sábado, 4 de noviembre de 2017

OPINION



“BALFOUR AGREEMENT”

De dónde vino y como se gesto la instauración del Estado de Israel



Por Dany Smith

Hace unos días se cumplieron los 100 años de la llamada “Declaración de Balfour” por la cual el imperio británico determinó por 1917  y en forma arbitraria, que entregaría las tierras de Palestina a las aspiraciones sionistas de un estado judío. Pese a lo crucial de aquella manifestación, los medios anglosajones tocaron muy por debajo ese luctuoso aniversario.  Esta determinación no surgió de un entendimiento presuntamente solidario o enmarcado en idearios virtuosos y hasta podríamos decir sagrados como muy acostumbradamente las películas de Hollywood y las afamadas plumas sionistas  han pintado a ese suceso que determinaría la posterior  y arbitraria inserción del estado de Israel en 1948. 

Como bien es sabido uno de los grandes ausentes en ese acuerdo realizado en las penumbras del poder imperial, fueron los mismos palestinos quienes jamás fueron consultados sobre semejantes aspiraciones que marcarían a fuego los destinos de su propia existencia ¿Cuál era la motivación puntual para esta discriminación? Simplemente, en aquel entonces los árabes a la vista de los británicos en particular y de los europeos en general, no eran civilizados por lo cual poco importaba su opinión.

Tampoco fueron consultados de estos planes los turcos, o más bien el entonces Imperio Otomano, que era rival del imperio británico en sus aspiraciones por controlar el Medio Oriente. Ellos también eran considerados “barbaros” para los civilizados europeos. Y para peor, en esos momentos, Londres no disponía en los hechos, del control de los territorios árabes para poder prometer semejante acuerdo por lo que, desde cualquier ángulo que se lo mire, esto fue un clásico ejemplo de entuerto criminal.

La misiva enviada el 2 de noviembre de 1917  por el entonces ministro de relaciones exteriores británico Lord Lionel Balfour al líder de la Comunidad Judía en Gran Bretaña e Irlanda Lord Rothschild  y que se debía trasmitir a la Federación Sionista de Gran Bretaña e Irlanda (Declaración de Balfour. https://recortesdeorientemedio.com/the-balfour-declaration-1917-2/ ), representó el cheque en blanco para que las organizaciones sionistas profundizaran sus actividades en suelo palestino donde ya habían varias familias judías viviendo en paz con la población árabe del lugar.

Tal cual fue interpretado por los activistas más radicales del sionismo por aquel entonces, quienes con mucha cautela fueron explorando el terreno ya con vistas a la futura instauración de una infraestructura estatal bajo égida de una bandera nacional judía. Aprovechando la simpleza y el amistoso carácter de los nativos palestinos, estas células de fanáticos sionistas camuflados de simples agricultores de piel blancuzca y rojiza, se colaron y usando a sus propios paisanos quienes ya estaban desde hacía años antes, se hicieron pasar como otros amistosos judíos que llegaban desde las castigadas tierras europeas para cohabitar pacíficamente con el resto.
familias palestinas expulsadas

Tan sigilosos como calculadores, los grupos sionistas que tenían –y siguen teniendo- el fabuloso respaldo de importantes organizaciones con alto respaldo financiero, fueron preparando el terreno para que con la excusa conveniente, pudieran reclamar para sí y bajo argumentos entremezclados, su “tierra prometida”.

El final de la segunda guerra mundial significo el momento oportuno y con la excusa del “Holocausto”, el sionismo logro usarla como argumento de choque para conseguir todo el apoyo político, financiero, militar y hasta el de la opinión pública occidental, que desembocaría en la permisividad para hacer lo que se les viniera en gana contra los pobladores árabes (musulmanes y cristianos) que se resistieran a los planes trazados con al menos cuarenta años de anticipación.  A partir de allí y en momentos que Gran Bretaña ocupaba Palestina como un “protectorado”, se comenzaron a ver ataques terroristas de grupos sionistas como “Irgun” y la “Pandilla Stern” quienes a los asesinatos de funcionarios ingleses sumaron la de pobladores palestinos.

Habían sido los mismos británicos quienes les concedieron con aquella esquela, el derecho al todo o nada llevando a los extremos el cumplimiento de aquella promesa escrita.

El “arreglo” fue realizado en momentos cruciales para los destinos políticos de la Gran Bretaña. En medio de una desastrosa guerra mundial y con pérdidas humanas y económicas astronómicas, Londres buscaba la solución mágica para los reveces que recibía en los pantanosos campos de batalla de Francia.  
Sin la ayuda de los EEUU, hubiera sido imposible sobrevivir y sin el dinero de las organizaciones sionistas no podría haber habido victoria.

Pero culminada la primera guerra mundial en 1918, las actividades políticas y de insurgencia de los grupos sionistas proseguirían sin pausa. Curiosamente en la década de los 30s durante la Alemania Nazi, los grupos sionistas celebraron con el “Tercer Rigth” el llamado “Acuerdo de Transferencia” como una salida para el problema judío  (Globalresearch.ca. “a Declaración de Balfour: Sionismo mundial y la Primera guerra mundial”. https://www.globalresearch.ca/the-balfour-declaration-world-zionism-and-world-war-i/5616459 )

A 100 años de aquello las consecuencias siguen vigentes y lo peor es que actualmente, el estado de Israel y sus partidarios encolumnados en el sionismo militante han demostrado que siguen con sus juegos sucios para tratar de ampliar sus aspiraciones de ese “Gran Eretz” que no es otra cosa, que una ambición colonialista sobre los territorios árabes, muy clara en lo que se ha venido viendo desde el 2010 con esa fábula de la Primavera árabe y el caos implantado en Siria

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