domingo, 4 de junio de 2023

 

CHINIFICACION

DE

ARGENTINA

¿Cuál es el significado de la visita realizada por el ministro Massa y el núcleo kirchnerista a China?

 

Por Charles H. Slim

Desde hace unos días, la delegación argentina que visita China se halla en una misteriosa ronda de tratativas que buscarían auxiliar no tanto al país y tampoco al descalabrado gobierno de Alberto Fernández, sino más bien dar luz vede a un proyecto político que entre gallos y medias noches, parece haberse definido por una orientación geopolítica clara.

Ante esto hay que reprochar la ausencia de un nacionalismo sano en los corazones de los argentinos que impulsara un desarrollo propio sin la necesidad de estar dependiendo durante una muy buena parte de su historia política, del dinero, las conexiones financieras y las influencias políticas angloestadounidenses. Lo que vemos hoy es el vuelco de la mesa hacia el otro extremo, una continuidad de aquello solo que esta vez, con un nuevo y exótico acreedor. Así mismo no se puede dejar de decir que también es el resultado de la atomización política de una sociedad, anómica, disociada y que apenas tienen nexos que los amalgame como nación.

Somos testigos del despertar chino que hace 25 años atrás algunos visionarios vaticinaban y como era de esperar, los políticos argentinos nunca le prestaron atención a este evento.

La delegación compuesta por el ministro de economía Sergio Massa, Máximo Kirchner, Cecilia Moreau, Juan Manuel Olmos y Miguel Pesce no solo fue a buscar renovar un préstamo en yuanes (que ciertamente no es muy sustancial para salvar la economía), es un clamor de último momento para establecer algún contacto de poder ante un previsible fracaso electivo próximo.

Esta claro que no fue un viaje institucional del gobierno argentino. Tampoco una visita de convencidos militantes comunistas maoístas. No se puede esconder el notorio tono partidista y pragmático que solo busca reforzar a un Kirchnerismo en retirada. Se trata sin lugar a dudas de una misión encargada por la misma vice Cristina Fernández. En especial lo que se buscaría es forjar una relación más directa entre la “Campora” y el Partido Comunista chino sin tener que aclarar quien absorbe a quien. Han tardado 20 años en decidirse entre quedar bajo la égida de Washington y la OTAN (como lo habían venido haciendo los llamados “liberales” de la oposición) o avanzar en un proyecto geopolítico que trabaje sobre el multilateralismo empujado por la Federación rusa y China.

Pese a este planteo simplista en “blanco y negro” de esta “opción”, en lo que hace a las relaciones económico-financieras, no existen estos extremos y antagonismos como si los vemos en lo político y militar. Podríamos sintetizar estas relaciones como un entretejido de seda que se oculta en el forro de una rústica campera de cuero. Es un espectro de los negocios en donde la ideología es un mero decorado. Así lo vemos con la deuda billonaria que EEUU tiene con China y a pesar de ello, Washington articula toda clase de artimañas y trucos sucios para tratar de dañar la economía y el comercio chino. Entonces ¿Por qué Pekín no ahorca al gobierno estadounidense con la deuda que tienen en su contra?

Esto explica un opaco equilibrio entre ambas potencias que no implica abstenerse de fomentar una política anti china y de buscar provocaciones para una agresión abierta. Guste o no, Argentina ha entrado en esta dinámica y si quiere sobrevivir deberá estar a la altura de las circunstancias.

Esta visita ha sido la ocasión para que los sectores anglófilos y sus medios amplificadores vomitaran toda clase de teorías de miedo poniendo como centro, el peligro de la autocracia y la “culpabilidad por la aparición del COVID” omitiendo -y como no podía ser de otro modo- las comprobadas implicancias de EEUU en su creación en laboratorios de bioguerra de Maryland y los que dirigía el Pentágono con la cooperación de privados como “Pfizer” y “Moderna” en Ucrania.

Queda claro que esos comentarios más que estar basados en argumentos reales son parte de la operación de desinformación y propaganda sinófoba en favor del relato político de Washington. Hasta un niño se da cuenta de ello. Cada manifestación de esta clase, pese a lo repudiable que pueda parecer, pone en evidencia el grado y clase de democracia a la cual representan estos sectores, la misma que aplican mediante invasiones, juegos sucios y torturas.

El estado argentino tiene derecho a establecer relaciones con cualquier país del mundo atendiendo a sus propios intereses y conveniencia, pero esta claro que los medios anglófilos de la capital siempre direccionaran un relato ya consabidamente conocido.

La profundización de las relaciones con China traen consigo ambiciosas expectativas que más allá de las ganancias que reportaran para el lado argentino, son geoestratégica y geopolíticamente invalorables para Pekín. No olvidemos que desde 2010 el gobierno de Cristina Fernández autorizó la instalación en un predio de 200 hectáreas de una base china en Bajada del Agrio, provincia del Neuquén que se denomina Estación de Espacio Lejano que tendría funciones de exploración del especio con fines civiles.

Por supuesto que esto último es una verdad a medias. China tiene un avanzado sistema de investigación aeroespacial destinado tanto a lo civil como a lo militar y en este último caso, avocado al desarrollo de misiles intercontinentales que en breve podrían equipararse a las potencialidades que poseen en el mismo ámbito la Federación rusa y de los EEUU.

En lo que hace este viaje, por la renovación del préstamo de yuanes China tendría en planificación la instalación de tres puertos multipropósito en puntos estratégicos de la Patagonia argentina siendo uno de ellos en Tierra del Fuego. Esto significaría un gran avance para la difunta actividad comercial marítima argentina y sin dudas, una oportunidad de desarrollo para proyectarse en un litoral abandonado a su suerte. Pero eso ¿Significara la chinificación? Dependerá del talante y carácter político que asuman las autoridades argentinas.

Según fuentes confiables, los chinos ya habían estado tratando y siguen en conversaciones con Gran Bretaña no solo por la cercanía a Puerto Stanley donde hay una base de la OTAN sino, por la ruta antártica que controlan los británicos. Tal vez habría que preguntarle al gobierno argentino ¿Están al tanto de estas promiscuas relaciones?

 

 

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