miércoles, 9 de septiembre de 2020

 

“EL TRIANGULO DE LOS LOBOS”

La Patagonia Argentina ¿Un escenario para un nuevo conflicto geopolitico?

 

Por Charles H. Slim

Si usted mira a la Argentina en un mapa cualquiera verá que tiene la apariencia de un triangulo. Obsérvelo, verá que es así. Si refinamos nuestra mirada y solo tomamos en cuenta su Patagonia que se extiende desde el Río Colorado hasta su extremo sur en Ushuahia podrá notarse que ese triángulo se hace más patente. Un extenso territorio aún virgen y con una riqueza incalculable, no sólo por las que se hallan en el subsuelo y en la de sus glaciares con las últimas reservas mundiales de agua dulce pura y cristalina. No, desde hace décadas que es una joya ambicionada por varios actores foráneos que ven en esas vastas extensiones, un capital inmobiliario de inapreciable valor que los gobiernos de Buenos Aires nunca quisieron o no supieron proteger.

Es un territorio paradisiaco, donde las variedades en la fauna y la flora permiten idealizar una vida renovada no solo para aquellos individuos que buscan alejarse del manicomio que significa vivir en la intoxicación de las grandes ciudades y que tiene un alcance global, sino para grupos étnicos y sus respectivos gobiernos que asfixiados por sus propias fechorías, quieren escapar de realidades y regiones devastadas.

Lo cierto es que, antes no existían los lobos en la Patagonia pero desde hace quince años hasta esta parte, especialmente en los últimos tres años y tras los últimos acontecimientos en "Villa Mascardi" a las afueras de Bariloche, parece confirmar que una extraña y exótica especie de esos “lobos”  han pasado a ser parte del paisaje de la región.

Las ambiciones sobre este territorio se extienden a ambos lados de la extensa frontera entre Chile y Argentina.  Pero hay diferencias entre ambos países. En el país trasandino las causas y las consecuencias del activismo etnonacionalista de los “Mapuches” contra el poder político “huinca” en Santiago se vienen arrastrando desde hace décadas. Se trata de una lucha originaria de ese país ya que, esta tribu indígena no tuvo presencia en lo que hoy es la Argentina. Por el contrario, en épocas pasadas los “mapuches” fueron una entidad agresora y depredadora contra las tribus que vivían en paz en lo que hoy es la Patagonia Argentina.

En Chile la organización de estos mapuches se identifican con la C.A.M. “Coordinadora de Comunidades en Conflicto Arauco Malleco”  que surge a finales de la década de los noventas y que paulatinamente van adoptando una organización de tipo para-militar. Socios en sus acciones están miembros del grupo setentista MIR y grupos anarquistas chilenos y argentinos.

La realidad de ese conflicto en Chile es sin dudas ajena a la Argentina, no solo por la historia sino también por que los “mapuches” no formaron parte de los pueblos indígenas originarios de la región patagónica argentina. Obviamente que existe un componente de oportunidad estratégica para estas organizaciones, de ampliar el teatro de operaciones a un territorio más extenso y de ese modo escapar del alcance de las fuerzas de seguridad chilenas, mucho más determinadas y duras para combatirles.

El paso de los años ha ido mostrando una escalada progresiva en la violencia de estos grupos que entre otras cuestiones, puso de manifiesto, la introducción de elementos novedosos que no tienen relación alguna con los indígenas. Ciertamente que la situación se está enturbiando cada día más y la clase dirigente argentina no encuentra formulas para afrontarla.

Incluso, a tal grado llega ésta confrontación que se han detectado elementos foráneos que no tienen nada que ver con los Mapuches ni con indígena alguno. En el lado chileno hace tiempo que se han detectado el tráfico de armas de guerra y explosivos para pertrechar a estos grupos. No solo están operando estos “mapuches”, sino también grupos que responderían a intereses privados ligados a la seguridad de algunos de los más prominentes terratenientes de la Patagonia.

Por otra parte, también se han detectado velados contactos entre estos grupos y gobiernos europeos, en particular con el Foreign Office británico que como de costumbre, operan tercerizadamente bajo máscaras de organizaciones humanitarias y de defensa de los derechos humanos. El ejemplo contemporáneo de esta táctica la vemos en Siria con los “White Helmets”, una fachada de la inteligencia británica que mientras escenifica prestar ayuda a los sirios, se haya coligada a las acciones de grupos “seudo jihadistas” como “Jabbat Al Nusra” entre otras subsidiarias.

