sábado, 19 de septiembre de 2020

 “EL FALSO PROCESO”

Cuando una extorsión trata de hacerse pasar por un plan de paz

 

Por Charles H. Slim

Desde que un grupo de judíos europeos congregados alrededor del sionismo decidió apoderarse de los territorios de Palestina, la oscuridad se cernió sobre aquella región. Para ello pusieron a rodar sus silentes y cruentas operaciones contra el Protectorado británico que allí se había instalado en 1920 y sus habitantes árabes, iniciando así una tragedia para quienes durante milenios vivieron sin disturbios ni conflictos entre comunidades. La empresa de instalar un estado sobre los territorios árabes imbuido de aquel nacionalismo judío ideado por  el periodista austro-hungaro Theodor Herzl, fue el comienzo de una injusticia histórica que aún queda por resolver.

Aquel proceso que se consolidó a la fuerza en mayo de 1948 costo mucha sangre y lo peor de todo es que ello nunca termino. Los sionistas creyeron que podían hacerle sufrir a los palestinos por las impiedades que los judíos europeos habían sufrido a manos de las políticas de limpieza étnica nazi y por la persecución que aún mantenía el “camarada” Stalin en la URSS. A nadie le interesarían esos “negros del desierto” que los británicos no pudieron domesticar. Esa era la lógica en el pensamiento de los grupos sionistas compuestos en general por judíos polacos y alemanes, quienes con sus procederes –como fue la desaparición de miles de bebes judíos de origen yemení- demostraron ser tan racistas y despiadados como sus otroras perseguidores.

Para ello hubo un apoyo material y financiero inestimable de Gran Bretaña, EEUU y de algunos países de Europa del este (que proporcionaron armas y municiones a granel) que posibilito la imposición de un estado artificial.

Antes de 1948 las organizaciones sionistas hicieron todo lo que estuvo a su alcance para ganar terrenos árabes. Desde comienzos del siglo XX las compras de terrenos usando artificios financiados por la Fundación “Schumann-Rothschild” hasta el uso del terrorismo para deshacerse de los palestinos y de funcionarios británicos que se oponían a esas intensiones, fueron los prolegómenos  de todo esto. En esos momentos aún no se había producido la tragedia de los Campos de exterminio, entonces ¿Cuál era la excusa blandida para ese proceder? Simplemente, la de cualquiera de los grupos nacionalistas que por cualquier medio y sin el menor escrúpulo, se apoderaría de un territorio ajeno. Fue así que la paz se hizo imposible y solo hablaron las armas.

El año para concretar este plan no fue casual. Tras el fin de la gran guerra mundial, los vencedores occidentales, EEUU y sus aliados europeos necesitaban tomar el control de una región estratégica que podía caer en manos de la Unión Soviética y la instauración de un estado occidentalizado sería sin dudas un movimiento audaz.

Hoy las cosas están muy claras y la opinión pública cuenta –pese a los esfuerzos por borrarla- con la información con la cual contrastar la cruda realidad sobre el terreno y ella es, la de un estado expansionista y colonialista.  Los mitos y la propaganda mediática que sustentaron esta arbitrariedad histórica se han caído y puede verse la torva faz de un invasor inclemente que al día de hoy sigue apoderándose de territorios para –fabulosos negocios inmobiliarios entre israelíes y empresas estadounidenses- construir asentamientos para colonos judíos importados desde varios países.

Sin dudas que la existencia y supervivencia del estado de Israel a la sombra de las atrocidades que se han cometido y que aún se cometen en sitios como la Franja de Gaza, solo se debe a un solo factor y ese es “el apoyo de EEUU” que ha llegado a límites impensables. Sin el, la viabilidad de aquel estado hubiera sido imposible de prever.

Pero a pesar de esa lealtad política (que muchos confunden con religiosidad), Tel Aviv ha mordido la mano de su benefactor en más de una oportunidad y quienes terminaron pagando esa perfidia fueron los mismos norteamericanos (Ataque artero al “USS Liberty”, espionaje y robo de tecnología y las guerras afrontadas para salvaguardar a Israel entre otras cuestiones oscuras).

Desde que Donald Trump entro en 2017 a la Casa Blanca, ha tratado de congraciarse con Tel Aviv a cualquier costo, incluso a costa de ladear su promesa de America first en las que trata de enfocar las políticas y los recursos en los asuntos propiamente estadounidenses. Reiteradamente hemos escuchado a Trump hablar de que los hombres y mujeres de las Fuerzas armadas deben volver a casa en una clara oposición a las aventuras intervencionistas que han sido impulsadas por sus predecesores neoconservadores que conforman los sectores del proyecto imperial. En éste último sentido, el tan hablado retiro de tropas en el Medio Oriente tiene la excepción de no hacerlo de sitios estratégicos y de puntual interés para Israel. Siria es el epicentro de este interés y por ello es que aún tropas especiales y asesores de inteligencia (que trabajan con Jihadistas y kurdos) siguen operando en el norte sirio y en una base de adiestramiento para estos grupos armados en “Al Tanf” a sureste de Siria.

