martes, 14 de febrero de 2023

 

“LAS MADRES DE RUSIA”

El escándalo de la retención indebida de seis mujeres embarazadas de origen ruso en el aeropuerto de Ezeiza por supuestas irregularidades en su visado, parece haber sido una opereta montada por intereses foráneos y ello nos obliga a preguntarnos ¿Quiénes instigaron a tomar estas medidas ilegales e inhumanas?

Por Javier B. Dal

No, no se trata de un error de redacción. El tema no se refiere a “La madre Rusia” como lema patriótico de las épocas de la multiétnica Unión Soviética, aunque en cierto sentido sí. En la última semana salto a la luz una situación que ya se venía dando y que tienen como principales protagonistas a jóvenes mujeres rusas embarazadas que llegan al país para parir a sus hijos. Al parecer a alguien eso le ha parecido muy sospechoso y puso a rodar un supuesto complot de espionaje internacional…eso pasa cuando 007 está de vacaciones en Buenos Aires.

Desde el punto de vista constitucional esto no debería ser un problema ya que nuestros artículos 14 y 20 de la Carta magna consagra la libertad para todas las personas de buena voluntad de cualquier parte del mundo poder entrar, transitar, permanecer y salir del país cuando quieran siempre y cuando no sea para cometer ilícitos.

La noticia de que seis mujeres embarazadas de origen ruso estaban detenidas en Ezeiza y que por privarles salir del aeropuerto estaban durmiendo en el piso, desato la indignación y al mismo tiempo disparó las alarmas sobre las reales causas de este trato discriminatorio e inhumano. Esto tenía que ver con algo muy opaco y que va más allá de la propaganda atlantista que ciertos medios capitalinos están difundiendo.

Durante décadas miles y miles de mujeres y familias de los países fronterizos se han beneficiado del servicio de salud pública argentino sin que les costase un peso. Incluso se ha comprobado (y para desilusión de muchos) como esos mismos países no son recíprocos cuando un connacional necesita ser atendido por un médico. Los turs de salud desde Bolivia, Paraguay e incluso Chile era algo que no conmovió jamás a los burócratas de Migraciones y mucho menos a los flexibles medios de la ciudad autónoma.

Estuvo claro que algo más que la simple irregularidad administrativa en los papeles de las ingresantes rusas había motivado esta medida. Alguien estaba tomando nota de los movimientos de estas mujeres rusas que llegaban al país y no precisamente eran funcionarios del gobierno argentino. Sin dudas estos les soplaron seguramente una historia sobre una imaginaria infiltración de espías rusos y fue así que los atolondrados funcionarios picaron y cometieron una torpeza que -deliberadamente prevista- se hizo mediática. De alguna manera debían justificar semejante accionar pero ¿Cuál era la causal para detener a estas mujeres? La única imputación que rumiaron algunos fue la calificación de “falsas turistas” y de “aprovecharse de los beneficios documentales que otorga el país” ¿Dónde estaba el delito? Desde el punto de vista legal no existen estas calificaciones como tipos penales en nuestro código penal.  El olor a la rusofobia que Washington ha estado difuminando mediante su propaganda informativa y toda clase de medidas restrictivas parece apestar en este caso.

Al parecer alguien dentro del gobierno federal se puso legalista con el cumplimiento de los visados y el control para la entrada de ciertas personas al país. Sin dudas algo muy raro. En este caso puntal no se puede dejar pasar el origen de las demoradas por lo cual torna muy sospechoso todo este movimiento que bien podría haber sido instigado por alguna influencia salida de los edificios en Avenida Colombia al 4000 y/o Luis Agote al 2000.

No es la primera vez que EEUU influye dentro de las decisiones de otros gobiernos y el argentino no va a ser la excepción. Ya hemos visto lo que ocurre con los que realmente se resisten.

El planteo de una supuesta ilegalidad en la llegada al país de éstas mujeres denota ese sesgado y prejuicioso punto de vista que EEUU y Gran Bretaña han instalado en el relato mediático de lo que hoy sucede en Ucrania. La demonización como parte de la propaganda y la guerra psicológica es un arte continuamente empleado por Washington y sus laderos. Bajo esta premisa tóxica y maliciosa todo lo ruso y los rusos en particular, son sospechosos por su nacionalidad ¿Acaso olvidan las censuras y las prohibiciones de ingreso a ciertos países europeos sobre jugadores, deportistas e intelectuales por el solo hecho de ser rusos? Nada nuevo en el proceder de los gobiernos y medios occidentales cuando de los estereotipos hacen todo un relato.

