EN LA MIRA
“LA ARGENTINA RIFADA”
Actualmente el país pasa por una crisis que no termina de estabilizarse. Para muchos el peligro de golpes de estado clásico es parte de la historia pero lo cierto es que hay un vacío de poder sustancial que lleva a preguntar ¿Quiénes tienen las armas hoy en Argentina?
Por Charles H. Slim
Sin lugar a
rodeos se puede afirmar que la república Argentina es un estado nación solo en
los papeles y por lo que se está viendo solo por un tiempo. Incluso hay muchos
que pensamos que es ya un estado fallido arrasado por el cáncer de la
corrupción interna que tras décadas ha terminado por horadar las entrañas de un
estado viejo, deficitario y clientelista.
El actual gobierno de Mauricio Macri parece haber acumulado todos
los males y todas las falencias que a lo largo de la historia del país
sudamericano su población había venido tolerando como una parte de su
idiosincrasia y que se reflejaba en “mirar para otro lado cuando alguien
estafaba al prójimo”. Quizá usted se esté preguntando ¿Sólo en Argentina
suceden estas cosas, es decir, hechos de corrupción? Obviamente no. Pero hay en
la casuística del país y en las condiciones geográficas, geopolíticas y
estratégicas del mismo que vuelven particular su caso.
Argentina no está pasando este transe por una mera casualidad. Para
nada. Hay detrás de todo ello una larga combinación de factores endógenos y
exógenos que –que sin lugar a dudas- han confluido al mismo tiempo en
este 2018 y que para peor, no han terminado de manifestarse.
Quienes han estado a la cabeza de la conducción política del estado
han incurrido en las mismas fallas, todas ellas circunscriptas a su inserción como
un actor político de peso dentro del globo terráqueo. Pareciera ser una
cuestión trivial o de las cosas de la “macro política” que no importan al común
de la población; pero nada de ello. Solo una política de integración con
realismo puede ayudar hacia el interior del país.
Restándole la importancia que dicho ítem le corresponde como parte
de la vida política de un estado nación que se precie de ser tal, la clase
política nacional de derecha a izquierda y de gobiernos militares a civiles, no
dieron la importancia que le corresponde a las relaciones del estado dentro de
la “comunidad internacional”. Por favor no se entienda este último concepto con
el tan usado por Washington y sus aliados de la UE como parte de sus argumentos
para sustentar sus intervenciones en otros estados ya que cuando hablan de
“Comunidad internacional”, solo abarcan a ellos mismos y a sus pares de la UE.
Sin dudas, que esa clase política nacional ha demostrado su
inoperancia y su imperdonable incapacidad de prever lo que devendría en el
futuro inmediato y que involucraría la supervivencia misma del país. Desde hace
40 años hasta esta parte, se han despreciado los estudios y análisis medulosos
sobre los intereses geoestratégicos del país que lo situaban bajo
circunstancias como las actuales. A la vista están las consecuencias de aquel
amateurismo entremezclado con esa costumbrista corrupción y falta de interés
por la cosa pública, porque sépanlo, la geopolítica de un estado pertenece –aunque
con las reservas del caso- al campo de las políticas públicas.
Los atentados en la década
de los noventas fueron una parte de estas falencias que (más allá del campo de
la seguridad) seguiría reflejándose como una cascada en el vergonzoso desempeño
de la administración de justicia y la deleznable maquina desinformativa de las
empresas mediáticas que (vendiendo pescado podrido) se ha vuelto en el alta voz
del conglomerado mediático anglosajón y de las geopolíticas de éstos gobiernos.
La excusa recurrente para abandonar estos altos deberes estaduales
ha sido la derrota de la guerra de Malvinas en 1982, un argumento que no
alcanza para haber entregado los destinos del país a las manos de esos mismos
enemigos. Esto fue continuamente negado por dicha clase política y ocultada con
insistencia por los medios que responden a los capitales de los polos del poder
financiero que cotizan en Wall Street, pero la realidad va más allá de los Tratados
de Madrid firmados con Gran Bretaña referidos al “paraguas de la soberanía”
sobre la islas, la Antártida y todas las
aguas del Atlántico sur (privándole de usufructuar las 2/3 partes de sus
recursos marítimos). Pero ahí no termina
esto.
Argentina es un territorio con recursos naturales vitales para la
subsistencia del cuádruple de la actual población y eso lo sabe muy bien el Departamento
de Estado y el Pentágono. Desde mediados de la década de los cincuentas del
siglo pasado, que se viene planificando lo que actualmente sucede. En ese
sentido la política de Washington para la región y en particular con
Argentina se basa en la cooptación de
sus dirigencias sin necesidad de orquestar operaciones bélicas de envergadura
para intervenirlos aunque, sin descartar operaciones puntuales para eliminar
físicamente a elementos considerados como peligrosos. El arma de la
desestabilización financiera es mucho más efectiva para estos países que una
invasión. Si le preguntaran a politicologos y expertos en política
internacional argentinos sobre esto, ellos rechazarían esta tesis y jamás discurrirían
sobre quiénes están detrás de esto y cuáles son las estructuras más oscuras de
la defensa estadounidense que las ponen en marcha. Una de ellas es la “Oficina
de Transformación de la Fuerza”, creada después del 11 de septiembre de 2001 durante
la administración Bush-Cheney por el secretario de defensa Donald Rumsfeld y
dirigida por el extinto Almirante Arthur Cebrowski destinada a tomar y controlar
el acceso de los recursos naturales de los países del sur.
buque pudriéndose en dique seco |
Esa oficina y sus planes ya habían sido trazados años antes del
2001 y encierran sin más rodeos una agenda de conquista. Argentina y todo el
cono sur están en esos planes y prueba
de ello es el desarme total de la FFAA, el cambio de la doctrina de defensa
nacional por la de “seguridad nacional” de EEUU y el dominio del sistema
financiero que tiene al país bajo completo control. Las nefastas consecuencias
de este tipo de alianzas pueden verse en otros escenarios[1]. Esto
incluye el embuste de la llamada “lucha contra el terrorismo” que tuvo un capital giro a comienzos de 2011
cuando durante la administración Obama, el AFRICOM fue puesto bajo el comando
de la OTAN para apoyar desde el aire las acciones de “Al Qaeda” en Libia.
El gobierno de Macri abrió voluntariamente la puerta a esta oscura situación
involucrando al país –entre otras cuestiones- en la renovada versión de “lucha
contra el terrorismo”, una estrategia siniestra que encubre una gran farsa que
moviliza un fabuloso negocio de miles de millones de dólares en negro que solo
benefician a las trasnacionales vinculadas a la industria armamentística y el
petróleo. Para cerciorarse de que todo va como lo planeado, Trump llegara al
país en noviembre próximo marcando un hito crítico en la supervivencia del
estado.
Hoy mientras la gente de a pie se ve angustiada por la economía y bombardeada por la basura mediática se puede ver como vehículos blindados “A1-Abrahms” y pertrechos norteamericanos se mueven por las carreteras de la provincia de Jujuy, otras unidades desembarcan en Ushuaia y los “marines” despliegan equipos de asesores por la Patagonia usando la pista de Joe Lewis como base de ingreso para sus transportes pesados. Y lo peor de todo es que esto, recién comienza
[1]
FOREIGN POLICY. “Estados Unidos está cometiendo crímenes de guerra y ni siquiera
sabe por qué”. Por Micah Zenko. Publicado el 15 de agosto de 2018. https://foreignpolicy.com/2018/08/15/america-is-committing-awful-war-crimes-and-it-doesnt-even-know-why/
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