martes, 11 de diciembre de 2018


EN DEBATE



“TAPADERA OFFSHORE”

Tras el hallazgo del submarino “ARA San Juan” a varias millas fuera de su ruta programada las preguntas sobre las causas de su hundimiento se multiplican y las comparaciones con situaciones similares preocupan al gobierno argentino ¿Por qué?



Por Dany Smith

Develada la suerte del submarino argentino  “ARA San Juan” se ha dado comienzo a una nueva lucha por parte de los familiares y de una parte de la sociedad argentina que silenciosamente los acompaña por dilucidar las reales causas del hecho. La excusa de no poder hallarlo o incluso aquellas que versaban sobre hipótesis de su desintegración por efecto de una imaginaria implosión o su inalcanzabilidad por haberse ido a pique en una fosa abisal ya no tienen lugar para impedir llevar adelante una investigación meticulosa y pormenorizada del momento en que ocurrió el hecho.

Ahora una parte de los familiares quieren que se explore el interior del submarino y recuperen los restos de los tripulantes, mientras el gobierno y algunos expertos cierran esa posibilidad bajo argumentos poco creíbles ¿Qué es lo no quieren mostrar?

Para entender ello no dejemos de lado por favor y tengan bien en cuenta señores lectores, los antecedentes previos y concomitantes a este suceso y que se vinculan inescindiblemente de la presencia británica en las aguas jurisdiccionales argentinas del Atlántico sur y de algunos de sus aliados como son Chile y los EEUU, maniobrando en esos momentos en la zona[1]. En este sentido se podrá advertir que la situación en dichas aguas era (y sigue siendo) anormal e ilegal.

Pero, desde los altos niveles de la política y de la diplomacia argentina, no hay esta misma linealidad y mucho menos el interés en que se dilucide lo que realmente ha sucedido con el aparato y con sus cuarenta y cuatro tripulantes ¿Por qué? Simplemente no conviene. Esta intensión se vio desde el primer momento desde el gobierno argentino y cuando la Armada no logro cumplir con ese cometido, llegaron las fuerzas extranjeras (en particular los británicos desde Malvinas) prestos para involucrarse en la “búsqueda”. Todo tenía un olor muy raro pero, aunque los medios hacían su parte de tratar de manipular los sentimientos de la opinión pública para crear esa sensación de “fraternidad”, otros observábamos impávidos y escépticos como estos supuestos y preocupados “camaradas anglosajones del mar”, tomaban el control de la situación, fácil de hacer con una Armada Argentina desprovista de materiales a tal punto incluso para cuidarse a sí misma.

El abanico de causalidades es amplio y los posibles responsables del siniestro también aunque, para cada uno de estos existen una consecuencia diferente. Como en estos casos lo importante es determinar la VERDAD MATERIAL del hecho, cualquier argumento meramente formalista y redundante a la política partidaria no sirve para excusar al responsable por un daño como el causado. Si la Armada encontró al submarino tan solo unos días después del reporte de su desaparición y lo mantuvo en silencio, es seguro que el gobierno supo de todos los entretelones de ese suceso máxime, si tal como lo señalaron fuentes de inteligencia,  unos días después del suceso Rusia entrego a Buenos Aires un informe de inteligencia sobre las causas reales del incidente.

Pese a que semejante ayuda pudo haber sido explotada inteligentemente por el gobierno argentino, prefirió mantenerse en la raya conservadora y rechazó utilizarla como elemento probatorio de las posibles responsabilidades de buques foráneos operando en aguas territoriales ¿A quién creen que Macri y su gobierno querían preservar? Claro. A los británicos y estadounidenses.  Y ello no es poca cosa ya que en el campo de la geopolítica esto puede significar la estabilidad del país o misma de toda una región.

Cuando se comenzó a razonar sobre las posibles causas de su desaparición, siempre se buscó sacar del análisis cualquier involucramiento externo y mucho menos, acudir a casos análogos que informaran sobre las posibilidades de ello. El más cercano y ajustado a la situación sin dudas es el hundimiento del submarino ruso “Kursk” en el Mar de Barents.

