“TACTICAS SUCIAS”
El ciclo de la
violencia silenciosa que en Oriente Medio se realimenta sin final ¿Hasta dónde
se toleraran las violaciones a la ley internacional y la soberanía de los
estados bajo la máscara de actos de autodefensa?
Por Javier B. Dal
Desde hace ya casi dos años y medio los habitantes de
Damasco pueden caminar tranquilos por las calles de su ciudad con seguridad y
sin el peligro de las bombas que aquellas células terroristas financiadas desde
el exterior, colocaban en bares, restaurantes y casas de comercio. Tampoco
olvidemos que muchos de esos episodios de terror tenían objetivos específicos y
con intensiones muy bien direccionadas desde el otro lado de la frontera.
En un comienzo parecía que las fuerzas árabes sirias
no podían controlar la situación e incluso, no podían proteger a sus propios
jefes.
Hubieron muchos atentados con bomba utilizando el
método IED (Dispositivo Explosivo Improvisado) que los iraquíes utilizaron con
mucho éxito contra los invasores estadounidenses y británicos durante la
ocupación entre 2003 a 2011, pero que esta vez habían sido adoptados por el
Mossad israelí para realizar sus propias operaciones de ataque en medio del
caos sirio. Con la ayuda de la triangulación satelital de la señal de los
teléfonos del blanco a eliminar (es decir, que tenían el número del móvil del
sujeto), los israelíes pudieron ejecutar estas operaciones a la luz del día y con
cierta invisibilidad.
Las acciones de este tipo (que no se diferencian del
terrorismo) no son nuevas para los sirios y los vecinos árabes en general. En
1997 un autobús interurbano que circulaba por las calles de Damasco explotaba
matando a 9 personas y dejando 44 heridos. Según los expertos, una bomba dejada
en un bolso fue la causa de aquel crimen. El Departamento de seguridad sirio no
dio rodeos y acuso directamente al Mossad de este hecho algo por lo cual Tel
Aviv mantuvo un mutismo hermético.
resultado de una bomba Lapa |
En septiembre de 2004 el ciudadano palestino Izz El
Din Al Jeque Kalil de 42 años de edad, quien militaba activamente por la
liberación de Palestina, moría al estallar su automóvil por la colocación de
una “bomba lapa”, uno de los métodos favoritos del Mossad. Según algunas
fuentes de inteligencia, esto había sido en represalia por la muerte de cinco
soldados israelíes en la Franja de Gaza.
Por mediados de febrero de 2008, el jefe de
operaciones militares de la resistencia chiita libanesa “Hesbolla” Imad
Mughniyeh y de destacada actividad en las operaciones militares para rechazar
el intento de invasión israelí al Líbano en 2006 muere asesinado por la
explosión de una bomba lapa colocada en su automóvil en un barrio residencial
de Damasco. Era un mensaje conjunto del Mossad y la CIA por la derrota
infringida en 2006 y en momentos que la resistencia chiita iraquí recibía la
inspiración, el apoyo político y material desde el Líbano.
Imad Mughniyeh asesinado en Damasco |
En ninguna de estas y muchísimas otras ocasiones, le
interesó a Tel Aviv si sus atentados matan a elementos considerados como
enemigos o a simples civiles que ocasionalmente se encuentran en el lugar. Todo
vale y los costos no importan cuando buscar enviar un mensaje.
El inicio de las revueltas en 2012 fue providencial
para los cerebros israelíes a quienes sin importarles el costo en vidas que sus
actividades iban a causar, profundizaron la colaboración con sus aliados
estadounidenses en sus operaciones contra su vecino.
Las tácticas para ello variaron en todo su espectro.
Desde la infiltración de armas y pertrechos para las bandas armadas “Takfir”, actos
de sabotaje y asesinatos, maniobras de desinformación y engaño con la
complicidad de los medios occidentales (como fue la presentación por el
secretario de Estado John Kerry de una foto que según el eran muertos
asesinados por Al Assad cuando en realidad eran iraquíes asesinados por EEUU en
2003) y los infames ataques químicos (montados por la inteligencia militar
estadounidense y el MIT turco), fueron las más utilizadas por las agencias de
inteligencia occidentales y sus colegas israelíes.
En estas nuevas circunstancias, Tel Aviv no dejo
pasar la oportunidad y puso en marcha, paralelamente a sus agresiones directas
mediante bombardeos aéreos, su propia agenda secreta contra Siria. Además de
estar estos dispositivos muy bien mejorados utilizando detonadores de señal de
larga distancia y explosivos de alto poder que podían abrir un orificio en un
blindado, estos tenían el propósito de crear el terror y la sensación de
inseguridad en la población damasquina con la finalidad de instalar en sus
mentes la idea de que su gobierno no los podía proteger.
Tan brutal como siniestra, esa es una de las
tácticas más utilizadas por la inteligencia israelí que sin dudas con la
cooperación de la CIA, el MI-6 y la DGSE francesa, en esos momentos buscaban
recrear la pesada atmosfera de inseguridad que asolaba en Bagdad tras la
llegada de las tropas de los EEUU. Pero a diferencia de lo que allí pudieron
realizar a sus anchas, pese a los asesinatos de algunos miembros clave, el
gobierno sirio se mantuvo incólume logrando poco a poco desmantelar las redes
de apoyo que operando en el bajo mundo de la delincuencia y con la
participación de agentes árabes aliados a Tel Aviv, podían darle sustento al
fracasado intento de socavar desde adentro a la sociedad siria.
El éxito del gobierno sirio paso desapercibido para
la prensa internacional –como no podía
ser de otra manera- y gran parte de ello fue por la estorbosa intervención
de Rusia. Cuando tempranamente Vladimir Putin decidió ayudar a Damasco a
sacudirse de ésta intervención extranjera disfrazada de revolución interna, no
discriminó en medios para estabilizar al país árabe.
Estaba claro que no bastaba
solamente con el apoyo político y la mera ayuda militar; hacía falta un
sensible apoyo en el área de inteligencia y contrainteligencia para
contrarestar las infiltraciones de células terroristas y su apoyo en los
centros urbanos como Damasco.
Este apoyo dio sus frutos y gracias a la colaboración
de asesores rusos, las fuerzas de seguridad interior sirias lograron
desmantelar la red de telarañas que los “yihadistas” con la ayuda de las
agencias occidentales y en particular del Mossad, pretendían consolidar tanto
en Damasco como las localidades más importantes del país. No caben dudas de que
tras recibir varios duros golpes, estas agencias entendieron que ya no podían
operar con la impunidad que esperaban y fue así que abandonaron las pocas redes
de colaboradores que les quedaban. Por
lo pronto y por estas horas las FDI han incrementado sus bombardeos con misiles
y aviones sobre Siria y el Líbano lo que demuestra por enésima vez, el total
desconocimiento de Tel Aviv a la ley internacional y a los preceptos del Cap.
VII de la Carta de Naciones Unidas.