En este marco se inscribe la “The Mapuche Nation”  una organización de carácter político que desde 1976 tiene su asiento administrativo y político en la localidad de Bristol, Gran Bretaña. A la postre de esta sede central comenzaron a operar en el Cono sur por finales de la década de los noventas grupos como el “Coordinadora Arauco Malleco” (C.A.M.) en Chile, para luego florecer en suelo argentino con el “Movimiento Autónomo Del Puel Mapu” (MAPU) que a su vez fue la inspiración ideológica de la organización “Resistencia Ancestral Mapuche” (R.A.M.), que desde 2016 actúa como un brazo operativo de aquella.

No hay dudas que existen otros “amigos” de la causa que junto a los británicos, están llevando adelante sus propias agendas para ubicarse en la región en búsqueda de sacar ventajas propias de lo que ya parece una realidad imposible de detener. Más allá de que los representantes políticos en Gran Bretaña niegan que Londres presta apoyo financiero y político a las actividades de estas organizaciones “indigenistas”, ello es una verdad a medias. Si bien podría ponerse en duda de que “oficialmente” el gobierno británico presta un apoyo semejante, cierto es que se hace necesario un caudal financiero para que estos grupos puedan operar trasnacionalmente y por tal motivo es que dirigen sus actividades desde Gran Bretaña, quedando revelado en algún sentido la anuencia de Londres.

Y que nadie se engañe. Londres mientras mantiene sus lazos estratégicos con el estado chileno, bajo cuerda y de forma encubierta trabaja codo a codo con estas agrupaciones irregulares (enemigas de ese mismo estado) con la evidente intensión de proyectarse a territorio argentino ¿A dónde hemos visto o estamos viendo esto?

Los británicos al igual que sus socios geopolíticos se valieron de engaños y el ocultamiento para ir avanzando en sus campañas de dominación. La hegemonía política y cultural fue imprescindible para ello. Incluso en la mayor parte del siglo XX, Londres y Washington contaron con un amplio control del relato geopolítico que pudieron ejercitar gracias al inestimable apoyo de la Corporación de Medios y la industria del entretenimiento cinematográfico y televisivo. Fue por ello, que en este particular tema y los movimientos que se estaban dando de forma aislada pero sin pausa en un lugar tan recóndito como la Araucania chilena, fueron silenciados a la opinión pública.

Durante esas décadas la Argentina pudo contener la penetración de este conflicto gracias, a su mayor organización y control que ejercía sobre las fronteras australes que comenzaron a debilitarse tras el final de la guerra en 1982 situación que se fue agravando por la ineptitud y el desinteres de los gobiernos “democráticos” en Buenos Aires que olvidaron por completo (salvo para hacer negociados) la soberanía de este territorio.

Actualmente esta región presenta un escenario tan complejo como interesante. Con una base de inteligencia aeroespacial de la República Popular China en la provincia del Neuquén y una base estadounidense en cercanías de “Vaca Muerta” en la misma provincia, deja a las claras que hay intereses cruzados en pugna que cada potencia trata de preservar y hacer prevalecer sin esperar que el gobierno argentino les de permiso.

Asimismo, estos no son los únicos elementos extraños que distorsionan la realidad política de esta región. Otros actores foráneos como ser los grupos de seguridad privada de los grandes terratenientes como Lewis y las exploraciones israelíes disfrazadas como ONG, tal el caso de la denominada “Mochileros sin fronteras”, evidencia una zona de intensa actividad que Buenos Aires ha tratado de esconder a la opinión publica.

La dinámica que presenta este conflicto es preocupante y Buenos Aires debiera tomar conciencia de ello. El problema central que presenta la actual situación argentina es la carencia de un sistema de defensa que pueda responder a este problema. A tal grado se halla la indefensión y ausencia de autoridad que estos grupos han asaltado y ocupado predios del ejército en una de las márgenes del “Río Azul” en la provincia de Río Negro. Aunque sin dudas ya es tarde para cortar de raíz el problema, (lejos de rehuir) el estado federal debe tomar medidas de orden estratégico urgentes que detenga el avance de lo que puede llegar ser el foco de una fractura territorial y política con consecuencias fatales para la sobrevivencia del país.

