“COMPLICIDADES PESTILENTES”
De no haber entrado Rusia en Ucrania el mundo
no se habría enterado de los peligrosos desarrollos bacteriológicos que EEUU
estaba llevando a cabo con fines militares en Ucrania ¿Qué moralidad puede
existir en semejantes desarrollos pestilentes?, ¿Fue el SarS-CoV2 desarrollado
en estos laboratorios?
Por Charles
H. Slim
Mucho antes de que el Departamento de Estado de Barack Obama pusiera manos la obra para derrocar al gobierno ucraniano de Viktor Yanucóvich, EEUU ya estaba metido dentro de Eurasia y Asia Central ensayando y elaborando en sofisticadas instalaciones todo tipo de peligrosos agentes bacteriológicos y químicos con finalidades poco claras.
Con esto queda muy
claro que mucho antes de que se declarara la aparición del “Covid-19”, EEUU
tenía más de 300 laboratorios desperdigados por el mundo la mayoría de ellos en
Asia Central y muchos de estos en países como Georgia, Kazajstán y Ucrania. La
excusa para estas peligrosas instalaciones ha sido la de apoyar a la salud
pública dentro de estos países y claro, reducir los riesgos de abusos en el uso
de armas biológicas.
Pero el interés real radicaba
en la prohibición existente de desarrollar y ensayar este tipo de armas en
suelo estadounidense. Tras haberse hecho público que el gobierno mediante el ejército
estadounidense durante muchos años había estado ensayando sus experimentos
tanto en sus propios hombres como en incautos pobladores civiles, tras llegar muchos
cuestionamientos a la Corte de justicia se les dificulto continuar con estos
programas.
De esta forma
Washington y por intermedio de su Departamento de Defensa (amparándose de una
constelación de ONG´s como USAID) comenzó a trasladar secretamente sus
programas más peligrosos a terceros países donde bajo coberturas legales
engañosas, llevaría a cabo estos experimentos. Igualmente el brote de SarS-CoV
2 en Fort Detrick por mediados de junio de 2019 -y que obviamente es negado
por el gobierno- evidenció que los experimentos seguían llevándose en
secreto dentro de EEUU.
Hasta el 24 de febrero
del 2022, -salvo las agencias de inteligencia-nadie tenía la más mínima
idea de lo que se escondía en territorio ucraniano hasta que las tropas rusas
comenzaron a avanzar y en varios puntos como Kharkiv, Kherson y Dnipropetrovek hallaron
instalaciones en las que se encontraron evidencias materiales y documentales de
estos trabajos y la participación del gobierno estadounidense junto a personal
de laboratorios privados como “Pfizer” y “Moderna”. El escándalo internacional
estaba servido.
La intervención de
Rusia en Ucrania confirmo lo que durante años los medios occidentales trataban
como mitos y fue recién por ello que los estadounidenses comenzaron a replegar
sus investigaciones de Ucrania.
El 24 de diciembre
pasado el comandante de las tropas rusas de protección nuclear, biológica y
química, el teniente general Igor Kirillov dio su informe ante la Convención
sobre Revisión de Armas Biológicas en que detallo como EEUU estaba sacando de
Ucrania toda la infraestructura de sus laboratorios para trasladarlos a países
de Europa del este, África y países del Asia-Pacifico (que limitan con China) con
lo cual quedaría claro que el problema de estas elaboraciones pestilentes no ha
sido erradicado.
¿Qué tan peligroso es
todo este asunto? Primero que todo, desenmascaremos a los supuestos moderados
de la política norteamericana como se quiso vender a la administración
demócrata de Barack Obama y Cia. Además de haber profundizado las operaciones
de asesinatos con Drones de la CIA en Pakistán, autorizo programas muy
discutibles. Durante su período fue donde se impulso el desarrollo a cargo de
DARPA -entre otros- de los peligrosos programas de armas a base de
nanopartículas lipidias y en las que el “Grafeno” tiene una importancia central
para usarlas en vacunas. Esto conecto al gobierno con la Fundación
Bill&Melinada GATES y en particular con Bill Gates uno de los principales inversores
en “Biontech” y otros desarrolladores de estos campos que vieron en la
“pandemia” la oportunidad para inocular estos peligrosos elementos mediante las
vacunas.
