martes, 16 de agosto de 2016

EN DEBATE



“LA GUERRA QUE VIENE”

Hasta dónde llegará el juego sucio de Washington y sus aliados de la OTAN  en sus ambiciones por tratar de contener a la Federación rusa ?



Por Charles H. Slim
Sin lugar a dudas, que  tras el fracasado intento de golpe de estado orquestado por EEUU en Turquía, ha quebrado las relaciones entre Ankara y Washington, llevando a que el gobierno del entonces títere de la OTAN el premier Tiyip Erdogan, se diera vuelta  para acercarse y estrechar relaciones con la vecina Rusia lo que ha representado un golpe con dos efectos contundentes: el claro fracaso de la Casa Blanca y un rutilante éxito para el Kremlin.

Pero esto es solo lo que se puede ver en la superficie. Incluso como hemos visto, las purgas que aun continúan a lo largo y ancho de Turquía, han convertido al partido AKP de Erdogan en una especie de “Partido único” que obliga a todos los elementos del estado e incluso a sus ciudadanos, a alinearse sin discusiones con lo que el gobierno dispone en cada momento de su gestión. Para colmo de males, existe un amplio convencimiento en la opinión pública de que sin dudas,  los norteamericanos estuvieron implicados detrás del conato, lo que se puso de manifiesto con masivas protestas populares ante la embajada en la capital turca y el cerco policial de 17000 efectivos instaurado en los alrededores de la base de la OTAN en Incirilik, supuestamente a la espera de órdenes para detener a oficiales extranjeros implicados.

Tanto para la Casa Blanca como para el Pentágono la situación no podría ser más adversa y para justificarse, no han hallado mejor chivo expiatorio que al mandatario ruso  Vladimir Putin como el “master mind” detrás de esta situación. Incluso, tras haberse revelado que el Kremlin por canales reservados, había alertado al gobierno turco de un posible atentado en contra de Erdogan –algo que existió y fracaso- los medios adictos a la propaganda estadounidense, se encargaron de calificar dichos trascendidos como falsos. 

Tal cual a su tradición y como forma de acompañar a las posturas gubernamentales,  los medios editoriales claramente alineados a los “Halcones del neocon” y los sionistas del Congreso, no dudan en fabricar sus hipótesis con sabor a cierto que pintan una realidad turca en la cual, “todo ha sido orquestado por la mentiras de Rusia” (v. https://www.foreignaffairs.com/articles/turkey/2016-08-11/russia-and-turkey-make-nice ).

De esta manera acuden a todo tipo de argucias, con las cuales tratan de sembrar las dudas ante una situación que para mal que les pese, ha quedado más que reveladora a la vista de los mismos turcos y podríamos decir también, de los mismos militares turcos que tarde, se vinieron a dar cuenta que han sido usados por Washington para  tratar de detener a un Erdogan que se había salido del carril y que puso en evidencia su rebeldía.

Si hay algo positivo que se puede sacar de todo esto, es que Erdogan y los ciudadanos turcos han aprendido la lección de que no se puede confiar en los “aliados” occidentales y que tras años de un abyecto servilismo a favor de la OTAN sin conseguir mucho a cambio, igualmente pretendieron tirarlo al bote de la basura; no puede haber otra actitud ante semejante muestra de ingratitud que abandonar éste selecto club que durante décadas, trataron a la Turquía musulmana como socio indeseado en una organización de gobiernos cristianos con trasfondo sionista. Pero como se sabe muy bien, quien trata de abandonar a la mafia, las consecuencias no pueden ser otras que la eliminación.  Precisamente y por el miedo que secreta y claramente alberga en la persona de Erdogan y sus cercanos, ha extendido el periodo de emergencia interna para borrar de la estructura del estado, cualquier foco de disidencia que amenace a su autoridad aunque también, ello servirá para alimentar a la variada oposición interna para resistir a semejante tirano.

Sobre éste último punto, hay que recordar que Ankara ha venido trabajando con mucha impunidad en sus operaciones conjuntas con la CIA, para sustentar al “Daesh” tanto en Siria como en Iraq lo que, ante estas nuevas circunstancias,  esos planes podrían verse pospuestos o definitivamente terminados ya que,  con el claro acercamiento a Rusia, se redefinen los objetivos geopolíticos de Turquía apostando a los beneficios que pueden surgir de la cooperación con la potencia vecinal. Muestra de ello ha sido el cierre de los pasos fronterizos con Siria por donde se “colaban” armas, mercenarios y material sanitario destinado a las bandas armadas apoyadas por  la CIA como “Jabbat Al Nusra” y supuestos grupos de militares rebeldes sirios que entrenaba en campamentos secretos en el sur de Turquía. Tras el fallido golpe se duda de que esta infraestructura siga en pie e incluso se duda de que los asesores de la CIA puedan seguir en el área.

Pero debemos entender que esto no será tolerado por Washington y pronto comenzaremos a ver violentos episodios de “terrorismo” en suelo turco tanto de “Daesh” como de células de agrupaciones kurdas que harán intolerable la vida política de Erdogan y Cía.  Sin dudas, que el jefe de la “Agencia”  John Brennan, tiene en estos momentos sobre su despacho, un dossier sobre las “operaciones en Turquía” y reunidos con sus jefes de operaciones evaluaran los pasos a seguir en estas inesperadas  circunstancias.

