lunes, 23 de julio de 2018

OPINION



“LA FIEBRE DE IRAQ”

A quince años de la llamada “Operación Libertad Iraquí” y el país árabe hoy sigue en una situación calamitosa en manos de un gobierno corrupto y colaboracionista que no puede responder a las necesidades básicas de su población



Por Sir Charlattam
Aunque los medios occidentales y sus cooperadores del golfo dibujen un panorama superador en Iraq tras la invasión de 2003 lo cierto es que el país árabe nunca estuvo tan mal como desde aquella intervención y lo peor de todo es que no hay señales de una posible solución en un término razonable. Invocando valores y representaciones que los iraquíes nunca les concedieron, los estadounidenses y los incondicionales británicos se arrogaron el derecho de lanzarse a la indiscriminada carnicería sobre todo un país sin considerar que la historia les cobraría por sus hechos.

Hoy el país está desgarrado, la infraestructura apenas se ha restaurado, desde hace años carece de los servicios más básicos[1] y la corrupción gubernamental solo compite con la arbitrariedad de sus autoridades policiales y judiciales que es responsable de una situación de inseguridad física y jurídica jamás vista en los años previos a la llegada de los “libertadores”. Son muchos quienes ya sin miedo reconocen que “Saddam no era peor”.

Saddam Hussein ya no está y aunque la ocupación llevo adelante una siniestra campaña de limpieza humana para eliminar a los partidarios del “Baas” que aquel lideraba, la idea de aquel Iraq aun permanece viva en muchos iraquíes tanto dentro como fuera del país. EEUU creyó que la táctica del terror como la implementada en Vietnam y en Centroamérica con sus escuadrones de la muerte y sus interminables sesiones de “interrogatorios mejorados” (Torturas), podría convencer a los iraquíes que ellos (y sus colegas británicos) eran los buenos que traerían el bienestar al país. Los hechos demuestran que nunca fue así.

Sin dudas que para que semejante ocupación pudiera operar, se necesito de la colaboración de iraquíes adictos a los estadounidenses que en su mayoría, pertenecían a las sectas y grupos rivales al derrocado gobierno. Y lo peor de todo esto, que esas sectas eran tan minúsculas y marginales que se necesito de mucho tiempo y dinero para tratar de cooptar y controlar a los nuevos funcionarios iraquíes que no los veían con buenos ojos.

De esos círculos mafiosos y corruptos salieron los “representantes” de la “libertad iraquí” (o más bien fueron puestos  a dedo por Washington) que no fue más que una eterna noche de terror a manos de los cuerpos de seguridad que detenían, torturaban y asesinaban a quienes consideraban como simpatizantes del “régimen anterior” o quienes rechazaba a los ocupantes. Detrás de ellos se escondían los grupos especiales de la CIA, la inteligencia militar y aliados israelíes quienes llevaron adelante todo tipo de crímenes dentro de Bagdad.

Desde entonces el país estuvo en manos de políticos arribistas y corruptos  que responden únicamente a los planes de Washington. Desde que Paul Bremer y su equipo de saqueadores abandonaron el país, solo ha habido esbirros obedientes a las directivas que provenían –y aun provienen- de los comandantes militares norteamericanos que ocupan la embajada dentro de la infame  “Zona Verde”, una ciudadela fortificada por los estadounidenses dentro de Bagdad. Tal vez el más destacado de estos siniestros personajes haya sido sin dudas Nouri Al Maliki[2], quien la entonces secretario de estado Condoleezza Rice eligió como el candidato ideal para primer ministro de Iraq.
Maliki y Obama, unidos por la muerte

Maliki demostró ser un inescrupuloso incondicional de los estadounidenses y muestra de ello fue la sangrienta política de “desbaatización”, encarcelamiento y eliminación de miles de iraquíes acusados sin cargos judiciales ni proceso previo. Entrego a manos de los estadounidenses a miles de sus compatriotas que terminaron en las mazmorras de Campo Bucca, Abu-Graib, Victory entre muchos otros. Además, fue el artífice de negociados multimillonarios llevados a cabo tanto con la administración de turno en Washington como con sus socios privados. El tráfico de armas, la prostitución de mujeres encarceladas, pago de sueldos y entrenamiento a “soldados fantasma”, desvío de fondos destinados a reconstruir la infraestructura del país  y muchos otros negociados fueron la fuente del dinero que fue a parar a los bolsillos de Maliki y su clan mafioso mientras la gente común moría por las acciones de los invasores o de sus propios colaboradores.  Esto dejo de ser tolerado por Washington y se puso a rodar un plan para removerlo.

