miércoles, 3 de enero de 2024

 

IRRADIANDO MULTILATERALIDAD

¿Por qué China es la potencia mundial en un proceso indetenible de emerger?


Por Xiao Chan Gui

Es cierto que vemos el mundo de acuerdo a donde uno se encuentre parado. No es lo mismo como lo ve un norteamericano como lo ve un europeo, menos aún alguien del mundo árabe-islámico o del que vive en Asia.

Mi mirada es la de un simple ciudadano chino, libre y consciente de la realidad del país en donde vive sin hacer comparaciones odiosas como a las que estamos acostumbrados a oír desde Occidente con reduccionismos tales como Democracia vs Autocracia.

Aclaro que no sirvo a una agencia gubernamental de noticias como Xinhua o AP. No para nada. Aunque le cueste aceptar al prejuicioso analista occidental, en China hay un rico desarrollo en el pensamiento individual para el libre ejercicio de la información sin que ello signifique el descontrolado y muchas veces obsceno individualismo que campa en el ideario angloestadounidense que se materializa en ese enfermizo y mezquino consumismo.

No es necesario que me ponga a desarrollar las aburridas teorías de geopolíticas de autores europeos como Ratzel, Halford Mackinder o de Nicholas Spykman y mucho menos, las rumiaciones de los americanos Zbignew Brzezinski y Henry Kissinger. Tampoco, aunque compartimos con la Federación Rusa limites e intereses comunes como socios, las teorías rusas de Grasimov o la del Eurasianismo. Simplemente y en referencia a los tres primeros, porque no eran asiáticos, sus elucubraciones no eran precisamente constructivas y no tenían una visión con pensamiento chino.

Al contrario de cada uno de los últimos, los primeros proyectaban sus teorías para desestabilizar y fragmentar el gran continente, activismo que fue revitalizado desde el final de los ochentas y comienzos de los noventas para ponerlo de rodillas y en última instancia bajo la jurisdicción de esa organización trasnacional llamada OTAN. Lo que hoy ocurre en Eurasia, en el patio delantero de China es prueba de ello y sabemos que también está dirigido hacia nosotros.

Cada una de estas teorías representan intereses bien determinados con ambiciones unidireccionales y surgieron de la visión de hombres de carne y hueso, tal como somos los chinos pero pensantes y racionales a partir de una filosofía de vida muy diferente.

¿Cuál sería la geopolítica china actual según mi punto de vista? No voy a ir para atrás para repasar la influencia confusiana en nuestra milenaria cultura para explicar nuestra idiosincrasia y la evolución de nuestra historia política, no es necesario. Hemos aprendido del sacrificio y del trabajo duro tanto en épocas medievales con los emperadores, las humillaciones con tratados desiguales y abusivos de occidente (en especial con Reino Unido), pasando por la revolución de los “Boxers” bajo el yugo de las potencias ocupantes como en las duras jornadas de la marcha forzada para constituir bajo el influjo del Comunismo una República Popular que no estuvo exenta de errores, grandes sufrimientos y arbitrariedades.

Eso nos hizo un pueblo fuerte y resiliente, orgulloso como nación. No me refiero al estado ni al Partido, hablo del individuo. Nuestra genética seguramente se fue fortaleciendo con cada una de estas etapas y nos llevó a que, mediante la meticulosa construcción de una geoeconomía audaz basada en el trabajo intensivo y disciplinado con un desarrollo paralelo de un estricta y sesuda educación destinada a mejorar la vida de los ciudadanos apuntalada desde el estado bajo la centralidad del partido comunista, nos proyectásemos con confianza hacia el exterior.

Con ello, el desarrollo paciente pero continuado de nuestra economía hizo que se hiciera necesaria ampliar la visión hacia mercados exóticos con los cuales a pesar de algún que otro intercambio, no estaban desarrollados en la profundidad de las relaciones que al gobierno le conviniera para ir ampliándolas con el tiempo.

El voluntarismo que impulso a China crear esa geoeconomía que comenzó a fructificar en otras latitudes como en Latinoamérica donde la migración china ha sabido aprovechar las oportunidades que cada lugar les daba para desplegar esta cultura de trabajo y disciplinada administración financiera, son las semillas germinadas de una parte del llamado “Sueño chino” que hoy es un modelo de capitalismo con rasgos socialistas basado en el multilateralismo.

Ese sueño sería la actual base de la geopolítica china en la que para ganar, no debe perder el otro. Esta es una visión que surge de nuestra filosofía y de una forma de entender no solo el mundo de los negocios si no el universo todo. Aquí es donde viene el choque con la agresiva concepción geopolítica angloestadounidense -basada en el negocio de la guerra- que se ha potenciado en los últimos 30 años en la que Washington, en un afán por capitalizar todo, trata de sabotear las relaciones políticas y comerciales de China con sus vecinos y el mundo y muy especialmente con Latinoamérica y África.

Es cierto, China debe reconfigurar sus relaciones con algunos vecinos como Filipinas y Vietnam y a la vez trabajar inteligentes políticas de persuasión con Taiwán, pero eso no da derecho a las perniciosas y subversivas injerencias estadounidenses y de sus socios británicos. Ese proceder es contrario a la libertad, pero muy lucrativo para sus arcas.

Pese a que no es el interés de llevarse mal con EEUU, Washington persiste con ahínco en esa política hostil y ha empujado a Pekín (北京) a fortalecer sus músculos.

Ello obligó a Pekín a comenzar a construir una geopolítica sustentada en el desarrollo de un poder militar disuasivo, en especial naval, orientado a proteger no solo los intereses y la diplomacia china sino también, de las claras tentativas de EEUU y sus socios -con sus injerencias en Siria e Iraq- por sabotear la normal circulación de la ruta de la seda, la apropiación del mercado de semiconductores y como no, truncar su proyección sobre el Asia Pacífico.

Con ese propósito ha puesto a trabajar a sus estados tapón como Japón y Corea del Sur (éste último gran proveedor de ojivas de artillería para Ucrania) y aprovechando las necesidades de otros países como las Filipinas a los fines de crear dificultades a la libre circulación de los bienes y el comercio chino poniendo excusas notablemente inventadas.

Estos esfuerzos occidentales por abortar las relaciones del estado chino también alcanzan a los capitales particulares chinos ya que, son incluidos en sus campañas de intoxicación y difamación xinófoba montadas por agencias no gubernamentales y supuestamente privadas.

A pesar de todos los intentos, China se ha convertido en un actor geopolítico preponderante ya no solo en lo regional sino incluso, a nivel global involucrándose en exitosas gestiones para reestablecer relaciones entre naciones que habían estado congeladas por años, ofreciendo su intermediación y ayuda, haciendo socios e invirtiendo en continentes como África y América Latina y en buscar mayor ecuanimidad en situaciones conflictivas como las que hoy vemos en Ucrania, África y Oriente Medio.

El BRICS es la plataforma por sobre la cual, China junto a sus asociados -pese a las zanjadillas angloestadounidenses- harán florecer el ansiado multilateralismo que hará a los países verdaderamente libres del corroído sistema financiero internacional y como señala el profesor ruso Yuri Tavrovsky podrá exponer el “milagro chino”.

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