigativas y mucho menos, establecer la verdad de lo que había
ocurrido no solo para dar una respuesta a las familias que habían sufrido por
el calvario de saber que sus familiares pudieron haber sido salvados con mayor
rapidez, sino para evitar que ello se repitiera.
Moscú
acepto la pérdida pero no se contentó con asimilarla, simplemente porque sabía
que no se había tratado de un hecho fortuito o de un accidente de la navegación.
Las circunstancias y las evidencias recopiladas en el lugar del hecho hablaron
de esto.
El
análisis de las imágenes y fotos que se le sacaron al “Kursk” en su búsqueda y
rescate fueron trascendentes para arribar a la conclusión de que había sido un
ataque externo la causa de su hundimiento. Las marcas de rasgaduras en el casco y el
análisis de las explosiones en su proa revelaron lo evidente pero, en ese
momento el Kremlin debió mantener un perfil bajo y arreglar en una cumbre
secreta con Washington, una solución pacífica a este incidente. Una de las
causas para guardar silencio fue el hecho de que en dicho submarino habían
oficiales chinos monitoreando las pruebas de un nuevo misil que desbalancearía
la situación regional y otra y
fundamental era el estado de las FFAA que venían en proceso de reestructuración
tras la debacle de la URSS, las cuales no estaban aún preparadas para un
conflicto directo con la OTAN. Aun así las fuerzas armadas rusas procedieron inmediatamente
a pesquisar lo que había sucedido, obteniendo resultados casi inmediatos.
Tal como
lo habían publicado periodistas investigadores rusos y noruegos, basados en
fotos satelitales (de la inteligencia naval rusa), un submarino estadounidense que
seguía los movimientos del Kursk había escapado con daños de la escena del
hecho. Se trataba de nada menos que del
submarino estadounidense “USS Memphis”,
que tras ser detectado por la fuerza aeronaval rusa fue seguido y fotografiado atracando
en el puerto noruego de Bergen en un muelle de reparación. Estaba claro que
había sufrido daños por efectos de alguna colisión y tal como surgió de los
informes de inteligencia, sin dudas había estado involucrado con lo ocurrido al
submarino. Sobre la suerte el “USS
Toledo” no se supo más nada y siempre se negó que haya sido quien embistió al
Kursk.
Ante
aquellas circunstancias la prudencia de Putin fue providencial y dio sus
frutos. El tiempo vindico al mandatario ruso y logro volver a colocar a sus
Fuerzas Amadas como la herramienta ineludible de la defensa y la geopolítica de
la Federación rusa. Por el contrario de Macri no puede decirse lo mismo (ya que
no se trata de prudencia). y
lamentablemente su postura ante la tragedia del submarino “ARA San Juan” no tiene
el objetivo de reestructurar nada, ni mucho menos ambiciona una geopolítica
propia destinada a recobrar el protagonismo y control sobre su propia
soberanía, con lo cual nos aventuramos a decir, que esta política también traerá frutos, pero sin
dudas que estos serán amargos para la Argentina.
[1]
HISPANTV.com. “Macri promueve el ingreso de tropas estadounidenses en
Patagonia”. Publicado el 17 de octubre de 2017; EL INTRANSIGENTE.com.
“Submarino ARA San Juan: ¿Qué es el programa Cormorán? Publicado el 23 de
noviembre de 2017. https://www.elintransigente.com/politica/2017/11/23/submarino-juan-que-programa-cormoran-468006.html