Pero, la realidad política se impone y como se ven las cosas, el gobierno de Alberto Fernández no parece ser el más idóneo y mucho menos determinado para encarar una empresa tan compleja como esta. Ante esto ¿Cuál será el futuro de este país? 

 

sábado, 5 de septiembre de 2020

 

THE IDUS OF TRUMP”

How will the American president get to the November elections?

 

By Charles H. Slim

 There is a secret war in the White House and Donald Trump is the main cause of it. Those who occupy positions within the most guarded compound in the United States warn that many strange things are happening without an apparent explanation. For the North American president it is a conspiracy against him, for the opposition a delusion of the undesirable “Outsider” and for the media that detests him (aligned with the political establishment), the demonstration that North Americans should not renew their vote of confidence to a lunatic.

It is not necessary to have to clarify that in the Argentine media, they will follow the most comfortable line and will only advocate being on the politically correct side. Any opinion against this premise is a mere coincidence.

But Trump can be a very complicated guy to deal with, an unrivaled capricious and even unpredictable, but there is no denying that he has proven to be much more forthright and consistent than any of his past predecessors. His frontal promise of an “America for the Americans” with all the consequences that it earned to his image does not seem to have been disappointed. And precisely that frontality has led many, both on the right and on the left of the political spectrum, to have felt aggrieved by their positions.

Many in the US try to forget those caustic statements when he was just a candidate for the White House. Who could have believed that a blond businessman in such obnoxious ways would have been elected as US president? But his accusing tongue proved to be as strident as his appearance.

His precise and moving statements about the damage that his country has caused in the world with its endless wars and the unspeakable situations of Hillary Clinton with the issues of the mails and her participation in Libya, have eroded the image of professional politicians in the face of public opinion.

Or what to say about that accusation that the “Islamic State” (ISIS) and everything that surrounded the occupation of Iraq had been a monstrous creation of past bad administrations, continued by Barak Obama and Hillary Clinton fell like an atomic bomb in the ears of the main directors and heads of intelligence agencies who have since been at the center of accusations for their sinister actions.

The first blow for those courtesies was undoubtedly the fantastic story of an alleged intervention by Russian intelligence that benefited him in the elections.

The evidence that there is a conspiracy to undermine his management has been revealed in the years that he has been occupying the White House, although we repeat, we have witnessed how the media and journalists puppets of power in the shadows have tried to downplay it and for ridiculing him at the same time.

The scope of this is certainly wide. Remember, if not, the network of sophisticated listening "antennas" mounted around all public buildings in Washington (D.C.) that listened to the conversations of the White House and the main government officials? When it was determined that those devices were of Israeli origin, Trump became aware that, no matter how much he supported Israel and its expansionist ambitions, he is only a dispensable resource and nothing more.

But apparently his enemies are more intimate than he thinks. The covert actions that he authorized at the beginning of the year that assassinated Iranian General Soleimani and the one carried out against China made it clear that they were not successful. Who are his advisers?

The American style of coup d'état, which assassinates its presidents using a scapegoat, is no longer profitable and, on the contrary, very counterproductive. That is why the "hidden power" that handles the most important affairs of the Union tries to use other more surreptitious and silent methods, inducing it to make the wrong decisions that justify its failures.

With such a strident and corrosive personality, Trump is not difficult to demonize. Even at some point they believed that just ridiculing him would be enough. The hilarious parodies on TV shows were an effort in that regard. Hillary Clinton and her campaign team mistakenly believed that it would crush him in a first round, but did not realize that the American public was fed up with the political “elite” to which she and her people belong, more interested in managing their private businesses to attend to US affairs.

Likewise, Trump's stay in that mansion has not been pleasant at all. He has realized that the black fumes of the "deep state" plotters have seeped through the cracks of his administration, managing to sneak into strategic areas to sabotage his decisions. But it must also be said, his trusted advisers like his son-in-law the Zionist Hared Kushner have gotten him into more trouble than any of his adversaries could have dreamed of.

But this has not aroused fear and his adversaries know that both inside and outside the White House. Let's not forget that revelation that was published in one of the Establishment's famous newspapers where in a column the testimony of an anonymous official who claimed the “resistance” (or should we say insurgency) of a part of its officials who had been working since inside the White House to destabilize its management.

