CONOCIENDO LA GEOPOLITICA DEL TERRORISMO
¿Cómo fue posible y por qué los atacantes en CROCUS HALL no actuaron respondiendo
a la fábula seudo-islamista de ISIS?
Por
Charles H. Slim
El horroroso crimen perpetrado el viernes 22 de
marzo en el CROCUS CITY HALL en las afueras de Moscú, aunque suene chocante,
puede servir para desenmascarar de una buena vez cómo, quiénes y por qué se
valen del terrorismo para desplegar planes con fines geopolíticos y o
estratégicos.
Desde aquel ataque del 11/S en EEUU se instaló de forma indiscriminada
pero muy bien pensada, la idea de que el terrorismo era una ideología militada
y llevada a cabo solo por los musulmanes. Aquella maléfica elucubración de los
cerebros del neocon y sus aliados sionistas estadounidenses prendió con éxito y
le sirvió a la entonces administración republicana de George W. Bush y Dick
Cheney para poner ruedo los planes que habían sido trazados menos de diez años
antes y que dieron como resultado, un millones y medio de iraquíes asesinados,
otro tanto de afganos y otros tantos miles de ciudadanos musulmanes
secuestrados y torturados.
El pasado viernes 22 de marzo, Rusia fue blanco de un ataque terrorista
que se enmarca en la estrategia de una guerra asimétrica planificada por mentes
occidentales y no en una provocación del islamismo radical encabezado por la
nada creíble organización ISIS. Las filmaciones de como operaron esos atacantes
puso en evidencia una destreza, entrenamiento y buen manejo del armamento que
descarta la tan acusada vía meramente extremista. El FSB logro capturar a cuatro de los
atacantes que quisieron huir por un corredor fronterizo a Ucrania, logrando
determinar sus orígenes tayikos y también que fueron contratados por 5 mil
Euros cada uno pagados con criptomonedas provenientes de Ucrania.
En resumen de cuentas, se trato de una operación táctica fríamente ejecutada
por profesionales y no por simples militantes extremistas, un embuste muy
similar al montado allá por 2015 en Francia con “Charle Hebdo”.
No es un secreto la conocida estrategia de la “guerra interminable
contra el terror” creada por los neoconservadores y entusiastamente apoyada por
Gran Bretaña e Israel y cuyo fin es la crear ese caos controlado que haga de
ciertos sectores del mundo, una inseguridad favorable a Washington ¿Cómo se
logran estas metas sucias? Allí es donde entran los activos de las agencias de
inteligencia para crear las condiciones materiales sobre el terreno de la
realidad allí donde sus planes lo requieran.
Si bien “Al Qaeda” surgió (tras la invasión soviética de Afganistán en
1979) de un programa secreto de la CIA a comienzos de los ochenta, como
herramienta operativa para ejecutar las maquinaciones del entonces Consejero de
seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski, el principal y más antiguo proveedor de
estos recursos provienen del MI6 y su cofradía denominada “Hermandad musulmana”,
protagonista estelar durante el embuste montado en el norte de África llamado
“Primavera Árabe”.
En Iraq, tras el fracaso de la fábula “Al Qaeda-Iraq”, el por ese
entonces encargado de la inteligencia militar estadounidense el General David
Petraeus puso en 2007 a rodar un embuste denominado “Estado Islámico de Iraq”,
el mismo que más tarde en 2014 los iraquíes y el mundo conocerían como el
“Daesh” y que hoy los medios están tratando de instalar como el único culpable.
Ucrania es el actual centro de operaciones para el despliegue de estos
recursos contra Rusia y con los cuales los neoconservadores estadounidenses con
Victoria Nuland (quien había prometido sorpresas desagradables para Rusia) a la
cabeza se han visto profundamente involucrados algo de lo cual, el FSB, el GRU
militar y el mismo presidente Putin saben muy bien.
Los ultranacionalistas de “Pradvy Sektor” liderados por Dimitro Yarosh y
otras agrupaciones para-militares que participaron en el golpe de estado en
Kiev de febrero de 2014, hoy no solo son parte medular del GUR (Dirección
Principal de Inteligencia) y de las SBU en Ucrania, además tienen una larga
historia de relaciones clandestinas con los islamistas del Cáucaso (Chechenia y
Daguestán) quienes a su vez, han sido y siguen siendo activos utilizados tanto
por la CIA como el MI6 y el MI5. Los escenarios en los que se emplearon estos
recursos son Libia, Siria, Iraq, Afganistán y actualmente con una presencia
latente en el Cáucaso. Como hemos visto en Moscú, estos activos caucásicos han
sido activados en varias ocasiones para emplearlos dentro de la Federación.
Pero estas relaciones en apariencia contranatura y que nadie
podría imaginar, ya venían existiendo mucho antes de que EEUU en 2001 declamara
su guerra contra el terrorismo y lo más importante, Washington estaba bien al
tanto de ello. Considerando estos elementos se puede entender la persistencia
histérica de La Casa Blanca por endilgarle este ataque terrorista al bulo
“ISIS”.
Pero como bien ya ha dejado claro el presidente Vladimir Putin, el
principal responsable de esto ha sido Kiev y en función de ello, las
represalias se dirigen hacia las estructuras de su gobierno. Esto no significa
quitar merito ni olvidar el papel de los patrocinadores occidentales en esta
masacre, solo se trata de ir directo contra quienes se beneficiaron con ello.
Si hay alguien que conoce muy bien como el MI6 cooperaba y proporcionaba
ayuda a los rebeldes chechenos y alimentaba las expectativas del emirato de
“Ichkeria”, ese es Vladimir Putin. Producto de esa cooperación los chechenos
pudieron ejecutar varios ataques terroristas en territorio ruso siendo la
escuela de Beslán y el Teatro de Dubrovka los más conocidos.
Mientras los medios en occidente trataban el tema como un fenómeno
surgido de la nada, detrás del telón las agencias de inteligencia anglosajonas
coordinaban los contactos y las vías para proveer el apoyo financiero y de
armas. Quien haya creado al monstruo, se haga cargo de sus obras.