Tampoco nos debe sorprender que los medios argentinos y sus adláteres, descarados partidarios del relato atlantista se estén haciendo su agosto a costa de esta situación. Su forma de operar es la misma que la creada en torno al avión venezolano, un gran bulo que escondía los intereses geopolíticos de un estado determinado. Los musulmanes quienes desde 2001 fueron blanco de todo tipo de acusaciones y sospechas, muchos de ellos enviados a campos de concentración como Guantánamo, Abu Graib, Bucca, Bagram y otra veintena de cárceles secretas alrededor del globo de la “democracia” estadounidense, debieron pasar por ese mismo calvario estigmatizante nacido de una propaganda islamófoba y tendenciosa a justificar objetivos geopolíticos de EEUU e Israel en todo el Medio Oriente. 

No hay que olvidar el contexto geopolítico y las draconianas medidas estadounidenses para sancionar el contacto con todo lo ruso. Se sabe muy bien que en la Argentina hay una buena parte de la sociedad que no tiene ningún problema con Rusia ni los rusos, pese al ponzoñoso y constante radiar de la diatriba rusofoba de ciertos sectores y personajes políticos casualmente anglófilos y de medios capitalinos que sintonizan con ese pensamiento tóxico.

Como una forma de tapar semejante injerencia y disfrazar las presiones que seguramente recibe, el gobierno nacional salió a la palestra a intentar justificar estas retenciones y las medidas judiciales puestas en marcha bajo la supuesta existencia de una mafia que se aprovecha de las ventajas del país. Pese a la estridencia de las acusaciones de la responsable de Migraciones ello hasta el momento -y en las dimensiones pretendidas- no se ha comprobado.  

La intervención de la jueza federal Servini cerró el moño de esta demostración de un actuar estigmatizante y discriminatorio que más que investigar la existencia de una supuesta red de contrabando de personas (que bien podría existir en algún caso puntual), más bien y en el fondo responde a una política externa a Buenos Aires.  

Por lo pronto y más allá de que hoy por hoy y de sobremanera les preocupe a los sectores rusofobos de la política y los medios argentinos, que no es otra cosa que la preocupación de sus mentores en el Departamento de Estado y en el Foreign Office, las mujeres rusas que vienen al país para obtener una atención médica por la cual pagan (como no sucede en los otros casos mencionados) no entra en ninguna irregularidad administrativa y mucho menos legal salvo las que la CIA y el MI6 puedan estar fabricando.

Es por eso que los argentinos en este asunto tienen que atender al dicho que reza “que la rama no les tape el bosque”.   

 

 

sábado, 11 de febrero de 2023

 

“THE TRUTH THAT WASN'T A LIE”

Why did journalist Seymour Hersh's article on the attacks on the Nord Stream I and II gas pipelines annoy the US Establishment?

 

By Sidney Hey

The first light of the morning of 26 September 2022 would reveal that in the middle of the Baltic Sea, a few kilometres from the Finnish coast and the European continent, the water showed a gigantic bubbling of pressurised bubbles rising from the depths, which was none other than the gas leaking from the Nord Stream I and II pipelines coming from Russia.

Thus, the gas stopped reaching the German distribution platforms and thus all German citizens (including Merkel and Scholz) and the rest of Europeans. Even with one's eyes closed one could guess what had happened.

The situation was immediately clear: sabotage on each of these pipelines forced the Russian company GAZPROM to turn off the gas supply to Europe.  The White House was quick to point the finger at Russia as the culprit even though it made no sense at all. Why would the Russians destroy one of their most important economic sources, for an energy war against Europe? Unsurprisingly, Washington's European political cronies - especially those in Downing Street - were ratifying this version. The truth was that this deprived all European citizens of this resource, unleashing a chain of unprecedented social, economic and productive consequences.

