miércoles, 21 de febrero de 2024

 

EXTREMISMO

PRAGMATICO

¿Cuál es el verdadero núcleo ideológico del poder político de Israel que está llevando a la región a una escalada de la cual no sobrevivirá?

 

Por Charles H. Slim

Por algún motivo o causa, se producen los eventos de nuestra realidad. Los hechos no surgen de la nada. Es una cuestión de sentido común que se traduce en el principio de causa y efecto. Esto obviamente se aplica a la vida política sin que haya excepciones a este principio. En lo sucedido el 7 de octubre pasado en Palestina y que ha desatado la espiral de violencia actual, existe una cadena de causas que nos retrotrae hasta comienzos del siglo XX y que desde 1948 han estado siendo omitidas por los medios occidentales, algo que le interesa a Israel y a sus partidarios.

Relegar 76 años de una ocupación sangrienta y sus consecuencias parece muy difícil de justificar, pero contra todo razonamiento y el sentido común eso es lo que han estado llevando a cabo los intereses sionistas que apoyan al estado de Israel. Para ello, los medios han jugado un papel central en ocultar y desinformar esta parte de la historia. Hoy a la luz de lo ocurrido el 7 de octubre volvemos a ver el intento de recortar la historia intentando hacer creer que las acciones de la resistencia palestina surgieron de la nada y solo con el objeto de asesinar judíos.  Incluso y de forma inmediata los partidarios sionistas en occidente comenzaron a tratar de hacer creer que los palestinos buscan crear otra “Shoa”.

No hace falta hacer intrincados argumentos para señalar estas canallescas falacias. No hay lógica humana que justifique matar a unos es malo y matar a otros no lo es. La opinión pública en general sabe la verdad, aunque siga mostrando temor en involucrarse.

Si partimos que el estado de Israel fue erigido sobre la base del terrorismo y la conquista militar ¿Cuál es la legitimidad y mucho menos su legalidad?

Precisamente y a la sombra del genocidio ampliamente documentado que el ejército israelí (apoyado como nadie por EEUU) esta llevando sobre la población palestina de la franja de Gaza, es que la opinión pública mundial ve con claridad cuáles son las respuestas.

A la luz de esta macabra realidad, el relato victimista con el cual el sionismo ha tratado de tapar los crímenes de su estado representativo, se cae a pedazos y no solo ha revelado los espíritus de los palestinos que resisten con una fiereza nunca vista o de los pueblos árabes que se han lanzado con decisión a una lucha en la que la muerte está asegurada sino también de una parte del judaísmo que no aprueba los crímenes que el nacionalismo judío lleva a cabo bajo la excusa de representarles.

Las incoherencias históricas ya no pueden ocultarse. Ya son muy pocos los que creen las editoriales de esos “grandes” medios angloestadounidenses que supieron marcar la pauta de qué es lo bueno y que es lo malo de una determinada situación o suceso de la historia. Son los mismos que trataron de ocultar las masacres de civiles, las torturas y los abusos en Afganistán e Iraq, las apoyadas en Siria, el ominoso campo de concentración de “Guantánamo”, todos estos lugares con una cosa en común, la mayoría de sus víctimas, musulmanes y por tal motivo, según su punto de vista no tan humanos como los occidentales y que los sionistas han blanqueado últimamente calificando a los palestinos como “animales humanos”.

En el caso de Israel el trabajo de esos mismos medios, ha estado dedicado a mostrarlo como el “bueno”, la “víctima” bajo el asedio de los árabes e islámicos “malos”, una visión simplona pero efectiva en épocas de monopolio del relato informativo, pero eso ya es historia.

Hoy ya se está sabiendo quiénes eran con mayor detalle los fundadores del estado de Israel y cuáles fueron sus acciones. Asesinos y ladrones agrupados en bandas como “Leji” (Pandilla Stern), “Irgun” y las “Palmach” fueron los creadores e incluso fueron mandatarios del actual estado que hoy el extremismo judío quiere ampliar con una sola idea: judeizar toda Palestina. Es el mismo extremismo que realizó (con la complicidad del Shin Bet y el Mossad) toda clase de atentados terroristas y termino asesinando en noviembre de 1995 a Yitzak Rabin por buscar la paz con los palestinos. Pueden apostar lo que quieran que los buenos judíos (religiosos o no), como personas simples e iguales a cualquier otro ser humano que pisa este mismo mundo no los celebran ¿Cómo podrían celebrarles cuando sus métodos y políticas son tan aberrantes como la de los fascistas y los nazis?

