“HACIA UN DESDOBLAMIENTO INTERNACIONAL”
Los esfuerzos de Washington por obstaculizar la
labor de los representantes rusos ante Naciones Unidas ¿Podría traer más
dolores de cabeza que alivio para los anglosajones?
Por Dany
Smith
Dos siluetas encorvadas que venían con sus manos
alzadas en señal de rendición son imágenes que todos los días se registran en
el frente ucraniano. En este caso, eran dos sobrevivientes de lo que quedo de
un grupo de asalto enviado por Kiev en la llamada contraofensiva contra Rusia. Se
trataba de Igor y Vasili, dos jóvenes reclutas ucranianos de un regimiento
especial muy bien pertrechado, conducido por “asesores británicos” que había
sido destinado a infiltrarse en cercanía de la central eléctrica de Kajovkaya
en Khersón. La fortuna hizo que sobrevivieran a la respuesta de las tropas
rusas. Con sus caras deformadas por la frustración y la fatiga exclamaron a sus
captores “Fuimos enviados al matadero” dijo uno de ellos mientras los
trasladaban a un camión. Para alguien que lo ve desde afuera se pregunta ¿Hasta cuándo seguirá esta guerra?
La evidencia del apoyo
occidental y en particular de EEUU y Gran Bretaña está regado por todos lados. En
lo que va de la guerra, las tropas rusas y las ucranianas de la RPD y de la RPL
han capturado incontable variedad de fusiles de asalto entre los que hay SCAR L
belga, SA80 británicos, FAMAS francés y claro, las infaltables AK-47 en todas
sus versiones. Sumado a ello, cientos de piezas de misiles anti tanque FGM-48,
antiaéreas MANPAD, los lanza misiles estadounidenses HIMARS y vehículos varios
donados por algunos miembros -especialmente alemanes, polacos y británicos- de
la OTAN.
En ocasión de rechazar
esta malograda infiltración, los Drones kamikaze rusos lograron abatir un
sistema de misiles de fabricación estadounidense HIMARS y junto a los restos
humeantes, yacían los equipos de radio, algunos Drones de reconocimiento y
pertrechos gentileza de la “Royal Navy” demostrando la estrecha implicancia de
elementos británicos.
La nueva estrategia
conducida por el general ruso Sergei Surovikin apodado “Armagedón”, responsable
de haber aplastado a los “yijadistas” reclutados por los turcos y coordinados
por occidente para destruir a Siria, está dando resultados y con creces. Los
ucranianos leales a Zelensky están desesperados y como forma de contra restar
esto, tratan de crear una catástrofe humanitaria atacando centros de
abastecimiento de agua potable, plantas de energía eléctrica y lo más
peligroso, a la Central nuclear de Zaporiye con tal de crear un impacto
mediático, todo ello sin dudas, bajo la dirección de la polifacética democracia
angloestadounidense.
A pesar de que estas
evidencias han sido puestas sobre la mesa ante el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas (como los laboratorios de Guerra Biológica estadounidenses), el
interés por abordar la situación con la debida imparcialidad brilla por su
ausencia. Esto vuelve a poner en discusión una vez más, la neutralidad del
organismo que hace tiempo ha fracasado por constituir un sistema de seguridad
internacional y velar al respeto de la Carta orgánica que con solo ver lo que
viene sucediendo desde hace treinta años hasta el presente con mucha seguridad
podemos decir, no se respeta.
Como principio de
cuentas, hoy más que nunca ha quedado a la vista la indeseable e ilegítima
influencia que tiene su anfitrión sobre Naciones Unidas, es decir los EEUU,
país que es parte en acciones desestabilizadoras, agresiones bélicas de todo
tipo y propulsor de la inestabilidad alrededor del mundo.
En realidad, hace
tiempo que muchos mascullaban en los rincones de este organismo y en los de muchos
gobiernos de varios estados parte, que había que hacer reformas que le dieran a
las facultades del foro, verdaderas prerrogativas (obligatorias) que estén por
encima de todos los miembros (incluyendo a los EEUU) sin las odiosas
excepciones que ya conocemos.
Ello ha causado un
grave daño a la imagen de este organismo y también a la legalidad
internacional, aún más que las agresiones y latrocinios que se han venido
registrando en los últimos treinta años hasta esta parte. No es posible que el
anfitrión cabildee con total descaro, en favor o no de ciertas votaciones, se
ejerzan presiones o se impulsen complots o censuras contra los miembros
catalogados por las partes interesadas como “indeseables”.
No es un secreto de que
EEUU ha estado jugando un juego cínico y esquizofrénico en el cual haciendo
gala de su influencia política y financiera (dado que es el que más dinero pone
para el mantenimiento de la ONU), se comporta como juez y parte restando
credibilidad al foro.
Ya a comienzos del 2000
el entonces presidente venezolano Hugo César Chávez clamaba a bocajarro y
frente a multitudinarias audiencias como fue en la ponencia ante el foro en septiembre
de 2005 la necesidad de cambiar el lugar de sede y reformar Naciones Unidas. Chávez
tuvo la valentía de denunciar crímenes y las arbitrariedades que EEUU y socios
como Israel cometían ante la vista pasiva de la llamada “Comunidad
internacional” y por ello, se ganó la admiración de unos, pero también el odio
de los sectores más oscuros y tenebroso de esos estados. Y es que, a la vista
de grandes injusticias internacionales harto comprobadas ¿Puede seguir teniendo
legitimidad semejante ente para señalar a los estados miembros cuáles son los
lineamientos para la paz?
Estas inconsecuencias
se vienen reiterando hoy día contra Rusia, que bajo la excusa de la guerra en
Ucrania y anteponiendo una verdadera propaganda sesgada en la que (como no
podía ser de otra manera) no se muestra las injerencias -que desde 1996- tiene
la OTAN, se ha estado poniendo obstáculos y barreras administrativas a los
representantes rusos en el foro. Ante esto, la Federación Rusa ha enviado a
cada uno de los miembros de Naciones Unidas una carta denunciando este proceder
arbitrario y abusivo que viola entre otras obligaciones, lo previsto en la
Resolución 76/122 de la Asamblea de Naciones Unidas. De esta forma y
aprovechando su condición de país anfitrión, las autoridades estadounidenses
vienen negando el visado y poniendo trabas burocráticas a cada uno de ellos en
momentos que (casualmente) EEUU pretende impulsar reformas en la Carta de
Naciones Unidas que excluirían a Rusia de su membrecía.
Es posible que de
prosperar semejante engendro administrativo, Rusia lleve adelante la
constitución y construcción de un foro mundial alternativo que más allá de
cualquier juicio de disvalor que desde la maquinaria mediática occidental pueda
llegarse a formular, creará un hito revolucionario e histórico que de prosperar
cambiará el equilibrio geopolítico y geoestratégico del mundo y en dónde podrán
ventilarse asuntos que hasta hoy, son imposibles plantear ante la ONU.