COMUNICADO
QUIMERICO
¿Qué significa el ridículo comunicado de
cancillería condenando la “agresión de la república Islámica de Irán”?, ¿Lo
escribió el mismo Milei? Cuando el sobaculismo de un gobierno empequeñece a la
estupidez!
Por Javier B. Dal
En la Argentina se suele hablar de una “grieta” en la política interna que divide aguas entre quienes adhieren al populismo instalado por CFK y un sector de la política tradicional que aún no se termina de identificar. Pero lo que salió del gobierno de los Milei hace un par de días atrás, extiende esa misma grieta en el campo de la geopolítica entre el posicionamiento sionista pro-Israel y el que defiende el derecho internacional.
Es en referencia
al comunicado de la cancillería del 13 de junio pasado, (por su cuenta X)
expresando su posición sobre la escalada que Israel desato con su agresión contra
Irán. No es algo nuevo cómo los gobiernos argentinos han demostrado una gran
ignorancia (por un notable desinterés) en la política exterior, tanto por su
miope forma de ver la realidad internacional como su histórico bajo presupuesto
destinados para analizarla. Lo cierto que ello era funcional con una masa
crédula y mentalmente párvula acostumbrada a creerse lo que dice la “tele”.
Según el
comunicado que solo se publicó esta red social El Gobierno de la República
Argentina condena categóricamente el ataque sin precedentes de la República
Islámica de Irán contra el Estado de Israel y reafirma su apoyo al legítimo
derecho de Israel a la defensa de su soberanía. El Gobierno argentino
insta a Irán a cesar sus ataques injustificados y evitar una crisis de alcance
global.
De la simple
lectura y atendiendo a como realmente se dieron los hechos, hay en la sentencia
del gobierno una descarada inversión fáctica de lo que en realidad sucedió. Solo
para marcar un dato de interés, en momentos que Milei se hallaba de visita en
Tel Aviv la aviación israelí había iniciado sus ataques contra Irán. Cuando se
subió al avión para regresar, Teherán le devolvió gentilezas con un portentoso
contraataque. Su obsecuencia es tan abismal que ya peca de torpe dado que el
iniciador de las hostilidades con un ataque artero y brutal fue Israel y por el
cual además de asesinar funcionarios de gobierno ha quitado la vida de cientos
de civiles y a periodistas tras bombardear los medios informativos (ataque a
IRIB Tv) ¿Dónde está la condena de los Milei ante estos crímenes?
Durante el siglo
XX, lo hemos dicho muchas veces, los gobiernos podían engañar y manipular a las
masas con sus comunicados a los cuales los medios les refrendaban como la
verdad revelada; eso era conocido como la “verdad oficial”. Pero desde que
entramos en este siglo, todo aquello paso a ser punto de mira y escrutinio por
parte de la opinión pública que ya no se traga cualquier cosa que venga de sus
gobiernos.
Esta regla de
hierro le cabe obviamente al gobierno argentino, especialmente en las actuales
circunstancias en las que sin tapujos, los Milei ya han firmado un pacto con
Tel Aviv que implica mucho más que simples declaraciones políticas. Una de esas
implicancias está vinculada a la abierta participación de asesores y
funcionarios de los organismos de inteligencia israelíes como formadores de los
cuadros de una nueva agencia de inteligencia criminal del interior.
Pero la
obsecuencia argentina debería ser cuando menos más discreta, si no se quiere
caer en el ridículo, salvo que consideren estúpidos a los argentinos (que en la
realidad de los hechos, parecerían serlo).
El lobbie sionista
local tiene en el actual gobierno la gran esperanza en poder anclar al país a
las políticas de Tel Aviv y todo lo que ello trae aparejado. No olvidemos que
el principal argumento sobre el que se apoya este sector de la política
nacional radica en la construcción del relato, ciertamente falso y adulterado
sobre la supuesta autoría árabe-islámica de los atentados en Buenos Aires en
1992 y 1994 que a medida que fue pasando el tiempo se fue acomodando a conveniencia
de los objetivos geopolíticos de Israel.
Solo para recordar,
no olvidemos como en las primeras horas del atentado de 1992, los entonces tímidos
editorialistas sionistas de la época señalaban con total desparpajo a los nazis
y a un complot urdido en conjunto con la OLP ¿Por qué? Porque en esos momentos
las tratativas secretas que se habían comenzado a gestionar entre Rabin y
Arafat estaban descomponiendo de ira a los sionistas de la ultraderecha (liderados
por el criminal Shizak Shamir) y muy particularmente a los colonos afiliados a
grupos terroristas con conexiones con la Shin Bet. Pero cuando eso se hizo intragable
y las piezas no encajaban esos mismos editorialistas redireccionaron sus dedos (sin
la mínima prueba) contra la resistencia palestina de la “Jihad Islámica”,
ignorando o más bien callando lo que testigos de aquel momento y los elementos (que
entre otras inconsistencias) se filtraron negaban la existencia de camioneta
alguna. La historia se repetiría en julio de 1994 cuando con tantas
inconsistencias y absurdos materiales (reiterando el bulo de una camioneta con
explosivos), el Mossad desplazó a las autoridades locales y junto a sus colegas
de la CIA dibujaron una nueva pista judicial poniendo a Siria como el supuesto
responsable hasta que, por conveniencia geopolítica de Tel Aviv, se volvió
imperioso señalar al Hesbolá libanés y a Irán como los responsables de todo.
A pesar de la
grosera y desvergonzada colaboración de parte de la justicia federal dibujando
una culpabilidad iraní sin sustancia probatoria (y justo cuando Milei toma el
poder) y a la mercenaria participación de senadores para legalizar un instituto
extraño a nuestra tradición jurídica como es el juicio en ausencia (presionado
por la DAIA y AMIA), hay en una importante porción de la población la seguridad
de toda esta basura.
Es por eso que el
delirante comunicado de prensa del gobierno de los Milei es una inconsecuencia
caminando que pone en evidencia quienes son sus patrocinadores y los peligros
que ellos representan para la integridad de la nación y lo más importante, para
la seguridad de los habitantes del país.