lunes, 3 de septiembre de 2018

EN LA MIRA




“LA ARGENTINA RIFADA”

Actualmente el país pasa por una crisis que no termina de estabilizarse. Para muchos el peligro de golpes de estado clásico es parte de la historia pero lo cierto es que hay un vacío de poder sustancial que lleva a preguntar ¿Quiénes tienen las armas hoy en Argentina?



Por Charles H. Slim
Sin lugar a rodeos se puede afirmar que la república Argentina es un estado nación solo en los papeles y por lo que se está viendo solo por un tiempo. Incluso hay muchos que pensamos que es ya un estado fallido arrasado por el cáncer de la corrupción interna que tras décadas ha terminado por horadar las entrañas de un estado viejo, deficitario y clientelista.

El actual gobierno de Mauricio Macri parece haber acumulado todos los males y todas las falencias que a lo largo de la historia del país sudamericano su población había venido tolerando como una parte de su idiosincrasia y que se reflejaba en “mirar para otro lado cuando alguien estafaba al prójimo”. Quizá usted se esté preguntando ¿Sólo en Argentina suceden estas cosas, es decir, hechos de corrupción? Obviamente no. Pero hay en la casuística del país y en las condiciones geográficas, geopolíticas y estratégicas del mismo que vuelven particular su caso.

Argentina no está pasando este transe por una mera casualidad. Para nada. Hay detrás de todo ello una larga combinación de factores endógenos y exógenos que –que sin lugar a dudas- han confluido al mismo tiempo en este 2018 y que para peor, no han terminado de manifestarse.

Quienes han estado a la cabeza de la conducción política del estado han incurrido en las mismas fallas, todas ellas circunscriptas a su inserción como un actor político de peso dentro del globo terráqueo. Pareciera ser una cuestión trivial o de las cosas de la “macro política” que no importan al común de la población; pero nada de ello. Solo una política de integración con realismo puede ayudar hacia el interior del país.

Restándole la importancia que dicho ítem le corresponde como parte de la vida política de un estado nación que se precie de ser tal, la clase política nacional de derecha a izquierda y de gobiernos militares a civiles, no dieron la importancia que le corresponde a las relaciones del estado dentro de la “comunidad internacional”. Por favor no se entienda este último concepto con el tan usado por Washington y sus aliados de la UE como parte de sus argumentos para sustentar sus intervenciones en otros estados ya que cuando hablan de “Comunidad internacional”, solo abarcan a ellos mismos y a sus pares de la UE.

Sin dudas, que esa clase política nacional ha demostrado su inoperancia y su imperdonable incapacidad de prever lo que devendría en el futuro inmediato y que involucraría la supervivencia misma del país. Desde hace 40 años hasta esta parte, se han despreciado los estudios y análisis medulosos sobre los intereses geoestratégicos del país que lo situaban bajo circunstancias como las actuales. A la vista están las consecuencias de aquel amateurismo entremezclado con esa costumbrista corrupción y falta de interés por la cosa pública, porque sépanlo, la geopolítica de un estado pertenece –aunque con las reservas del caso- al campo de las políticas públicas.

Los atentados en la década de los noventas fueron una parte de estas falencias que (más allá del campo de la seguridad) seguiría reflejándose como una cascada en el vergonzoso desempeño de la administración de justicia y la deleznable maquina desinformativa de las empresas mediáticas que (vendiendo pescado podrido) se ha vuelto en el alta voz del conglomerado mediático anglosajón y de las geopolíticas de éstos gobiernos.

La excusa recurrente para abandonar estos altos deberes estaduales ha sido la derrota de la guerra de Malvinas en 1982, un argumento que no alcanza para haber entregado los destinos del país a las manos de esos mismos enemigos. Esto fue continuamente negado por dicha clase política y ocultada con insistencia por los medios que responden a los capitales de los polos del poder financiero que cotizan en Wall Street, pero la realidad va más allá de los Tratados de Madrid firmados con Gran Bretaña referidos al “paraguas de la soberanía” sobre la islas, la Antártida  y todas las aguas del Atlántico sur (privándole de usufructuar las 2/3 partes de sus recursos marítimos).  Pero ahí no termina esto.

Argentina es un territorio con recursos naturales vitales para la subsistencia del cuádruple de la actual población y eso lo sabe muy bien el Departamento de Estado y el Pentágono. Desde mediados de la década de los cincuentas del siglo pasado, que se viene planificando lo que actualmente sucede. En ese sentido la política de Washington para la región y en particular con Argentina  se basa en la cooptación de sus dirigencias sin necesidad de orquestar operaciones bélicas de envergadura para intervenirlos aunque, sin descartar operaciones puntuales para eliminar físicamente a elementos considerados como peligrosos. El arma de la desestabilización financiera es mucho más efectiva para estos países que una invasión. Si le preguntaran a politicologos y expertos en política internacional argentinos sobre esto, ellos rechazarían esta tesis y jamás discurrirían sobre quiénes están detrás de esto y cuáles son las estructuras más oscuras de la defensa estadounidense que las ponen en marcha. Una de ellas es la “Oficina de Transformación de la Fuerza”, creada después del 11 de septiembre de 2001 durante la administración Bush-Cheney por el secretario de defensa Donald Rumsfeld y dirigida por el extinto Almirante Arthur Cebrowski destinada a tomar y controlar el acceso de los recursos naturales de los países del sur.
buque pudriéndose en dique seco

Esa oficina y sus planes ya habían sido trazados años antes del 2001 y encierran sin más rodeos una agenda de conquista. Argentina y todo el cono sur están en esos planes  y prueba de ello es el desarme total de la FFAA, el cambio de la doctrina de defensa nacional por la de “seguridad nacional” de EEUU y el dominio del sistema financiero que tiene al país bajo completo control. Las nefastas consecuencias de este tipo de alianzas pueden verse en otros escenarios[1]. Esto incluye el embuste de la llamada “lucha contra el terrorismo”  que tuvo un capital giro a comienzos de 2011 cuando durante la administración Obama, el AFRICOM fue puesto bajo el comando de la OTAN para apoyar desde el aire las acciones de “Al Qaeda” en Libia.

El gobierno de Macri abrió voluntariamente la puerta a esta oscura situación involucrando al país –entre otras cuestiones- en la renovada versión de “lucha contra el terrorismo”, una estrategia siniestra que encubre una gran farsa que moviliza un fabuloso negocio de miles de millones de dólares en negro que solo benefician a las trasnacionales vinculadas a la industria armamentística y el petróleo. Para cerciorarse de que todo va como lo planeado, Trump llegara al país en noviembre próximo marcando un hito crítico en la supervivencia del estado.

Hoy mientras la gente de a pie se ve angustiada por la economía y bombardeada por la basura mediática se puede ver como vehículos blindados “A1-Abrahms” y pertrechos norteamericanos se mueven por las carreteras de la provincia de Jujuy, otras unidades desembarcan en Ushuaia y los “marines”  despliegan equipos de asesores por la Patagonia usando la pista de Joe Lewis como base de ingreso para sus transportes pesados. Y lo peor de todo es que esto, recién comienza


[1] FOREIGN POLICY. “Estados Unidos está cometiendo crímenes de guerra y ni siquiera sabe por qué”. Por Micah Zenko. Publicado el 15 de agosto de 2018. https://foreignpolicy.com/2018/08/15/america-is-committing-awful-war-crimes-and-it-doesnt-even-know-why/  

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