lunes, 8 de junio de 2020


“PESADILLA AMERICANA”
Cuándo ha dejado de ser EEUU un sueño de progreso y libertad. O si lo sigue siendo ¿Para quiénes?


Por Charles H. Slim
Qué puede explicar la explosión de ira y descontrol en una sociedad “democrática” como la estadounidense? Desde que se masificó la difusión del asesinato de George Floyd, un ciudadano de color, uno más en el largo historial de la brutalidad norteamericana, las protestas y los choques callejeros no se han detenido pero tampoco las brutalidades policiales contra los transeúntes de todos los estados de la Unión.


Así como en estas últimas décadas los sectores de la banca en “Wall Street”, la política (demócratas y republicanos; liberales y neocon) y la corporación (mediatica y del complejo militar-industrial[1]) han ganado billones de dólares con sus negocios a la par de las agresivas políticas externas promovidas por Washington (D.C.), al mismo tiempo millones de estadounidenses iban entrando en el círculo de los desposeídos y olvidados para un sistema siniestro que ya los despreciaba como ciudadanos con iguales derechos. De este modo los derechos y garantías en esta pretendida democracia, se convirtieron en privilegios asequibles solo para aquellos que puedan pagarlos.

Pero sin dudas de que son los mismos estadounidenses parte del problema ya que con su mero asentimiento a lo largo de los años, han tolerado en su gran mayoría –como esclavos voluntarios- todo tipo de aberraciones contra la humanidad de propios y extraños, sin detenerse a recapacitar si ellos algún día no terminarían siendo victimas de ese monstruoso sistema. Desde 2001 bajo la conveniente excusa del terrorismo, el estado federal ha restringido derechos y garantías que terminaron con el moribundo espíritu de ese “sueño americano”.

La explicita brutalidad comprobada sobre el ciudadano George Floyd causó olas de protestas pacificas en todo EEUU y también focos de enfrentamientos entre manifestantes y policías que llevó a que en varios estados se decretara el toque de queda y la intervención de la Guardia Nacional e incluso el ejército. Cientos de ciudadanos fueron arrestados por protestar y muchos otros fueron seriamente heridos por resistirse; sin dudas un gran ejemplo de lo que es la democracia estadounidense. Cuando la Guardia Nacional y la policía militar fueron desplegadas el lunes 1° de junio pasado en las calles de Washington (D.C.) y apalearon a los manifestantes que se encontraban “Lafayatte Square”, muchos por fin entendieron de qué se trata todo esto.   

¿Donald Trump es el culpable de esto? No claro que no. Aunque su administración sea tan delirante como contradictoria, no deja de ser tan segregacionista e inhumana como la de cualquiera de las antecesoras (incluyendo a la de Barak Obama[2]). Así vemos que no es el único culpable. Incluso más. Tal como lo señala un articulo publicado en uno de los think tanks neoconservadores más influyentes, Donald Trump es “el hombre fuerte más débil del mundo”[3], que –tratando de reducir las responsabilidades a su persona- sintetiza el grado de fragilidad no solo del presidente norteamericano, sino de todo el sistema al que representa.

La tendenciosidad es clara y ve en la personalidad de Trump, el chivo expiatorio perfecto para limpiar la imagen de una nación en decadencia. No solo sus comentarios son controvertidos y desubicados, su gestión  plagada de controvertidas políticas, son un parte aguas en la opinión pública estadounidense. En este sentido, las causticas medidas inmigratorias implementadas que resaltan ese carácter racista y elitista, típicas de los WAPS[4] y de los sectores conservadores, que se conjugan con su estridente personalidad que es el fiel reflejo del estadounidense contemporáneo.

Estamos hablando del mismo sistema –que sirve al Establishment político corrupto-  que hace tan solo setenta años atrás, mantenía segregados a los ciudadanos negros e hispanos por el solo hecho de su color y origen; el mismo que por el mero odio de oir las verdades molestas, eliminó a hombres brillantes como John F. Kenedy (asesinado en 1960), a su hermano Robert F. Kenedy (asesinado en 1963), a Malcom X (asesinado en 1965) y a Martin Luther King (asesinado en 1968) mientras al mismo tiempo encumbraba en los altos puestos del gobierno a tipos detestables y de una criminalidad asombrosa que llevarían al país a la actual situación ¿Acaso un gobierno puede tener buenos servidores públicos con criminales en el poder? 

