EN LA MIRA
“¿DOS SAYAN EN
BUENOS AIRES?”
Quiénes son realmente los supuestos iraníes que ingresaron al país el 12 de marzo pasado. Se trata de una célula terrorista o de un equipo de atacantes de una agencia de inteligencia israelí?
Por Dany Smith
Tan solo hace una semana, los medios capitalinos
argentinos lanzaron un extraña primicia que confundía a los de por sí,
desprevenidos ciudadanos porteños quienes acostumbrados a los estereotipos que
su propia idiosincrasia los ha formado y que los medios explotan con frecuencia,
no lograban entender de qué se trataba aquella confusa noticia referida a la
detención una pareja de supuestos ciudadanos
iraníes con pasaportes ¿israelíes?
Una pareja de ciudadanos de supuesto origen iraní quienes
dijeron llamarse Mashoreh Sabsali y Sajjad Sameil Naserani llegaron al país el
12 de marzo último y tras pasar sin problemas por la aduana, se instalaron en
unos días en varios hoteles de la capital. Sin dudas que este comportamiento
despertó sospechas. Obviamente el hecho no pasó desapercibido para los
partidarios de Israel quienes, por espacios mediáticos facilitados por sus
paisanos ya sentenciaban con total
desparpajo “seguro que son terroristas”.
Aparentemente el éxito de la AFI por detectarlos
radico en el funcionamiento de un sistema proveído por Interpol (SICAM) que
advirtió “inconsistencias” en ambos pasajeros cuando embarcaron en España. Hasta ahí todo parece muy claro. Pero lo
cierto fue que al llegar a Ezeiza, pudieron pasar los controles por una
aparente “falla humana” o ¿Tal vez hubo órdenes de dejarlos entrar? Pero la
avidez de la inteligencia argentina –que
coopera con EEUU e Israel- habría comenzado un seguimiento para detectar
alguna anomalía en sus desplazamientos en Buenos Aires.
Esta noticia justamente fue lanzada en momentos de
cumplirse 27 años del ataque a la embajada de Israel, una causa que además de
estar plagada de contradicciones e inconsistencias, mantiene al día de hoy dividida
a la misma comunidad judía entre quienes aceptan de pie juntillas la versión
oficial de un “coche bomba” conducido por un suicida (del cual no apareció
nunca una sola pista de su existencia) y la de quienes ven además de la
complicidad del entonces gobierno argentino, la mano negra del gobierno israelí por cuestiones
estrictamente políticas.
Esta última postura que obviamente es rehuida por
dichos sectores y claro, por los medios convencionales, rompe el esquema
panfletario estigmatizante de poner sobre los musulmanes, todas las sospechas
por actos como estos.
No hay que olvidar que uno de los argumentos que
recurrentemente presentan los partidarios del “ataque de origen islámico”
refieren a la mano “árabe islámica”, que tras años de infundios y falsos
trascendidos mediáticos que ponían las culpas sobre la OLP palestina, la “Jihad
Islámica” (estigmatizando tangencialmente a la comunidad árabe islámica local),
a Siria y hasta supuestas células nazi argentinas, ante la esterilidad y total falta
de sustentabilidad de aquellas versiones, terminaron novelando (con la ayuda de
falsos informes de la CIA y el Mossad) como culpables a “Hizb´allah” libanés
con la supuesta anuencia política de Irán. De esta manera, ver cómo dos sujetos
que se identifican como iraníes con pasaportes israelíes, luce claramente
extraño o incluso podríamos decir, sospechoso.
Es por ello lo extraño de este episodio. El mismo
tiene un raro olor a embuste y por el momento en que se lleva adelante este
hallazgo, es posible que se trate de una mera acción distractiva y nada más. Esta
pareja de supuestos iraníes –dado de que
no se confirmó que lo fueran-, la cual argumento que habrían escapado de
Irán (posiblemente por ser disidentes), nadie se preguntó ¿Por qué lo harían,
son acaso activistas políticos contrarios al gobierno, son meros delincuentes
que iban a ser encerrados por delitos cometidos en Irán o tal vez, miembros de
alguna organización armada financiada por Washington como los “Mujaheedin Al
Kalq”?
Además, se sabe en los círculos de la Comunidad de inteligencia,
que desde hace décadas que la inteligencia israelí (como la CIA y el MI-6) usan
lo que se denominan “agentes negros”, es decir, sujetos provenientes de los
países enemigos a quienes reclutan y encargan misiones demasiado arriesgadas
para que las lleven a cabo sus propios agentes. Serían parte de lo que Israel
denomina “Sayanim”[1], si ellos fueran en
realidad judíos de origen persa. Caso contrario, si solo se tratase de no
judíos sean de la nacionalidad que en realidad fuesen, entrarían dentro de la
categoría de los llamados “agentes negros”.
De este modo, estos “agentes negros” logran
infiltrarse hasta el corazón del objetivo y traicionando a sus propios
congéneres, ejecutan la misión encomendada. Un solo ejemplo de este empleo se
vio con los asesinatos de científicos iraníes en 2009, llevados a cabo por una
red de criminales locales pagados por el Mossad.
