INTERNACIONAL
LA ESTRATEGIA DE RUSIA ANTE LA TÁCTICA DEL TERRORISMO
“No
puede haber terrorismo malo y terrorismo bueno” (Canciller Sergüei Lavrov)
La aparición del ISIL en junio de
2014 con la ya consabida consecuencia para los pueblos de Siria e Iraq no hace
falta que lo volvamos a reiterar. Desde el su letal manifestación se pudo ver
que habían varios elementos borrosos y hasta incoherentes, que hacían sospechar
del origen de esta nueva fuerza de combate presuntamente sunita.
Su origen como grupo, estuvo en
Iraq por allá en 2006 cuando los estadounidenses y sus socio británicos
trataban de mantener una ocupación que consolidara un gobierno títere que
entregara al país sin un mínimo de resistencia política ni armada. En aquel
entonces, se conocía a un grupo que según algunas fuentes, estaba compuesto por
voluntarios musulmanes extranjeros, especialmente árabes que operaban
especialmente en la zona de Babilonia, Ramadi y Faluya.
El “Estado Islámico de Iraq” fue
su denominación por aquel entonces y sus operaciones estaban dirigidas contra blancos
norteamericanos y los primeros cuerpos de seguridad de lo que llamaron
“apostatas” –subordinados al gobierno de Al Maliki- dada la clara tendencia sectaria del partido
“Dawa” de extracción chiita, que ayudo entusiastamente a los invasores y a sus
escuadrones de la muerte dirigidos por la CIA, para perseguir, encarcelar,
asesinar y hacer desaparecer a miles de iraquíes.
A pesar de las continuas
operaciones por tratar de erradicar a este grupo y el asesinato de sus
diferentes líderes como “Abu Muzab Al Zarqawi”
y “Abu Omar Al Bagdadi” entre muchos otros lugar tenientes, sobrevivió
como células repartidas en el oeste de Iraq y usando el desierto como el único
lugar para moverse lejos del alcance de las fuerzas colaboracionistas de
Bagdad.
Para algunos expertos, el grupo
original que conformaba a los combatientes del “Estado Islámico” habían dejado
de existir para el 2010. Muertos en acción, prisioneros en Abu Graib o
simplemente asesinados por refriegas internas, no hacía posible que dicha
organización pudiera operar como lo había hecho en sus días contra la
ocupación. Sus operaciones no se
detuvieron aunque, bajaron en intensidad. Por las noches especialmente, “Daesh”
–acrónimo en árabe que los identificaba entre los iraquíes- tocaba a las
puertas de los vecinos de pueblos y aldeas de la provincia de Al Anbar e
incluso en la ciudad de Mosul, para solicitar el pago del impuesto para
financiar sus operaciones.
En gran medida los habitantes de
la región les veían como benefactores y
luchadores contra los invasores y sus sangrientos colaboradores de la secta
“Dawa” que hacia lo que gustaba con los pobladores de la región.
Por supuesto que sus operaciones
no eran nada agradables. Desde la colocación de coches bomba, ataques con
morteros, francotiradores o la
colocación de trampas bomba en las carreteras estratégicas del noroeste, identificaba
el accionar de este grupo que actuaba al mismo tiempo con otros de la
resistencia del centro del país. Una de sus muy conocidas acciones, eran sus incursiones relámpago contra puestos y
barracas de la policía y ejército colaboracionista. Usando pistolas con
silenciadores podían dejar a una estación de más de veinte efectivos, muertos
en sus barracas sin que nadie se diera cuenta que habían pasado por allí.
La versión de los medios estadounidenses
gustaban asociar a este grupo –y a cualquiera de la resistencia iraquí- con
“Al Qaeda” simplemente por las similitudes en los estandartes que los
identificaban.
Para cuando se desataron las
violentas y provocadas manifestaciones en el norte de África en 2010 y tras
haber sido utilizadas por la OTAN para obtener la resolución nº 1973 del
Consejo de Seguridad con la cual se destruyó a Libia, se comprobó que “Al Qaeda”
colaboro con las fuerzas atlantistas para derrocar al gobierno de Mohammar Al
Gadaffi.
