“TANTEANDO AL DRAGÓN”
¿Por qué la incursión de Nancy Pelosi a Taiwán
no fue una misión suicida?
Por Dany
Smith
En los pasillos del Congreso pocos son quienes
saben cuáles fueron las reales intensiones del viaje de Nancy Pelosi a Taiwán.
Pero más allá de la interpretación que podemos dilucidar del mismo y
descartando las fábulas que venden los medios, hay varias fuentes dentro de la
misma administración gubernamental que tienen muy claro el propósito de aquella
acción.
Para el Establishment
estadounidense China es el principal problema para los planes hegemónicos de
EEUU. Si bien Rusia es uno de los obstáculos militares más duros para su
penetración geopolítica en Eurasia y librar a la Unión Europea de la
dependencia energética del gas y el petróleo ruso, China tiene una doble
complejidad en cuanto a las dificultades que representa para EEUU poder
contenerlo e incluso desbancarlo. Su crecimiento comercial es una seria amenaza
para los intereses de Washington, en particular para extender su hegemonía sobre
todo el extremo Oriente.
Se trata de un choque
de filosofías comerciales diametralmente opuestas en la que una -la
angloestadounidense- busca sostener el sistema consumista a base de un
capitalismo sin alma (dado que requiere eliminar físicamente al oponente) y
otra -la china- en la cual, para progresar no es necesario que el otro
pierda.
Con la visita de Pelosi
Washington demuestra que está desesperado por provocar un incidente que
justifique movilizar a sus peones en la región (Corea del sur, Japón y
Australia) para que conformen una fuerza marítima (o que incluso rediseñen el
QUAD con una posible abstención de la India) que le de problemas a la Armada
china y los distraiga del control de las rutas comerciales (indispensables para
trasladar los semiconductores taiwaneses).
Precisamente y en
referencia a sus peones, los más obsecuentes no tardaron en dar el presente
ante la convocatoria. Fue así que una delegación lituana no tardó en apegarse a
la política norteamericana realizando una visita a la isla de Taiwán en una
clara provocación a Pekín. Los roces ya venían desde el año pasado cuando
Taiwán y Lituania establecieron estrechas relaciones bilaterales con una
oficina de representación taiwanesa en el país báltico. No olvidemos que
Lituania es uno de los miembros de la OTAN que está activamente involucrado en
Ucrania proporcionando albergue a las tropas británicas y cooperando con el
régimen de Zelensky. Las intenciones del gobierno lituano son claras y se
enfocan a ganarse un estatus de privilegio con Washington.
Pero a pesar de esto y
de la demostración de fuerza realizada por las FFAA chinas en torno a la isla,
el gobierno de Xi Jinping podría encarar medidas mucho más dañinas y efectivas
para frenar en seco las provocaciones de occidente. La producción de chips y
semi conductores es vital para el movimiento del actual sistema de producción y
trabajo a nivel global ¿Qué sucedería si comenzaran a escasear o directamente
no se produjeran por un faltante vital en sus componentes? En este sentido, es
China quien tiene el As bajo la manga para controlar la situación.
Tal vez cuando Nancy
Pelosi estaba viajando a Singapur, a alguien en La Casa Blanca o tal vez en el
Departamento de Estado se le prendió una luz en el cerebro y se dio cuenta que
eso iba a ser un grave error que podría costar muy caro no solo a los EEUU sino
a todo el mundo. Estaba muy claro que los chinos no iban a derribar su avión
pero más allá de la exagerada reacción de las fuerzas militares chinas, es
evidente que sirvieron para que los observadores del Pentágono y los asesores
de inteligencia vieran los músculos de la China continental.
Habrá sido una
sobreactuación para unos, un berrinche infantil para otros pero lo cierto es
que este despliegue dejo pensando a los militares y también a los asesores en
La Casa Blanca quienes se cuestionaron ¿Habremos metido la pata con la
incursión de Pelosi?
Con esto Washington
demuestra su intromisión maliciosa en procesos políticos externos con el cual
se viola la soberanía de otro estado. Pero a los EEUU no le interesa un Taiwán
políticamente independiente con modos occidentales y separado de China porque
le interese la democracia, la libertad y todo el palabrerío que los burócratas
norteamericanos suelen usar. Los negocios están primero y es allí es donde
Pelosi y el mismo Joe Biden parece que han metido la pata.
Taiwán es el centro de
producción de componentes electrónicos como son los chips y los semiconductores
imprescindibles para la industria tecnológica (desde Iphones hasta armamento
como sistemas de misiles) y para ello necesita del Silicio que se halla en
arena, la cual es proporcionada a granel desde la China continental. Las provocaciones
que ya venían impulsándose desde la llegada de Biden a La Casa Blanca y que
tuvieron su cumbre con la incursión de Nancy Pelosi el 2 de agosto último podrían
llevar a que Pekín corte el suministro de esta materia prima fundamental para
la isla causando no solo una discontinuidad en la producción sino, un
descalabro económico (por el paro que causaría en la industria) y financiero
que golpearía directamente a los principales importadores como EEUU, la UE y
sus aliados de la OTAN.
Para ello Biden había
tomado medidas legislativas urgentes a fin de paliar estas posibles acciones de
retaliación china. Biden había impulsado una ley para financiar el desarrollo
de esta industria en EEUU otorgando un subsidio de 280.000 millones de dólares
a las empresas estadounidenses. Pero algunos se dieron cuenta que ello podría
empeorar la situación con China y considerando las actuales circunstancias en
Ucrania, no es momento para enfurecer al Dragón.
Como primera medida,
los senadores republicanos están tratando de retrasar la promulgación de una
ley que, entre otras cuestiones, declararía a Taiwán como “aliado extra OTAN”
lo cual es prácticamente una declaración de guerra a Pekín complicando aún más
la navegación en el Mar Meridional.
Queda claro que EEUU
quiere trasladar la industria taiwanesa a su territorio y controlar de primera
mano el desarrollo y producción de estos recursos estratégicos, pero eso
llevara un tiempo, ahora bien ¿Acaso el viaje de Pelosi busco precisamente
incitar un enfrentamiento entre la isla y China para apurar este traslado? Quiza
otra cuestión sea ¿Será posible concretarlo
sin que China logre desarticular este intento monopolizar esta industria
estratégica?