Como podrá advertirse sobre este ultimo punto, Trump en cierto grado continua con la táctica política de justificar despliegues militares mediante el argumento de la “lucha contra el terrorismo”, apoyando de manera más limitada a los grupos proxies que nacieron al amparo de la administración Obama (entre ellos ISIS) fomentando –con la colaboración de Israel y de las monarquías árabes- el caos dentro países como Siria, Iraq y Afganistán.

Pero el objetivo central y estratégico que tanto Tel Aviv como Washington persiguen es tratar de aislar a a la república Islámica de Irán y restar su influencia en la región (especialmente en Yemen e Iraq), punto de vista que es compartido por las opulentas monarquías del Golfo Pérsico –salvo Qatar- que demuestran con su apoyo a este tipo de políticas, una completa desconexión con el sentir popular de sus pueblos.

Por otra parte, la ilegitima e ilegal concesión hecha por Trump a Netanyahu de reconocer a Jerusalen como capital del estado judío fue sin dudas la primera señal de un compromiso sectario que incluso ha perjudicado a los cristianos y sus santuarios en esa ciudad milenaria. Más allá de que Washington presionó a todos los países hemisféricos (incluido Argentina) para reconocer esta situación de facto, ciertamente no ha logrado el alineamiento esperado. Aunque algunos gobiernos hayan cedido a estas presiones e incluso otros hayan mostrado ciertas dudas en asentir, sus pueblos en gran parte no comparten la decisión y se han manifestado en referencia a ello.

Menos aún ha obtenido consenso el llamado “Acuerdo del siglo” que pretendía sin más rodeos estafar a los palestinos con un nuevo ardid (con un suculento incentivo de 500.000 millones dólares en cuotas) elaborado por los partidarios de Netanyahu y los cerebros sionistas de los Lobbies estadounidenses como AIPAC y que sería presentado como un acuerdo de paz final y sin precedentes auspiciado por la Casa Blanca e intermediado por el yerno de Donald Trump, Jared Kushner. 

Si la Autoridad Nacional Palestina aceptaba esta verdadera trampa, todas las reivindicaciones por los territorios usurpados, las muertes y los daños ocasionados por Israel a lo largo de su instauración debían ser abandonados. La euforia de los sionistas era tal que el mismo Benjamin Netanyahu emocionado, exclamo en un momento “Es un gran plan para Israel. Israel nunca ha tenido un amigo mejor en la Casa Blanca”. Para los palestinos era francamente inaceptable. Tan inequitativo y abusivo era la propuesta que a la vista de la comunidad internacional –y en particular la árabe islámica- resultó imposible de concebir y mucho menos de tolerar.

Es en este contexto que el anuncio conocido en esta última semana de que Emiratos Árabes Unidos y Bahrein normalizaban las relaciones con Israel –con intrincados intereses financieros y de seguridad- solo es otro eslabón en la cadena de infortunios y estafas para los intereses palestinos. Tampoco representa una novedad dado que estos regímenes árabes durante la última década han estado colaborando secretamente con Israel proveyéndoles entre otras (sucias) cuestiones, inteligencia contra sus hermanos iraquíes, sirios y por supuesto los “apostatas” chiitas iraníes.

Como señalan varios analistas árabes y palestinos como el politólogo y académico de la Universidad de Cizjordania Ghasab Khatib, los “emiraties estaban muy contentos con la política de Trump sobre Irán y descontentos con la de Obama. Así que harán cualquier cosa para contribuir a la reelección de Trump”. Con ello se evidencia un cálculo político -con trasfondos financieros y comerciales- de las monarquías que pretenden apoyar a Trump en sus intensiones de permanecer en la Casa Blanca, aún sacrificando la causa palestina.

Para coronar todo esto, la posible candidatura de Donald Trump para recibir el premio Nobel de la Paz vuelve a poner en evidencia la frivolidad y hasta tendencialidad que se esconden detrás de estas nominaciones. 

Sin dudas, Tel Aviv pretende reforzar y ampliar sus apropiaciones ilegales  enterrando al mismo tiempo las reivindicaciones políticas de la población palestina.  Al mismo tiempo Netanyahu busca salvar su situación personal y la de su familia signada por la corrupción financiera que podría llevarlo a la cárcel. Pero también trata de cerrar las investigaciones de la Corte Penal Internacional (CPI) por los crímenes de guerra y lesa humanidad cometidos por funcionarios israelíes. Más allá de las divisiones internas dentro de la comunidad política palestina (que es explotada por Israel), nadie aplaude este presumido plan de paz ya que la única paz que los israelíes persiguen es la paz de los cementerios.

Por otro lado, esto está tratando de ser mostrado como una victoria diplomática de Donald Trump y una oportunidad para la paz defintiva, aunque ello no ha detenido las brutales agresiones y los bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza, una zona que se halla sitiada desde hace años sin que Naciones Unidas halla hecho algo por condenar y castigar de forma efectiva (Cfr. el Capitulo VII de la Carta de Naciones Unidas) la brutalidad israelí.

 

sábado, 12 de septiembre de 2020

 

“EL UNILATERALISMO HA MUERTO”

¿Cuáles son las causas y consecuencias de la decadencia geopolítica anglosajona?


