“UN
ESTADO INERME”
El
avance de Chile sobre aguas territoriales argentinas ha hecho emerger las
inconsistencias políticas y la desidia de los gobiernos argentinos ¿Cuáles son
las causas y cuáles serán las consecuencias?
Por Charles H. Slim
Si
hay algo que es dañino y peligroso para
los intereses de una nación es el falso discurso de pacifismo que pregonan
ciertos sectores de la política argentina. Durante treinta y siete años este
mantra de un pacifismo lelo y pernicioso ha calado hasta los huesos de la
estructura de un estado nación como la Argentina que hoy, ante las
circunstancias de un nuevo desafío a su soberanía acusa un estado desprovisto
de herramientas que denota el total abandono de sus intereses estratégicos.
La ampliación de la plataforma marítima chilena que
traspasa los 67º 16´por un decreto del presidente Sebastián Piñera ha puesto en
evidencia el oportunismo chileno aprovechando el famélico estado de las
capacidades materiales y políticas del estado argentino. No hay doctrina ni
planificaciones y mucho menos personal adiestrado con los elementos necesarios
para afrontar este desafío, Pero ¿Quiénes han sido los artífices para llegar a
esta situación? Ello queda evidente en
los últimos veinte años de sistemático desmantelamiento y abandono de la
defensa, promovido por sectores de la partidocracia quienes en la mayoría de
los casos -salvo los liberales y los sionistas locales- no se daban
cuenta que le hacían el juego al Foreign Office quien a su vez presionó
a que los gobiernos de turno llevaran adelante. Aún queda como testimonio de
esta situación la impune situación del submarino “ARA San Juan” que estuvo
rodeada de toda clase de irregularidades tanto en las investigaciones
judiciales como las tareas de búsqueda (desplazando a Rusia), que con la
intervención de Londres y el Comando Sur, fueron enterradas bajo un manto de un
encubrimiento con alcances internacionales.
“En 1978 ambos países estuvieron a punto
de entrar en guerra por el Canal de Beagle y en ese momento el movimiento de
tropas fue masivo. En aquellas circunstancias de bipolaridad entre el Este y el
Oeste a la OTAN no le convenía un enfrentamiento entre dos socios hemisféricos
y fue por ello que Washington gestionó en secreto la presurosa intervención del
Vaticano”
Si la determinación política chilena ha sido una
medida arbitraria o contraria a la ley internacional marítima y a los tratados
que ambas partes habían sido firmados en 1984 tras el diferendo por el “Canal
del Beagle”, es meramente anecdótico y no hace a la cuestión principal. Chile
se ha apropiado de una porción de la superficie marítima y de su plataforma
atlántica (algo que tiene consecuencias económicas, políticas y geopolíticas) y
la Argentina no tiene cómo y con qué para responder.
A la par de esto, la actual administración política en
Buenos Aires como todas sus predecesoras trata de barrer bajo la alfombra la
posición geopolítica y estratégica de la Argentina en el cono sur enmarcada en
una situación que se halla comprometida por una ocupación británica en las
islas del atlántico sur que a su vez tiene una histórica y estrecha relación de
interés y estrategia común con Chile (que cabe recordar apoyó a Gran Bretaña en
la guerra de 1982).
En una mezcla de insidia política, candidez y amateurismo
la clase política desactivo todos sus programas de defensa que ponían a raya no
solo a las ambiciones de un vecino como Chile sino a las residuales preocupaciones
de Londres por un posible roce con Buenos Aires que pudiera darles problemas en
el Atlántico sur. No solo Alfonsín comenzó con el desmantelamiento de los
cuadros de las Fuerzas Armadas y perjudico la imagen política de las mismas y
de la causa Malvinas ante la opinión pública, la llegada del neoliberalismo-peronista
de Carlos Menem fue sensiblemente más perjudicial ya que fue en su gestión que además
de continuar aquella tarea, en 1992 entregó a EEUU (y a los británicos) sus
proyectos aeronáuticos y el desarrollo del misil Cóndor I y II que estaban
listos para su uso. Estos últimos eran una de las preocupaciones más serias
para Chile ya que estaban al tanto de las capacidades y alcance que esos
misiles tenían.
El actual estado de indefensión del país es producto
de una conjunción de factores que confluyen a que ello se vuelva irreversible.
Desde la época inquistorial anti militarista del gobierno de Alfonsín pasando
por la era de la banalidad y corrupción menemista hasta la desidia apoyada en
ideologismos pretéritos (del setentismo) promovidos por el kirchnerismo y una
etapa descaradamente anglo-sionista del gobierno de Macri, llegamos a que hoy
por hoy no exista una razonable operatividad de las Fuerzas Armadas con una
capacidad suficiente y acorde para disuadir las amenazas externas como lo es la
apropiación de una porción del territorio.
"El desarrollo del Misil Cóndor fue uno de los programas más ambiciosos y desarrollados de la industria aeronáutica nacional que lo hacía único y de punta en todo el Cono sur. Tan excepcional era que las expectativas de su desempeño en teatros de operaciones reales se confirmaron durante la guerra entre Irán e Iraq (1980-1988)"
Incluso más. En el actual contexto internacional en el
que las intervenciones político-militares son una realidad constante, la
desestabilización por agentes y organizaciones trasnacionales que persiguen
fines geopolíticos y económicos juegan como máscaras para gobiernos que se
ocultan detrás de ellos, el abandono del área de la defensa inteligente es un error
estratégico imperdonable que incluso le cabría a sus responsables políticos y
militares el cargo de traición a la patria que prevé el artículo 29 de la
Constitución argentina.
