EL AÑO DE
CAMBIOS GEOPOLITICOS
¿Cómo se desarrollaran en este 2024 los más influyentes acontecimientos
políticos y militares que sacudieron el año pasado y cuáles pueden ser sus
consecuencias?
Por Charles H. Slim
No hay que ser un adivino para afirmar que habrá cambios en el balance
del poder global. Será un año de resoluciones de situaciones que han comenzado
años antes y que determinarán un antes y un después en la pulseada geopolítica
entre la decrepita hegemonía estadounidense y el multilateralismo que propone un
bloque en ascenso como el BRICS.
Es muy
posible una resolución definitiva para la guerra en Ucrania y un desenlace
fatal para Volodymyr Zelensky y sus adláteres que sería propiciado por quienes
lo han estado apoyando. La situación de Israel se complicará si Netanyahu no
detiene las matanzas indiscriminadas contra la población palestina y sus planes
de ampliar el mapa de conflicto a Siria y el Líbano. También hay un probable
recrudecimiento de tensiones con China por roces en el Mar Meridional entre la
Armada china y la que responde a los EEUU como último acto de gobierno de la
administración Biden dejándole al sucesor un hierro candente.
Las
expectativas de cambios profundos comenzaran en EEUU y sin dudas causaran
sorpresas. Es un año de elecciones y ya se están asomando aterrorizantes
fantasmas para la elite política y financiera de la Unión que pueden ver el
regreso de su peor pesadilla. No es casual que por estos días se halla
levantado la restricción informativa en torno al expediente judicial del
proxeneta VIP Jeffry Epstein, convenientemente suicidado en la cárcel.
En ese
expediente se ventila una lista interminable de nombres de famosos y
millonarios entre los cuales se hallan -entre de otras nacionalidades- prominentes
figuras de la política estadounidense.
Aunque sin
dudas tratan de embarrar un poco más a la imagen de Donald Trump quien conocía
a Epstein y de quienes hay varias fotografías, la maniobra ha sido más
perjudicial para otros de los amigos de éste quienes también figuran a detalle
en las constancias del expediente referidas a las fiestas pederastas que
montaba en su mansión.
Trump a
pesar de estar bajo las dagas judiciales de sus enemigos (acusado de 91 cargos)
que buscan encarcelarlo y pese a esas esperanzas, hay muchas posibilidades de
que pueda salir sobreseído de todos los cargos y regresar a la Casa Blanca.
Esto cambiaría en 180 grados la política exterior de EEUU con pésimas
consecuencias políticas y negociales para los maquinadores de las guerras y con
ellos, toda la OTAN.
El inminente desmoronamiento del régimen de Kiev será sin dudas un golpe duro a los planes de estos sectores. Ya sin utilidad, Zelensky será descartado por sus patrocinadores atlantistas como el preservativo que siempre fue. Incluso es posible que Moscú reconstruya las relaciones con un nuevo gobierno de Kiev depurado de la ideología banderista y asuma un papel pacificador en Eurasia. Pero incluso la llegada al poder de Trump o un tipo como De Santis no hará desaparecer la conflictividad en Ucrania. El principal factor de esto es por la influencia que mantienen los sectores neoconservadores con los extremistas ucranianos hoy claramente bajo el control de la CIA y el MI6, lo que significara pasar a la clandestinidad, replantear la estrategia y usar al terrorismo como táctica central.
En cuanto a lo que Israel está llevando a cabo contra la población palestina, ciertamente que (y hoy menos que nunca) no podemos hablar de un enfrentamiento simétrico. La excusa del “derecho de defensa” hace tiempo que cayó en la incredulidad general y los civiles asesinados podrían llegar a 30.000. Al mismo tiempo la resistencia palestina ha demostrado estar mucho más preparada que lo que la inteligencia israelí y sus socios angloestadounidenses hayan podido estimar y no dejarán que los israelíes se apoderen de la Franja sin pagar un altísimo precio. Recién y a tres meses de lucha, los israelíes han podido volar algunos túneles sin informar (por supuesto) cuantos hombres perdieron en el proceso. Las bajas y el descalabro moral que esto está causando entre los israelíes así lo demuestran. Todo esto que se suma a las extrañas circunstancias que propiciaron el accionar del 7 de octubre y que ligan a los organismos de seguridad e inteligencia (civiles y militares) y al mismo Netanyahu hacen que la confianza de sus ciudadanos desaparezca.