Precisamente esa historia ocultada por los medios y de la cual el sionismo ha hecho hasta lo imposible por enterrar, es la que hoy se carnifica en el actual gobierno de extremistas judíos liderado por el primer ministro Benjamín Netanyahu. Son los herederos del Sionismo revisionista fundado por Vladimir “Zeev” Jabotinsky y que por la década de los veintes en el siglo XX se alió con los ultranacionalistas ucranianos Simón Petliura y Dimitro Dontsov quienes a su vez colaborarían con el Tercer Reich para perseguir y asesinar a miles de húngaros, judíos ucranianos y gitanos ¿Cómo es posible eso?

Sumada a esta inconfesable realidad político histórica hay otras facetas más negras del sionismo (si es que puede haber algo más oscuro) que dejan pesimamente mal parado a ese relato victimista con el cual los extremistas del revisionismo mediante los medios y sus empleados, tapaban sus crímenes. Muchos ex “SS” del nazismo terminaron siendo reclutados para usar sus talentos en inteligencia y torturas al servicio de ese proto estado judío ¿Quién puede explicar esto?

Otro escenario donde se ve muy bien como estas viejas y oscuras alianzas que los medios y los historiadores del Establecimiento occidental han ocultado es Ucrania. Con un payaso como Volodymyr Zelensky apoyado por el circulo de oligarcas judíos de Odessa, quien ha tratado de influir con su ascendencia judía askenazi para crear un relato épico similar al fabulado para instaurar el estado tapón en Eurasia tal como Israel en el Medio Oriente, se puede ver ese entretejido entre nazis, ultranacionalistas eslavos y los sionistas que siempre estuvo y sigue estando vigente.

Con este trasfondo por qué asombraría que los israelíes adherentes a esta ideología venenosa, estén festejando las masacres en Gaza e incluso haciendo fiestas posteadas en sus redes donde bailan y sonríen por la desgracia de los palestinos bajo las bombas. Simplemente macabro.

Ello pone de manifiesto que dentro del sionismo hay núcleos más extremos y peligrosos que en el pasado atacaron a sus beneficiarios angloestadounidenses y que hoy, ante la oportunidad de hacerse de la franja de Gaza no dudaran de volver a hacerlo si no se cumplen sus planes. Precisamente son los supremacistas que hoy acompañan a Netanyahu los sucesores de esa línea extremista que no ha dudado en asesinar mediante simples pistoleros o mediante atentados sangrientos a quienes se les opongan, judíos o no.    

 

martes, 20 de febrero de 2024

 

SIGNS OF THE END - OR THE BEGINNING OF ANOTHER WAR?

The definition of war in Ukraine is near. Zelensky's regime cries ammunition shortage and the frontline in Donetsk crumbles How does Washington try to avoid the inevitable?

By Sidney Hey

The death of Alexei Navalny in Russia's high-security K3 prison at the Arctic Pole has been used by Western governments as a new argument to try to smear and demonise the image of the Russian government and especially that of its president. But who are these declamators and what is their political and moral legitimacy?

To begin with, and recalling the command of Jesus of Nazareth, these bombastic accusers should be reminded that “let he who is without sin cast the first stone”. Perhaps this teaching does not interest them or is meaningless, since most of them may call themselves Christians, but in reality they are deep down supporters of that Pharisaic ideology called Zionism.

Alexei Navalny, who was a lawyer and an opponent of the Russian government, was not a convinced democrat, a humanist or a fighter for the independence of the individual from the jaws of an oppressive state led by a “Tsar”. Nor was he a supporter of the Kiev regime, or at least not that. As his past reveals, because of his proven lack of scruples and known approval for the brutal intervention in Chechnya, he was not exactly a democrat (except in the American sense). This made him a highly useful element for the West and it was therefore worth inflating him against the Kremlin.