Por Charles H. Slim

Coincidiendo con las conclusiones del filosofo y politólogo ruso Leonid Savin, “el multilateralismo es el futuro en las relaciones internacionales” y con ello, el fin de la odiosa y fatídica hegemonía anglosajona que se hemos conocido desde hace tiempo como la “Pax Americana”. El curso de los acontecimientos parece informar con claridad esto, teniendo como epicentro a un Estados Unidos de Norteamerica completamente revuelto en su interior y teñido de intrigas palaciegas puertas adentro de la Casa Blanca.

La catarata de errores en su política exterior ha propiciado esta situación. Y queda claro que no todos –y sin dudas los más graves-pueden serle achacados a Donald Trump. No caben dudas de que invadir Afganistán en 2001 y peor aun, invadir Iraq en 2003 bajo aquella montaña de patrañas a la sombra de los sospechosos eventos del 11 de Septiembre, fue el comienzo del fin para las expectativas de extender su unilateralismo argumentando buscar la “libertad” y la “democracia” de los pueblos a golpe de bombas y torturas.

De aquellas negras jornadas en las que los neoconservadores y sus aliados sionistas del Congreso (representados por los Lobbies pro-Israel) impulsaron una tendenciosa y engañosa “guerra contra el terrorismo” que además de falaz no tiene fin, aún se siguen replicando sus consecuencias humanitarias sobre las poblaciones de vastas regiones del planeta. Y aunque el Establishment trato de moderar estos daños colaterales colocando a un presidente demócrata de color, solo hubo un cambio cosmético en la direccionalidad de la agenda pero nada más. La agresividad y voracidad de las administraciones republicanas pasaron a ser reemplazada por la ambigüedad disfrazada de buenas intensiones y supuesta moderación de administraciones demócratas que en realidad escondían tácticas más refinadas y solapadas para continuar con su agenda geopolítica de expansión y contención.

Al parecer Washington no ha aprendido de sus errores y como un “elefante dentro de un bazar”, cada movimiento que hace causa destrozos.  Las consecuencias de esta política brutal, torpe y ajena a la legalidad internacional (Doctrina Rumsfeld-Cebrowsky) pueden verse con creces materializadas en el actual orden mundial que se desmorona. El dique de contención contra las potencias euroasiaticas se ha roto y ello es imposible de ocultar. China resurge de la crisis pandémica del COVID-19 y Rusia anuncia para el asombro de un mundo en pánico la posible solución para este virus; sin lugar a dudas, una pesadilla hecha realidad para los auto proclamados “lideres del mundo libre”.

Los historiadores y relatores estadounidenses ya están tratando de volcar las culpas de esos errores en la persona de tipos como George W. Bush y tal vez en su compañero Dick Cheney, como una forma pueril de expiación de los pecados gubernamentales estadounidenses. Pero eso es un engaño que no prosperara y ellos lo saben. Descalificando a  estos dos mandatarios republicanos e incluso sacrificándoles ante el escarnio de la opinión pública, el Establishment, el bajo fondo que maneja los asuntos externos de EEUU trata de lavarse la sangre con la que ha manchado la imagen política del país.

A pesar de esto y del recambio político en el estilo de gobierno de un “outsider” como Trump, los errores históricos se siguen acumulando y con ellos, la degradación de la ya muy discutida política exterior estadounidense.  Pese a que su estilo no se parece a ninguno de sus predecesores, Trump también parece haber incurrido en varias falencias que replican y hasta superan a las de aquellos. Y digo pareciera, porque es muy probable que ni siquiera estuviera al tanto de lo que algunos de los estamentos imperialistas estaban por ejecutar.

Uno de los últimos tropiezos fue el asesinato del general iraní Qassem Soleimani y del jefe de las milicias chiitas iraquíes “Al Hashd Al Shaabi” allá por comienzos del año. Mala jugada que alimento aun más la ya de por si, desconfianza entre los iraquíes y una pésima señal para Teherán quien fue el socio crucial para derrotar el monstruo del “ISIS” implantado por sus propias agencias de inteligencia (parte del plan Jihadista financiado por Fondos de inversión KKR). Esto demostró la continuidad de la influencia que Tel Aviv y sus grupos de presión como AIPAC sobre las decisiones de la Casa Blanca.

Igualmente esto no le obsta a que continue con su agenda global  y hoy por hoy, junto a la OTAN se hallen empeñados en acumular más tropas y vehículos blindados en las puertas de Eurasia. Lituania y Estonia son los principales peones de estas jugadas que pueden salir muy mal. Pero allí no termina todo. Tras el anuncio de hace unas semanas de haberse elaborado en los laboratorios rusos una vacuna contra el COVID-19 los medios occidentales reaccionaron de forma extravagante y sobreactuada, tratando de menospreciar el anuncio pero, ello solo reforzó las sospechas de que las trasnacionales farmacéuticas occidentales (Big Pharma) habían sufrido un duro golpe contra sus expectativas de monopolizar un fabuloso negocio.

Pero esto también fue considerado un golpe geopolítico y en ese sentido reacionaron desde la Casa Blanca. Washington y sus aliados (especialmente Londres) claramente sorprendidos, intentando desacreditar el anuncio formalizado por el presidente Vladimir Putin dieron rienda suelta a su furia y en algún punto podríamos hablar de envidia trabando sanciones comerciales contra los laboratorios estatales rusos que participaron en la elaboración de la vacuna “SPUTNIK-V”. A simple vista, un golpe bajo y canallesco –uno más- que demuestra que al gobierno de los EEUU no le interesa el bienestar general de sus propios ciudadanos y mucho menos el del resto de los habitantes del mundo.

Por otra parte, esa reacción demuestra que los estamentos gubernamentales en Washington sienten pavor y una gran preocupación por el notable avance en los conocimientos científicos que los especialistas rusos han logrado desde la caída de la Unión Soviética demostrando también, la vanguardia académica del sistema educativo de la Federación caracterizado por su rigor académico en sus “Kóledzh” (tanto públicos como privados) basados en la especialidad y experiencia de campo.

En el siglo pasado esto habría sido tapado por años e incluso quizá ni nos hubiéramos enterado del desarrollo de una vacuna rusa. Pero gracias al revisionismo y a la velocidad y variedad de las fuentes informativas que hoy existen, ello no es posible de hacer. Esto ha demostrado ser tan peligroso para Washington y sus aliados que todas estas fuentes en el universo del internet son monitoreadas por “Salas de Ciberguerra y espionaje” de alcance global, tratando de  interferirlas e intoxicar sus contenidos.

Asimismo y como otra pestaña de esta tenaza, estas fuentes tratan de ser controladas por regulaciones arbitrarias desde que difusores como Julian Assange y Eduard Snowden expusieron a luz pública la suciedad oculta bajo la alfombra de los poderes de occidente, es que no hay lugar para secretismos. Sumado a ello, aquella obsesión proveniente de la guerra fría o más bien podemos llamarla “rusofobia”, sigue latente en el “Establishment” angloestadounidense, verdadero artífice de las políticas hegemonistas que ha venido desplegando desde la mitad del siglo pasado mediante ese sector oscurantista y despiadado (compuesto por demócratas, republicanos e independientes) que muchos denominan con muy buen tino como el “partido de la guerra”.

Esto también revela que el Orden mundial ha cambiado, mal que le pese a Washington. Sin dudas que aquel apotegma de George H. Bush enunciado frente al Congreso el 11 de Septiembre de 1991 asegurando que  se inauguraba ese “Nuevo Orden Mundial” guiado por el uniltaeralismo norteamericano, que se corono con aquella catastrófica guerra contra Iraq, hoy es un cadáver perfumado.  Es más, podríamos asegurar que apenas hizo esa declaración, ese orden de cosas comenzó a mermar de forma paulatina y sin freno hasta llegar al 2001 con la administración de su hijo George W. Bush donde tuvo su definitivo quiebre.

Hoy a la luz de las actuales circunstancias y de los grandes cambios que se han producido en los principales escenarios de la lucha por extender esa hegemonía (en especial en el Medio Oriente), podemos asegurar que el unilateralismo estadounidense ha muerto y con el, las esperanzas de imponer una visión a la zaga de valores y principios que como ha quedado demostrado en Iraq, Libia y Siria, nunca respetaron.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

 

“EL TRIANGULO DE LOS LOBOS”

La Patagonia Argentina ¿Un escenario para un nuevo conflicto geopolitico?

 

Por Charles H. Slim

Si usted mira a la Argentina en un mapa cualquiera verá que tiene la apariencia de un triangulo. Obsérvelo, verá que es así. Si refinamos nuestra mirada y solo tomamos en cuenta su Patagonia que se extiende desde el Río Colorado hasta su extremo sur en Ushuahia podrá notarse que ese triángulo se hace más patente. Un extenso territorio aún virgen y con una riqueza incalculable, no sólo por las que se hallan en el subsuelo y en la de sus glaciares con las últimas reservas mundiales de agua dulce pura y cristalina. No, desde hace décadas que es una joya ambicionada por varios actores foráneos que ven en esas vastas extensiones, un capital inmobiliario de inapreciable valor que los gobiernos de Buenos Aires nunca quisieron o no supieron proteger.

Es un territorio paradisiaco, donde las variedades en la fauna y la flora permiten idealizar una vida renovada no solo para aquellos individuos que buscan alejarse del manicomio que significa vivir en la intoxicación de las grandes ciudades y que tiene un alcance global, sino para grupos étnicos y sus respectivos gobiernos que asfixiados por sus propias fechorías, quieren escapar de realidades y regiones devastadas.

Lo cierto es que, antes no existían los lobos en la Patagonia pero desde hace quince años hasta esta parte, especialmente en los últimos tres años y tras los últimos acontecimientos en "Villa Mascardi" a las afueras de Bariloche, parece confirmar que una extraña y exótica especie de esos “lobos”  han pasado a ser parte del paisaje de la región.

