sábado, 5 de agosto de 2017

NACIONAL




“MASSA, GUILIANI Y LA INSEGURIDAD”

Hasta dónde puede llegar la obsecuencia de Massa con tal de agradar a los poderes del establishment mundial



Por  Javier B. Dal
La pasada semana estuvo de visita en la Argentina el ex alcalde de New York  Rudolph Giuliani quien vino a  darle una mano a su viejo amigo n campaña, el camaleón Sergio Massa, con quien ya había hecho contacto y los arreglos en momentos que Massa acudió a la asunción de Donald Trump a la presidencia. Para quienes están al tanto de las tendencias de Massa la visita no asombra. Se trata de una muestra de la ideología que hay detrás del candidato del Frente Renovador y de sus claras intensiones en lo que representa su fórmula para un gobierno.

La importancia de Rudolph Giuliani a la campaña de Massa radica no en sus antecedentes por sus políticas de seguridad como Alcalde de New York, sino por el hecho de que, además de  ser actualmente el asesor de seguridad e inteligencia de los EEUU, tiene muy buenas relaciones con sus colegas israelíes.

Pero Giuliani no es el centro de este articulo ni sus antecedentes como el artífice de la “tolerancia cero” en la ciudad más populosa y compleja de los EEUU. El punto de importancia radica en lo que viene detrás de las políticas de “seguridad” que vende el candidato Massa como si se tratara de la panacea para doblegar un tema que no solo es complejo sino que requerirá de una política de estado muy bien estructurada.

Más allá de los elogios de Giuliani al esquema de seguridad que Massa montó en Tigre y dar un aval a ese plan desplegado, el tema de la seguridad va más allá de volver un “gran hermano” a todo un municipio ya que si hay algo que no captan esas cámaras es, la inseguridad que causan los grandes negociados de la corruptela política, policial y judicial que en la Argentina, es uno de los cánceres que han carcomido a vastas áreas del estado y que como metástasis se han desparramado como raíces a los más bajos estratos de la sociedad.

Para Massa y sus asesores, la palabra “miedo” es la clave en todo su discurso para vender su pretendido plan de seguridad integral y para ello no solo trajo Giuliani para que se diera unas vueltas –obviamente bien pagadas- por ante las cámaras de los insulsos medios nacionales y provinciales sino también, las peligrosas conexiones que su ilustre visitante mantiene con miembros de organismos tan brutales como el Shin Bet  y por supuesto sus homónimos del Mossad israelí.
Tras su última visita en marzo de este año a Israel (y que habría sido costeada por Tel Aviv), Massa además del “tur” obligado para todo visitante político extranjero, se entrevistó con funcionarios y empresarios relacionados con el desarrollo de alta tecnología vinculada a la seguridad y las comunicaciones.

En este último campo, se encuentra la provisión de tecnologías invasivas como el software espía  “Pegasus”, dirigido a interceptar y espiar ilegalmente información de ordenadores en cualquier lugar del mundo, algo ya estaría siendo usado en la Argentina.

Estos encuentros que se vendieron a los medios como la búsqueda de establecer vínculos para el desarrollo tecnológico en beneficio de los argentinos solo fue un argumento peregrino para la prensa. Lo mismo con la aparición de Giuliani. Sus propósitos reales  estaban relacionados con obtener las simpatías y el apoyo de Tel Aviv ante las probabilidades de ir haciéndose un lugar preponderante dentro de la política argentina con miras a las próximas elecciones (PENSAMIENTO ESTRATEGICO Y POLITICO. https://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2017/03/endebate-massaj-la-visita-programada.html )

El municipio de Massa se hizo conocido por la instalación de una costosa red de cámaras de vigilancia en la vía pública, llegando a ser uno de los distritos más monitoreados de la provincia de Buenos Aires. Simplemente, Massa puso en práctica políticas panópticas que vienen siendo ensayadas desde décadas por gobiernos policiales y seudo democráticos que tratan de tapar con el dedo una férrea política de control y de violación a la intimidad de las personas (entre otros derechos).

A tal grado ha llegado aquella combinación de control y represión policial, que algunas de las empresas más importantes en seguridad privada que hicieron su agosto con Tel Aviv, han optado por retirar sus negocios del estado de Israel. Uno de los casos más resonantes –y obviamente no ventilados en occidente- es la salida de la empresa británica G4S, famosa por sus emprendimientos y participación en la instalación de equipos y software de vigilancia alrededor del globo. Es esta misma empresa la que la que desde hace varios años opera en Argentina donde en varios de los más importantes municipios de la provincia de Buenos Aires (entre ellos Tigre), se hallan instaladas cámaras y centros de monitoreo que recrean aquellos escenarios de vigilancia como los creados en los territorios ocupados y todo el cerco de hormigón instalado en Palestina, Iraq en 2004, Afganistán o incluso el centro de Londres.

El municipio de Massa es uno de esos distritos. Desde 2012 Massa hizo instalar más de 800 cámaras y un centro de control (COT) como un paliativo al constante tema de la inseguridad. Es por ello que su política de “seguridad” pública, tiene tantas semejanzas con aquellos lugares donde operan estas empresas privadas que como en el caso de Israel, se combinan con oscuras políticas policiales de estado, especialmente impulsadas por su policía secreta, el Shin Bet, que cotidianamente llevan a la injustificable violación sistemática de los derechos humanos en nombre de la “seguridad” del estado.

Era innegable el papel que jugaba ésta empresa con las agencias de seguridad e inteligencia israelíes por lo que, paso a ser blanco del boicot económico que promueven los activistas pro-palestinos agrupados en el BDS, llevando a que la empresa pierda varios contratos con universidades, empresas privadas e incluso con organismos de la ONU quienes han visto con critica, éstos antcedentes(HispanTv.http://www.hispantv.com/noticias/palestina/218236/g4s-seguridad-vende-negocio-israel )

Otros casos de repulsa a los antecedentes de estas empresas que se han beneficiado con regímenes inhumanos que violan descaradamente los derechos humanos de la población palestina, se vieron con la suspensión de un millonario contrato de seguridad entre la G4S y el gobierno de Colombia programado para febrero del 2016  causando un serio trastorno entre los directivos de la empresa británica. Los argumentos para no cerrar aquel millonario negocio fueron contundentes y puntuales, tal como dejaron entrever sus principales expositores (Middleeastmonitor.  https://www.middleeastmonitor.com/20160225-g4s-loses-major-contract-in-colombia-after-bds-campaign/ )

Con esto, Massa pareciera no estar consciente de la implicancia de sus actos o del grado de consecuencias que los mismos pueden traer a la población en momentos que se halla polarizada por un incremento de la intolerancia política. Realmente muy peligroso.









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