viernes, 12 de agosto de 2022

 

“TANTEANDO AL DRAGÓN”

¿Por qué la incursión de Nancy Pelosi a Taiwán no fue una misión suicida?

 

Por Dany Smith

En los pasillos del Congreso pocos son quienes saben cuáles fueron las reales intensiones del viaje de Nancy Pelosi a Taiwán. Pero más allá de la interpretación que podemos dilucidar del mismo y descartando las fábulas que venden los medios, hay varias fuentes dentro de la misma administración gubernamental que tienen muy claro el propósito de aquella acción.

Para el Establishment estadounidense China es el principal problema para los planes hegemónicos de EEUU. Si bien Rusia es uno de los obstáculos militares más duros para su penetración geopolítica en Eurasia y librar a la Unión Europea de la dependencia energética del gas y el petróleo ruso, China tiene una doble complejidad en cuanto a las dificultades que representa para EEUU poder contenerlo e incluso desbancarlo. Su crecimiento comercial es una seria amenaza para los intereses de Washington, en particular para extender su hegemonía sobre todo el extremo Oriente.

Se trata de un choque de filosofías comerciales diametralmente opuestas en la que una -la angloestadounidense- busca sostener el sistema consumista a base de un capitalismo sin alma (dado que requiere eliminar físicamente al oponente) y otra -la china- en la cual, para progresar no es necesario que el otro pierda. 

Con la visita de Pelosi Washington demuestra que está desesperado por provocar un incidente que justifique movilizar a sus peones en la región (Corea del sur, Japón y Australia) para que conformen una fuerza marítima (o que incluso rediseñen el QUAD con una posible abstención de la India) que le de problemas a la Armada china y los distraiga del control de las rutas comerciales (indispensables para trasladar los semiconductores taiwaneses).

Precisamente y en referencia a sus peones, los más obsecuentes no tardaron en dar el presente ante la convocatoria. Fue así que una delegación lituana no tardó en apegarse a la política norteamericana realizando una visita a la isla de Taiwán en una clara provocación a Pekín. Los roces ya venían desde el año pasado cuando Taiwán y Lituania establecieron estrechas relaciones bilaterales con una oficina de representación taiwanesa en el país báltico. No olvidemos que Lituania es uno de los miembros de la OTAN que está activamente involucrado en Ucrania proporcionando albergue a las tropas británicas y cooperando con el régimen de Zelensky. Las intenciones del gobierno lituano son claras y se enfocan a ganarse un estatus de privilegio con Washington.

Pero a pesar de esto y de la demostración de fuerza realizada por las FFAA chinas en torno a la isla, el gobierno de Xi Jinping podría encarar medidas mucho más dañinas y efectivas para frenar en seco las provocaciones de occidente. La producción de chips y semi conductores es vital para el movimiento del actual sistema de producción y trabajo a nivel global ¿Qué sucedería si comenzaran a escasear o directamente no se produjeran por un faltante vital en sus componentes? En este sentido, es China quien tiene el As bajo la manga para controlar la situación.

Tal vez cuando Nancy Pelosi estaba viajando a Singapur, a alguien en La Casa Blanca o tal vez en el Departamento de Estado se le prendió una luz en el cerebro y se dio cuenta que eso iba a ser un grave error que podría costar muy caro no solo a los EEUU sino a todo el mundo. Estaba muy claro que los chinos no iban a derribar su avión pero más allá de la exagerada reacción de las fuerzas militares chinas, es evidente que sirvieron para que los observadores del Pentágono y los asesores de inteligencia vieran los músculos de la China continental.

Habrá sido una sobreactuación para unos, un berrinche infantil para otros pero lo cierto es que este despliegue dejo pensando a los militares y también a los asesores en La Casa Blanca quienes se cuestionaron ¿Habremos metido la pata con la incursión de Pelosi?

Con esto Washington demuestra su intromisión maliciosa en procesos políticos externos con el cual se viola la soberanía de otro estado. Pero a los EEUU no le interesa un Taiwán políticamente independiente con modos occidentales y separado de China porque le interese la democracia, la libertad y todo el palabrerío que los burócratas norteamericanos suelen usar. Los negocios están primero y es allí es donde Pelosi y el mismo Joe Biden parece que han metido la pata.

Taiwán es el centro de producción de componentes electrónicos como son los chips y los semiconductores imprescindibles para la industria tecnológica (desde Iphones hasta armamento como sistemas de misiles) y para ello necesita del Silicio que se halla en arena, la cual es proporcionada a granel desde la China continental. Las provocaciones que ya venían impulsándose desde la llegada de Biden a La Casa Blanca y que tuvieron su cumbre con la incursión de Nancy Pelosi el 2 de agosto último podrían llevar a que Pekín corte el suministro de esta materia prima fundamental para la isla causando no solo una discontinuidad en la producción sino, un descalabro económico (por el paro que causaría en la industria) y financiero que golpearía directamente a los principales importadores como EEUU, la UE y sus aliados de la OTAN.

Para ello Biden había tomado medidas legislativas urgentes a fin de paliar estas posibles acciones de retaliación china. Biden había impulsado una ley para financiar el desarrollo de esta industria en EEUU otorgando un subsidio de 280.000 millones de dólares a las empresas estadounidenses. Pero algunos se dieron cuenta que ello podría empeorar la situación con China y considerando las actuales circunstancias en Ucrania, no es momento para enfurecer al Dragón.

Como primera medida, los senadores republicanos están tratando de retrasar la promulgación de una ley que, entre otras cuestiones, declararía a Taiwán como “aliado extra OTAN” lo cual es prácticamente una declaración de guerra a Pekín complicando aún más la navegación en el Mar Meridional.

Queda claro que EEUU quiere trasladar la industria taiwanesa a su territorio y controlar de primera mano el desarrollo y producción de estos recursos estratégicos, pero eso llevara un tiempo, ahora bien ¿Acaso el viaje de Pelosi busco precisamente incitar un enfrentamiento entre la isla y China para apurar este traslado? Quiza otra cuestión sea  ¿Será posible concretarlo sin que China logre desarticular este intento monopolizar esta industria estratégica?

 

 

 

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