OPINION
“BALFOUR AGREEMENT”
De dónde vino y como se gesto la instauración del Estado de Israel
Por
Dany Smith
Hace unos días se cumplieron los 100 años de la llamada “Declaración
de Balfour” por la cual el imperio británico determinó por 1917 y en forma arbitraria, que entregaría las
tierras de Palestina a las aspiraciones sionistas de un estado judío. Pese a lo
crucial de aquella manifestación, los medios anglosajones tocaron muy por
debajo ese luctuoso aniversario. Esta
determinación no surgió de un entendimiento presuntamente solidario o enmarcado
en idearios virtuosos y hasta podríamos decir sagrados como muy
acostumbradamente las películas de Hollywood y las afamadas plumas
sionistas han pintado a ese suceso que
determinaría la posterior y arbitraria inserción
del estado de Israel en 1948.
Como
bien es sabido uno de los grandes ausentes en ese acuerdo realizado en las
penumbras del poder imperial, fueron los mismos palestinos quienes jamás fueron
consultados sobre semejantes aspiraciones que marcarían a fuego los destinos de
su propia existencia ¿Cuál era la motivación puntual para esta discriminación?
Simplemente, en aquel entonces los árabes a la vista de los británicos en
particular y de los europeos en general, no eran civilizados por lo cual poco
importaba su opinión.
Tampoco
fueron consultados de estos planes los turcos, o más bien el entonces Imperio
Otomano, que era rival del imperio británico en sus aspiraciones por controlar
el Medio Oriente. Ellos también eran considerados “barbaros” para los
civilizados europeos. Y para peor, en esos momentos, Londres no disponía en los
hechos, del control de los territorios árabes para poder prometer semejante
acuerdo por lo que, desde cualquier ángulo que se lo mire, esto fue un clásico
ejemplo de entuerto criminal.
La
misiva enviada el 2 de noviembre de 1917 por el entonces ministro de relaciones
exteriores británico Lord Lionel Balfour al líder de la Comunidad Judía en Gran
Bretaña e Irlanda Lord Rothschild y que
se debía trasmitir a la Federación Sionista de Gran Bretaña e Irlanda
(Declaración de Balfour. https://recortesdeorientemedio.com/the-balfour-declaration-1917-2/ ), representó el cheque en blanco para que las organizaciones
sionistas profundizaran sus actividades en suelo palestino donde ya habían
varias familias judías viviendo en paz con la población árabe del lugar.
Tal
cual fue interpretado por los activistas más radicales del sionismo por aquel
entonces, quienes con mucha cautela fueron explorando el terreno ya con vistas
a la futura instauración de una infraestructura estatal bajo égida de una
bandera nacional judía. Aprovechando la simpleza y el amistoso carácter de los
nativos palestinos, estas células de fanáticos sionistas camuflados de simples
agricultores de piel blancuzca y rojiza, se colaron y usando a sus propios
paisanos quienes ya estaban desde hacía años antes, se hicieron pasar como
otros amistosos judíos que llegaban desde las castigadas tierras europeas para
cohabitar pacíficamente con el resto.
familias palestinas expulsadas |
Tan
sigilosos como calculadores, los grupos sionistas que tenían –y siguen
teniendo- el fabuloso respaldo de importantes organizaciones con alto
respaldo financiero, fueron preparando el terreno para que con la excusa
conveniente, pudieran reclamar para sí y bajo argumentos entremezclados, su
“tierra prometida”.
El
final de la segunda guerra mundial significo el momento oportuno y con la
excusa del “Holocausto”, el sionismo logro usarla como argumento de choque para
conseguir todo el apoyo político, financiero, militar y hasta el de la opinión
pública occidental, que desembocaría en la permisividad para hacer lo que se
les viniera en gana contra los pobladores árabes (musulmanes y cristianos) que
se resistieran a los planes trazados con al menos cuarenta años de
anticipación. A partir de allí y en
momentos que Gran Bretaña ocupaba Palestina como un “protectorado”, se
comenzaron a ver ataques terroristas de grupos sionistas como “Irgun” y la
“Pandilla Stern” quienes a los asesinatos de funcionarios ingleses sumaron la
de pobladores palestinos.
Habían
sido los mismos británicos quienes les concedieron con aquella esquela, el
derecho al todo o nada llevando a los extremos el cumplimiento de aquella
promesa escrita.
El
“arreglo” fue realizado en momentos cruciales para los destinos políticos de la
Gran Bretaña. En medio de una desastrosa guerra mundial y con pérdidas humanas
y económicas astronómicas, Londres buscaba la solución mágica para los reveces
que recibía en los pantanosos campos de batalla de Francia.
Sin la ayuda de los EEUU, hubiera sido
imposible sobrevivir y sin el dinero de las organizaciones sionistas no podría
haber habido victoria.
Pero
culminada la primera guerra mundial en 1918, las actividades políticas y de
insurgencia de los grupos sionistas proseguirían sin pausa. Curiosamente en la
década de los 30s durante la Alemania Nazi, los grupos sionistas celebraron con
el “Tercer Rigth” el llamado “Acuerdo de Transferencia” como una salida para el
problema judío (Globalresearch.ca. “a
Declaración de Balfour: Sionismo mundial y la Primera guerra mundial”. https://www.globalresearch.ca/the-balfour-declaration-world-zionism-and-world-war-i/5616459 )
A 100 años de aquello las consecuencias siguen vigentes y lo peor es que actualmente, el estado de Israel y sus partidarios encolumnados en el sionismo militante han demostrado que siguen con sus juegos sucios para tratar de ampliar sus aspiraciones de ese “Gran Eretz” que no es otra cosa, que una ambición colonialista sobre los territorios árabes, muy clara en lo que se ha venido viendo desde el 2010 con esa fábula de la Primavera árabe y el caos implantado en Siria
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