A partir de allí y de la noche a
la mañana, estas pequeñas células que agonizaban en Iraq se convirtieron en una
organización con estructura y comando de una milicia. Pero ¿cómo pudo suceder
eso? Las respuestas podrían ser varias, pero que se ajusta muy bien a lo que se
observa hoy día en la región llamada del “Levante”, apunta a la mano de la
CIA. Para muchos aquel grupo que comenzó
luchando como parte de la resistencia iraquí, fue cooptado por la agencia
estadounidense simplemente por su necesidad táctica y aquellos, sabiendo que
sin fondos y sin una ayuda superlativa –como la que recibieron- tenían
muy pocas expectativas de poder seguir operando.
No se trataba de una cuestión de
dinero o de armas, el resto de este grupo buscaba sobrevivir y para ello, la
CIA y sus aliados –como el hada de los cuentos- por intermedio
obviamente de terceros proporcionaría todo lo necesario incluso, más reclutas
que serían sacados de Abu Graib en aquel osado rescate en 2013 y presos en las
cárceles sauditas. Solo había que juntar los ingredientes, batir con cuidado y
teníamos al “ISIL” Islamic State of Iraq and Levant”; si alguien preguntaba de
donde había salido modificarían la historia previa y nadie se daría cuenta.
Pero esto llegó demasiado lejos y
los juegos sucios orquestados por Washington y sus aliados –incluyendo a
Israel muy involucrado en Daara, Siria- además de terminar con miles de vidas de
habitantes de la región, ha escalado
hasta convertirse en una amenaza que, según muchos analistas, esta
siendo redireccionada deliberadamente a las fronteras de la Federación rusa.
Desde que las bandas mercenarias
comenzaron a asolar Siria, atentados y
ataques sobre blancos en Latakia amenazaban a los intereses rusos en aquella
ciudad; incluso hubo atentados contra personal diplomático en Damasco lo que
dejaba entrever un intento de intimidación contra las primeras medidas que
Moscú estaba tomando en torno a lo que allí sucedía. Y no era para menos, el
gobierno de Putin estaba causando muchas molestias a la libre acción de esas
bandas de asesinos extranjeros que tras recibir entrenamiento y armas en las
bases secretas en el sur de Turquía y de Jordania, pretendían hacerse pasar por rebeldes sirios.
Así como de inexplicable fue el
asalto sorpresivo del “ISIL” en junio del 2014,
mucho más es que la “Coalición” encabezada por EEUU no pueda derrotar al
autoproclamado “Califato” con capital en Mosul. La cantidad de hechos y
elementos que vuelven a esta situación tan irreal, que ha sido muy difícil para
Washington y sus medios de comunicación, mantener una versión coherente y
conveniente de lo que realmente ha estado sucediendo.
Demasiados elementos sospechosos para
dejar de lado. Con un senador estadounidense como John Mc Cain capturado en
fotografías y en video en momentos en que se reunía con los altos jefes de las
bandas mercenarias operando en Siria –entre ellos, el que se presentaría
como Al Bagdadi- , el discutido origen de éste supuesto prisionero iraquí
avenido en líder de la franquicia; las denuncias de oficiales iraquíes y la
confirmación de la inteligencia iraní del lanzamiento desde aviones estadounidenses y británicos de suministros
para el “ISIS”; las gestiones paralelas
del general John Allen y David Petreaus para
conceder más ayuda al “Estado Islámico”; las contradictorias posiciones del
jefe de la CIA John Brennan sobre qué hacer con Assad y la lista sigue.
Por estas y muchas otras razones,
Moscú y los miembros asociados de la OTSC han decidido tomar el toro por las
astas y actuar en consecuencia. Conscientes desde el primer momento de que el
denominado “ISIL” y su proclamado “Estado Islámico” es la concreción de una táctica sucia para
fines geopolíticos encabezados por Washington, el Kremlin se mantuvo firme en
su posición respecto de Siria vetando en tres ocasiones, los intentos de
intervención militar impulsado por EEUU y sus aliados en el Consejo de
Seguridad. Esta determinación ha despertado
el pánico en Ankara que busca por todos los medios una salía negociada con
los grupos “pseudo-yijadistas” para evitar cuanto antes que las fuerzas de la
OTSC y del ejército árabe sirio, recuperen los territorios del norte de Siria.
Según Vladimir Putin, si Rusia no corta
definitivamente con la amenaza del “Estado islámico”, éste se extenderá a las
regiones del Cáucaso complicando
convenientemente a la Federación, algo para lo cual el gobierno ha comenzado
una paulatina y cualificada ayuda militar para cooperar con las FFAA sirias que
concretaran lo que Washington y Londres tratan de evitar. La derrota del “Islamic
State”.