EL CONTRAATAQUE
¿Por qué la contraofensiva ucraniana se estaría convirtiendo en un
contraataque ruso?
Por
Charles H. Slim
A inicios del mes de junio, los informes de inteligencia militar rusa
daban cuenta de una acumulación de tropas ucranianas, equipos y blindados en
tres puntos principales a varios kilómetros de la línea del frente. Allí y con
una notable precisión se describía la composición de las unidades de infantería
y blindados (entre los que se hallaban los tanques alemanes, británicos,
suecos), cantidad y material que estaban pronto a desplegar.
El
lanzamiento de la contraofensiva del 8 de junio pasado suponía una portentosa
operación combinada que rompería las líneas de defensa trazada por las fuerzas
rusas y que fueron ideadas por el General Surovikin a quien los estrategas
militares británicos menospreciaron alegando que la “línea Surovikin” (de la
cual se referían de forma burlona) no servía.
La vigilia
se rompería con un nutrido bombardeo de la artillería ucraniana como preludio
de lo que desde occidente se presentaba casi como una “Blitzkrieg” patrocinada
por la OTAN. Las tropas rusas esperaban el rugir de los tanques acercándose a
sus posiciones seguidos por una nutrida infantería motorizada que cubriría el
horizonte visual. A contrario de esto, desde las posiciones defensivas rusas en
la primera línea pudieron ver que la estrategia se basaba en la incursión de
pequeños grupos de entre 15 a 20 hombres con apoyo de no más de cuatro a seis blindados
y algunos vehículos acorazados. Los mismos oficiales rusos se asombraron por lo
descabellado del intento que no tenía chance.
La línea
defensiva que los rusos llaman “Muro de fuego” no solo es una red de trincheras
y bunkers bajo tierra sino, un anillo de obstáculos y trampas que se extiende
por más de mil kilómetros que no podría sortearse sin pagar un duro precio, aún
si Kiev contara con el apoyo aéreo.
No hubo
velocidad, ni sorpresa, y mucho menos el despliegue de unidades blindadas
suficientes para pasar por encima a los defensores rusos. Pero el principal
componente faltante en esta pretendida contraofensiva fue, el apoyo aéreo. Kiev
mando a sus hombres del ejército regular, a los batallones neonazis “Azov” y
“C14” (entrenados en EEUU y Gran Bretaña) y a los mercenarios extranjeros que
está sacrificando sin la menor contemplación a una verdadera picadora de carne.
Las cifras sobre las bajas en este último sector son por demás abismales. Según
las fuentes de inteligencia rusa, los mercenarios de varios países (entre ellos
argentinos, brasileros y colombianos) que se contabilizaban en el terreno peleando
para Kiev eran unos 11.000 y hoy en lo que va de la Operación Especial solo
quedarían en actividad apenas 4000.
La falta de
cobertura aérea para una operación así esta destinada al fracaso. Los militares
del Pentágono lo saben, pero son conscientes de las implicancias que desataría
proveer este elemento sin un control sobre un régimen extremista neonazi. Washington
y sus socios han estado tratando de maniobrar políticamente sobre el asunto ya
que, pese a que Biden se negó en público a proveer los aviones F-16 a Kiev en
el Kremlin saben que la mayor parte de las veces, lo que dice La Casa Blanca y
sus voceros no se condice con la realidad. Es por ello que Rusia prefiere ser
proactivo y cerciorarse por sí mismo que esos aviones no vuelen.
Incluso hay
informes de inteligencia no autorizados que hablan sobre operaciones especiales
detrás de las líneas ucranianas que habrían destruido algunos envíos encubiertos
de aviones F-16 que esperaban embalados en contenedores. A esto, también sumo la
destrucción de varios sistemas “Patriot”. Eso explicaría el retraso en poner
algo de apoyo aéreo en el occidente del país.
Entre tanto
el régimen de Kiev ha estado tratando de embaucar a Moscú con supuestas
intensiones de conversaciones mientras intentaba ejecutar nuevos ataques
terroristas contra el puente de Crimea. Estos trucos son claramente alentados
por Washington, un experto en golpear por la espalda. Son las tácticas de
peleador callejero que usará cualquier recurso para tratar de derrotar a su
oponente.
Esto
evidencia desesperación y una urgencia del régimen ante señales alarmantes de
una ofensiva rusa que ya se advierte en lugares como Sieverodonetsk, Sloviansk,
Liman. Kupiansk y Zaporiya. Todas las tretas son aceptables para ganar tiempo y
al menos intentar frenar la pérdida de nuevos territorios. Las tácticas de
ataques aislados contra objetivos en Crimea y Bélgorod parecen ser las vías
para intentar distraer a los rusos de las operaciones en el frente pero a la
vez esto le esta costando muy caro a Kiev. Cada uno de estos ataques solo han
provocado reacciones de Rusia que debilitan aún más su infraestructura y alejan
las posibles salidas pacíficas.
Es por eso
que no asombra el sordo silencio de la intelectualidad angloestadounidense y de
los medios que le sirven de amplificador. Las cosas empezaron mal y siguen
desmejorando. Lo único positivo para Washington y sus socios atlantistas es que
-oficialmente- no les ha costado bajas regulares propias.
Según reportes
de inteligencia, varios ataques con misiles hipersónicos contra objetivos bien
identificados han cobrado la vida de altos jefes militares y de inteligencia
ucranianos. Uno de estos golpes de decapitación se produjo en un hotel en
Donetsk donde murieron varios comandantes ucranianos que se hallaban reunidos
con asesores extranjeros aún no identificados. También han sido eliminados
varios asesores estadounidenses y británicos que se encontraban en bunkers de
Comando y Control (dotados con instalaciones de conexión Starlink) en la zona
de combates al sur de Zaporiya desde donde se dirigían las operaciones. Aún en
la OTAN se preguntan cómo pudieron saber que allí estaban reunidos estos altos
personajes.
A pesar de
estas pérdidas y del sufrimiento que cada día se acentúa sobre la población
civil, Washington apuesta por seguir financiando la guerra demostrando que poco
le importan las propuestas africanas y del sur global en general (vistas en la Cumbre
en la UE-CELAC) para establecer conversaciones entre las partes tendientes a
una salida pacífica. Sobre esto último, La Casa Blanca le solicitó al Congreso
que apruebe un proyecto de ley para girar otros 40.000 millones de dólares para
sostener los esfuerzos bélicos del régimen de Kiev y que como se ha estado
viendo hasta el momento, terminaran financiando los vicios, las cuentas en exterior
de Zelensky y su mafia ¿Será hora de hacer las valijas y huir hacia la UE?