IRRADIANDO MULTILATERALIDAD
¿Por qué China es la potencia mundial en un proceso indetenible de
emerger?
Por
Xiao Chan Gui
Es cierto que vemos el mundo de acuerdo a donde uno se encuentre parado.
No es lo mismo como lo ve un norteamericano como lo ve un europeo, menos aún
alguien del mundo árabe-islámico o del que vive en Asia.
Mi mirada
es la de un simple ciudadano chino, libre y consciente de la realidad del país
en donde vive sin hacer comparaciones odiosas como a las que estamos
acostumbrados a oír desde Occidente con reduccionismos tales como Democracia vs
Autocracia.
Aclaro que
no sirvo a una agencia gubernamental de noticias como Xinhua o AP. No para
nada. Aunque le cueste aceptar al prejuicioso analista occidental, en China hay
un rico desarrollo en el pensamiento individual para el libre ejercicio de la
información sin que ello signifique el descontrolado y muchas veces obsceno individualismo
que campa en el ideario angloestadounidense que se materializa en ese enfermizo
y mezquino consumismo.
No es
necesario que me ponga a desarrollar las aburridas teorías de geopolíticas de
autores europeos como Ratzel, Halford Mackinder o de Nicholas Spykman y mucho
menos, las rumiaciones de los americanos Zbignew Brzezinski y Henry Kissinger. Tampoco,
aunque compartimos con la Federación Rusa limites e intereses comunes como
socios, las teorías rusas de Grasimov o la del Eurasianismo. Simplemente y en
referencia a los tres primeros, porque no eran asiáticos, sus elucubraciones no
eran precisamente constructivas y no tenían una visión con pensamiento chino.
Al
contrario de cada uno de los últimos, los primeros proyectaban sus teorías para
desestabilizar y fragmentar el gran continente, activismo que fue revitalizado
desde el final de los ochentas y comienzos de los noventas para ponerlo de
rodillas y en última instancia bajo la jurisdicción de esa organización trasnacional
llamada OTAN. Lo que hoy ocurre en Eurasia, en el patio delantero de China es
prueba de ello y sabemos que también está dirigido hacia nosotros.
Cada una de
estas teorías representan intereses bien determinados con ambiciones
unidireccionales y surgieron de la visión de hombres de carne y hueso, tal como
somos los chinos pero pensantes y racionales a partir de una filosofía de vida muy
diferente.
¿Cuál sería
la geopolítica china actual según mi punto de vista? No voy a ir para atrás
para repasar la influencia confusiana en nuestra milenaria cultura para
explicar nuestra idiosincrasia y la evolución de nuestra historia política, no
es necesario. Hemos aprendido del sacrificio y del trabajo duro tanto en épocas
medievales con los emperadores, las humillaciones con tratados desiguales y
abusivos de occidente (en especial con Reino Unido), pasando por la revolución
de los “Boxers” bajo el yugo de las potencias ocupantes como en las duras
jornadas de la marcha forzada para constituir bajo el influjo del Comunismo una
República Popular que no estuvo exenta de errores, grandes sufrimientos y
arbitrariedades.
Eso nos
hizo un pueblo fuerte y resiliente, orgulloso como nación. No me refiero al
estado ni al Partido, hablo del individuo. Nuestra genética seguramente se fue
fortaleciendo con cada una de estas etapas y nos llevó a que, mediante la meticulosa
construcción de una geoeconomía audaz basada en el trabajo intensivo y
disciplinado con un desarrollo paralelo de un estricta y sesuda educación destinada
a mejorar la vida de los ciudadanos apuntalada desde el estado bajo la
centralidad del partido comunista, nos proyectásemos con confianza hacia el
exterior.
Con ello,
el desarrollo paciente pero continuado de nuestra economía hizo que se hiciera
necesaria ampliar la visión hacia mercados exóticos con los cuales a pesar de
algún que otro intercambio, no estaban desarrollados en la profundidad de las
relaciones que al gobierno le conviniera para ir ampliándolas con el tiempo.
El
voluntarismo que impulso a China crear esa geoeconomía que comenzó a
fructificar en otras latitudes como en Latinoamérica donde la migración china
ha sabido aprovechar las oportunidades que cada lugar les daba para desplegar
esta cultura de trabajo y disciplinada administración financiera, son las semillas
germinadas de una parte del llamado “Sueño chino” que hoy es un modelo de
capitalismo con rasgos socialistas basado en el multilateralismo.
Ese sueño
sería la actual base de la geopolítica china en la que para ganar, no debe
perder el otro. Esta es una visión que surge de nuestra filosofía y de una
forma de entender no solo el mundo de los negocios si no el universo todo. Aquí
es donde viene el choque con la agresiva concepción geopolítica angloestadounidense
-basada en el negocio de la guerra- que se ha potenciado en los últimos
30 años en la que Washington, en un afán por capitalizar todo, trata de
sabotear las relaciones políticas y comerciales de China con sus vecinos y el
mundo y muy especialmente con Latinoamérica y África.
Es cierto,
China debe reconfigurar sus relaciones con algunos vecinos como Filipinas y
Vietnam y a la vez trabajar inteligentes políticas de persuasión con Taiwán,
pero eso no da derecho a las perniciosas y subversivas injerencias
estadounidenses y de sus socios británicos. Ese proceder es contrario a la
libertad, pero muy lucrativo para sus arcas.
Pese a que
no es el interés de llevarse mal con EEUU, Washington persiste con ahínco en
esa política hostil y ha empujado a Pekín (北京) a fortalecer sus músculos.
Ello obligó
a Pekín a comenzar a construir una geopolítica sustentada en el desarrollo de un
poder militar disuasivo, en especial naval, orientado a proteger no solo los
intereses y la diplomacia china sino también, de las claras tentativas de EEUU
y sus socios -con sus injerencias en Siria e Iraq- por sabotear la
normal circulación de la ruta de la seda, la apropiación del mercado de
semiconductores y como no, truncar su proyección sobre el Asia Pacífico.
Con ese
propósito ha puesto a trabajar a sus estados tapón como Japón y Corea del Sur (éste
último gran proveedor de ojivas de artillería para Ucrania) y aprovechando las
necesidades de otros países como las Filipinas a los fines de crear
dificultades a la libre circulación de los bienes y el comercio chino poniendo
excusas notablemente inventadas.
Estos
esfuerzos occidentales por abortar las relaciones del estado chino también
alcanzan a los capitales particulares chinos ya que, son incluidos en sus
campañas de intoxicación y difamación xinófoba montadas por agencias no
gubernamentales y supuestamente privadas.
A pesar de
todos los intentos, China se ha convertido en un actor geopolítico preponderante
ya no solo en lo regional sino incluso, a nivel global involucrándose en exitosas
gestiones para reestablecer relaciones entre naciones que habían estado
congeladas por años, ofreciendo su intermediación y ayuda, haciendo socios e
invirtiendo en continentes como África y América Latina y en buscar mayor
ecuanimidad en situaciones conflictivas como las que hoy vemos en Ucrania,
África y Oriente Medio.
El BRICS es
la plataforma por sobre la cual, China junto a sus asociados -pese a las
zanjadillas angloestadounidenses- harán florecer el ansiado
multilateralismo que hará a los países verdaderamente libres del corroído sistema
financiero internacional y como señala el profesor ruso Yuri Tavrovsky podrá
exponer el “milagro chino”.
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