Despite the subversive bias of all this, neither the FBI nor the CIA could elucidate who or who were those “insurgents” who are trying to degrade the presidential authority. Perhaps, there are among these agencies, parties, sectors or cells that participate in the conspiracy.

The media that are part of the Establishment such as CNN and other large networks did not take long to align themselves behind this version to try to build the story of a national political crisis that was the result of the administration of a deranged subject that was leading the country to the political ruin, although in reality what they were doing was showing their true faces and the result of their intentions. The same with the demonstrations against racism that these media tried to show as a reaction against Trump's policies, when in reality the protesters made it clear that it was a reaction against a system that dates back to the founding of the Union and that in its practices includes Democrats.

The truth is that the electoral offer to try to unseat the president is very poor. Democrats believe that Joe Biden can be a rival to achieve the objectives although he needs a complement to reinforce his position. It is even clear that he does not have the popular support that the Democrats thought. Apparently old man Biden does not make the expected positive impression on the electorate. Much less his running mate Kamala Harris, who in the eyes of some, an opportunist who seeks to reissue the coup of a person of color may return to the White House. The truth is that a person of color (whether Republican or Democrat) has shown that they do not guarantee that things will change, much less, it is an insurance of respect for the rights and freedoms of Americans and much less of the peoples of the world .

With this scenario, Donald Trump can remain calm and calm that he can be reelected for a new term. 



jueves, 3 de septiembre de 2020

 

“CONOCER PARA PREVENIR”

¿Cuáles son las causas políticas del descontrol de la situación sanitaria en la Argentina?

Por Pepe Beru

Todo lo que ha causado la aparición del COVID-19 no debe perderse detrás de las consecuencias causadas por la discutida política de aislamiento forzado de toda la población. Aunque parece una obviedad es necesario remarcarlo ya que los medios están tratando de que se olviden las preguntas más elementales de este caso ¿De dónde provino este virus? O quizá con mejor precisión la pregunta debería ser ¿Quiénes fueron los que realmente elaboraron este virus y por qué parece ser más agresivo contra ciertas etnias?, ¿Ha sido diseñado como una Bioarma para agredir a ciertos pueblos determinados?

Queda claro que en la Argentina, no hay ánimo ni el interés político por escarvar en este asunto.

Todos estos cuestionamientos están fuera del campo visual de los políticos argentinos, no solo por la incapacidad y el desinterés que los destaca sino también porque con ello temen molestar a sus mecenas y rectores políticos que les monitorean desde las embajadas en Buenos Aires.

En lo que respecta a los insignes medios y periodistas a sueldo des Establishment nada diferente se puede decir ya que, se ha visto como han ido moldeando la percepción de la realidad a la conveniencia y el interés de sus empresas.

Como lo han señalado varias fuentes, para llegar a rastrear el origen de esta creación diabólica y artificial, hay que seguir la ruta del dinero que pueda financiar los estudios en los centros académicos más exclusivos y destacados, a los reclutadores de cerebros provenientes de todas partes del globo para esas universidades, los mejores y avanzados laboratorios de guerra biológica y por supuesto, como esconderlos de la vista del conocimiento público. Por fortuna esto último ya es imposible de hacer tal como quedo claro con las revelaciones de investigadores estadounidenses que (además de revelar la participación de la CIA en el desarrollo del COVID-19) acusan una colusión encubridora entre algunas universidades privadas y el “estado profundo” que dejan entrever una pavorosa y siniestra estrategia.

Para saber como luchar contra algo, es necesario conocer la amenaza, estar prevenido y entrenarse para ello. Se trata de una lógica obvia a la cual los gobiernos deben atenerse para no ser sorprendidos por sin la preparación necesaria. Esto es lo que debería haber hecho el gobierno argentino pero ya sabemos que desde hace más treintas años hasta el presente, cada uno de los gobiernos que han pasado por la Casa Rosada se han ocupado de meras contingencias y mezquinas peleas partidarias que ha llevado al estado a una situación patética e irremisible. Tal vez sea por eso que sus políticas sanitarias para afrontar la actual crisis global, han sido tan improvisadas como inacatables que  han hecho que su población, a estas alturas ya no les presente atención.

