sábado, 6 de enero de 2024

JUGANDO CON FUEGO

La noticia sobre tres sujetos de una supuesta célula terrorista detenidos en Argentina ¿Es real o un montaje de la contrainteligencia israelí?

 

Por Yossi Tevi

Hace unos días y en horas de la noche, la prensa del ministerio de seguridad del interior daba a conocer y los medios repetirían que se habían detenido a tres sospechosos de formar parte de una “célula terrorista”, obviamente de árabes-islámicos, que tras haber entrado a la capital federal por separado y en diversos vuelos se alojaron en un hotel que fue rápidamente allanado por la policía federal confiscándoles sus teléfonos y pertenencias.

Según estas informaciones, también participaron efectivos de la policía bonaerense ya que dos de los sospechados fueron detenidos en Avellaneda, jurisdicción de la provincia de Buenos Aires.

A primera vista las primeras motivaciones que movilizaron a la “Unidad de Investigación Antiterrorista de la Superintendencia de Investigaciones Federales fueron los perfiles y el origen étnico de los sospechosos: Sujetos provenientes de Colombia, árabes de ascendencia siria. Como se advierte y como lo señalamos antes de que este gobierno llegara al poder, empezaríamos a ver un retorno a las intrigas y las sospechas contra todo lo árabe-islámico vinculadas al “terrorismo”.  

No trascendió cuáles fueron las fuentes de las que se nutrió el ministerio a cargo de Patricia Bullrich para montar este operativo, pero es muy posible que hayan provenido de alguna agencia de inteligencia de un país que actualmente se halla en pleno involucrada en la catástrofe que está llevándose a cabo en la Franja de Gaza y Cizjordania.

El momento geopolítico en el que se difunde esto no es casual. Además de la guerra de balas y bombas que se desarrolla en la Franja de Gaza estamos en medio de una guerra psicológica-informativa del alcance global en la cual Israel trata de no perder.

Es sabida la influencia pro-israelí que existe en la ciudad Autónoma y ella no es solo de ahora. Cualquier critica contra Israel o denuncias sobre sus abominables crímenes son censuradas con premura. Tan potente es la influencia política de la militancia sionista y su dirigencia que hasta tuvieron la osadía de pretender correr a artistas como Roger Waters bajo el viejo y gastado batiburrillo de “antisemitismo” ¿Cuáles eran los fundamentos para esta acusación? Proclamar los derechos de la población palestina y denunciar los crímenes de los que son víctimas. Ah, también blandir la bandera palestina en cada uno de sus shows. Aunque no lograron impedir su concierto, ejerciendo su bien conocida influencia silenciosa trataron de que ningún hotel de la ciudad le diera albergue demostrando la malicia y el sigilo con el que se manejan.

Pero quienes más se ven perjudicados son los miembros de la comunidad árabe-islámica local a quienes con estas tácticas sucias se busca generalizar.

No sería la primera vez que desde los medios argentinos se montan bulos contra individuos de ascendencia árabe para sindicarlos como sospechosos de ser miembros de organizaciones o células terroristas. En Argentina hay una especial predilección estigmatizante contra los musulmanes y en particular individuos de ascendencia sirio-libanesa y no parece ser casual. La actual tendencia geopolítica del gobierno argentino lo explica y ello era esperable.

La noticia de tres hombres de origen árabe llegados al país dio paso a renovar estos aspavientos, pero ¿Es una casualidad?

Todo el esquema mediatizado se asemeja a un capítulo de una vieja serie de espías escrita obviamente por libretistas estadounidenses.

La historia tiene todos los elementos de la intriga y el complot que busca convencer al incauto ciudadano que se fía de las noticias que ve en la TV de que el malvado terrorismo islámico ha llegado y aquí están los buenos para cuidarles ¿Quiénes son esos buenos, los que hoy controlan la AFI? Tanta es la seguridad en las declaraciones del gobierno sobre este asunto, que el vocero Manuel Adorni habló de “sospechosos que planificaban acciones terroristas” sin aclarar que tipo de acciones serían esas.

Si no alcanzaba con el gastado argumento de los sospechosos sirio-libaneses y todo aquel que se vincule con el mundo árabe-islámico, ahora se agregó un elemento (árabe porsupuesto) muy conveniente como es el envío por correo de una encomienda desde…Yemen.

Sobre este último elemento y según señalan algunas fuentes, dicho envío tiene un peso de 35 kilogramos con lo cual, si se tratase de un envío de explosivos para un ataque no caben dudas de que los remitentes pecan de estúpidos o tenían el propósito de resaltar su procedencia. Hay muchos motivos para sospechar de la veracidad de todo esto y el principal motivo es el alineamiento que Buenos Aires ha realizado con el eje Washington-UE-Tel Aviv.

No estamos revelando nada nuevo cómo y quiénes pueden montar bulos y embustes de estas dimensiones que servirán para justificar ciertas planificaciones políticas. Estos son especialistas de la contrainteligencia y que en la actual situación de conflicto entre Israel y Yemen se hace muy suspicaz aquel envío. El actual gobierno imbuido de ese desenfadado y abierto sionismo cree que por dicho motivo estará exceptuado de las salpicaduras de sangre y maniobras de oportunidad que Tel Aviv ejecute en beneficio propio.

Reuniendo todos estos elementos y estando tan solo un poco informado de lo que ocurre en Medio Oriente ya podemos darnos cuenta de dónde salió todo esto ¿Recuerdan el deleznable incidente del avión venezolano con tripulación iraní de COMVIASA del cual la prensa capitalina pro-Israel hizo una gran fábula? Hablaron de armas, de espionaje y hasta planificación de atentados. En este caso el “gran peligro” era la identidad étnico-nacional (iraníes) de parte de su tripulación, dejando entrever el gran sesgo racista que se esconde detrás de quienes sembraron la histeria y el miedo en la población.

Si nos vamos más atrás no podemos dejar de recordar el caso de los jóvenes argentinos de ascendencia libanesa que, por dicho motivo, fueron gratuitamente acusados y maltratados por esta misma prensa pro-Israel sin que al final se comprobaran cargos reales en su contra. O aquella pareja de supuestos iraníes que habían ingresado al país para supuestamente esta misma prensa, llevar adelante un atentado terrorista. O la detención hace apenas un mes de un ciudadano iraquí que por pasar cerca de la embajada de Israel en Buenos Aires fue detenido bajo las mismas sospechas.

Esta clase de juegos siniestros, son parte de una política muy bien ejercitada por gobiernos y agencias que viven de la intriga, la guerra y la muerte. En estos momentos hay una situación muy critica en los territorios ocupados en Palestina y en especial en la invadida Gaza con lo cual, Tel Aviv y en especial su régimen askenazi encabezado por Benjamín Netanyahu trata de distraer la atención de su propia gente dentro y fuera del foco de situación tratando de aunar apoyo político ante las reveladas carnicerías que las FDI y sus brigadas especiales de asesinos están cometiendo contra civiles inocentes.

El problema con este tipo de situaciones es poder determinar cuando son verdaderas o son un montaje. Pero quizás el problema más delicado a determinar sea, si el gobierno argentino es tan incauto (por el largo período de inexistencia de una inteligencia) para no saberlo y participa cándidamente de estos bulos o, tiene a ciertos niveles la cooperación institucional necesaria que las agencias que montan estos engaños logren los efectos políticos esperados por sus propios gobiernos. Y la pregunta final sería ¿Qué tiene que ver Argentina en todo esto? 

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