Para que estos agentes lleven adelante estas
acciones, (además del dinero y los contactos) se les provee de identidades
falsas, proporcionándoles los pasaportes que, como en el presente caso, se hace muy extraño que
hayan podido ser “robados” en Israel. A nadie que conoce de la historia de los
manejos de la inteligencia israelí puede creerse que a Tel Aviv le birlaron un
par de pasaportes que para colmo, estaban a nombre de agentes de inteligencia
israelíes.
Ante esto hay que cuestionarse ¿Cuál sería el
propósito para ingresar en Argentina con estas identidades? Pues está muy claro
que hay que –ante un nuevo aniversario- seguir
metiéndole en la cabeza a la opinión pública, que “fue Irán el autor de los
atentados” y que ellos son una amenaza “para la Argentina”, aunque no haya una
sola prueba de ello. Y es que siempre ha sido -como parte de la guerra psicológica- muy útil lanzar una cortina de humo en
momentos que se cumple un nuevo aniversario del ataque a la embajada de Israel,
para mantener en vilo la versión oficial y a su vez distraer sobre las reales
implicancias que tuvo la inteligencia israelí por aquel entonces y sus
conexiones locales, algo que de un tiempo a esta parte ha puesto muy nerviosos
tanto a los funcionarios en Tel Aviv como a los militantes sionistas locales.
No se trata de meras especulaciones o de posiciones
“antisemitas” como cancinamente acusan los sectores alineados al sionismo que –y vale recalcarlo- no son precisamente
representativos del judaísmo, sino de una idea política mesiánica que desde
hace tiempo y por estas horas da pábulo de horror por la entidad de sus
crímenes en contra de la población palestina y en particular sobre la Franja de
Gaza.
Sin dudas y como lo han expuesto algunos valientes
investigadores[2], el atentado de la
embajada pudo ejecutado con el conocimiento de la contrainteligencia (Shin bet)
y el silencio del Mossad israelí. Entonces ¿A quién fue dirigido el ataque y
cuáles fueron sus verdaderos propósitos políticos? Como bien señalan algunos,
fue sin dudas una de las llamadas “operaciones de falsa bandera” a costa de la
ciudadanía argentina, aprovechando la vulnerabilidad y el ya por aquel
entonces, descalabro de la seguridad y la inteligencia del estado.
Quienes ejecutaron este ataque, usaron la lógica de
la guerra buscaron el punto más vulnerable y más conveniente para enviar un
mensaje escrito con sangre; y la pregunta es ¿Para quién? Para saber a quienes
estaba dirigido, debemos situarnos en aquel contexto y en ese mismo instante
que se produce este crimen que se caracterizaba por una profunda y cruda lucha intestina
entre los ultraderechistas judíos encabezados Yisack Shamir que no querían un
acuerdo de paz con la OLP y los moderados encolumnados detrás de Yisack Rabin,
cada uno de ellos, seguidos por poderosos sectores del mundo financiero y
económico.
Así como estos bloques políticos y sus adeptos se
hallaban separados por este tema, las estructuras de los temibles cuerpos de
inteligencia y seguridad israelíes, llámense Shin Bet, Shabak, Mossad y sus
células exteriores también estaban fuertemente polarizadas por este conflicto.
Un ejemplo de ello era el entonces jefe del “Shin Bet” Shabtai Shavit, conocido
por su oposición tajante a llegar a un acuerdo con los árabes, quien haría
cualquier cosa por arruinar las posibilidades de un acercamiento con Yasser
Arafat y el resto de la OLP.
Todo esto siempre fue guardado bajo la alfombra y de
ese modo se engañó deliberadamente y manipulo vilmente a la opinión pública
argentina. Pero eso parece estar cambiando de un tiempo hasta esta parte con
las publicaciones de investigaciones y tesis que demostrando incoherencias,
contradicciones y falsedades de la versión “oficial” siempre habían sido
rehuidas de explicar tanto por funcionarios israelíes como funcionarios
políticos de la comunidad en Argentina.
Es por ello que la aparición de esta “extraña”
pareja que ya está confirmado que no son lo que dicen ser y mucho menos lo que
aparentaban ante los ojos del desprevenido público, pone sobre el tapete
algunas inquietudes referidas a lo que casi al mismo tiempo ocurría en Nueva
Zelanda con aquella horrible masacre de cincuenta musulmanes en dos mezquitas
¿Acaso también se había diseñado una masacre similar para recrear una atmosfera
de terror que ya existe en otras regiones? Y si fuese ¿Quiénes son los que
salen beneficiados?
[1]
RED VOLTAIRE.org. “Los sayanim, ciudadanos comunes y corrientes que colaboran
con el Mossad por patriotismo”. Por Silvia Cattori. Publicado el 26 de abril de
2012. https://www.voltairenet.org/article173893.html
[2]
PAJARO ROJO. Com. “Embajada de Israel. Enésima maniobra de distracción..”.
Publicado el 17 de marzo de 2019. http://pajarorojo.com.ar/?p=41843
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