Y es que las consecuencias de ese aislamiento pandémico sobre la vida económica y productiva han sido por demás desastrosas ya que se agregaron a una continuidad económica calamitosa que venía de años antes, registrándose en abril de este año una caída del 26,4% con respecto al mismo mes de 2019, sin descontar tampoco, lo conveniente que ha sido esto para controlar y tratar de cooptar sectores de la administración como la justicia.

Como siempre, los gobernantes argentinos han ido a lo más fácil: Seguir el tren de los eventos. En este plan lo único que ha hecho Fernández y su “gabinete de expertos”  ha sido seguir cada una –incluso las más descabelladas- de las sugerencias de la OMS y de expertos extranjeros quienes además de no haber acertado en sus catastróficas visiones, algunos de ellos vienen de agendas políticas bastante oscuras.

Pero un gobierno de un país sin políticas de estado y mucho menos, objetivos estratégicos, se hace muy raro que pueda articular una planificación, llevar estadísticas serias y mucho menos invierta en la investigación e inteligencia para prevenir situaciones como las que han causado la difuminación del COVID-19. Incluso, en los hechos, sus gobernantes al no ser más que muñecos de alquiler (que representan intereses propios), no levantarían un dedo en tratar de poner en evidencia asuntos tan siniestros y sucios que involucran a sus pagadores (No muerdas la mano que te da de comer). En ése sentido, hubiera sido una ficción que el gobierno argentino hubiera llegado a una conclusión propia sobre el origen de esta pandemia.

Las evidencias de que la pandemia fue creada son inconstrastables. Tal como lo habíamos dicho a comienzos de año, éste brote viral no solo no tenía nada de natural sino que incluso ya se había producido unos meses antes dentro de los EEUU (Fort Detrick, Maryland). El mediatizado brote en Wuhan por el mes de febrero de éste año solo fue el coletazo de una jugada sucia que salio mal.

¿Pero que sucedía en esos momentos en Argentina? O más bien ¿Qué sabía el gobierno de Fernández de lo que estaba ocurriendo entre EEUU y China? Obviamente nada. Y es que además de la acostumbrada desconexión con la realidad política global, la clase dirigente argentina está más preocupada para ver como preserva sus privilegios y aumenta las ganancias para sus bolsillos que atender a problemas que podrían llegar a tocar la puerta del país.

A pesar de que el actual gobierno se vanagloria de promover la investigación científica con sus principales exponentes de su  propaganda al INVAP y el CONICET, el desarrollo y alcance de éstas áreas es evidentemente muy limitada. En lo referente a las investigaciones y desarrollos del campo de la defensa, podemos decir que son casi nulas  manteniéndose en la raya que Londres le hubo impuesto de forma tácita en aquellos oprobiosos acuerdos consensuados y firmados a comienzos de la década de los noventas (1989/1990) por el entonces presidente peronista Carlos Menem. Fue por ello que nadie podía sorprenderse de las conclusiones a las que arribaron los asesores del Ministerio de Defensa británico en la cuales quedaba claro que “la Argentina ya no era una potencia militar capaz”.

De ese modo, todos los avances y las investigaciones científicas que pudiesen ser dirigidas a mejorar el bienestar de la población, que incluye la defensa y su inteligencia (lo que incluye a las amenazas NBQ que contemplan las Bioarmas), fueron abandonados y desmontados, cortando sus presupuestos para el área o siendo recurrentemente desviados a los bolsillos de sectores y funcionarios corruptos. Como resultado de ello, los cerebros nativos sin expectativas para desarrollar sus talentos en la tierra que los educo, al ver que  para sobrevivir debían emplearse en trabajos mediocres para sobrevivir, comenzaron a ser tentados y reclutados para aplicar sus invalorables conocimientos adquiridos en el exterior ¿Quién puede culparles por tener que optar por esta solución que en algunos más que otros, causa un doloroso desarraigo?

Fue en este marco que Argentina (por intermedio de sus gobiernos) renuncio a sus proyecciones estratégicas (creyendo que con ello se eliminarían los problemas), cerró las investigaciones nucleares con orientación bélica (dejándole el puesto a Brasil), entrego su desarrollo de misiles más avanzado de toda la región (Cóndor I y II) y su industria militar convencional en general (que ofrecía productos de alta calidad que competían en el mercado mundial) que fue extendiéndose paulatinamente a las áreas de mayor complejidad.