Although European governments and especially European Union officials immediately lined up behind Washington's headless hypothesis and the Western media (as always) amplified it, ordinary citizens realised almost immediately who had really been behind the attack.

Within hours of the publication by renowned researcher Seymour Hersh pointing the finger at the US and the Norwegians as responsible for blowing up these pipelines, Washington was in a frenzy from the president's office in the White House to the Pentagon and the State Department. Confidential sources within hours of the release noted that the angry, distorted faces of Biden and Blinken (the main instigators of the bombing) said it all. Similarly, Deputy Secretary of State Victoria Nuland and Machiavellian national security adviser Jake Sullivan, both of whom were notoriously upset, jumped into their cars and fled contact with the press. As had happened in the past, Hersh did it again and got the federal government in trouble.

But in the current circumstances not even the much-lauded journalist and investigator is safe from government manipulation.

Despite this, the first thing you should do is not to believe this supposed dismay of the US government because it is also quite possible that Hersh's source is not as transparent and good as it appears to be. Even if the media does not show it, the internal bickering and clashes are fierce. The tensions between the Biden administration and the Republican Party to stop the war have poisoned the domestic political environment so it is not unreasonable that Hersh is being used as a means to operate. On top of this, there is a tug of war within the US deep state over what is happening in Ukraine.

No one doubts that it was the Americans who benefited (especially commercially) from this sabotage. They had the opportunity during the joint naval exercises in the Baltic Sea in June 2022, where tactical divers were operating. Nor that the US is conducting a hybrid war against the Russian Federation that has reached dangerous extremes. The precedent that further incriminates their involvement came from the mouth of Joe Biden himself a few months before this event when he assured that the US would eliminate the pipelines. This was a move aimed more at reprimanding the Germans (because of their pragmatism) who were more hesitant to play Washington's game than to harm Russia. The novelty of this open secret is undoubtedly the mention of Norway as a party involved. If this is indeed the case, the Nordic country's involvement could encompass other very delicate situations that some sources have described as enigmatic.

At the time of the explosions inside Russia, some sources said they were Ukrainian saboteurs who had been able to infiltrate across the borders. Others that they were CIA sleeper agents who had entered in 2014 in the midst of the crisis that followed the coup in Kiev, or even Russian rogue elements recruited for good pay for the job, and others that they were cells of a mysterious CIA-allied intelligence agency that possessed the up-to-date knowledge and manpower to go unnoticed in Russian society. The appearance of this piece of information in Hersh's source could be the element that unravels that mystery.

From a political point of view, the attack executed in international waters but deliberately affecting foreign interests, including those of its EU partners and friends, the Norwegian involvement demonstrates a commitment and determination that would be useful for more daring actions within the borders of the Federation. In this sense, those in Washington and Brussels must have wondered what Oslo could not fail to do for us?

Norway is one of NATO's strategic members and as such one of the most interested in curbing Russia's influence in the Arctic. This, of course, is what was thought and discussed inside the Norwegian government, as they have little interest in provoking Russia with direct involvement in the Pentagon's hybrid war in Ukraine.

When the pipeline incident was discovered, the Norwegian government expressed surprise and even increased naval patrols over its port infrastructure, casting doubt on the nature of the attack. In the latter sense, what the Norwegians intended to point out was that Russia had been the cause of the attack (self-inflicted attack) by reporting that counter-intelligence had arrested a possible Russian undercover agent and other Russian nationals for flying drones that crossed into Norwegian airspace.

But despite these actions and attempts to mislead, the truth was impossible to cover up and was probably already known to the Russian SVR. The placement of the explosives by the Americans in the first stage and the remote detonation by the Norwegians put an end to the mysteries and speculation that the Western media tried to install. 

It is therefore not surprising that the Norwegian Intelligence Service (NIS) is the CIA's ace up its sleeve in the terrorist attacks within the Federation, although this would only be news to Western public opinion. The Kremlin was already aware of Norway's active involvement in the situation in Ukraine, especially in the Arctic, and began clandestine operations to disrupt espionage networks within their respective nations.

There is no doubt that Seymour Hersh's article is the ratification of a truth intuited by the global collective, and what most reinforces the credibility of what has been exposed is the attacks and the wave of discredit that the traditional Western media - servants of power - have received for it.

