sábado, 4 de febrero de 2023

 

“DISECCIONADO

AL LIBANO”

¿Quiénes y por qué están tratando de despedazar al país de los cedros?

Por Ali Al Najafi

 

Para sionistas como Moshe Dayan y Ariel Sharon el Líbano era el próximo bocado para lograr ampliar las fronteras de un estado nacido de la conquista bélica. Pese a la influencia francesa y la variopinta conformación identitaria de la población libanesa, los israelíes tenían en sus planes hacerse con su territorio para controlar toda la costa que da al Mar Mediterráneo.

La excusa para incursionar contra el Líbano vino en la década de los setentas de la mano del ingreso de tropas sirias en 1976, de presencia de la OLP y sus incursiones contra la ocupación israelí. Como es su estilo, los jerarcas en Tel Aviv no iban a golpear de frente y aprovecharían las discordias internas para filtrarse y profundizarlas. Con el talento que la destaca para generar divisiones e intriga en los países objetivo, el Mossad recluto agentes árabes para que trabajaran desde adentro generando peleas internas que fueron explotadas por Tel Aviv. Fue así que Israel, con el apoyo de los falangistas cristianos libaneses llevó adelante dos invasiones, una en 1978 y la segunda en 1982 que mantuvo en el sur hasta el año 2000.

Justamente en 1982 la aparición de un nuevo actor político en el complicado escenario faccioso libanes significó el comienzo del fin de la impunidad de Israel sobre su pequeño y caótico vecino. La contundente entrada de Hizb´allah (Partido de Dios) en el campo de acción golpeando en 1983 a los estadounidenses en las barracas de Beirut quienes habían desembarcado para precisamente jugar en favor de Israel, reveló un panorama mucho más complejo y peligroso que la CIA no pudo prever.

Una pequeña milicia liderada por un joven clérigo chiita llamado Hassan Nasrallah lograron expulsar a los marines estadounidenses y a partir de entonces, la furia se centró sobre su persona.

A partir de ese entonces, las milicias cristianas pro-israelies (del sur del Líbano), la red de informantes y las bases del Mossad que habían montado en pleno de Beirut fueron borradas de un plumazo y las operaciones israelíes simplemente debieron abandonarse. Esto no solo desató la ira de los israelíes sino que les obligo a replegarse al sur donde ocuparon hasta el año 2000 una franja de territorio desde donde no les quedaba otra alternativa que lanzar bombardeos sobres las aldeas y posiciones en el sur.

En mayo del 2000 Israel se repliega y abandona la franja que ocupaba poniendo ante la vista de los libaneses, el efecto del poder y la persistencia de la milicia chiita. Aun así, los israelíes retuvieron las granjas en Shebaá, uno de los puntos de conflicto que sigue pendiente.

También los libaneses comprobaron en 2006 que Hizb´allah era la única fuerza que podía frenar a Israel de sus ambiciones expansivas y aunque la mayoría festeja eso, hay ciertos sectores dentro del Líbano que eso no les agrada y casualmente son los pro-israelies ligados a las milicias falangistas cristianas.

Pero lo que más resienten estos sectores es la institucionalidad política que ha logrado Hizb´allah lo que le ha dado mayor injerencia y participación en la vida pública del país. Durante años, Israel ha estado instigando dentro del espectro político libanes para crear un frente contra Nasrallah e incluso el Mossad logró reclutar a un alto funcionario dentro de la cúpula del partido que sería descubierto en 2015.

Como parte de esos esfuerzos se ha tratado de culpar a Hizb´allah de todo lo malo que ocurra allí, en especial de hechos impactantes como fue el atentado ejecutado en febrero de 2005 contra el primer ministro Rafiq Hariri lo que ha derivado en una gran pantomima política propiciada por Naciones Unidas y en la que sesgadamente intervienen Francia, EEUU y Alemania.

Otro intento, por cierto inhumano y brutal, por destruir la reputación de la resistencia chiita fue la explosión del puerto de Beirut en agosto del 2020 que nunca fue investigada pero que desde los medios occidentales señalaron en base a teorías y suposiciones nunca corroboradas a Hizb´allah como responsable del almacenamiento de armas y explosivos en el puerto.

Durante todo ese tiempo, estos elementos han estado colaborando con el Mossad israelí colocando bombas y atacando a tiros a los partidarios y a las oficinas de Hizb´allah. Pero a pesar de esos esfuerzos por incitar los viejos odios, los israelíes siguieron fracasando en sus intentos. Ha sido la cooperación entre Hizb´allah y las autoridades libanesas la que ha impedido reiterados intentos de infiltración de comandos israelíes con fines nada buenos, o la captura de agentes del Mossad tratando de reclutar alcahuetes y el descubrimiento y desbaratamiento de instalaciones para escucha ilegal de las comunicaciones libanesas.

Pero pese a ello, las circunstancias internas del propio país conspiran en su contra. La actual situación de precariedad económica y política del Líbano ha facilitado que las acciones sucias de estos sectores se hayan multiplicado. Como condimento extra de esto, no se deben dejar de lado las conexiones que mantiene la CIA con otros viejos criminales de la guerra civil, tan influyentes, necesarios y útiles para sostener los planes contra el movimiento de resistencia islámico.  

Actualmente hay un nombre que está retumbando en los oídos de los libaneses y es el de Samir Geagea, un influyente político quien en el pasado participo en la guerra civil colaborando con Israel. Justamente y como tal, fue condenado a prisión perpetua en 1995 por volar -pese a ser él cristiano- una iglesia cristiana con sus fieles adentro como parte de un plan macabro por avivar el odio interreligioso.

Geagea tras lograr su libertad ha continuado con su trabajo, enfocado en tratar de desbancar a los musulmanes chiitas de Hizb´allah contando para tal fin con los apoyos de Arabia Saudita, EEUU y obviamente Israel. Como parte de su enfoque, se está financiando y entrenando (en campamentos dirigidos por la CIA en Jordania) a milicias cristianas que bajo la máscara de patrullas de seguridad urbana (que tienen su base en el barrio “Ashrafiah” de Beirut) buscan adquirir suficiente poder de fuego para tratar de derrotar a los chiitas.

No olvidemos tampoco como los grupos afiliados a ISIS han estado tratando de hacer pie en el Líbano con la velada intensión de cumplir los objetivos de Israel.

Al parecer Israel ha puesto mayor importancia en tratar de destruir a Hizb´allah que ir por el programa nuclear iraní, eso al menos por el momento y para ello debe seguir conspirando contra la unidad política de su vecino. Esto lo podemos deducir del último informe del Mossad difundido públicamente por Tel Aviv en el cual (y para desagrado de los sionistas argentinos) aparta sorpresivamente a Irán de cualquier responsabilidad de los atentados en Buenos Aires, Argentina.

Queda claro que mientras exista Hizb´allah, subsistirá la resistencia árabe-islámica contra las ambiciones expansionistas israelíes y lo peor, seguirá el apoyo político y potencialmente militar a la resistencia palestina contra la ocupación.

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