El país cayó en un pozo de mediocridad y controversias sin sentido del cual ningún gobierno ha tratado de sacarlo. Para los gobernantes ello no podía ser mejor. De esa manera, el deterioro político y social ha venido siendo piramidalmente democrático llegando a infectar con esa ideología de una desidia y corrupción tolerada a los más bajos estratos sociales.

Las actuales circunstancias no son nada alentadoras. La grieta política lejos ha estado de cerrarse y por el contrario, hoy los ciudadanos argentinos desconfiados de sus representantes carentes de autoridad moral, de las instituciones vaciadas de propósitos y de las autoridades con miedo a ejercer el monopolio de la fuerza, están pasando de ser meros observadores a protagonistas de la profundización de esta situación critica, revelando que los días de mutismo y apatía de las masas anónimas se han acabado para dar lugar a las movilizaciones apartidarias y encendidas que ponen  muy nerviosos a los personeros y profesionales del negocio político.

En un país en el cual puede ingresar un elefante pintado de rojo por sus aduanas sin que las autoridades “se den cuenta” ¿Cómo pretender esperar que pudieran prevenir y mucho menos detectar el ingreso de un virus de diseño como el COVID-19?

viernes, 28 de agosto de 2020

 

“TARGET: BELARUS

What will be the outcome of what is already seen as another subversive intervention by the West in Eurasia?

 

By Dany Smith

All means that allow NATO to enter Eurasia are allowed no matter what the consequences of it may be. In the last 20 years, the use of the strategy of persuasion through the so-called “color revolution”, known as “soft blows” in which psychological agitation and manipulation of the masses are used –in which certain media participate- to destabilizing governments not aligned with Washington, in recent years have been complemented with the use of clandestine violence and sabotage by special groups, as the most used variant for these purposes.

Under the silly history of the “promotion of democracy” and “freedom”, Washington through various means deploys a series of dirty tactics that are framed in an agenda of global domination that has as one of its objectives postponed in Eurasia, control the same Russian Federation. This race comes from the very fall of the USSR and was not stopped by the supposed good intentions of the new era of “peace and friendship” that had emerged between Washington and Moscow. All the talk and those good intentions embodied in speeches, executive orders and projects such as the National Security Strategy under the Bill Clinton administration in 1996 that raised "prospects for political stability, peaceful resolution of conflicts and greater dignity for the peoples of the world. ”, They went to the pipe as soon as George W. Bush and his mixed band of neoconservatives and Zionists took office, who launched a harmful farce that, among other things, tried to argue that their actions were framed in their interest to bring democracy and freedom … By force of torture and the point of a rifle.

The manipulation of the political-social reality through the operations of Transnational agencies and supposedly independent NGOs, dedicated to promoting “democratic values” and supposed humanitarian aid, has been the most common “Trojan Horse” to create innocent screens to penetrate the countries in order to generate subversive atmospheres and agitation against governments that are an obstacle to the ambitions of Washington and Brussels. A perfidious but very effective tactic to take advantage of the conditions of calamity and despair created by the governments of the countries from which these supposed aid originate.

In Latin America we have already verified this with the NATO landing in Colombia and the deployment of immediate information agitation and intoxication operations promoted by the Corporation of local media -related to the United States-, civil rights groups and other supposedly humanitarian groups (financed by the State Department) that claiming to provide aid for the misery to which Venezuelans are subjected by the trade sanctions that Washington has been applying since 2014, they try to soften the Venezuelan population from two sides (and playing good and bad) to permeate it to the point of leading them to betray their own government.

NATO's ambitions to control all of Eurasia require its strategic access to the region. For this they need excuses and what better way to do this than to exploit the internal problems and divisions (political, ethnic and / or religious) that exist within each country. In the case of Belarus, the excuses to deploy a color revolution have a name and surname, Alexandre Lukashenko. And it is that 26 years of government (in Western eyes) seems a more than extensive period for a presidential term, but what the hell does NATO or Washington have to do with judging this socio-political reality? As can be seen, we are once again before the accusing finger of the Anglo-Saxon sermonizer who tries to impose his own visions by teaching political morality without seeing his own horrors of failures.