In that role, Anglo-American governments gave him all possible support to try to create and lead an opposition movement that will lead Russia to political collapse. In doing so, he focused on criticising the management and person of Vladimir Putin as corrupt, something that the bureaucrats in Washington and their Western media reporters saw as earning him a poisoning attempt in 2020 allegedly ordered by Vladimir Putin.

In reality, if that had any semblance of veracity, the FSB's executors would not have failed, as Putin himself claimed in response to a journalist's question. Moreover, London's embarrassing and unsuccessful attempt to frame Putin for the attempted poisoning in the Skripal case is still not forgotten, remember that?

Navalny was presented by Westerners as a “liberal hope” in the midst of a depressed Russian society besieged by a “repressive regime”, a description clearly novelised by the CIA's psychological warfare specialists.

But that was not what led to his arrest, trial and 19-year prison sentence. His activities began to go beyond mere public criticism and organising street demonstrations. There is a good part of this “liberal's” activities that the Western media will never tell. Because of his interest in Washington and London, he was supported in every possible way -albeit very cautiously- to complicate Putin's governance. He was a useful pawn in subverting the Russian Status Quo. Precisely his contacts with US and British agents (who devote their time to such matters) for the purpose of operating within the Federation put him at the centre of the Russian authorities' observations.

Although there is no diagnosis of the cause of death, the Anglo-American governments are accusing him, without evidence, of murder. It was to be expected that his wife Yulia Navalnaya would come out in support of the Western accusations.

But the first thing that needs to be addressed is who are the accusers? The world witnessed the persecution of the researcher Julian Assange, whose assassination was demanded in Washington and after he was granted asylum in the Ecuadorian embassy in London, the brutal raid to drag him to the scaffold to be in the hands of the specialised “interrogators” of the CIA and MI6. And what was his crime? Ah yes. Showing the truth of what the US and its British partners were doing in Iraq. No doubt a great demonstration of respect for freedom and democracy.

The same with Guantanamo, a double aberration since, besides being a territory occupied from Cuba, its facilities have become a detention centre to carry out all kinds of tortures to “suspected” terrorists, all of them Muslims. The use of terrorist tactics inside Russia (supported by the CIA and MI6) is another of the opacities of Western “democracies”. And the list of the West's inconsistencies goes on and on, and Russia is well aware of this, so the Kremlin is rightly asking itself who are these gentlemen to come here and insult us with these falsehoods for free?

These accusations are (in addition to supreme hypocrisy) the sign of an undeniable desperation in the face of imminence. While Zelensky was strutting around at the Security Conference in Munich, his troops were already beginning to flee in disarray in all directions from the front in north-eastern Donetsk, leaving the way clear for Russian troops who have found several cellars where ethno-politically motivated torture of local citizens was taking place. Zelensky was obviously being informed of this but the clown had to keep on smiling.

The fall just a few hours ago of the strategic town of “Advidka” is undoubtedly part of the desperation not only of Zelensky's regime but of its Anglo-American backers and the death of Navalny is a desperate card to try to cover this up.

It is now up to the Biden administration in Washington and NATO to decide whether they want (without dirty tricks) to sit down and talk or to double down with the risk that this might entail.

domingo, 18 de febrero de 2024

 

ARGENTINA                   INDEXADA

¿Qué significa una economía de ajuste?, ¿Realmente el presidente Javier Milei y su ministro Luis Caputo están ajustando a la casta o es solo parte de una argucia para engañar a todos?

 

Por Dany Smith

Que no se ha dicho ya de lo que el mundo conoce de este país. Sacando todo lo que tiene que ver con sus maravillosos paisajes y la cordialidad de su gente, no hay nada nuevo que los gobiernos y los organismos internacionales alrededor del mundo no sepan. Argentina sigue siendo un sitio de incertidumbre político-económica, una plaza de grandes oportunidades solamente para los intereses extranjeros. Pero ¿Por qué sucede esto?

La farsa de la democracia occidental se esta derrumbando y con ella todo el sistema político-financiero que la sostiene. Hoy toda la economía internacional se halla bajo un severo proceso de ajuste que revela una profunda crisis que más allá de las consecuencias por el “Covid”, surgió del impulso belicista de Washington y la OTAN en Ucrania y que hoy afecta a las principales rutas comerciales del mundo.

