domingo, 26 de julio de 2020


“DETERIORO ESTRATEGICO”
Cuáles han sido las consecuencias para Washington el despliegue de sus juegos sucios en Iraq


Por Charles H. Slim & Alí Al Najafi
A casi nueve años del repliegue de tropas estadounidenses de Iraq, pocas cosas han ido bien en aquel país árabe. No olvidemos las mentiras para invadir  y las catastróficas consecuencias humanitarias que desataron en toda la población. 

Literalmente, desmantelaron la infraestructura del país árabe más avanzado de la región llevándolo a que en muchas áreas retrocediera prácticamente a las épocas tribales. Ese fue el aporte democrático de los EEUU y sus aliados para los iraquíes.

Las pretensiones de “ganarse el corazón y las mentes”[1] de los iraquíes a golpe de bombas y torturas como método de persuasión quedaron en la anécdota de una pésima broma y la confirmación de que sería el comienzo de una nefasta época para Iraq. La verdadera libertad solo la lograrían si expulsaban a estos terribles visitantes.

Pese a que estadounidenses y británicos dedicaron ingentes esfuerzos por erradicar a la inesperada resistencia contra su presencia, sin haber escatimado en métodos sangrientos para ello, el colectivo de la población jamás les acepto como libertadores y fue por ello que para cuidar sus vidas, solo podían moverse por las calles y carreteras al amparo de sus tanques y vehículos acorazados.

En lo referente al gobierno que impusieron tras derrocar a Saddam Hussein quedo claro que sus componentes, lejos estaban de conocer y de apreciar aquel laicismo multiconfesional en el que vivían los iraquíes antes de que llegaran los invasores. Traidores y alcahuetes que vivían fuera de Iraq fueron los candidatos más potables para el plan. El único  requisito de aquellos políticos advenedizos para ocupar la administración títere era que odiaran al Partido Baath y a Saddam Hussein y fue por ello que el mejor candidato para Washington fue colocar a un monigote de una organización teocrática chiita pro-iraní como el Partido Dawa[2]. A partir de ese momento, la represión contra la disidencia política y la oposición a la ocupación paso a manos de las fuerzas policiales colaboracionistas lideradas por extremistas y compuestas por miles de desocupados. A partir de ese momento, los iraquíes pasarían a realizar las tareas sucias de sus empleadores anglosajones ¿Acaso lo hacían por la democracia? Para nada. En la mayoría de los casos lo hacían por una paga risible. Se trataban de miserables 200 dólares mensuales que para un hombre, era la diferencia entre tener un trabajo o ver morir de hambre a su familia. Esa fue la democracia que trajeron los ocupantes.

Tropas de EEUU en el ingreso a Falluja, 2004
Los invasores se encargaron de montar inmediatamente una estructura administrativa con una fachada política que tratara de legitimar su presencia y para ello, trataron de imponer mediáticamente la idea de que quienes les resistían eran terroristas y para ello crearon un organismo llamado el Servicio de Contra Terrorismo (SCT) que no es más que, una maquinaria represiva despiadada responsable de miles de crímenes y apoyada por la CIA y el Pentágono. Como parte de su estrategia y al mismo tiempo los “Escuadrones de la muerte” y “grupos especiales” de la CIA montaron sus propias operaciones negras y de “Falsa bandera” simulando ataques de grupos de la resistencia contra sitios públicos y mezquitas (como fue la voladura de la Mezquita de la Cúpula Dorada en Samarra en 2006 y 2007)[3].

Paralelamente a esto y a los fines de llevar esos objetivos políticos a los hechos, los asesores militares y de inteligencia estadounidenses operando en el campo, reclutaron y entrenaron a miles de criminales y carniceros –e incluso a muchos ex miembros de la inteligencia de Saddam Hussein- que conformarían las “Brigadas Especiales” y las denominadas ISOF o “Grupos de Operaciones Especiales antiterroristas” que se dedicaron a perseguir, encarcelar  y eliminar a los opositores al régimen colaboracionista y a la presencia estadounidense.