Obviously the brains behind these operations do not pay attention to those details. The business is to mark the defects of others and sell solutions that will not solve anything. Putting their declamations of support for democracy first, not taking for granted that they have disastrous internal situations that contradict what they claim to defend, has been the continuous tactic to carry out each one of the external interventions in their corresponding magnitude.

There is no doubt in understanding that´s Belarusians are fed up with a government that does not seem to meet the expectations of its population and that, to top it all, it renewed its tenure in government after the last August 9 elections. The youth is the one who most demands changes in their country and by the way, this is very legitimate, but something very different is that foreign interests take advantage of these anxieties for their own benefit.

It is clear that any situation of stagnation cannot bring prosperity but this should not serve for other nations using dark organizations with clear non-holy intentions and totally remote from the popular interests of the citizens, they co-opt and manipulate the masses so that once Having achieved their objectives, they discard them as has already been seen with horrifying examples in various regions of the globe.

Belarus is a palatable snack for NATO and Lukashenko knows that very well. But the one who is most sure of this is Vladimir Putin. It is a piece of the puzzle that the Atlantic organization has been shaping since it began to absorb Eastern European countries such as Lithuania, Estonia, Latvia and of course, Poland, which in addition to having a common border with Belarus, is currently one of the most enthusiastic hosts of US troops and missiles. And Belarus is the only country that still resists being co-opted by this Western expansionist ambition and the one who most worried that it will continue like this is Russia.

At the same time, the Russian government knows that the demonstrations that are being organized in the capital Minsk are not mobilized by spontaneous organizations of its population or by the calls of a charismatic 37-year-old girl named Svetlana Tijanóvskaya. There is a stale smell behind it that is more reminiscent of the demonstrations in Maidan Square in Ukraine in February 2014.

To this day, no one believes that these types of Western deployments are developed for “love of freedom” and “democracy”. On the contrary, sources in the field have been seeing how they operate through social networks and in the same streets, subjects from third countries, curiously aligned with Washington, are behind the calls and certainly, these types of organizations have funding black.

The objective is clear. In this movement there is a specific and final objective which is to break control of Ukraine and by land to the Crimean Peninsula.

 

 

 

miércoles, 26 de agosto de 2020

 

“DEMOBUROCRACIA”

Cuando la burocracia de un estado pasa de ser un medio a ser un fin para una facción política

 

Por Javier B. Dal

Pese a que nos hallamos en un nuevo milenio, hay realidades que parecieran no escapar para algunos estados nación. Cuando pensamos en una burocracia asfixiante y febril podríamos señalar como ejemplos del siglo XX al mega estado soviético y a los de algunos estados tercermundistas de la segunda mitad del siglo. Pero a pesar del tiempo transcurrido y de los experimentos políticos ensayados (en especial por los liberales anglos) para recrear estados más pequeños (librados a la ley del mercado) y supuestamente más eficientes, la experiencia terminó confirmando que una burocracia razonable es necesaria.

Si no atenemos a la definición de burocracia[1] veremos que ella se refiere a “un conjunto de actividades y trámites a seguir para resolver un asunto de carácter administrativo” que será gestionado por una administración determinada. Traspolado a la política pública y más puntualmente a la vida de un estado, la burocarcia es sin más la organización para la administración de los altos asuntos del país. En la Argentina se ha abusado a tal grado de este formulismo y su práctica, que la estructura burocrática ha pasado de ser un medio para la organización del estado para a ser un fin en si misma.

Con cada año que ha ido pasando, esta burocracia pública ha ido tomando un cariz tal, que se ha vuelto asfixiante y para colmo ineficiente. Su grado de complejidad ha llevado también a que los ciudadanos de a pie se vean muchas veces obligados a tener que requerir de la asistencia de un abogado para realizar un mero trámite administrativo lo que de por si, deja a la vista un alto riesgo para la seguridad jurídica. Esto último podría deducirse de la prolífica población de este tipo de profesionales reflejando una realidad que podría traducirse en el dicho “a mayor cantidad de abogados, mayor inseguridad jurídica”.

Por estas horas la revitalización de esa burocracia brutal e ineficiente, parece florecer a la sombra y bajo la excusa de la “pandemia” aunque, como puede verse, pocos son los recursos materiales disponibles para anhelar ese control total. A la eminente desorganización reinante y la ausencia de recursos materiales para administrar, el gobierno de Fernández & Fernández busca moldear políticamente (según las aspiraciones de CFK) la estructura del estado lo que de por sí, representa una aberración a los principios constitucionales que fundan las instituciones del país.