Han sido muchos años de estrechas relaciones con los servicios de inteligencia de EEUU y con seguridad, la CIA tiene una tela de araña muy bien tendida dentro del país para poder orquestar carnicerías como las que han sacudido a Bagdad desde el 2003 o las que fracasadamente trataron de implantar en Damasco.  Sin dudas que con la llegada de Hillary Clinton a la Casa Blanca,  habrá garantías de que la política exterior en la región retomara el impulso belicista que tanto ambicionan los poderosos  intereses vinculados a la gigantesca Corporación militaro-industrial estadounidense que tiene una decisiva influencia en la agenda geopolítica externa norteamericana y que, de la mano de las agencias de inteligencia, proporcionan los escenarios y las condiciones adecuadas para generar ganancias a costa del caos. 

Por lo pronto, las consecuencias de pretender deshacerse del innecesario Erdogan son aún difíciles de predecir.

Pero si hay un sector que se ha visto harto complicado, es sin dudas el ejército el cual, hasta antes del 16 de julio pasado, era el segundo más poderoso de la región y la garantía musulmana para los intereses de la OTAN.  Hoy por hoy, se halla en situación de depuración ideológica lo que ha causado miles de detenciones, bajas y procesos de investigación sobre cada uno de los hombres que lo componen.  Algunas fuentes revelan que a tal grado ha llegado la purga en el ámbito castrense que sería muy difícil para Turquía movilizar una fuerza de combate para defender sus fronteras. La situación de la marina se halla en un verdadero misterio ya que aún no se ha logrado establecer con certeza la suerte de los catorce buques que huyeron de sus puertos con rumbo desconocido.  Con este panorama, Turquía se halla claramente indefensa y sin un comando coordinado que organice las operaciones. Y las razones para ello son claras, la mayoría de los generales, almirantes y comandantes de la fuerza aérea han sido arrestados y los escalafones de oficiales intermedios también se hallan en similares situaciones.

En el ámbito de la inteligencia militar las cosas no parecen haber variado ya que según algunas fuentes reservadas, las fuerzas de seguridad policial y del MIT han puesto en marcha ingentes operativos para detener a los oficiales de dicha rama militar que a diferencia de los demás, se ha vuelto una tarea muy dificultosa.  Muchos de estos elementos se hallaban en operaciones en apoyo a los mercenarios en Siria y algunas fuentes señalaron que al momento de enterarse del fallido golpe, dejaron sus puestos en Alepo y Raqqa sin conocerse actualmente su paradero.

Otro punto muy delicado es la situación del arsenal de ojivas nucleares de la OTAN en Incirilik, que tras el fallido golpe ha quedado prácticamente desguarnecido, según algunas fuentes. La situación de esta unidad militar, la más estratégica de la Alianza Atlántica en las fronteras del sur de la Federación rusa parece muy compleja ya que sus comandantes han sido acusados de haber estado implicados en el fallido golpe y por ello, su jefe trató infructuosamente de obtener asilo en EEUU.  Con la visita que realizo el mandatario turco a San Petersburgo para reunirse con su par ruso, quedó en claro que las relaciones entre Washington y Ankara tienen las horas contadas. La participación de  altos cargos militares a cargo de la base en Incirilik en la intentona,  llevaron a que el mismo Erdogan señalara como cerebros detrás de escena a los EEUU y en particular al Comandante del Comando Central de EEUU general Joseph Votel lo que no ha despertado comentarios en el Pentágono ni en la Casa Blanca.

Igualmente y por lo visto en las últimas horas, los planes de Washington por desestabilizar la región no tienen pausa y pese a no contar ahora con Turquía para sus operaciones, parece haber decidido que le devolverá gentilezas al inoportuno Vladimir Putin que tras la visita de Erdogan, ha declarado las buenas perspectivas para la reconstrucción de las relaciones bilaterales.  Aunque la situación de Turquía ya parece no servirle para sus propósitos contra Rusia,  se ve con claridad que hoy por hoy los norteamericanos han redoblado su confianza al títere gobierno de Ucrania, quien casualmente en las últimas semanas ha venido incrementando sus presiones militares contra las poblaciones del Donbass poniendo en evidencia, de hasta donde es capaz de llegar el gobierno de Poroshenko para concretar los planes de Washington. Para peor,  hace unos días, un grupo de operaciones especiales de la inteligencia ucraniana fue  pillado vergonzosamente por el servicio de inteligencia FSB ruso en pleno progreso para la orquestación de planes terroristas en Crimea (v. https://actualidad.rt.com/actualidad/215862-agente-ucrania-crimea-planear-bomba-aeropuerto )  


En medio de este escándalo han comenzado las preguntas molestas con respuestas embarazosas y en las cuales se revelaran las claras y sospechadas injerencias de las agencias de inteligencia occidentales, que a su vez solo podrían haber actuado con el permiso de sus respectivos gobiernos llámense Washington, Londres, Alemania y porque no, Tel Aviv.  El problema es que es muy posible que para tratar de desviar este nuevo escándalo que vincula a las agencias occidentales en conjunto con las ucranianas en el uso de tácticas de terrorismo contra objetivos civiles en Crimea, además de la inestabilidad  que comenzara a verse en Turquía, se desate un frente bélico en las aguas del Mar Negro próximas a la Península, donde hay que recordar hay desplegada una fuerza naval de la OTAN en constante actitud de hostigamiento. 

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