Al mismo tiempo y mientras la opinión pública era distraída por una interminable espiral de violencia que la CNN y FOX NEWS denominaban “insurgente” que duro durante toda la ocupación, las empresas estadounidenses (como Halliburton)[4] y británicas (British Petroleum y Shell)[5] vinculadas al negocio del petróleo se acomodaban con total tranquilidad, como si aquella lucha sucia no les alcanzara de ninguna manera. Igualmente, la lucha de la resistencia armada –tanto sunita como chiita- contra la ocupación no cesó hasta que el 21 de octubre de 2011 último vehículo “Humvee” cruzo la frontera a Kuwait.

Grupo de la resistencia preparando una acción
Si bien los medios occidentales (en particular los anglosajones) hablaban de “guerra sectaria” (entre sunitas y chiitas) o de “violencia insurgente”, ello era falso ya que ello formaba parte de la desinformación ligada al programa de contrainsurgencia de los invasores. Era por ello que deliberadamente cambiaban el término “resistencia” por “insurgencia” ya que la primera, evidenciaba una situación políticamente adversa para la imagen de Washington y ahondaba los cuestionamientos de esa guerra.

Pero aunque esa era la intensión del Establishment norteamericano, para los iraquíes siempre fue una resistencia legítima. La resistencia armada era amplia y estaba indistintamente compuesta por combatientes sunitas, chiitas y cristianos aunque con el correr del tiempo, los grupos chiitas fueron ganando más fuerza por el prolífico apoyo material de Teherán y fueron éstos últimos los que –pese a las inconveniencias para el régimen títere- tras la salida de los invasores se institucionalizaron y pasaron a formar parte de la corroída política local.

Así las agrupaciones de mistica chiita del “Kataib Hesbola” y el “Asaib Alhe Alq” que habían hecho la vida imposible a norteamericanos y británicos durante gran parte de la ocupación, se establecían con sus propios cuarteles militares  y oficinas administrativas en Bagdad y las principales ciudades del sur del país. Esto fue un motivo de presión estadounidense sobre el régimen títere en especial sobre el del brutal y corrupto Nouri Al Maliki que por mediados de 2012 tambaleaba ante un masivo alzamiento y la reorganización de la resistencia política y social de las poblaciones de todo el centro y noroeste (Al Ambar). En éste contexto (y con el objetivo centrado en Siria) fue que Washington (con la cooperación de sus aliados árabes del Golfo)  puso a rodar la farsa del “ISIS” que puso en jaque al régimen de Al Maliki y particularmente a las corruptas y criminales estructuras represivas del SCT que decidieron huir ante el avance de aquella misteriosa organización.

Y fueron las agrupaciones chiitas de aquella pasada resistencia las que aliadas bajo la denominación “Hashad Al Shaabi” combatieron y expulsaron de gran parte de Iraq a la farsa –turco-estadounidense-saudi- del “Estado Islámico” ganando más prestigio popular entre lo iraquíes algo que no fue para nada agradable a Washington y sus aliados (en especial Israel).

Actualmente tras la aparente retirada de los EEUU, el caos y la inseguridad sigue siendo parte de la vida de los iraquíes. Y bien digo aparente retirada ya que los estadounidenses nunca se fueron. Es más, siempre estuvieron dentro de las estructuras gubernamentales y en especial, dentro de los cuerpos represivos del régimen y claro, dentro de la policía secreta (Mukhabarat) que desde la retirada y con la aprobación de Washington, se ha dedicado a las ejecuciones sumarias, las torturas y las desapariciones de opositores; una magnifica contribución democrática!

Tras las intensas manifestaciones populares contra la corrupción política y la interminable crisis económica que se desataron entre 2018 y 2019 que pedían la remoción de éste régimen oprobioso y que tras una brutal represión, para comienzos del 2020 y con el marco del asesinato de Soleimani y Muhandis, las mismas se volvieron incontrolables llegando a un grado de peligrosidad considerable con el ataque a la embajada de EEUU dentro de la “Zona Verde”, que llevaron a un irremediable colapso del régimen y la automática dimisión del primer ministro Abdel Abdul Mahdi.