Sin dudas que la ambición de reformar la justicia federal, es parte de este plan, el cual esconde una finalidad eminentemente partidaria (de tener jueces adictos) lo que al mismo tiempo deja en claro una manifiesta arbitrariedad que lejos está de mejorar el valor justicia y que para peor, es atentatoria de los principios en los que se sustenta la Constitución nacional.

Esto no significa para nada que la gestión de Mauricio Macri fue mejor o que se empeño por sanear los vicios de un estado super poblado de empleados. Para nada. Sabía que el costo político de una medida tal era imposible de aguantar demostrando que no había llegado al poder para mejorar la situación del país sino, para concretar objetivos estrictamente partidarios.

En una magnitud diferente y con otros intereses, los partidarios de CAMBIEMOS sacaron ventajas para sí y para la agenda globalista a la que adhieren de ésta estructura burocrática del caos que además de ineficiente, alberga desde hace décadas un micro cosmos de mafias que viven –manipulando las partidas presupuestaria de cada áreas- del estado.

Hay un gran bulo detrás de la versión que dice que el gobierno va “camino a Venezuela” o sandeces similares. Nada de eso. Quienes se hallan en el poder y ello incluye a CFK, lejos están de ideas tan arriesgadas o llevar adelante medidas extremas. El gobierno actual sigue los mismos patrones de la administración Macri y también se halla en camino a concretar los mismos planes globalistas a los que su precedesor y su staff respondían. Los encuentros de Fernández con los principales referentes de está tendencia y los compromisos contraídos con algunos de ellos así lo reflejan. En ese sentido, lo que a Fernández y su gente le interesa es lograr establecer un control administrativo total de la situación que logre apaciguar las protestas y las reclamaciones de una parte de la población que hasta no hace mucho supo ser abulica y cómoda a ser hoy cada vez más rebelde y contestataria.

Pero hasta el momento, sus intentos de establecer una burocracia inflamada apoyada en la excusa de la pandemia, ha fracasado por el simple motivo de que la población no le obedece y aunque quisiera imponer su voluntad mediante sus fuerzas de seguridad como se ha visto en el "Amba", el señor presidente y sus ministros han comprobado que ellas son inexistentes (Propiciado por el desguace presupuestario de las FFAA).

El gasto público es uno de los problemas cruciales que afecta de forma congénita al estado argentino vinculado a la burocracia, producto de la pésima administración financiera, una distribución de recursos más destinada a crear empleos públicos y financiar el asistencialismo y por supuesto la que se pierde por una enraizada corrupción estructural que ha llegado a dar ejemplos harto obsenos de hasta donde existe la podredumbre en el estado. Es aquí donde comienza a evidenciarse el sobredimensionamiento del estado que ya no sirve a los propósitos del común de sus habitantes sino, a los fines de quienes se sirven de él. Y es allí donde se explica, el “por qué” los políticos de carrera se lanzan con todas sus fuerzas a tratar de conquistar un pedacito de ese pastel.

Para peor, su conformación político-territorial se ve circunscripta por un extenso territorio con 24 realidades políticas (provincias y sus respectivos municipios) propias y cada una de ellas con sus propias administraciones y por ende su propia burocracia estatal (y por ende con su propio microclima de impunidad) que símil a su modelo nación, también sirve como “fondo de empleo” para colocar familiares, amigos y amantes sin interesar detalles como son la eficiencia y la celeridad en la resolución de los asuntos traídos a su conocimiento.  Es de este modo que lo que realmente se vive en la Argentina es una “demoburocracia”  que en realidad no se identifica con ninguna ideología ya que y cabe dejarlo bien en claro, en la Argentina hace mucho tiempo que las ideologías partidarias han muerto para ser reemplazadas por el arribismo y el oportunismo rentado.

 

 



[1] Definición y diversas acepciones de la Real Academia Española: 1. f. Organización regulada por normas que establecen un orden racional para distribuir y gestionar los asuntos que le son propios. 2. f. Conjunto de los servidores públicos.3. f. Influencia excesiva de los funcionarios en los asuntos públicos.  4. f. Administración ineficiente a causa del papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas.