JUGANDO CON FUEGO
La noticia sobre tres sujetos de una supuesta célula terrorista detenidos
en Argentina ¿Es real o un montaje de la contrainteligencia israelí?
Por
Yossi Tevi
Hace unos días y en horas de la noche, la prensa del ministerio de
seguridad del interior daba a conocer y los medios repetirían que se habían
detenido a tres sospechosos de formar parte de una “célula terrorista”,
obviamente de árabes-islámicos, que tras haber entrado a la capital federal por
separado y en diversos vuelos se alojaron en un hotel que fue rápidamente
allanado por la policía federal confiscándoles sus teléfonos y pertenencias.
Según estas
informaciones, también participaron efectivos de la policía bonaerense ya que
dos de los sospechados fueron detenidos en Avellaneda, jurisdicción de la
provincia de Buenos Aires.
A primera
vista las primeras motivaciones que movilizaron a la “Unidad de Investigación
Antiterrorista de la Superintendencia de Investigaciones Federales fueron los
perfiles y el origen étnico de los sospechosos: Sujetos provenientes de Colombia,
árabes de ascendencia siria. Como se advierte y como lo señalamos antes de que
este gobierno llegara al poder, empezaríamos a ver un retorno a las intrigas y
las sospechas contra todo lo árabe-islámico vinculadas al “terrorismo”.
No
trascendió cuáles fueron las fuentes de las que se nutrió el ministerio a cargo
de Patricia Bullrich para montar este operativo, pero es muy posible que hayan
provenido de alguna agencia de inteligencia de un país que actualmente se halla
en pleno involucrada en la catástrofe que está llevándose a cabo en la Franja
de Gaza y Cizjordania.
El momento
geopolítico en el que se difunde esto no es casual. Además de la guerra de
balas y bombas que se desarrolla en la Franja de Gaza estamos en medio de una
guerra psicológica-informativa del alcance global en la cual Israel trata de no
perder.
Es sabida
la influencia pro-israelí que existe en la ciudad Autónoma y ella no es solo de
ahora. Cualquier critica contra Israel o denuncias sobre sus abominables crímenes
son censuradas con premura. Tan potente es la influencia política de la
militancia sionista y su dirigencia que hasta tuvieron la osadía de pretender
correr a artistas como Roger Waters bajo el viejo y gastado batiburrillo de
“antisemitismo” ¿Cuáles eran los fundamentos para esta acusación? Proclamar los
derechos de la población palestina y denunciar los crímenes de los que son
víctimas. Ah, también blandir la bandera palestina en cada uno de sus shows. Aunque
no lograron impedir su concierto, ejerciendo su bien conocida influencia
silenciosa trataron de que ningún hotel de la ciudad le diera albergue
demostrando la malicia y el sigilo con el que se manejan.
Pero
quienes más se ven perjudicados son los miembros de la comunidad árabe-islámica
local a quienes con estas tácticas sucias se busca generalizar.
No sería la
primera vez que desde los medios argentinos se montan bulos contra individuos
de ascendencia árabe para sindicarlos como sospechosos de ser miembros de
organizaciones o células terroristas. En Argentina hay una especial
predilección estigmatizante contra los musulmanes y en particular individuos de
ascendencia sirio-libanesa y no parece ser casual. La actual tendencia
geopolítica del gobierno argentino lo explica y ello era esperable.
La noticia
de tres hombres de origen árabe llegados al país dio paso a renovar estos
aspavientos, pero ¿Es una casualidad?
Todo el
esquema mediatizado se asemeja a un capítulo de una vieja serie de espías
escrita obviamente por libretistas estadounidenses.
La historia
tiene todos los elementos de la intriga y el complot que busca convencer al
incauto ciudadano que se fía de las noticias que ve en la TV de que el malvado
terrorismo islámico ha llegado y aquí están los buenos para cuidarles ¿Quiénes
son esos buenos, los que hoy controlan la AFI? Tanta es la seguridad en las
declaraciones del gobierno sobre este asunto, que el vocero Manuel Adorni habló
de “sospechosos que planificaban acciones terroristas” sin aclarar que tipo de
acciones serían esas.
Si no
alcanzaba con el gastado argumento de los sospechosos sirio-libaneses y todo
aquel que se vincule con el mundo árabe-islámico, ahora se agregó un elemento (árabe porsupuesto) muy
conveniente como es el envío por correo de una encomienda desde…Yemen.
Sobre este
último elemento y según señalan algunas fuentes, dicho envío tiene un peso de
35 kilogramos con lo cual, si se tratase de un envío de explosivos para un
ataque no caben dudas de que los remitentes pecan de estúpidos o tenían el propósito
de resaltar su procedencia. Hay muchos motivos para sospechar de la veracidad
de todo esto y el principal motivo es el alineamiento que Buenos Aires ha
realizado con el eje Washington-UE-Tel Aviv.
No estamos
revelando nada nuevo cómo y quiénes pueden montar bulos y embustes de estas
dimensiones que servirán para justificar ciertas planificaciones políticas. Estos
son especialistas de la contrainteligencia y que en la actual situación de
conflicto entre Israel y Yemen se hace muy suspicaz aquel envío. El actual
gobierno imbuido de ese desenfadado y abierto sionismo cree que por dicho
motivo estará exceptuado de las salpicaduras de sangre y maniobras de
oportunidad que Tel Aviv ejecute en beneficio propio.
Reuniendo
todos estos elementos y estando tan solo un poco informado de lo que ocurre en
Medio Oriente ya podemos darnos cuenta de dónde salió todo esto ¿Recuerdan el
deleznable incidente del avión venezolano con tripulación iraní de COMVIASA del
cual la prensa capitalina pro-Israel hizo una gran fábula? Hablaron de armas,
de espionaje y hasta planificación de atentados. En este caso el “gran peligro”
era la identidad étnico-nacional (iraníes) de parte de su tripulación, dejando
entrever el gran sesgo racista que se esconde detrás de quienes sembraron la
histeria y el miedo en la población.
Si nos
vamos más atrás no podemos dejar de recordar el caso de los jóvenes argentinos
de ascendencia libanesa que, por dicho motivo, fueron gratuitamente acusados y
maltratados por esta misma prensa pro-Israel sin que al final se comprobaran
cargos reales en su contra. O aquella pareja de supuestos iraníes que habían
ingresado al país para supuestamente esta misma prensa, llevar adelante un
atentado terrorista. O la detención hace apenas un mes de un ciudadano iraquí que
por pasar cerca de la embajada de Israel en Buenos Aires fue detenido bajo las
mismas sospechas.
Esta clase
de juegos siniestros, son parte de una política muy bien ejercitada por
gobiernos y agencias que viven de la intriga, la guerra y la muerte. En estos
momentos hay una situación muy critica en los territorios ocupados en Palestina
y en especial en la invadida Gaza con lo cual, Tel Aviv y en especial su
régimen askenazi encabezado por Benjamín Netanyahu trata de distraer la
atención de su propia gente dentro y fuera del foco de situación tratando de
aunar apoyo político ante las reveladas carnicerías que las FDI y sus brigadas
especiales de asesinos están cometiendo contra civiles inocentes.
El problema con este tipo de situaciones es poder determinar cuando son verdaderas o son un montaje. Pero quizás el problema más delicado a determinar sea, si el gobierno argentino es tan incauto (por el largo período de inexistencia de una inteligencia) para no saberlo y participa cándidamente de estos bulos o, tiene a ciertos niveles la cooperación institucional necesaria que las agencias que montan estos engaños logren los efectos políticos esperados por sus propios gobiernos. Y la pregunta final sería ¿Qué tiene que ver Argentina en todo esto?