 

 

 

viernes, 10 de febrero de 2023

 

“UNA GEOPOLITICA

PARA ARGENTINA”

Un año muy complejo por delante con elecciones presidenciales para octubre parece haber despertado las atrofiadas neuronas de algunos representantes de la clase política argentina quienes bien tarde advierten de la necesidad de una geopolítica ¿Por qué?, ¿Cuáles pueden ser los lineamientos que estarían en pugna?

  

Por Charles H. Slim

Como dijo San Agustín “todo cae por su peso” y eso se aplica a la obtusa mentalidad de la elite política de Argentina que acostumbrada al chiquitaje y la contingencia hoy se da cuenta que hay otra realidad fuera de sus fronteras. Muchas veces he dicho que el sistema político que se nutre de políticos de partidos anquilosados y vacíos de ideales, cuando se trata de pensar una geopolítica para el país nunca han visto más allá de la punta de sus narices.

Hoy, la inseguridad por el crimen organizado vinculada al narcotráfico, armas y de otras mercancías ilegales a nivel internacional, el uso del terrorismo financiero como táctica con fines geopolíticos, la polarización política transhemisférica por efecto de la guerra en Ucrania involucrando con ello amenazas atípicas a la soberanía por el accionar clandestino, inconsulto y malicioso -tanto físicas como virtuales a través de ciberataques- de agencias las de inteligencia de los polos de poder global quienes a través de terceros privados (reclutando mercenarios y criminales) ejecutan operaciones agresivas (entre ellas de terrorismo) en un país que no tiene parte en las hostilidades.  

Durante décadas la clase más pudiente y la clase media argentina, en parte formadoras de los sectores de la política han mirado con sus anteojeras en una sola dirección. Su admiración y ansias se han volcado con entusiasmo a los EEUU y la Europa occidental (alimentada por una historia de colonialismo) como si de modelos políticos y económicos se tratasen, ignorando cuáles fueron y siguen siendo sus fórmulas para generar esa prosperidad a base del saqueo armado (Iraq, Siria, Libia) que alimenta ese consumismo que hoy -por efecto de las mismas tácticas de Washington- esta viniéndose al suelo. Esa fascinación que los políticos suelen mostrar lo justifican por considerar al norte como “el modelo democrático” a seguir, pero en realidad lo que les inspira es un mero interés económico a costa de un mero y desvergonzado servilismo político.

El gobierno peronista de Carlos Menem fue quien exploto con mayor olfato esta tendencialidad colectiva, alineando al país bajo las políticas de este occidente capitalista y consumista aunque sin prever los peligros que ello conllevaría y las posibles consecuencias para el país.

El oportunismo que el mismo George W. Bush olfateo con el pronto ofrecimiento de Menem en la participación en el Golfo Pérsico y los dos subsiguientes atentados terroristas en plena capital del país abrió las puertas a una turbia realidad geopolítica en la que los intereses negociales, los enredos políticos y los reclamos de justicia se entremezclarían de forma tóxica llevando a que (más allá de las acusaciones tendenciosas y netamente islamófobas) nunca se haya podido esclarecer el origen de esos ataques. Igualmente estos nefastos eventos han sido útiles y la excusa perfecta para que Israel pudiera penetrar y operar no solo en el país sino en toda la región.

En los últimos tiempos, la influencia de los intereses israelíes, movidos por la militancia sionista local han ido intercalándose en el ideario de muchos de estos exponentes de la política nacional con la clara intención de influir sobre una -y aún inexistente- geopolítica nacional. Algunos mezclan un actuado misticismo religioso mientras que otros solo se suman a la fila de los obsecuentes en expectativa de un interés. Estar del lado de Israel (que significa mirar a otro lado por sus crímenes) puede traer beneficios y estos arribistas lo saben aunque no están dispuestos a pagar el precio de esa relación. Quede claro que esto no tiene nada que ver con lo religioso sino con una estructura de pensamiento que con base en la ideología sionista, se acomoda con las derechas liberales (y las ultraderechas), tal como sucede desde hace décadas en EEUU, en Europa del este y que hoy se mimetizan en todos los partidos políticos argentinos.