Aunque las autoridades y los medios argentinos han tratado de relegar el antecedente de la tragedia del submarino ruso “Kursk” ocurrido en agosto del año 2000, la situación con el “ARA San Juan” muestran particularidades y algunas similitudes que no pueden obviarse. Detrás de la tragedia y el obvio impacto que ello causo sobre las familias de los tripulantes rusos, el gobierno del entonces flamante presidente Vladimir Putin mantuvo un cerrado hermetismo sobre las verdaderas causas del siniestro demostrando que más allá de las especulaciones mediáticas vertidas desde occidente sobre un “accidente” con uno de sus torpedos, habían indicios muy certeros que apuntaban a la participación de dos submarinos estadounidenses (el USS Memphis y el USS Toledo) en el hundimiento del gigantesco submarino ruso.

En aquel entonces se criticó a Putin por su hermetismo y se le llego a acusar a su  gobierno de continuar con las viejas políticas de censura de la era soviética. Como parte de ese proceder entre otras cosas Putin negó la ayuda propuesta por Gran Bretaña y la de los estadounidenses, algo que fue muy criticado por sus connacionales. Incluso, ante la revelación de importantes datos provenientes de investigaciones de periodistas y medios independientes, el Kremlin ordenó a la FSB (Agencia de Inteligencia rusa) que se intervinieran y censuraran la difusión de esas informaciones que involucraban la confirmación de la participación de dos naves estadounidenses.

Pero ello no detuvo al gobierno ruso –aunque si puertas adentro-  de proseguir con sus tareas investigativas y mucho menos, establecer la verdad de lo que había ocurrido no solo para dar una respuesta a las familias que habían sufrido por el calvario de saber que sus familiares pudieron haber sido salvados con mayor rapidez, sino para evitar que ello se repitiera.
Moscú acepto la pérdida pero no se contentó con asimilarla, simplemente porque sabía que no se había tratado de un hecho fortuito o de un accidente de la navegación. Las circunstancias y las evidencias recopiladas en el lugar del hecho hablaron de esto.

El análisis de las imágenes y fotos que se le sacaron al “Kursk” en su búsqueda y rescate fueron trascendentes para arribar a la conclusión de que había sido un ataque externo la causa de su hundimiento.  Las marcas de rasgaduras en el casco y el análisis de las explosiones en su proa revelaron lo evidente pero, en ese momento el Kremlin debió mantener un perfil bajo y arreglar en una cumbre secreta con Washington, una solución pacífica a este incidente. Una de las causas para guardar silencio fue el hecho de que en dicho submarino habían oficiales chinos monitoreando las pruebas de un nuevo misil que desbalancearía la situación regional  y otra y fundamental era el estado de las FFAA que venían en proceso de reestructuración tras la debacle de la URSS, las cuales no estaban aún preparadas para un conflicto directo con la OTAN. Aun así las fuerzas armadas rusas procedieron inmediatamente a pesquisar lo que había sucedido, obteniendo resultados casi inmediatos. 

Tal como lo habían publicado periodistas investigadores rusos y noruegos, basados en fotos satelitales (de la inteligencia naval rusa), un submarino estadounidense que seguía los movimientos del Kursk había escapado con daños de la escena del hecho. Se trataba de nada menos  que del submarino estadounidense  “USS Memphis”, que tras ser detectado por la fuerza aeronaval rusa fue seguido y fotografiado atracando en el puerto noruego de Bergen en un muelle de reparación. Estaba claro que había sufrido daños por efectos de alguna colisión y tal como surgió de los informes de inteligencia, sin dudas había estado involucrado con lo ocurrido al submarino.  Sobre la suerte el “USS Toledo” no se supo más nada y siempre se negó que haya sido quien embistió al Kursk.

Ante aquellas circunstancias la prudencia de Putin fue providencial y dio sus frutos. El tiempo vindico al mandatario ruso y logro volver a colocar a sus Fuerzas Amadas como la herramienta ineludible de la defensa y la geopolítica de la Federación rusa. Por el contrario de Macri no puede decirse lo mismo (ya que no se trata de prudencia).  y lamentablemente su postura ante la tragedia del submarino “ARA San Juan” no tiene el objetivo de reestructurar nada, ni mucho menos ambiciona una geopolítica propia destinada a recobrar el protagonismo y control sobre su propia soberanía, con lo cual nos aventuramos a decir, que  esta política también traerá frutos, pero sin dudas que estos serán amargos para la Argentina.  





[1] HISPANTV.com. “Macri promueve el ingreso de tropas estadounidenses en Patagonia”. Publicado el 17 de octubre de 2017; EL INTRANSIGENTE.com. “Submarino ARA San Juan: ¿Qué es el programa Cormorán? Publicado el 23 de noviembre de 2017. https://www.elintransigente.com/politica/2017/11/23/submarino-juan-que-programa-cormoran-468006.html

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