Sumado a esto, las tratativas y discusiones que se han
iniciado en el senado argentino no están ajenas a controversias y discusiones
baladí que poco ayudan a resolver un tema tan sensible. Aquí también se
reflejan las divisiones partidarias en política exterior entre quienes buscan
una condena firme a las acciones trasandinas y aquellos que minimizan el avance
sobre sus aguas territoriales. Una cosa en la que ambos coinciden es en la de
“no hacer nada”. Más allá de quienes son unos y otros queda en claro la falta
de una política exterior coherente y unificada que deja entrever un estado
nación sin poder real para proteger sus intereses estratégicos y que con el
paso del tiempo le reportaran mayores pérdidas en su economía.
Pero más allá de las palabras y los discursos
políticos la realidad en el terreno, los hechos son lapidarios. A la ya de por
sí apropiada de hecho de una zona económica austral argentina se verá también
de hecho la ampliación de la jurisdicción marítima chilena que estará cargo de
la Quinta Zona Naval de la Armada de guerra chilena con base en Puerto Montt y
ello a su vez significará el dominio y control de dicho espacio marítimo a
cargo de navíos de guerra. En este contexto y cuando los buques argentinos
pretendan ejercer su soberanía sobre estas aguas ¿Quién protegerá a las
embarcaciones argentinas ante el hostigamiento de navíos chilenos?
La pregunta hace tiempo que tiene una respuesta y ello
se ve en la imposibilidad de que Argentina pueda ejercer su soberanía para
controlar sus espacios acuáticos del atlántico de la pesca foránea y del
tránsito naval con diversos propósitos incluyendo claro, el militar. A la falta
de vocación política (condicionada por los Tratados de Madrid de 1989 y 1990
que el actual gobierno no se atreverá a revocar) se suma la falta de material
para afrontar las tareas de vigilancia y seguridad aeronaval que requiere el
extenso litoral marítimo que tiene el país, Buques obsoletos (muchos de origen
británico) sin reparar, falta de aviones y helicópteros navales modernos de
interdicción temprana (con capacidad antibuque), de aviones para inteligencia
electrónica (tipo AWACS) y la carencia de un desarrollo de un sistema integral
de defensa en el área naval da como resultado y consecuencia el aprovechamiento
de un vecino con históricas pretensiones territoriales.
Por el contrario, Chile ha venido reforzando y
mejorando sus adquisiciones navales que superan en calidad y cantidad a las que
actualmente pudiera reunir la Armada Argentina. En 2020 Santiago adquirió a
Australia dos fragatas clase “Adelaide” HMAS “Newcastle” y HMAS “Melbourne” que
reemplazaran sus unidades antiguas unidades “Clase L” adquiridas a Holanda. Sumado
a esto, la adquisición de misiles antibuque y Drones espía de fabricación
israelí pone en consideración las implicancias de Tel Aviv en los asuntos de la
región. Incluso en lo referente a la composición de sus fuerzas de tareas, el
equipamiento convencional, armamento y transporte adoptado, revelan que se han
adaptado a las nuevas tácticas de la guerra naval contemporánea en la que la
infantería de marina toma -tanto en el equipamiento como en la composición
de la tropa- un papel importantísimo para cumplir con objetivos
estratégicos en teatros de operaciones como los islotes y los archipiélagos del
sur.
En este sentido el estado chileno se ha embarcado en
negociaciones y contrataciones con empresas europeas y canadienses para la
adquisición de nuevas unidades anfibias equipadas para las actuales necesidades
de la guerra electrónica moderna. Una de estas contrataciones involucra a la
empresa canadiense VARD MARINE que proporcionará unidades de transporte de
tropas de asalto, con capacidad de albergar una tripulación a bordo de 21
oficiales y hasta 80 efectivos de tropa con capacidad de autonomía suficiente
para misiones en puntos aislados.
A contracara de esto, la Argentina no tiene una sola
inversión con entidad suficiente como para poder hacer frente a las mejoras tecnológicas
y de equipamiento de su vecino.
El punto solo refleja la indefensión de un estado que en
las últimas décadas ha dilapidado sus recursos en costear la burocracia
partidista y clientelista que ha convertido al país en un estado del que vive
la casta política administrando un territorio habitado por simples sujetos que
viven del asistencialismo y las subvenciones del estado. Obviamente que a ello
han contribuido los medios de información y varios de sus periodistas insignes quienes
a lo largo de estas décadas han trabajado a dos bandas acomodándose
convenientemente al poder y las circunstancias de turno.
Ciertamente y más allá de que hay un estado de
indefensión crónico al cual han contribuido los mismos que hoy ocupan la Casa
Rosada, las consecuencias de ello de seguir así, irán más allá de esta franja
marítima y dejará a las próximas generaciones un problema de cual no tendrá
ninguna solución negociable.