Las ambiciones sobre este territorio se extienden a ambos lados de la extensa frontera entre Chile y Argentina.  Pero hay diferencias entre ambos países. En el país trasandino las causas y las consecuencias del activismo etnonacionalista de los “Mapuches” contra el poder político “huinca” en Santiago se vienen arrastrando desde hace décadas. Se trata de una lucha originaria de ese país ya que, esta tribu indígena no tuvo presencia en lo que hoy es la Argentina. Por el contrario, en épocas pasadas los “mapuches” fueron una entidad agresora y depredadora contra las tribus que vivían en paz en lo que hoy es la Patagonia Argentina.

En Chile la organización de estos mapuches se identifican con la C.A.M. “Coordinadora de Comunidades en Conflicto Arauco Malleco”  que surge a finales de la década de los noventas y que paulatinamente van adoptando una organización de tipo para-militar. Socios en sus acciones están miembros del grupo setentista MIR y grupos anarquistas chilenos y argentinos.

La realidad de ese conflicto en Chile es sin dudas ajena a la Argentina, no solo por la historia sino también por que los “mapuches” no formaron parte de los pueblos indígenas originarios de la región patagónica argentina. Obviamente que existe un componente de oportunidad estratégica para estas organizaciones, de ampliar el teatro de operaciones a un territorio más extenso y de ese modo escapar del alcance de las fuerzas de seguridad chilenas, mucho más determinadas y duras para combatirles.

El paso de los años ha ido mostrando una escalada progresiva en la violencia de estos grupos que entre otras cuestiones, puso de manifiesto, la introducción de elementos novedosos que no tienen relación alguna con los indígenas. Ciertamente que la situación se está enturbiando cada día más y la clase dirigente argentina no encuentra formulas para afrontarla.

Incluso, a tal grado llega ésta confrontación que se han detectado elementos foráneos que no tienen nada que ver con los Mapuches ni con indígena alguno. En el lado chileno hace tiempo que se han detectado el tráfico de armas de guerra y explosivos para pertrechar a estos grupos. No solo están operando estos “mapuches”, sino también grupos que responderían a intereses privados ligados a la seguridad de algunos de los más prominentes terratenientes de la Patagonia.

Por otra parte, también se han detectado velados contactos entre estos grupos y gobiernos europeos, en particular con el Foreign Office británico que como de costumbre, operan tercerizadamente bajo máscaras de organizaciones humanitarias y de defensa de los derechos humanos. El ejemplo contemporáneo de esta táctica la vemos en Siria con los “White Helmets”, una fachada de la inteligencia británica que mientras escenifica prestar ayuda a los sirios, se haya coligada a las acciones de grupos “seudo jihadistas” como “Jabbat Al Nusra” entre otras subsidiarias.

En este marco se inscribe la “The Mapuche Nation”  una organización de carácter político que desde 1976 tiene su asiento administrativo y político en la localidad de Bristol, Gran Bretaña. A la postre de esta sede central comenzaron a operar en el Cono sur por finales de la década de los noventas grupos como el “Coordinadora Arauco Malleco” (C.A.M.) en Chile, para luego florecer en suelo argentino con el “Movimiento Autónomo Del Puel Mapu” (MAPU) que a su vez fue la inspiración ideológica de la organización “Resistencia Ancestral Mapuche” (R.A.M.), que desde 2016 actúa como un brazo operativo de aquella.

No hay dudas que existen otros “amigos” de la causa que junto a los británicos, están llevando adelante sus propias agendas para ubicarse en la región en búsqueda de sacar ventajas propias de lo que ya parece una realidad imposible de detener. Más allá de que los representantes políticos en Gran Bretaña niegan que Londres presta apoyo financiero y político a las actividades de estas organizaciones “indigenistas”, ello es una verdad a medias. Si bien podría ponerse en duda de que “oficialmente” el gobierno británico presta un apoyo semejante, cierto es que se hace necesario un caudal financiero para que estos grupos puedan operar trasnacionalmente y por tal motivo es que dirigen sus actividades desde Gran Bretaña, quedando revelado en algún sentido la anuencia de Londres.

Y que nadie se engañe. Londres mientras mantiene sus lazos estratégicos con el estado chileno, bajo cuerda y de forma encubierta trabaja codo a codo con estas agrupaciones irregulares (enemigas de ese mismo estado) con la evidente intensión de proyectarse a territorio argentino ¿A dónde hemos visto o estamos viendo esto?

Los británicos al igual que sus socios geopolíticos se valieron de engaños y el ocultamiento para ir avanzando en sus campañas de dominación. La hegemonía política y cultural fue imprescindible para ello. Incluso en la mayor parte del siglo XX, Londres y Washington contaron con un amplio control del relato geopolítico que pudieron ejercitar gracias al inestimable apoyo de la Corporación de Medios y la industria del entretenimiento cinematográfico y televisivo. Fue por ello, que en este particular tema y los movimientos que se estaban dando de forma aislada pero sin pausa en un lugar tan recóndito como la Araucania chilena, fueron silenciados a la opinión pública.

Durante esas décadas la Argentina pudo contener la penetración de este conflicto gracias, a su mayor organización y control que ejercía sobre las fronteras australes que comenzaron a debilitarse tras el final de la guerra en 1982 situación que se fue agravando por la ineptitud y el desinteres de los gobiernos “democráticos” en Buenos Aires que olvidaron por completo (salvo para hacer negociados) la soberanía de este territorio.