Al mismo
tiempo, la resistencia palestina (que comprende a Hamas, Yihad Islámica, el
FPLP y otras agrupaciones menores) ha logrado la adhesión y participación del
eje de la resistencia islámica llevando a que hoy las agrupaciones iraquíes
como “Kataib Hesbolá de Iraq”, “Nuyaba” y “Al Hashd Al Sha`abi”, el “Hesbolá”
libanés y la resistencia yemení de “Ansar Allah” lleven a cabo y cada una por
su lado, acciones directas contra los objetivos militares y de inteligencia de Israel
y su aliado, EEUU. Sobre esto último, tanto Tel Aviv como los medios
occidentales han estado ocultando el desplazamiento de más de 80.000 israelíes
que huyeron de sus asentamientos en la frontera con el Líbano tras el
incremento de las retaliaciones de “Hesbolá” por las masacres en Gaza.
Entre
tanto, los estados árabes “pragmáticos” del Golfo, mucho más preocupados por no
perder sus privilegios deberán decidir si el dinero lo invertirán en un plan de
ayuda para definitivamente viabilizar un estado palestino o, seguirán
volcándolo en los negocios con un estado que está perpetrando un genocidio con
sus hermanos.
Por último y en lo que viene sucediendo en el Mar Meridional en la zona del Indo-pacífico, el curso de los acontecimientos que hemos visto a lo largo de todo el 2023 prevén la posibilidad de alguna escaramuza naval con consecuencias varias. La principal pauta para esto parte de la importancia estratégica que Taiwán tiene para EEUU y el interés en el resultado eleccionario del próximo 14 de enero.
Pese a que
los candidatos buscan el acercamiento con Beijin en especial sobre la base de
la interrelación por el estrecho y respetando el Consenso de 1992, siempre está
presente esa interferencia angloestadounidense que bajo las monsergas de una
supuesta preocupación por la “democracia”, “la seguridad nacional” y hasta un
supuesto “riesgo global” trata de acomodar sus preferencias e intereses alterando
la política interna de un país.
El interés
principal sobre Taiwán radica en que se sitúa en el nodo de la ruta comercial
principal en la cadena de islas que se extienden desde las Filipinas hasta el
Japón. Si China por algún motivo decidiera cortar esa vía, las consecuencias
económicas serían muy perjudiciales. El objetivo deducible de Washington es
fortificar la isla para que esa ruta no caiga bajo el control de la China
continental ya que con ello, EEUU perdería la supremacía sobre el
Indo-Pacifico.
Es por eso
que Taiwán debe ser formalmente independiente ya que en ello van asuntos de
importancia estratégica que no beneficiarían tanto a los taiwaneses sino a los
EEUU. Biden y su círculo ha hecho todo lo posible para minar la confianza entre
ambas partes teniendo como una de sus ambiciones el control del negocio de los
semiconductores (que la isla produce globalmente en un 70%) y si es posible,
trasladarlos (a las empresas y su mano de obra) desde la isla a EEUU y así monopolizar
la producción mundial.
Otra pata
importante de estas injerencias se para en la defensa, un fabuloso negocio que
la administración demócrata ha estado usufructuando con mucho ahínco con la
guerra contra Rusia para lo cual, mantener la desconfianza mutua en la región
obligará al próximo gobierno taiwanes (mediante un presupuesto inflado) a reequipar
y modernizar sus fuerzas armadas e incluso establecer convenios de ayuda
militar que sin dudas irritarán a los chinos del continente y ¿Quiénes son los
principales oferentes para ello?
Mantener la
desconfianza hacia China es la estrategia sobre la que se apoya todo.
No sería de
extrañar que ante la primera señal de que EEUU está vendiendo equipamiento y
sistemas de armas a Taiwán, Beijin interprete esto como una amenaza y ahí se
abra la puerta para posibles incidentes que podrían escalar peligrosamente y
eso no le conviene a nadie.