Quienes tan solo se atrevieron a discutir estas desigualdades sociales, fueron asesinados. La brutalidad policiaca norteamericana es un reflejo del poder contemporáneo. Solo para citar un ejemplo de la impunidad con la que se acostumbra a vivir en EEUU recordemos el caso del activista de color Medgar Evers[5] asesinado por el “Ku Klux Klan” y que recién obtuvo “justicia” –si puede considerársela tal-  treinta años después.

Así como el doble rasero es una típica táctica de la política exterior estadounidense, ella también se aplica y refleja en su vida interior. Mientras que durante años la Casa Blanca y el Departamento de Estado han sermoneado al mundo sobre el respeto a los derechos humanos contra los abusos de otros gobiernos sobre la integridad de sus ciudadanos, EEUU violaba en forma flagrante los derechos humanos de miles de iraquíes y afganos. Una catedra de magistral hipocresía. En esos momentos el relativismo sobre el valor de la vida humana se apoyaba sobre bases ficticias y reduccionistas del “bueno” y el “malo” que como quedó bien claro, perseguían fines políticos y económicos que benficiaban a la elite (avances geopolíticos y control de los recursos petrolíferos mundiales).

Al mismo tiempo esos mismos estamentos gubernamentales tampoco reconocían ni se hallaban dispuestos a respetar esos principios a sus propios ciudadanos ¿De qué estamos hablando entonces?

Al día de hoy EEUU no reconoce los principios y las legislaciones internacionales que prevén el respeto a los derechos humanos. En 2018 la administración Trump comenzó su desvinculación de los organismos que como el Consejo de Derechos Humanos de la Naciones Unidas que busca su respeto en todo el mundo. La medida más clara de su oposición, ha sido la reducción en la contribución económica general para Naciones Unidas. Y es que adherir a estos principios, simplemente EEUU no podría operar como lo hace alrededor del mundo. Su gran movilizador de la economía interior de los últimos treinta años como ha sido el intervencionismo saqueador, se vería seriamente limitado y obviamente reprochado a nivel internacional. Es por ello que Washington nunca adhirió al Estatuto de Roma y por supuesto ha negado la jurisdicción de la Corte Penal Internacional (CPI), llegando incluso a proferir amenazas a los miembros de dicho organismo.

Los casos como Floyd siempre han sido parte de la realidad social estadounidense, pero la sociedad estallo en un momento clave de la historia global. Una sociedad comprimida entre la amenaza de un virus en el cual su propio gobierno tiene muchas implicancias sospechadas[6], el desempleo y la desigualdad crónica que venía en crecimiento sostenido desde la década anterior, no podía terminar en otra cosa. Para quienes ven en estas manifestaciones la mano de la oposición a la administración Trump apoyan la represión y el estado de excepción alegando que estas manifestaciones son una expresión “terrorista”.


[1] Las guerras en Afganistán, Iraq y la aparición del “ISIS” fueron fuentes de fabulosos contratos de defensa con empresas como Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman, Raytheon y General Dynamics. Van seguidos de Honeywell, Halliburton, BAE System y miles de compañías y subcontratas de defensa más pequeñas. Algunas, como Lockeheed Martin en Bethesda (Maryland) y Raytheon en Waltham (Massachussets) obtienen cerca del 100% de los negocios de defensa.
[2] Pese a que el 9 de octubre de 2009 se le galardono con el Nobel de la Paz, su administración prosiguió con las torturas, incrementó los asesinatos con Drones y el desarrollo de programas de inteligencia como el “ISIS”. También propicio con las intensas gestiones de la Secretario de Estado Hillary Clinton y sus socios franceses y británicos las intervenciones en Libia y Siria.
[3] Foreign Policy.com. “The World’s Weakest Strongman”, BY STEPHEN M. WALT | JUNE 6, 2020, 5:05 PM, https://foreignpolicy.com/2020/06/06/trump-violence-george-floyd-protests-coronavirus-pandemic/
[4] White Anglo Saxon and Protestan, Blanco Anglosajón Protestante
[5] Medgar Evers fue el primer secretario de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color en el Estado de Mississippi asesinado el 12 de junio de 1963.
[6] Pensamiento Estrategico y Politico.com. “Escalada Sucia”, Publicado el 17 de febrero de 2020, https://pensamientoestraegico.blogspot.com/2020_02_16_archive.html

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