Argentina no es una excepción en el mundo como los argentinos muchas veces creen. La crisis sistémica que afecta a la economía y al estado como actor que la administra en cada país es una cuestión global. Dentro de ella, va la clase política y los sectores dominantes de cada uno de los países que ya han abusado demasiado de sus pueblos. EEUU va a la cabeza de todo esto como el principal deformador y pervertidor de la democracia y es por ello que sus problemas domésticos como la inflación, la desocupación, el aumento de los precios y la desigualdad social son una realidad inocultable.

¿A no es solo en Argentina donde hay castas políticas? Si les sirve de consuelo, ciertamente no. Durante décadas EEUU fue el reglador del mundo pero, hoy eso ya estaría en discusión. Es la elite política en Washington la que ha hundido al país. En Europa actualmente la crisis arrecia sobre los políticos y sus gobernantes producto de sus pésimas políticas económicas que se ven complementadas por el obsecuente seguidismo al aventurerismo militar estadounidense ¿Acaso creían que la corrupción y la estupidez es una cuestión de los gobernantes de países emergentes o “tercermundistas”? No olvidemos que los europeos al perder el acceso al gas ruso -por el sabotaje a los gasoductos del Báltico-, trajo consigo el encarecimiento de los costos de producción, la reducción del volumen de energía disponible para calefacción y obligándoles a tener que depender de GNL siete veces más caro traído…desde EEUU.

Eso no lava las manos ni morigera la administración del actual presidente Javier Milei quien recordemos, llego al gobierno como un supuesto “outsider” de la política vendido como un producto de los medios. Más allá de que en realidad si tenía parte con algunos de los viejos personeros de esa “casta” (empleado de Daniel Scioli y vinculado con lo más recalcitrante del empresariado nacional), sus posicionamientos y decisiones en pleno de su ejercicio ya está hartando a una buena parte de quienes lo votaron.

Sus decisiones en la política económica están ahorcando a la población más desfavorecida sin que se vea que afecte a los grandes monopolios y a los poderosos empresarios que lo secundan. La inflación que sin dudas es una consecuencia de pésimas políticas económicas pasadas y en especial del gobierno de Alberto Fernández, hoy se trata de saldar con los bolsillos de los habitantes de a pie, licuando su propia moneda algo que obviamente repercute en las ganancias de sus pequeños y medianos empresarios. Ciertamente que el liberalismo de Milei es muy dudoso.

La indexación de los precios y las tarifas de los servicios ya es una realidad anunciada por el gobierno y si bien hay un desfasaje producto de las políticas demagógicas y derrochadoras de la ex presidenta Cristina Fernández y su monigote “Alberto”, la vertiginosidad con que se han comenzado a aplicar estas medidas no permite que los sectores más bajos puedan hacer pie y simplemente caigan en el fondo del abismo ¿Cómo reactivar la producción entonces?

Así es la Argentina, como un péndulo. Pasa en un momento de la euforia a la depresión, de la severidad de gobiernos dictatoriales a la anomia de las demagogias civiles y populismos delirantes y siempre, con los mismos personajes reciclados.

En el medio de este gran marasmo vemos la ausencia de aquellos responsables y que hoy con sus culos en las bancas del Congreso se presentan como opositores. Ni los “peronistas” (algo que no existe), ni los radicales (que tampoco existen), ni los izquierdistas ni cualquier otra denominación de fantasía que en este país los políticos se cuelgan a conveniencia, tiene una respuesta alternativa para esto. El silencio de estos es ensordecedor y ¿Por qué creen que será eso? Pues, por el simple hecho de que ellos son en una gran parte, los responsables de toda esta situación ¿Dónde están Massa, la misma CFK, sus ruidosos militantes de “La Campora” o la sincretista Elisa Carrió y todos esos que clamaban ser los defensores del pueblo?

¿Dónde están esos regordetes sindicalistas que no hicieron nada durante la anterior administración? De seguro están calculando los riesgos y las ventajas que pueden sacar de esta situación ya que, al no haber plata, poco es el incentivo.