La casual aparición de ISIS en 2014 significó el colapso del régimen títere y Al Maliki debió dejar a regañadientes el trono. Pero solo se trato de un mero cambio de figuras. En su lugar se coloco a un desconocido llamado Haider Al Abadi quien pese a sus buenas intensiones, demostró ser tan ineficaz como su colega Al Maliki. Ello llevo a que fuera creciendo la figura de líderes opositores como Moqtadar Al Sadr quien además de ser un respetado clérigo chiita fue uno de los opositores a la ocupación angloestadounidense.

A la par de esto, la ineficacia administrativa ha hundido a la mayor parte del país en un total abandono del mantenimiento y mejoramiento de los servicios públicos como son el agua corriente, la electricidad y las comunicaciones, estas últimas bajo un total y estricto control de las agencias de inteligencia del régimen las cuales a su vez están subordinadas a la CIA y la NSA estadounidense. Todo esto no ha discriminado entre sunitas, chiitas ni cristianos, distinciones que fueron recurrentemente manipuladas por los medios occidentales y fogoneadas por las monarquías del golfo.

Aunque la resistencia armada prosiguió hasta la salida en 2011 de los invasores, inmediatamente a ello la misma muto a una resistencia cívico política que gozaba de una amplia simpatía dentro de las poblaciones de centro norte del país y en especial en las tribus nómades del norte que históricamente han respondido con lealtad al nacionalismo iraquí.  Fue en este contexto y el miedo a la pérdida de control que Washington apoyo discretamente y por medio de la CIA a los revolucionarios del Consejo General Militar de los Revolucionarios de Iraq[3] que tras la feroz represión del régimen de Al Maliki en “Al Hawiya” Kirkuk[4] y en Al Anbar en 2013, causo un levantamiento al cual los norteamericanos –por intermedio de Arabia Saudita- inyectaron dinero y armas lo que allanaría el camino al embuste de “ISIS”. 

Hoy el país nuevamente se sacude, con especial centro en el sur desde la localidad de Amarah hasta Basora con protestas populares importantes que reclaman el mejoramiento de los servicios, por el desempleo y las inequitativas condiciones y de trato que existen en beneficio de las empresas de hidrocarburos extranjeras, casualmente las mismas que llegaron tras la invasión de 2003. Esto obligo al primer ministro Al Abadi a declarar el estado de sitio en las principales ciudades de sur sin que hasta el momento haya logrado controlar la situación ¿Cuál puede ser el destino de Iraq?



[1] ICRC.org. “Irak: Graves dificultades para el acceso al agua potable”. Informe del 15 de mayo de 2010. https://www.icrc.org/spa/resources/documents/update/iraq-update-110510.htm
[2] STRUANSTEVENSON.com. “LOS CRIMENES DE NOURI AL MALIKI”. http://www.struanstevenson.com/news-and-views/articles/crimes-nouri-al-maliki
[3] IRAQSOLIDARIDAD.org. “Consejo General Militar de los Revolucionarios de Iraq, Comunicado nº1”. Publicado el 22 de enero de 2014. http://www.iraqsolidaridad.org/2014/01/consejo-general-militar-de-los-revolucionarios-de-iraq-comunicado-no-1-declaracion-de-la-creacion-del-consejo-general-militar-de-los-revolucionarios-de-iraq/ 
[4] BBC.co.Uk. “Iraqi sunni protest clashes in Hawija leave many dead”. Published in 23 april, 2013.  https://www.bbc.com/news/world-middle-east-22261422

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