Actualmente esta región presenta un escenario tan complejo como interesante. Con una base de inteligencia aeroespacial de la República Popular China en la provincia del Neuquén y una base estadounidense en cercanías de “Vaca Muerta” en la misma provincia, deja a las claras que hay intereses cruzados en pugna que cada potencia trata de preservar y hacer prevalecer sin esperar que el gobierno argentino les de permiso.

Asimismo, estos no son los únicos elementos extraños que distorsionan la realidad política de esta región. Otros actores foráneos como ser los grupos de seguridad privada de los grandes terratenientes como Lewis y las exploraciones israelíes disfrazadas como ONG, tal el caso de la denominada “Mochileros sin fronteras”, evidencia una zona de intensa actividad que Buenos Aires ha tratado de esconder a la opinión publica.

La dinámica que presenta este conflicto es preocupante y Buenos Aires debiera tomar conciencia de ello. El problema central que presenta la actual situación argentina es la carencia de un sistema de defensa que pueda responder a este problema. A tal grado se halla la indefensión y ausencia de autoridad que estos grupos han asaltado y ocupado predios del ejército en una de las márgenes del “Río Azul” en la provincia de Río Negro. Aunque sin dudas ya es tarde para cortar de raíz el problema, (lejos de rehuir) el estado federal debe tomar medidas de orden estratégico urgentes que detenga el avance de lo que puede llegar ser el foco de una fractura territorial y política con consecuencias fatales para la sobrevivencia del país.

Pero, la realidad política se impone y como se ven las cosas, el gobierno de Alberto Fernández no parece ser el más idóneo y mucho menos determinado para encarar una empresa tan compleja como esta. Ante esto ¿Cuál será el futuro de este país? 

 

sábado, 5 de septiembre de 2020

 

THE IDUS OF TRUMP”

How will the American president get to the November elections?

 

By Charles H. Slim

 There is a secret war in the White House and Donald Trump is the main cause of it. Those who occupy positions within the most guarded compound in the United States warn that many strange things are happening without an apparent explanation. For the North American president it is a conspiracy against him, for the opposition a delusion of the undesirable “Outsider” and for the media that detests him (aligned with the political establishment), the demonstration that North Americans should not renew their vote of confidence to a lunatic.

It is not necessary to have to clarify that in the Argentine media, they will follow the most comfortable line and will only advocate being on the politically correct side. Any opinion against this premise is a mere coincidence.

But Trump can be a very complicated guy to deal with, an unrivaled capricious and even unpredictable, but there is no denying that he has proven to be much more forthright and consistent than any of his past predecessors. His frontal promise of an “America for the Americans” with all the consequences that it earned to his image does not seem to have been disappointed. And precisely that frontality has led many, both on the right and on the left of the political spectrum, to have felt aggrieved by their positions.

Many in the US try to forget those caustic statements when he was just a candidate for the White House. Who could have believed that a blond businessman in such obnoxious ways would have been elected as US president? But his accusing tongue proved to be as strident as his appearance.

His precise and moving statements about the damage that his country has caused in the world with its endless wars and the unspeakable situations of Hillary Clinton with the issues of the mails and her participation in Libya, have eroded the image of professional politicians in the face of public opinion.

Or what to say about that accusation that the “Islamic State” (ISIS) and everything that surrounded the occupation of Iraq had been a monstrous creation of past bad administrations, continued by Barak Obama and Hillary Clinton fell like an atomic bomb in the ears of the main directors and heads of intelligence agencies who have since been at the center of accusations for their sinister actions.

The first blow for those courtesies was undoubtedly the fantastic story of an alleged intervention by Russian intelligence that benefited him in the elections.

The evidence that there is a conspiracy to undermine his management has been revealed in the years that he has been occupying the White House, although we repeat, we have witnessed how the media and journalists puppets of power in the shadows have tried to downplay it and for ridiculing him at the same time.

The scope of this is certainly wide. Remember, if not, the network of sophisticated listening "antennas" mounted around all public buildings in Washington (D.C.) that listened to the conversations of the White House and the main government officials? When it was determined that those devices were of Israeli origin, Trump became aware that, no matter how much he supported Israel and its expansionist ambitions, he is only a dispensable resource and nothing more.

But apparently his enemies are more intimate than he thinks. The covert actions that he authorized at the beginning of the year that assassinated Iranian General Soleimani and the one carried out against China made it clear that they were not successful. Who are his advisers?

The American style of coup d'état, which assassinates its presidents using a scapegoat, is no longer profitable and, on the contrary, very counterproductive. That is why the "hidden power" that handles the most important affairs of the Union tries to use other more surreptitious and silent methods, inducing it to make the wrong decisions that justify its failures.

With such a strident and corrosive personality, Trump is not difficult to demonize. Even at some point they believed that just ridiculing him would be enough. The hilarious parodies on TV shows were an effort in that regard. Hillary Clinton and her campaign team mistakenly believed that it would crush him in a first round, but did not realize that the American public was fed up with the political “elite” to which she and her people belong, more interested in managing their private businesses to attend to US affairs.