En cuanto a la posición en política exterior de Milei decir que es peligrosa es suave. En este campo Milei no tiene previsto ningún ajuste. Su parcialidad ligada a sus convicciones religiosas no debiera primar sobre la realidad política ya que él es el administrador de un estado que representa a 40 millones de argentinos de toda clase de creencias. Tomar la versión israelí ignorando a la posición palestina de lo que sucede en Gaza es cuando menos poco serio. Al parecer y por sus promesas a Netanyahu no habría problemas en los gastos para agradar a Israel.

Al mismo tiempo vemos que esta decidido a profundizar esa visión pro-atlantista y abiertamente sionista, proporcionando ayuda material a Kiev con lo cual llevará al país por callejones oscuros de donde no sabrá cómo salir. En este sentido, la donación de dos helicópteros “MI-MI 17” de fabricación rusa y un “Chinook” de la Fuerza Aérea a Ucrania -que seguramente serán derribados en breve- no solo es una provocación sino, una muestra de gran estupidez cuando sus Fuerzas Armadas se hallan sin equipamiento.

Va quedando claro quienes son lo que se ajustarán en este país y quiénes pese a que (supuestamente) “no hay plata”, seguirán beneficiándose del rebaño de ovejas que parece ser el pueblo argentino.

 

viernes, 16 de febrero de 2024

 

LA HERENCIA DEL TIO JOE

¿Cuál es el legado que dejará la administración demócrata de Joe Biden a la nación y qué hará su sucesor? Cuando te das cuenta tarde de que las cosas no son como parecen

 

Por Charles H. Slim

Sacando cualquier doble sentido en la metáfora, se puede decir que Joe Biden es un cadáver político andando, aunque ya le queda poco para su funeral. Lo que le dejará a la Unión y en especial a los ciudadanos estadounidenses serán grandes problemas políticos irresueltos y un gigantesco agujero financiero producto de su política exterior.

El regreso de Donald Trump parece irreversible lo que pone de manifiesto la crisis política que persiste en la ciudadanía estadounidense.

El tío Joe con una larga carrera en la función pública dejará a un país sumido en guerras muy caras e inconsecuencias políticas que le ha restado aún más la paupérrima credibilidad internacional. Financiando a un régimen de fascistas en Kiev y apoyando el genocidio que el gobierno de Netanyahu está llevando a cabo en la Franja de Gaza, “Joe” ha comprometido fatalmente la imagen y la credibilidad política ¿A dónde irá EEUU con este panorama?  

También por efecto de ese capitalismo de amigos que por intermedio de los neoconservadores valiéndose del poder militar y de las agencias de inteligencia para desbancar a la competencia comercial (que conlleva un fabuloso negocio para la industria armamentística), deja una pésima situación con China. Biden y los demócratas lo único que tienen de éste término son apenas las letras.

Pero como se suele decir, ante situaciones extremas, soluciones extremas y eso es lo que los cerebros en Washington parecieran querer implementar para Ucrania y la situación en Medio Oriente. Y es que la desesperación les invade ante un presidente que definitivamente es senil y que por dicha condición, seguramente quedará exento de cualquier reproche judicial posterior a su retiro.

No sería de extrañar que en ese plan, la CIA y sus colegas británicos del MI6 hayan gestionado durante meses la forma de complicar a Moscú y la mejor vía haya sido matar a Alexéi Navalny. La sobreactuación de los personeros atlantistas acusando personalmente al presidente ruso Vladimir Putin (dando una aparente certeza de ello) ponen en evidencia esa intensión.  

Que a nadie le queden dudas que ni Jake Sullivan, ni Anthony Blinken o Victoria Nuland y todos los neoconservadores que le secundan van a asumir las pérdidas y las consecuencias políticas de una administración catastróficamente belicista y que ha roto definitivamente el mito de que los demócratas bregan por los derechos humanos, el respeto a la ley internacional y la libertad mientras los republicanos solo buscan la guerra.

Biden y todo este enjambre de partidarios de la guerra, principales instigadores en revitalizar a la OTAN como herramienta de imposición de la supremacía militar estadounidense a las puertas de la Federación Rusa para luego avanzar hacia China no han hecho más que alimentar a ese gran monstruo que no es otro, que el estado federal.