Otro de los involucrados en todo esto es el hijo del presidente estadounidense Hunter Biden quien (y sacando sus adicciones personales y su corrupción) esta a cargo de “Rosemont Seneca” y “Metabiota” dos corporaciones que participan como contratistas del Pentágono financiando unos 30 los laboratorios en Ucrania. Sobre el papel de Hunter en estos negocios no hay que olvidar las maniobras irregulares del FBI para que no se ventilara el contenido de su computadora portátil. A ello se suman Kenneth Myers ex director de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa del Departamento de Defensa de EE. UU, Thomas Frieden, exdirector de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU y Francis Collins quien funcionaba como el director del Instituto Nacional de Salud de los EE.UU que viene a revelar el siniestro, repetido y hasta sádico cinismo con el que los funcionarios gubernamentales manejan la política exterior norteamericana.
Incluso el mismo
gobierno entro en contradicción cuando primero negó la existencia de estas
instalaciones para luego ser reconocidas por funcionarios como la Subsecretaria
de Estado para Asuntos Políticos Victoria Nuland o por ciertos medios de
reconocido olor neoconservador intentar explicar esta incongruencia mediante artículos
con señalamientos de que si habría laboratorios pero no de la categoría “BSL-4”
destinados a esos desarrollos.
A la vista de todos
estos antecedentes y tras profundizarse las evidencias del involucramiento de
funcionarios estadounidenses en el funcionamiento de esos laboratorios en
Ucrania la situación del gobierno se ve mucho más complicada aun cuando traten
de desacreditar estas evidencias. Uno de los principales señalados por este
asunto es el epidemiólogo y ex asesor del gobierno Anthony Fauci quien tras
haber concedido una entrevista a la cadena FOX NEWS habría revelado cómo
convencieron a Kiev para instalar laboratorios de desarrollo de agentes bacteriológicos
entre ellos el SaRs-CoV-2. Tan pronto como esto salió a la luz, el gobierno y
los medios anglosajones comenzaron a ridiculizar esto acusando a fábulas de
“Qanon” y sitios amarillistas estadounidenses para luego referirse con mayor
intensidad a “propaganda rusa” y “teorías de la conspiración”.
A pesar de los
esfuerzos por librar a Fauci de esto, sus antecedentes en el desarrollo de programas
de armas biológicas durante las administraciones de Reagan y Bush hace poco
creíble su ignorancia sobre aquello.
Recordemos que cuando
se puso en duda el relato de Washington sobre los verdaderos responsables y la
mecánica de los ataques del 11/S que el gobierno uso para justificar sus
intervenciones externas (contra Afganistán e Iraq), prontamente los medios y el
gobierno salieron a tratar de ridiculizar a quienes así pensaban llamándolos
“conspiranóicos” o “teóricos de la Conspiración” y en otros casos tildándoles
de “traidores” o incluso de “terroristas”. Pese a ello, se comprobó que la
administración Bush y sus laderos neocon del Proyecto para un Nuevo Siglo
Americano (PNSA) habían mentido de forma alevosa y hoy eso es algo que tratan
de no recordar.
La misma táctica se ha
estado viendo tras estas molestas revelaciones que involucran al gobierno
federal, al “Big-Pharma” y los negocios para el desarrollo de armas con nanotecnología
que vienen a la par. Lo que importa son los negocios no la moral ni la
democracia. Igualmente y aunque Washington siga inyectando miles de millones de
dólares para tapar en los medios este escándalo internacional y siga
presionando en Naciones Unidas para que no se lleve adelante ninguna
investigación, la verdad ha quedado una vez más expuesta a la luz de la opinión
pública global con lo cual, quien quiera ver, que vea.