La actual crisis global y la previsibilidad de una profundización ha hecho caer en cuentas a ciertos sectores de la política argentina que el país carece de una geopolítica. Precisamente, desde 1983 esta misma clase política (de radicales, peronistas, liberales y las izquierdas “caviar”) fue la que mediante un proceso desmalvinizador (que aplaude el Foreign Office) le mutiló al estado la proyección y el despliegue de una geopolítica con intereses estratégicos propios y en ese contexto ha entregado la soberanía de vastas extensiones de tierras y la explotación económica de sus aguas patagónicas a capitales extranjeros.

A pesar de que el Kirchnerismo hizo una chapuza sobre esta área, al menos aparento tener una intensión de generar una geopolítica nueva y diferente más ligada a tender puentes con Eurasia y al mundo árabe-islámico que cualquiera de sus predecesores. Actualmente el presidente Alberto Fernández ha seguido una línea similar, aunque con muestras de una gran improvisación y falta de tacto, puesta de manifiesto a comienzos de febrero de 2022 en su encuentro con el presidente ruso Vladimir Putin, dejando en evidencia la ignorancia de la realidad que se estaba desarrollando y al mismo tiempo la ausencia (por un estado ineficiente) de una geopolítica adaptada a esas circunstancias. En realidad no es que carezca de una sino, que el actual gobierno ha sido inconsecuente (tal como su presidente), nada inteligente y hasta torpe en la concepción y demostración de la existencia de una geopolítica presuntamente multilateralista que lo acerque con seriedad a Rusia y China. Desde este punto de vista, la asimetría entre Argentina y estos países es tan grande como la dos elefantes y una hormiga.

Por el lado de la oposición, la orientación marcadamente anglófila y pro-Israel de sectores de Juntos por el Cambio, el PRO y la Coalición Cívica los lleva irremisiblemente a distanciarse paulatinamente de Eurasia y en particular de China para alinearse con la geopolítica del occidente angloestadounidense. Al mismo tiempo esto significaría mantener al país sujeto a los parámetros económicos-financieros trazados por Washington y una decidida alineación con las políticas de “seguridad” de la OTAN (incluyendo sus injerencias en Ucrania y todo el sudeste asiático) que consecuentemente tienden a mantener la geopolítica unilateral y hegemonista de los EEUU.

Si triunfara esta postura ¿Cuál sería la postura de Buenos Aires con Londres por la soberanía sobre las islas Malvinas y todas las aguas circundantes?, ¿Podría existir algo así?

En esta misma línea de pensamiento aunque más exacerbada (o más exagerada) en sus discursos se hallan los llamados “libertarios”, ciudadanos que han perdido toda confianza en los partidos tradicionales liderados por personajes estridentes y de discursos altisonantes sobre la libertad del individuo en su relación con el estado, no son más que una mascarada aggiornada de aquellos liberales económicos (cabalistas) de la década de los ochenta del siglo pasado y en lo político, simpatizantes y ciegos seguidores del neoconservadurismo estadounidense (menemistas) que agrupa entre otros sectores, a los grandes conspiradores y partidarios de la guerra sin término como son los “Straussianos”.

Pero estos dos extremos de la política argentina siguen sin entender que la formación de una geopolítica requiere de tiempo y de mucho trabajo en el campo exterior y que no se reduce a colocar productos elaborados y materias primas para el intercambio económico-comercial entre los países solamente. Se requiere una doctrina, compromiso político y dedicación en seguir una planificación ajustada a los intereses nacionales que lamentablemente hace tiempo fueron abandonados.

Como se puede ver, la oferta política argentina es una redundancia que no lleva a ningún lado. Así la elite política se trata del mismo producto inservible con diferentes envoltorios. En este sentido, ni unos ni los otros pueden ser tomados en serio por sus respectivos mentores geopolíticos ya que, además de advertir estas inconsecuencias saben que el estado argentino carece de solidez institucional (no burocrática) y esta con un atraso tecnológico de décadas para participar en un nivel de igualdad en temas tan básicos pero trascendentes como el comercio exterior, la defensa y la seguridad ante amenazas no convencionales (nuclear, biológico y químico). Sin esto resuelto, se hace poco posible que se pueda visualizar más allá de los papeles y de los encendidos discursos, una estructura -cualquiera sea su orientación- que respalde esa pretendida geopolítica.

martes, 7 de febrero de 2023

 

“PERSPECTIVE A YEAR AFTER THE WAR”

Who really are responsible for the war in the heart of Europe? The hands of the instigators are being left bare

 

By Danny Smith

The first question that we should ask ourselves to address the title of this article is why did the war that is being waged today in Ukraine break out? The answers will obviously be according to those who are on one side or the other, but we are looking for a better answer. If we accept that war is the last resort in the treatment of a political dispute between parties, it should be clear that all negotiable avenues have failed or, one of the parties wanted to buy time to attack by surprise.