En ese sentido el Tío Joe dejará un estado monstruosamente omnipresente y vigilante no solo de los múltiples enemigos cosechados sino incluso de aquellos dentro del país que puedan atentar (incluido con su opinión) contra la “Seguridad Nacional”. Toda esta elite que viven del negocio electoral travestido de “democracia” ha desvirtuado el verdadero espíritu norteamericano, volviendo a los trabajadores en potenciales desempleados dependientes de subsidios eternos algo que y como bien señala Jacob Hornberger en un artículo para “Libertarian Institute”[1] han debilitado a la nación.

El estado y la nación son dos cosas bien diferentes, una cuestión que sobresale en el caso de EEUU. El estado esta ocupado por funcionarios y burócratas -con el presidente a la cabeza- que solo se sirven del pueblo (nación) para sustentarse.

Biden es el administrador de un estado federal que literalmente vive del saqueo a mano armada de otras naciones. Iraq, Siria, Afganistán y toda la historia negra en Latinoamérica lo evidencia. Así EEUU se volvió grande, a costa de los demás y cuando eso no bastó, ese mismo estado federal comenzó a saquear a sus propios ciudadanos quienes durante décadas, emborrachados de la opulencia de aquel saqueo no les importaba de donde provenía esa riqueza. Hoy en los comienzos del siglo XXI son ellos mismos los que en carne propia sufren lo que ese mismo estado ha creado en el exterior.

Es la nación quien más ha perdido durante estos últimos 30 años al menos. Comprimida por un estado que ha cosechado enemigos de todas las variantes posibles de conocer y que en ese proceso se ha endeudado como nadie, hoy los ciudadanos estadounidenses son rehenes de esas políticas masculladas y puestas en práctica en favor de un Establecimiento que ni siquiera tiene rostro.

Muchos “liberales” en Sudamérica y en particular en la Argentina (especialistas en rumiaciones) viven hablando del estado limitado, pequeño y barato llegando a los extremos de la estupidez de proponer desarticular sus sectores estratégicos como la defensa y la privatización de sus recursos. Pero estos grandes charlatanes de la política (que incluye al actual presidente) no han reparado que su modelo admirado, el de EEUU, es un estado sobredimensionado y lo es al tal punto que para “manejarlo” se gasta una suma dineraria inescrutable tan solo para pagar sueldos a decena de miles de empleados y otra decena de miles de funcionarios federales, quedando en la incógnita por ejemplo, cuántos son los funcionarios y empleados que existen en la nómina de agencias como la CIA, NSA, DIA, Homeland Security, del Pentágono y ni hablemos de otra docena de agencias “fantasmas” que fueron creadas por la administración de George W. Bush en 2001 y que siguen operando con nóminas secretas.

Así es. Todo esto es lo que el Tío Joe dejará a su predecesor quien seguramente podría ser Trump con todo lo que ello conlleva.

Si Donald Trump llegara otra vez a la Casa Blanca, el ciudadano norteamericano que forma parte de la nación (y no del estado) debe saber de antemano que todo lo que aparentemente promete sobre frenar las guerras y disminuir los impuestos para reducir las contribuciones con la OTAN, forma parte de un gran embuste. De seguro continuara a su modo con la heredad que dejará el Tío Joe. Trump es un populista y si miras atrás verás que nunca detuvo el belicismo ni le privo a la OTAN de su cuota para su mantenimiento. El ciudadano sabe que, tanto Biden como Trump al final de cuentas, sirven al mismo amo: al estado federal.

miércoles, 14 de febrero de 2024

 

POKER BLUFF

If Biden and Trump were in a poker game, who do you think is blogging?

 

By Sidney Hey

It is true, and analysts know it very well, that politicians in the West have been playing with the economic resources, assets and even the lives of their citizens, but the one who undoubtedly leads the way in this generalised corruption is the US.

There is no analysis or expert in international politics that can argue with a modicum of reasonableness and common sense the obscene squandering of monetary resources that the Democratic administration of Joe Biden and his invisible and vapid vice Kamala Harris have used to instigate and maintain the war. Nor can it be understood how Biden himself, at the instigation of Tel Aviv and the federal treasury, has compromised US security with an escalation in the Middle East and the Red Sea.

Undoubtedly, bloated defence budgets have been one of the black holes in the US economy.