Likewise, Trump's stay in that mansion has not been pleasant at all. He has realized that the black fumes of the "deep state" plotters have seeped through the cracks of his administration, managing to sneak into strategic areas to sabotage his decisions. But it must also be said, his trusted advisers like his son-in-law the Zionist Hared Kushner have gotten him into more trouble than any of his adversaries could have dreamed of.

But this has not aroused fear and his adversaries know that both inside and outside the White House. Let's not forget that revelation that was published in one of the Establishment's famous newspapers where in a column the testimony of an anonymous official who claimed the “resistance” (or should we say insurgency) of a part of its officials who had been working since inside the White House to destabilize its management.

Despite the subversive bias of all this, neither the FBI nor the CIA could elucidate who or who were those “insurgents” who are trying to degrade the presidential authority. Perhaps, there are among these agencies, parties, sectors or cells that participate in the conspiracy.

The media that are part of the Establishment such as CNN and other large networks did not take long to align themselves behind this version to try to build the story of a national political crisis that was the result of the administration of a deranged subject that was leading the country to the political ruin, although in reality what they were doing was showing their true faces and the result of their intentions. The same with the demonstrations against racism that these media tried to show as a reaction against Trump's policies, when in reality the protesters made it clear that it was a reaction against a system that dates back to the founding of the Union and that in its practices includes Democrats.

The truth is that the electoral offer to try to unseat the president is very poor. Democrats believe that Joe Biden can be a rival to achieve the objectives although he needs a complement to reinforce his position. It is even clear that he does not have the popular support that the Democrats thought. Apparently old man Biden does not make the expected positive impression on the electorate. Much less his running mate Kamala Harris, who in the eyes of some, an opportunist who seeks to reissue the coup of a person of color may return to the White House. The truth is that a person of color (whether Republican or Democrat) has shown that they do not guarantee that things will change, much less, it is an insurance of respect for the rights and freedoms of Americans and much less of the peoples of the world .

With this scenario, Donald Trump can remain calm and calm that he can be reelected for a new term. 



jueves, 3 de septiembre de 2020

 

“CONOCER PARA PREVENIR”

¿Cuáles son las causas políticas del descontrol de la situación sanitaria en la Argentina?

Por Pepe Beru

Todo lo que ha causado la aparición del COVID-19 no debe perderse detrás de las consecuencias causadas por la discutida política de aislamiento forzado de toda la población. Aunque parece una obviedad es necesario remarcarlo ya que los medios están tratando de que se olviden las preguntas más elementales de este caso ¿De dónde provino este virus? O quizá con mejor precisión la pregunta debería ser ¿Quiénes fueron los que realmente elaboraron este virus y por qué parece ser más agresivo contra ciertas etnias?, ¿Ha sido diseñado como una Bioarma para agredir a ciertos pueblos determinados?

Queda claro que en la Argentina, no hay ánimo ni el interés político por escarvar en este asunto.

Todos estos cuestionamientos están fuera del campo visual de los políticos argentinos, no solo por la incapacidad y el desinterés que los destaca sino también porque con ello temen molestar a sus mecenas y rectores políticos que les monitorean desde las embajadas en Buenos Aires.

En lo que respecta a los insignes medios y periodistas a sueldo des Establishment nada diferente se puede decir ya que, se ha visto como han ido moldeando la percepción de la realidad a la conveniencia y el interés de sus empresas.

Como lo han señalado varias fuentes, para llegar a rastrear el origen de esta creación diabólica y artificial, hay que seguir la ruta del dinero que pueda financiar los estudios en los centros académicos más exclusivos y destacados, a los reclutadores de cerebros provenientes de todas partes del globo para esas universidades, los mejores y avanzados laboratorios de guerra biológica y por supuesto, como esconderlos de la vista del conocimiento público. Por fortuna esto último ya es imposible de hacer tal como quedo claro con las revelaciones de investigadores estadounidenses que (además de revelar la participación de la CIA en el desarrollo del COVID-19) acusan una colusión encubridora entre algunas universidades privadas y el “estado profundo” que dejan entrever una pavorosa y siniestra estrategia.

Para saber como luchar contra algo, es necesario conocer la amenaza, estar prevenido y entrenarse para ello. Se trata de una lógica obvia a la cual los gobiernos deben atenerse para no ser sorprendidos por sin la preparación necesaria. Esto es lo que debería haber hecho el gobierno argentino pero ya sabemos que desde hace más treintas años hasta el presente, cada uno de los gobiernos que han pasado por la Casa Rosada se han ocupado de meras contingencias y mezquinas peleas partidarias que ha llevado al estado a una situación patética e irremisible. Tal vez sea por eso que sus políticas sanitarias para afrontar la actual crisis global, han sido tan improvisadas como inacatables que  han hecho que su población, a estas alturas ya no les presente atención.

Y es que las consecuencias de ese aislamiento pandémico sobre la vida económica y productiva han sido por demás desastrosas ya que se agregaron a una continuidad económica calamitosa que venía de años antes, registrándose en abril de este año una caída del 26,4% con respecto al mismo mes de 2019, sin descontar tampoco, lo conveniente que ha sido esto para controlar y tratar de cooptar sectores de la administración como la justicia.