The background to the current war goes beyond a confrontation between Ukraine and Russia. A strictly geopolitical objective is what is hidden in it. Its evolution comes from the implosion of the USSR in 1991, although its starting point occurred in 2004 with Western interference through the promotion of the so-called orange revolution, a ploy orchestrated by the CIA to co-opt the political management of the country.

With that seed, Washington and Brussels began little by little to seek to expand their subversive operations around creating fissures with Russia. As usual, the main items on which they focused were the promotion of distrust and a Russophobic counterculture disguised behind NGOs such as USAID or federal agencies disguised as altruists such as the National Endowment for Democracy (NED) that under the spent The argument of spreading democracy and injecting money to buy corrupt officials seek to subvert the political power of the countries where they operate.

With the arrival of Obama in 2009, the interest of the neoconservatives to invest resources in the advance of NATO towards the east was reactivated, with the main objectives being to control the heart of Europe (Hearthland), take over Crimea and thus control the Black Sea. To this end, the efforts of Secretary of State John Kerry and his side Victoria Nuland were strenuous to encourage the Ukrainian opposition so that Russia deactivated the Sevastopol naval base.

To achieve these objectives, Washington and its partners relied on politically unpresentable -but highly useful- actors whom they had been secretly contacting for some time. The CIA and its MI6 colleagues used Ukrainian Nazi gangs to overthrow the government of Viktor Yarnucovich in 2014 and then made them part of the current regime. Israel is also involved in these rocky relations and in particular “Bibi” Netanyahu who, with contacts with the Jewish oligarchs close to Poroshenko, lent his support to this move.

Thereafter, the Kiev regime targeted its own Russian-speaking fellow citizens who rejected the new Status Quo. But it was not Russia or Putin who faced this state of affairs, but the six million of these same Ukrainians who were not willing to be treated as second-class citizens. When Kiev began to persecute and kill Russian-speakers in the Donbass, with good reason Moscow began its efforts (with the sanction of UN Resolution 2202) to sit the parties at a negotiating table and that is how the Accords emerged. of Minsk I and II which, as already revealed, were used by the “collective West” as a ploy to gain time.

Meanwhile, Washington and London deepened their military advice to the FSU and ultranationalist gangs such as “Azov”, “Aidar” and other marginal groups of the “Pradvy Sektor” that would later be used as shock units for dirty work by the CIA and as a tip of spearheads a massive offensive that Kiev had planned to launch in March 2022. It is precisely these groups that are being financially supported and provided with the most modern weapons, leaving the Ukrainian army as cannon fodder. Warned of this, Vladimir Putin had to make a crucial decision and although it was difficult, it was undoubtedly much less damaging for Russia than what it could have been to see NATO razing the Donbass and installing itself without remedy.

One year after the launch of the Special Military Operation, stagnation on the ground was foreseeable, but the gains have been considerable. The securing of the Donetsk and Lugansk people's republics has been the consequent result that has spread to a good part of Novorossiya. The interference of NATO -which at the beginning was underhanded- is now undeniable, although the Western media continue to ramble on about the heroism of the regime led by Zelensky that has been unmasked as arch corrupt, brutal and segregationist.

In that sense, the provision of state-of-the-art technological support through advanced software to intercept and infect cell phones of Russian troops and authorities of the people's republics that ended up revealing key positions to bombard them up to the HIMARS systems and HOROWITZ cannons, shows the participation of NATO in the field of operations. The extensive and dangerous network of US Biowarfare laboratories has also been exposed, in which for decades dangerous biological agents such as variants of SaRs-CoV have been produced in total secrecy.