Such abuses were commonplace in previous administrations and eras, especially during the Cold War, when -according to the propaganda narrative- the communist juggernaut had to be stopped and no expense spared.

But politicians and the corporations they served were able to do all this with impunity, simply because the information was not available for the public to discern. Censorship and classification of documents by the government was the bottomless pit that guaranteed the concealment of the dealings that went along with it. Conservative media such as The Washington Post, New York Times or CNN only published what each administration suggested they could publish and no more.

But over the years, first-hand leaks by daring officials like Eduard Snowden and courageous researchers and activists like Julian Assange put an end to the ritual of government secrecy in which the CIA and the whole tangle of federal agencies made a big business out of intrigue. It is precisely the emergence of varied sources and means of access to information that has really democratised the possibility of people being able to inform themselves without the intoxication and control that governments and the establishment in the West continue to practice.

Curiously, this democratisation of information has earned men like those mentioned above the persecution, imprisonment and abandonment of their colleagues who talk so much about democracy and freedom of expression. Today, guys outside the system like Tucker Carlson, thanks to those pioneers, can conduct interviews that the media would not do because of political pressure.

These changes finally made it to the White House in 2016 with an outsider like Donald Trump, and today their shadow is once again looming over Washington. Although he may not please the recalcitrant neo-conservatives and the general spectrum of politics, Trump has given a new face to American politics.

Biden, like the political dinosaur that he is, was trained in the paradigm of the last century and today he collides with a reality that he simply cannot handle. The lies of his officials or his own lies are quickly exposed on the web and in just a few minutes his fellow citizens and the connected inhabitants of the entire globe are made aware of them. Undoubtedly, this is when democracy really works and not with an institutionality plagued by bureaucratic forms, manipulation and corruption.

Today, Biden is at the helm of a country that, in addition to internal social, racial, labour and migration conflicts, is also facing the calamitous wars that, with the cooperation of his Secretary of State Anthony Blinken and advisor Jake Sullivan, he has opened abroad and which he has been forced to support economically and financially so that they do not end in resounding failure. If the American citizen wanted to know something classified about those wars, he could rummage around in “Uncle Joe's” garage where, contrary to federal law, he kept classified documents in plain sight.

Maybe Biden can skip his responsibility for being a “distracted” old man, as special federal prosecutor Robert Hur said, but what about the rest of his administration, is that the same excuse to explain the monstrous squandering of funds abroad?

The US needs an urgent change of course and the Americans themselves know it and see in Donald Trump a renewed hope for it.

Concerns are now mounting in Brussels, Belgium. NATO has well-founded fears that a presidency in the hands of Donald Trump could lead to the abortion of the plans that had been deployed in Eurasia and the Indo-Pacific. If Trump delivers what he has been promising and remembering the relationships they had in his administration, he will surely cut off funding. This would be a major blow to the war party's aspirations in its campaign against Russia and China.

But that would not be the worst of it. What is worse is that some are speculating that Trump may begin to demand accountability for the spending and lavish outlays of money that have been made over the past two years under the guise of propping up the NATO proxy regime in Kiev, with which his adventurist war against Russia is financed.

It is the German government of Olaf Scholz who, under a policy of submissiveness and absolute obsequiousness to Washington, has lost the most in supporting Ukraine and supporting the US in its sanctions against Russia. But in reality, it is ordinary Germans who will suffer most from these policies because if Trump wins the election he will cut economic aid to Ukraine, although Germany or rather its government will continue to subsidise a war that is already lost.

Few but very valuable are those within the EU who call a spade a spade. Clare Daly an Irish MEP is a case in point and certainly with the guts that Irish blood distinguishes, she did not tremble in calling Biden a “butcher” for his actions against Yemen and his cynical support for genocide in Gaza.

Contrary to what many believe, this would be undermining Biden's low credibility among the population, which in turn drags down the already very poor credibility of the US in the international arena.

Trump knows this very well and that is why he has already announced that if elected president he will curb the uncontrollable and wasteful military spending to finance the war campaigns abroad, engineered by the neo-conservatives and especially the one being carried out in Ukraine.

Trump has weathered the dirty tricks of his opponents (Democrats) and the bloviating of an opaque judiciary. Now Trump will show his game to a bewildered Biden who already knows he has lost the game.