EXTREMISMO
PRAGMATICO
¿Cuál es el verdadero núcleo ideológico del poder político de Israel
que está llevando a la región a una escalada de la cual no sobrevivirá?
Por
Charles H. Slim
Por algún motivo o causa, se producen los eventos de nuestra realidad. Los
hechos no surgen de la nada. Es una cuestión de sentido común que se traduce en
el principio de causa y efecto. Esto obviamente se aplica a la vida política
sin que haya excepciones a este principio. En lo sucedido el 7 de octubre
pasado en Palestina y que ha desatado la espiral de violencia actual, existe
una cadena de causas que nos retrotrae hasta comienzos del siglo XX y que desde
1948 han estado siendo omitidas por los medios occidentales, algo que le interesa
a Israel y a sus partidarios.
Relegar 76
años de una ocupación sangrienta y sus consecuencias parece muy difícil de
justificar, pero contra todo razonamiento y el sentido común eso es lo que han
estado llevando a cabo los intereses sionistas que apoyan al estado de Israel.
Para ello, los medios han jugado un papel central en ocultar y desinformar esta
parte de la historia. Hoy a la luz de lo ocurrido el 7 de octubre volvemos a
ver el intento de recortar la historia intentando hacer creer que las acciones
de la resistencia palestina surgieron de la nada y solo con el objeto de
asesinar judíos. Incluso y de forma
inmediata los partidarios sionistas en occidente comenzaron a tratar de hacer
creer que los palestinos buscan crear otra “Shoa”.
No hace
falta hacer intrincados argumentos para señalar estas canallescas falacias. No
hay lógica humana que justifique matar a unos es malo y matar a otros no lo es.
La opinión pública en general sabe la verdad, aunque siga mostrando temor en
involucrarse.
Si partimos
que el estado de Israel fue erigido sobre la base del terrorismo y la conquista
militar ¿Cuál es la legitimidad y mucho menos su legalidad?
Precisamente
y a la sombra del genocidio ampliamente documentado que el ejército israelí
(apoyado como nadie por EEUU) esta llevando sobre la población palestina de la
franja de Gaza, es que la opinión pública mundial ve con claridad cuáles son
las respuestas.
A la luz de
esta macabra realidad, el relato victimista con el cual el sionismo ha tratado
de tapar los crímenes de su estado representativo, se cae a pedazos y no solo
ha revelado los espíritus de los palestinos que resisten con una fiereza nunca
vista o de los pueblos árabes que se han lanzado con decisión a una lucha en la
que la muerte está asegurada sino también de una parte del judaísmo que no
aprueba los crímenes que el nacionalismo judío lleva a cabo bajo la excusa de
representarles.
Las incoherencias
históricas ya no pueden ocultarse. Ya son muy pocos los que creen las
editoriales de esos “grandes” medios angloestadounidenses que supieron marcar
la pauta de qué es lo bueno y que es lo malo de una determinada situación o
suceso de la historia. Son los mismos que trataron de ocultar las masacres de
civiles, las torturas y los abusos en Afganistán e Iraq, las apoyadas en Siria,
el ominoso campo de concentración de “Guantánamo”, todos estos lugares con una
cosa en común, la mayoría de sus víctimas, musulmanes y por tal motivo, según
su punto de vista no tan humanos como los occidentales y que los sionistas han
blanqueado últimamente calificando a los palestinos como “animales humanos”.
En el caso
de Israel el trabajo de esos mismos medios, ha estado dedicado a mostrarlo como
el “bueno”, la “víctima” bajo el asedio de los árabes e islámicos “malos”, una
visión simplona pero efectiva en épocas de monopolio del relato informativo,
pero eso ya es historia.
Hoy ya se
está sabiendo quiénes eran con mayor detalle los fundadores del estado de
Israel y cuáles fueron sus acciones. Asesinos y ladrones agrupados en bandas
como “Leji” (Pandilla Stern), “Irgun” y las “Palmach” fueron los creadores e
incluso fueron mandatarios del actual estado que hoy el extremismo judío quiere
ampliar con una sola idea: judeizar toda Palestina. Es el mismo extremismo que
realizó (con la complicidad del Shin Bet y el Mossad) toda clase de atentados
terroristas y termino asesinando en noviembre de 1995 a Yitzak Rabin por buscar
la paz con los palestinos. Pueden apostar lo que quieran que los buenos judíos
(religiosos o no), como personas simples e iguales a cualquier otro ser humano que
pisa este mismo mundo no los celebran ¿Cómo podrían celebrarles cuando sus
métodos y políticas son tan aberrantes como la de los fascistas y los nazis?
Precisamente
esa historia ocultada por los medios y de la cual el sionismo ha hecho hasta lo
imposible por enterrar, es la que hoy se carnifica en el actual gobierno de
extremistas judíos liderado por el primer ministro Benjamín Netanyahu. Son los
herederos del Sionismo revisionista fundado por Vladimir “Zeev” Jabotinsky y
que por la década de los veintes en el siglo XX se alió con los
ultranacionalistas ucranianos Simón Petliura y Dimitro Dontsov quienes a su vez
colaborarían con el Tercer Reich para perseguir y asesinar a miles de húngaros,
judíos ucranianos y gitanos ¿Cómo es posible eso?
Sumada a
esta inconfesable realidad político histórica hay otras facetas más negras del
sionismo (si es que puede haber algo más oscuro) que dejan pesimamente mal
parado a ese relato victimista con el cual los extremistas del revisionismo
mediante los medios y sus empleados, tapaban sus crímenes. Muchos ex “SS” del
nazismo terminaron siendo reclutados para usar sus talentos en inteligencia y
torturas al servicio de ese proto estado judío ¿Quién puede explicar esto?
Otro
escenario donde se ve muy bien como estas viejas y oscuras alianzas que los
medios y los historiadores del Establecimiento occidental han ocultado es
Ucrania. Con un payaso como Volodymyr Zelensky apoyado por el circulo de
oligarcas judíos de Odessa, quien ha tratado de influir con su ascendencia
judía askenazi para crear un relato épico similar al fabulado para instaurar el
estado tapón en Eurasia tal como Israel en el Medio Oriente, se puede ver ese
entretejido entre nazis, ultranacionalistas eslavos y los sionistas que siempre
estuvo y sigue estando vigente.
Con este
trasfondo por qué asombraría que los israelíes adherentes a esta ideología
venenosa, estén festejando las masacres en Gaza e incluso haciendo fiestas
posteadas en sus redes donde bailan y sonríen por la desgracia de los palestinos
bajo las bombas. Simplemente macabro.
Ello pone
de manifiesto que dentro del sionismo hay núcleos más extremos y peligrosos que
en el pasado atacaron a sus beneficiarios angloestadounidenses y que hoy, ante
la oportunidad de hacerse de la franja de Gaza no dudaran de volver a hacerlo
si no se cumplen sus planes. Precisamente son los supremacistas que hoy
acompañan a Netanyahu los sucesores de esa línea extremista que no ha dudado en
asesinar mediante simples pistoleros o mediante atentados sangrientos a quienes
se les opongan, judíos o no.