Another consequence of this intervention has undoubtedly been the scandal that arose after the unclear business dealings of Hunter Biden involving, among many others, the current regime in Kiev in the “Burisma Holdigns” affair, had been aired. Not only Biden's businesses were exposed by digital files found on his “Laptop” (which they treated as fake-news) but also his expensive personal vices. But just as scandalous as this is undoubtedly the intervention of his father, Joe Biden who, using the influence provided by his public office and through the FBI and CIA, has been censoring social networks and even trying to delete online evidence of all this and even (according to some sources), these efforts today are focused on “cleaning up” traces in Ukraine.

In the political-economic sphere, the commercial and financial actions of the US did not have the expected effects against Russia. On the contrary, they have been counterproductive and ruinous, especially for their own European partners without moving their rulers. Russia has not stopped its energy production and beyond the Anglo-American blackmail that is done on weak governments not to buy their products, only some give in. If there is anyone that profits from this, it is the US LNG companies, technology companies and corporations in the arms industry, profits that are obviously not seen by the population.

As far as Ukraine is concerned, the only thing that remains from its current reality is a scene of the institutionality of a country that no longer exists. In this sense, his destiny has been signed. Whether due to the Russian military victory or a negotiated ceasefire, the financial debt taken on by Zelensky and his regime has sold the future to the creditors of that Western collective.

sábado, 4 de febrero de 2023

 

“DISECCIONADO

AL LIBANO”

¿Quiénes y por qué están tratando de despedazar al país de los cedros?

Por Ali Al Najafi

 

Para sionistas como Moshe Dayan y Ariel Sharon el Líbano era el próximo bocado para lograr ampliar las fronteras de un estado nacido de la conquista bélica. Pese a la influencia francesa y la variopinta conformación identitaria de la población libanesa, los israelíes tenían en sus planes hacerse con su territorio para controlar toda la costa que da al Mar Mediterráneo.

La excusa para incursionar contra el Líbano vino en la década de los setentas de la mano del ingreso de tropas sirias en 1976, de presencia de la OLP y sus incursiones contra la ocupación israelí. Como es su estilo, los jerarcas en Tel Aviv no iban a golpear de frente y aprovecharían las discordias internas para filtrarse y profundizarlas. Con el talento que la destaca para generar divisiones e intriga en los países objetivo, el Mossad recluto agentes árabes para que trabajaran desde adentro generando peleas internas que fueron explotadas por Tel Aviv. Fue así que Israel, con el apoyo de los falangistas cristianos libaneses llevó adelante dos invasiones, una en 1978 y la segunda en 1982 que mantuvo en el sur hasta el año 2000.

Justamente en 1982 la aparición de un nuevo actor político en el complicado escenario faccioso libanes significó el comienzo del fin de la impunidad de Israel sobre su pequeño y caótico vecino. La contundente entrada de Hizb´allah (Partido de Dios) en el campo de acción golpeando en 1983 a los estadounidenses en las barracas de Beirut quienes habían desembarcado para precisamente jugar en favor de Israel, reveló un panorama mucho más complejo y peligroso que la CIA no pudo prever.

Una pequeña milicia liderada por un joven clérigo chiita llamado Hassan Nasrallah lograron expulsar a los marines estadounidenses y a partir de entonces, la furia se centró sobre su persona.

A partir de ese entonces, las milicias cristianas pro-israelies (del sur del Líbano), la red de informantes y las bases del Mossad que habían montado en pleno de Beirut fueron borradas de un plumazo y las operaciones israelíes simplemente debieron abandonarse. Esto no solo desató la ira de los israelíes sino que les obligo a replegarse al sur donde ocuparon hasta el año 2000 una franja de territorio desde donde no les quedaba otra alternativa que lanzar bombardeos sobres las aldeas y posiciones en el sur.

En mayo del 2000 Israel se repliega y abandona la franja que ocupaba poniendo ante la vista de los libaneses, el efecto del poder y la persistencia de la milicia chiita. Aun así, los israelíes retuvieron las granjas en Shebaá, uno de los puntos de conflicto que sigue pendiente.

