CHINIFICACION
DE
ARGENTINA
¿Cuál es el significado de la visita realizada por el ministro Massa y el
núcleo kirchnerista a China?
Por
Charles H. Slim
Desde hace unos días, la delegación argentina que visita China se halla en una misteriosa ronda de tratativas que buscarían auxiliar no tanto al país y tampoco al descalabrado gobierno de Alberto Fernández, sino más bien dar luz vede a un proyecto político que entre gallos y medias noches, parece haberse definido por una orientación geopolítica clara.
Ante esto
hay que reprochar la ausencia de un nacionalismo sano en los corazones de los
argentinos que impulsara un desarrollo propio sin la necesidad de estar
dependiendo durante una muy buena parte de su historia política, del dinero,
las conexiones financieras y las influencias políticas angloestadounidenses. Lo
que vemos hoy es el vuelco de la mesa hacia el otro extremo, una continuidad de
aquello solo que esta vez, con un nuevo y exótico acreedor. Así mismo no se
puede dejar de decir que también es el resultado de la atomización política de
una sociedad, anómica, disociada y que apenas tienen nexos que los amalgame
como nación.
Somos
testigos del despertar chino que hace 25 años atrás algunos visionarios
vaticinaban y como era de esperar, los políticos argentinos nunca le prestaron
atención a este evento.
La
delegación compuesta por el ministro de economía Sergio Massa, Máximo Kirchner,
Cecilia Moreau, Juan Manuel Olmos y Miguel Pesce no solo fue a buscar renovar
un préstamo en yuanes (que ciertamente no es muy sustancial para salvar la
economía), es un clamor de último momento para establecer algún contacto de
poder ante un previsible fracaso electivo próximo.
Esta claro
que no fue un viaje institucional del gobierno argentino. Tampoco una visita de
convencidos militantes comunistas maoístas. No se puede esconder el notorio
tono partidista y pragmático que solo busca reforzar a un Kirchnerismo en
retirada. Se trata sin lugar a dudas de una misión encargada por la misma vice
Cristina Fernández. En especial lo que se buscaría es forjar una relación más
directa entre la “Campora” y el Partido Comunista chino sin tener que aclarar
quien absorbe a quien. Han tardado 20 años en decidirse entre quedar bajo la
égida de Washington y la OTAN (como lo habían venido haciendo los llamados “liberales”
de la oposición) o avanzar en un proyecto geopolítico que trabaje sobre el
multilateralismo empujado por la Federación rusa y China.
Pese a este
planteo simplista en “blanco y negro” de esta “opción”, en lo que hace a las
relaciones económico-financieras, no existen estos extremos y antagonismos como
si los vemos en lo político y militar. Podríamos sintetizar estas relaciones
como un entretejido de seda que se oculta en el forro de una rústica campera de
cuero. Es un espectro de los negocios en donde la ideología es un mero
decorado. Así lo vemos con la deuda billonaria que EEUU tiene con China y a
pesar de ello, Washington articula toda clase de artimañas y trucos sucios para
tratar de dañar la economía y el comercio chino. Entonces ¿Por qué Pekín no
ahorca al gobierno estadounidense con la deuda que tienen en su contra?
Esto
explica un opaco equilibrio entre ambas potencias que no implica abstenerse de fomentar
una política anti china y de buscar provocaciones para una agresión abierta. Guste
o no, Argentina ha entrado en esta dinámica y si quiere sobrevivir deberá estar
a la altura de las circunstancias.
Esta visita
ha sido la ocasión para que los sectores anglófilos y sus medios amplificadores
vomitaran toda clase de teorías de miedo poniendo como centro, el peligro de la
autocracia y la “culpabilidad por la aparición del COVID” omitiendo -y como
no podía ser de otro modo- las comprobadas implicancias de EEUU en su
creación en laboratorios de bioguerra de Maryland y los que dirigía el Pentágono
con la cooperación de privados como “Pfizer” y “Moderna” en Ucrania.
Queda claro
que esos comentarios más que estar basados en argumentos reales son parte de la
operación de desinformación y propaganda sinófoba en favor del relato político
de Washington. Hasta un niño se da cuenta de ello. Cada manifestación de esta
clase, pese a lo repudiable que pueda parecer, pone en evidencia el grado y
clase de democracia a la cual representan estos sectores, la misma que aplican
mediante invasiones, juegos sucios y torturas.
El estado
argentino tiene derecho a establecer relaciones con cualquier país del mundo
atendiendo a sus propios intereses y conveniencia, pero esta claro que los
medios anglófilos de la capital siempre direccionaran un relato ya
consabidamente conocido.
La
profundización de las relaciones con China traen consigo ambiciosas expectativas
que más allá de las ganancias que reportaran para el lado argentino, son geoestratégica
y geopolíticamente invalorables para Pekín. No olvidemos que desde 2010 el
gobierno de Cristina Fernández autorizó la instalación en un predio de 200 hectáreas
de una base china en Bajada del Agrio, provincia del Neuquén que se denomina
Estación de Espacio Lejano que tendría funciones de exploración del especio con
fines civiles.
Por
supuesto que esto último es una verdad a medias. China tiene un avanzado
sistema de investigación aeroespacial destinado tanto a lo civil como a lo
militar y en este último caso, avocado al desarrollo de misiles
intercontinentales que en breve podrían equipararse a las potencialidades que
poseen en el mismo ámbito la Federación rusa y de los EEUU.
En lo que
hace este viaje, por la renovación del préstamo de yuanes China tendría en
planificación la instalación de tres puertos multipropósito en puntos estratégicos
de la Patagonia argentina siendo uno de ellos en Tierra del Fuego. Esto
significaría un gran avance para la difunta actividad comercial marítima
argentina y sin dudas, una oportunidad de desarrollo para proyectarse en un
litoral abandonado a su suerte. Pero eso ¿Significara la chinificación? Dependerá
del talante y carácter político que asuman las autoridades argentinas.
Según
fuentes confiables, los chinos ya habían estado tratando y siguen en
conversaciones con Gran Bretaña no solo por la cercanía a Puerto Stanley donde
hay una base de la OTAN sino, por la ruta antártica que controlan los británicos.
Tal vez habría que preguntarle al gobierno argentino ¿Están al tanto de estas
promiscuas relaciones?