Como siempre, los gobernantes argentinos han ido a lo más fácil: Seguir el tren de los eventos. En este plan lo único que ha hecho Fernández y su “gabinete de expertos”  ha sido seguir cada una –incluso las más descabelladas- de las sugerencias de la OMS y de expertos extranjeros quienes además de no haber acertado en sus catastróficas visiones, algunos de ellos vienen de agendas políticas bastante oscuras.

Pero un gobierno de un país sin políticas de estado y mucho menos, objetivos estratégicos, se hace muy raro que pueda articular una planificación, llevar estadísticas serias y mucho menos invierta en la investigación e inteligencia para prevenir situaciones como las que han causado la difuminación del COVID-19. Incluso, en los hechos, sus gobernantes al no ser más que muñecos de alquiler (que representan intereses propios), no levantarían un dedo en tratar de poner en evidencia asuntos tan siniestros y sucios que involucran a sus pagadores (No muerdas la mano que te da de comer). En ése sentido, hubiera sido una ficción que el gobierno argentino hubiera llegado a una conclusión propia sobre el origen de esta pandemia.

Las evidencias de que la pandemia fue creada son inconstrastables. Tal como lo habíamos dicho a comienzos de año, éste brote viral no solo no tenía nada de natural sino que incluso ya se había producido unos meses antes dentro de los EEUU (Fort Detrick, Maryland). El mediatizado brote en Wuhan por el mes de febrero de éste año solo fue el coletazo de una jugada sucia que salio mal.

¿Pero que sucedía en esos momentos en Argentina? O más bien ¿Qué sabía el gobierno de Fernández de lo que estaba ocurriendo entre EEUU y China? Obviamente nada. Y es que además de la acostumbrada desconexión con la realidad política global, la clase dirigente argentina está más preocupada para ver como preserva sus privilegios y aumenta las ganancias para sus bolsillos que atender a problemas que podrían llegar a tocar la puerta del país.

A pesar de que el actual gobierno se vanagloria de promover la investigación científica con sus principales exponentes de su  propaganda al INVAP y el CONICET, el desarrollo y alcance de éstas áreas es evidentemente muy limitada. En lo referente a las investigaciones y desarrollos del campo de la defensa, podemos decir que son casi nulas  manteniéndose en la raya que Londres le hubo impuesto de forma tácita en aquellos oprobiosos acuerdos consensuados y firmados a comienzos de la década de los noventas (1989/1990) por el entonces presidente peronista Carlos Menem. Fue por ello que nadie podía sorprenderse de las conclusiones a las que arribaron los asesores del Ministerio de Defensa británico en la cuales quedaba claro que “la Argentina ya no era una potencia militar capaz”.

De ese modo, todos los avances y las investigaciones científicas que pudiesen ser dirigidas a mejorar el bienestar de la población, que incluye la defensa y su inteligencia (lo que incluye a las amenazas NBQ que contemplan las Bioarmas), fueron abandonados y desmontados, cortando sus presupuestos para el área o siendo recurrentemente desviados a los bolsillos de sectores y funcionarios corruptos. Como resultado de ello, los cerebros nativos sin expectativas para desarrollar sus talentos en la tierra que los educo, al ver que  para sobrevivir debían emplearse en trabajos mediocres para sobrevivir, comenzaron a ser tentados y reclutados para aplicar sus invalorables conocimientos adquiridos en el exterior ¿Quién puede culparles por tener que optar por esta solución que en algunos más que otros, causa un doloroso desarraigo?

Fue en este marco que Argentina (por intermedio de sus gobiernos) renuncio a sus proyecciones estratégicas (creyendo que con ello se eliminarían los problemas), cerró las investigaciones nucleares con orientación bélica (dejándole el puesto a Brasil), entrego su desarrollo de misiles más avanzado de toda la región (Cóndor I y II) y su industria militar convencional en general (que ofrecía productos de alta calidad que competían en el mercado mundial) que fue extendiéndose paulatinamente a las áreas de mayor complejidad.

El país cayó en un pozo de mediocridad y controversias sin sentido del cual ningún gobierno ha tratado de sacarlo. Para los gobernantes ello no podía ser mejor. De esa manera, el deterioro político y social ha venido siendo piramidalmente democrático llegando a infectar con esa ideología de una desidia y corrupción tolerada a los más bajos estratos sociales.

Las actuales circunstancias no son nada alentadoras. La grieta política lejos ha estado de cerrarse y por el contrario, hoy los ciudadanos argentinos desconfiados de sus representantes carentes de autoridad moral, de las instituciones vaciadas de propósitos y de las autoridades con miedo a ejercer el monopolio de la fuerza, están pasando de ser meros observadores a protagonistas de la profundización de esta situación critica, revelando que los días de mutismo y apatía de las masas anónimas se han acabado para dar lugar a las movilizaciones apartidarias y encendidas que ponen  muy nerviosos a los personeros y profesionales del negocio político.

En un país en el cual puede ingresar un elefante pintado de rojo por sus aduanas sin que las autoridades “se den cuenta” ¿Cómo pretender esperar que pudieran prevenir y mucho menos detectar el ingreso de un virus de diseño como el COVID-19?