También los libaneses comprobaron en 2006 que Hizb´allah era la única fuerza que podía frenar a Israel de sus ambiciones expansivas y aunque la mayoría festeja eso, hay ciertos sectores dentro del Líbano que eso no les agrada y casualmente son los pro-israelies ligados a las milicias falangistas cristianas.

Pero lo que más resienten estos sectores es la institucionalidad política que ha logrado Hizb´allah lo que le ha dado mayor injerencia y participación en la vida pública del país. Durante años, Israel ha estado instigando dentro del espectro político libanes para crear un frente contra Nasrallah e incluso el Mossad logró reclutar a un alto funcionario dentro de la cúpula del partido que sería descubierto en 2015.

Como parte de esos esfuerzos se ha tratado de culpar a Hizb´allah de todo lo malo que ocurra allí, en especial de hechos impactantes como fue el atentado ejecutado en febrero de 2005 contra el primer ministro Rafiq Hariri lo que ha derivado en una gran pantomima política propiciada por Naciones Unidas y en la que sesgadamente intervienen Francia, EEUU y Alemania.

Otro intento, por cierto inhumano y brutal, por destruir la reputación de la resistencia chiita fue la explosión del puerto de Beirut en agosto del 2020 que nunca fue investigada pero que desde los medios occidentales señalaron en base a teorías y suposiciones nunca corroboradas a Hizb´allah como responsable del almacenamiento de armas y explosivos en el puerto.

Durante todo ese tiempo, estos elementos han estado colaborando con el Mossad israelí colocando bombas y atacando a tiros a los partidarios y a las oficinas de Hizb´allah. Pero a pesar de esos esfuerzos por incitar los viejos odios, los israelíes siguieron fracasando en sus intentos. Ha sido la cooperación entre Hizb´allah y las autoridades libanesas la que ha impedido reiterados intentos de infiltración de comandos israelíes con fines nada buenos, o la captura de agentes del Mossad tratando de reclutar alcahuetes y el descubrimiento y desbaratamiento de instalaciones para escucha ilegal de las comunicaciones libanesas.

Pero pese a ello, las circunstancias internas del propio país conspiran en su contra. La actual situación de precariedad económica y política del Líbano ha facilitado que las acciones sucias de estos sectores se hayan multiplicado. Como condimento extra de esto, no se deben dejar de lado las conexiones que mantiene la CIA con otros viejos criminales de la guerra civil, tan influyentes, necesarios y útiles para sostener los planes contra el movimiento de resistencia islámico.  

Actualmente hay un nombre que está retumbando en los oídos de los libaneses y es el de Samir Geagea, un influyente político quien en el pasado participo en la guerra civil colaborando con Israel. Justamente y como tal, fue condenado a prisión perpetua en 1995 por volar -pese a ser él cristiano- una iglesia cristiana con sus fieles adentro como parte de un plan macabro por avivar el odio interreligioso.

Geagea tras lograr su libertad ha continuado con su trabajo, enfocado en tratar de desbancar a los musulmanes chiitas de Hizb´allah contando para tal fin con los apoyos de Arabia Saudita, EEUU y obviamente Israel. Como parte de su enfoque, se está financiando y entrenando (en campamentos dirigidos por la CIA en Jordania) a milicias cristianas que bajo la máscara de patrullas de seguridad urbana (que tienen su base en el barrio “Ashrafiah” de Beirut) buscan adquirir suficiente poder de fuego para tratar de derrotar a los chiitas.

No olvidemos tampoco como los grupos afiliados a ISIS han estado tratando de hacer pie en el Líbano con la velada intensión de cumplir los objetivos de Israel.

Al parecer Israel ha puesto mayor importancia en tratar de destruir a Hizb´allah que ir por el programa nuclear iraní, eso al menos por el momento y para ello debe seguir conspirando contra la unidad política de su vecino. Esto lo podemos deducir del último informe del Mossad difundido públicamente por Tel Aviv en el cual (y para desagrado de los sionistas argentinos) aparta sorpresivamente a Irán de cualquier responsabilidad de los atentados en Buenos Aires, Argentina.

Queda claro que mientras exista Hizb´allah, subsistirá la resistencia árabe-islámica contra las ambiciones expansionistas israelíes y lo peor, seguirá el apoyo político y potencialmente militar a la resistencia palestina contra la ocupación.