Cuerpos del ISOF
Tal era la situación, que el régimen amenazaba con caer bajo el control total de Teherán. Fue así como Washington comenzó a mover sus hilos dentro del gobierno  y tras su acuerdo con Rusia para dividirse la influencia dentro de la región, a mediados de mayo coloco en el poder a Mustafa Al Kadhimi[6] un ciudadano británico, quien tras ocupar desde 2016 la jefatura del Mukhabarat controlado por la CIA, fue quien proporciono la información para asesinar al general iraní Qassem Soleimani y al jefe de la milicias iraquíes “Hashab Al Shaabi”  Abu Mahdi Al Muhandis lo que reafirmo el compromiso político de la resistencia islámica por llevar adelante todos los esfuerzos para expulsar a los estadounidenses de suelo iraquí.

Tras el asesinato de Soleimani y Muhandis, el compromiso político de la resistencia islámica se consolido y sus fuerzas pasaron a la acción llevando adelante movimientos en zonas estratégicas para las actividades de EEUU. 

Ello causó malestar en los representantes estadounidenses en la “Zona Verde” y obviamente en Washington quienes no tardaron en hacer llegar sus preocupaciones al régimen en Bagdad. Al mismo tiempo, las intrigas y los intentos de crear desconfianza entre las milicias y las fuerzas de seguridad (SCT) están rememorando los cruentos días de la ocupación cuando los asesinatos[7] y los atentados entre grupos de la resistencia escondían la mano de la CIA y el MI-6 buscando el objetivo de “dividir y vencer”.

Hace un mes atrás, el 25 de junio pasado, las fuerzas de seguridad del SCT llevaron adelante un aparatoso allanamiento al cuartel del 45° Brigada de la Milicia del Pueblo “Hashab Al Shaabi” arrestando a sus jefes y violentando archivos de las dependencias. Sin dudas, estaba motivado por las molestias que estaban causando a los estadounidenses. Los mismos detenidos advirtieron que enmascarados detrás de los uniformes de las ISOF había estadounidenses monitoreando las tareas. Eso se hizo saber de inmediato a los principales referentes políticos que respaldan a las milicias de la resistencia islámica.

Al poco tiempo de esto, se produjo una portentosa manifestación en las calles de Bagdad reclamado que liberaran a los detenidos dejando en claro que la resistencia islámica tiene un importante activo en la sociedad iraquí, especialmente en la juventud descontenta que ya no no tolera más este estado de cosas y que está consciente de quienes son los principales enemigos de su futuro.   



[1] PAGINA12.com. “La tercera”, Por Juan Gelman, 3 de agosto 2003, https://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-23577-2003-08-03.html
[2] PARTIDO ISLAMICO DAWA que de la mano de Nouri Al Maliki administro los despojos del país que dejaron tras la invasión angloestadounidense en 2003.
[3] EUROPAPRESS.es. “Crónica Internacional (2).- Un nuevo atentado contra la mezquita chií de Samarra desata el pánico a otra guerra sectaria”, 13 de junio 2007, https://www.europapress.es/otr-press/cronicas/noticia-cronica-internacional-nuevo-atentado-contra-mezquita-chii-samarra-desata-panico-otra-guerra-sectaria-20070613202317.html
[4] EL PAÍS.com. “El gran robo de Halliburton en Irak”, 21 de julio de 2004, https://elpais.com/diario/2004/07/22/internacional/1090447206_850215.html
[5] NODO50.org. “Las empresas petroleras occidentales se quedan en Iraq aunque las fuerzas estadounidenses se vayan”, 1° de Febrero 2012, https://info.nodo50.org/Las-empresas-petroleras.html 
[6] CRESCENT.ORG. Spy Chief and British Citizen is Iraq’s New Prime Minister!, By Yusuf Dhia-Allah Shawwal 09, 1441. https://crescent.icit-digital.org/articles/spy-chief-and-british-citizen-is-iraq-s-new-prime-minister
[7] Durante la resistencia a la ocupación, se ejecutaron incontables asesinatos con peculiares medios. Uno de ellos era el uso de pistolas Beretta 92 con silenciador y sin numeración que evidenciaba la mano de agencias de inteligencia como la CIA y el Mossad.

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