¿REALISMO O QUIMERA ATLANTISTA?
Ante una crisis político-institucional estadounidense sin precedentes y
los costosos fracasos en Ucrania llevan a preguntar ¿Dónde se posicionara
Kamala Harris y los burócratas en Washington?
Por
Dany Smith
Los vertiginosos cambios en la política estadounidense se han visto ciertamente acelerados por el intento de eliminación del seguro próximo presidente Donald Trump y la más que evidente incapacidad psicológica de un Joe Biden que ya no podía siquiera acordarse el nombre del jefe del Pentágono. Como vemos, la democracia estadounidense hace agua por todas partes y aunque se este hundiendo llevándose consigo a sus propios ciudadanos, el “Establecimiento” está decidido a continuar con su tóxica agenda global.
Tras sacar a un renuente y chocho Biden por la puerta de servicio, se
le ha encomendado a su vice Kamala Harris continuar con lo que queda de su
administración. A pesar de que no es del agrado de los propios demócratas (en
especial de los sionistas), sus pocas luces para gestionar y de su conocida e
insípida personalidad, es lo que hay hasta noviembre cuando se lleven a cabo
las elecciones. Hasta ese entonces, Harris deberá pilotar La Casa Blanca y
atender la agenda exterior siguiendo el manual que tenía Biden con lo cual ya
se intuye sus pasos a seguir.
La primera instrucción a seguir es, continuar con la política rusofoba
y ello significa, seguir sosteniendo el apoyo a Ucrania y coordinando las
acciones junto a la OTAN algo que se inscribe en la quimera de destruir a Rusia
y apoderarse de la “Heartland”.
Es muy posible que en Moscú también tengan un punto de vista bien
definido de como Washington procederá en estas circunstancias y es por ello que
no guardan esperanzas de poder negociar un definitivo alto al fuego. Por lo
pronto, los esfuerzos en Ucrania van dando frutos con el avance lento pero
sostenido en todo el frente y que en los últimos días se vio muy claro en los
golpes mortales que la artillería rusa dio a las fuerzas ucranianas y a sus
asesores atlantistas en Jarkov.
El momento no puede ser peor para EEUU. A la zozobra interna se le debe
añadir la pésima situación de sus planes en Ucrania que no hay modo de
ocultarlos ante la opinión pública. Políticamente las maniobras para disfrazar
al régimen neonazi y archicorrupto de Kiev han fracasado y lo que los
ciudadanos de los países del denominado “occidente colectivo” -incluyendo a
los estadounidenses- ven, es una dictadura de un cocainómano y secuaces sostenida
por las armas de la OTAN.
Militarmente las cosas no son mejores. A pesar de que la las corporaciones
militaro-industriales y la elite político-financiera estadounidense /del núcleo
neoconservador) que los promueven han amasado fabulosos negocios con la gestión
de Biden, esos gastos no se han visto justificados y menos aún trasladados en
el campo de batalla, por el contrario, ha evidenciado la baja calidad tecnológica,
las fallas humanas y el atraso existente de sus propios productos ante los
desarrollos de la industria rusa llevando a que sus ingenieros se cuestionen
¿Qué tienen los sistemas rusos para tan buen desempeño?
Como diría algún publicista “la mejor propaganda de algo es la que se
ve” y la eficacia de los productos militares de la industria rusa se pueden ver
muy gráficamente en canales de “Telegram” que se hallan fuera del alcance de la
censura atlantista.
Basta un solo ejemplo para señalar lo anterior. Tras el ataque ruso con
un misil del sistema “Iskander-M” contra un emplazamiento en la localidad de
Dergachí en Jarkov, dio de lleno contra una concentración de tropas y
equipamiento causando la muerte de más de 60 instructores y mercenarios
atlantistas. Esto demostró que los sistemas atlantistas no lo vieron venir.
No paso un día cuando el mismo sistema de misiles ruso, golpeo con
éxito mortal un edificio de la empresa de construcción “Scorpion” ubicada en la
ciudad de Jarkov donde temporalmente se estaban reuniendo tropas de la Brigada
151º ucraniana y equipos de asesores y mercenarios atlantistas. El saldo fatal fue
de más de ciento sesenta bajas entre las que se hallaban 40 asesores de la
OTAN.
A la distancia se trata de otro (uno más) revés militar para Kiev y un
escupitajo para la OTAN, pero ello revela más bien una situación de la realidad
que desde Washington no quieren ver y ella en la cual queda muy claro, están
perdiendo.
Estos golpes han despabilado a los personeros en Bruselas y a sus
socios europeos quienes ya no pueden ignorar la superioridad rusa que aprovecha
los huecos tecnológicos que demuestran a escala táctica lo que podría suponer
una desventaja estratégica en el caso de que las cosas escalen a nivel nuclear.
Mientras Washington mira desde el otro lado del océano, una retaliación nuclear
de la Federación rusa con misiles hipersónicos borraría en unos segundos y al
mismo tiempo las bases de Ramstein, Lakeheath y Aviano.
Si los sistemas anti misiles de la OTAN no pueden lidiar con los
Iskander ¿Creen que podrían hacer algo contra los misiles hipersónicos “Kinzhal”
o los temibles “Avangard”?
La eficacia de los sistemas de misiles tácticos rusos ha dejado
pasmados a los especialistas de la OTAN ya que, ante las evidencias queda más
que claro que las fallas en sus contramedidas son proporcionalmente similares a
las de su inteligencia. Esto y todas las incidencias que se vayan desarrollando
en esta guerra deberá ser contemplado por Kamala Harris quien a pesar de la
poca confianza de muchos de sus pares salvo de los progresistas de su partido quienes
la pintan como la “presidenta negra”, un símil femenino a Barak Obama, de no
tomar medidas razonables y realistas podría llevar las cosas mucho más lejos de
lo que Joe Biden hizo haciendo muy posible la tan temida tercera guerra.