viernes, 24 de julio de 2020


“INCONGRUITY POLICY”
Cuando alguien dice una cosa, hace otra y piensa otra muy diferente claramente esta fuera de la coherencia. Esto es lo que se ve con el gobierno y la clase política estadounidense ¿A dónde pueden llegar si se mantienen en esa situación?


Por Charles H. Slim
Durante décadas estuvimos escuchando como las diferentes administraciones en La Casa Blanca le daban sermones al mundo de cómo debían hacer los demás países para respetar la libertad de expresión, los procesos democráticos y los derechos humanos de sus ciudadanos. Al amparo de la cobertura masiva de los medios, presidentes y secretarios de estado muy sueltos de cuerpo y con gran énfasis condenaban las represiones policiales, las persecuciones y las prácticas excesivas de otros gobiernos contra la población civil sirviendo de excusas para la intervención bélica.  

Contemporáneamente y por claros motivos político-comerciales son asiduos blancos de estas monsergas la República Popular China, Rusia, Irán y obviamente Venezuela donde según Washington (D.C.), se violan los derechos humanos.

A la vista de los incautos todo muy loable y esplendido para las entrevistas y declaraciones televisivas muy bien cuidadas o para llenar salas de auditorios académicos para escuchar a muchos de sus ex presidentes, contar sobre sus experiencias en el gobierno estadounidense. Hoy se sabe que todo eso es un circo y nada más. Pero estas huecas cátedras de moral republicana y derechos humanos siguen impartiéndose desde la actual administración  Trump. En esta tónica tenemos los dichos del actual Secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo quien en un informe sobre prácticas contra los derechos humanos de 2019 dijo: “Nada es más fundamental para nuestra identidad nacional que nuestra creencia en los derechos y la dignidad de todos y cada uno de los seres humanos”.

Pero la realidad es muy diferente y como lo hemos visto desde aquel 25 de mayo último, todo ese marketing de la supuesta vanguardia mundial del respeto a los derechos humanos y toda la mitología en rededor de la inigualable democracia estadounidense y sus supuestos pro-hombres, se vino al suelo y como un espejo se hizo trizas sin poder volverlo a recomponer como lo fue antes. El cruento asesinato de George Floyd por policías de Minneapolis es el reflejo distorsionado de ese espejo del sueño americano (Creado por la propaganda mediática) hecho añicos, que ahora refleja la imagen deforme y tétrica de una desigual realidad social de los EEUU que siempre estuvo allí.

EEUU como casi todos los países, el poder no está en sus mandatarios. Lo que rige hoy día es una Plutocracia que no tiene nacionalidad y que esta compuesta por familias y organizaciones oligárquicas que forman una telaraña a nivel global que hace tiempo, manejan asuntos clave (en particular el financiero) del poder mundial. Dentro de este esquema los infortunados y los considerados inferiores no cuentan. Igualmente aquellos sectores usan estrategias y ardides para pasar desapercibidos en la tormenta y una de esas es mostrar una aparente simpatía con los reclamos o incluso, colaborar con dinero a la asistencia de los sectores desposeídos.

Floy fue un caso más en el mar de la injusticia estadounidense solo que, vino a propagarse en un momento sensible y complejo como lo es sin dudas, la ruina económica y el aumento de la desigualdad social que se ha dado al amparo de la diseminación del COVID-19 y toda la parafernalia sanitaria que va detrás de ella. Son muchos los casos como los de George Floyd que demuestran que las vidas de los afroamericanos poco importan, solo que están hundidos en el olvido y el desinteres de un sistema (al que las Corporaciones de Medios pertenecen) que además de gigantesco, es corrupto e impiadoso en el cual, solo el dinero y las influencias políticas puede mover los engranajes para que puedan impulsarse investigaciones medianamente serias ¿Qué diferencia existe con cualquier otro país tercermundista?

En la pretendida “democracia americana”, pocos son quienes se atreven a denunciar a la policía ¿Por qué? Porque igual a cualquiera de otra parte del mundo, está filtrada por mafias y corrupción de toda índole. Pero en EEUU, la corrupción es tan grande como su realidad socio-económica y el encubrimiento corporativo tiene una larga lista en su haber. Policías brutales y arbitrarios no podrían tener cabida en fuerzas policiales que respetasen la ley y los derechos civiles sino fuese  porque sus superiores políticos, también son de la misma calidad. Simplemente se trata de una cadena lógica que se ha lubricado durante décadas por la impunidad y un trasfondo racista.

Muchos de los actuales efectivos en los cuerpos de policía de varios estados de la Unión, son veteranos de Iraq y Afganistán y en su gran mayoría traen consigo y muy arraigadas en sus torturadas mentes, la experiencia de haber asesinado, herido y torturado a cientos o miles de civiles en aquellos años de manicomio bajo la administración republicana de George W. Bush. Para peor, la preparación reglamentaria de los efectivos sigue técnicas militarizadas propias y las de sus colegas israelíes, expertos (entre otras) en las técnicas de ahorcamiento y sofocación para reducir sospechosos.

¿Acaso cree usted que esto es una exageración? Si en las filas de las fuerzas policiales que debieran proteger a los ciudadanos hay miles de trastornados o incluso asesinos psicopáticos que disfrutaron sus labores en aquellos lejanos parajes y además son adoctrinados con prácticas similares ¿Qué clase de seguridad puede esperar usted que le brinden? Solo imaginese por un momento a un patrullero que ha estado operando en Iraq donde además de disparar antes y preguntar después, torturo a los infortunados iraquíes que cayeron en sus manos o vio pasivamente como sus compañeros de unidad hicieron de una carnicería o de la violación de las mujeres en una casa de familia, una fiesta y todo porque los consideraban inferiores o inhumanos ¿Puede esperar que no lo repita con alguien a quien también considere inferior por su color?

Estos antecedentes no son menores y tampoco son los únicos en la historia estadounidense. Para tratar de maquillar trágicos antecedentes como Corea y Vietnam la maquinaria propagandística de los medios hizo un esfuerzo denodado por justificar guerras tan inútiles como políticamente incorrectas. Pero el caso de Iraq ha sido tan obsceno e inhumano que ni siquiera Hollywood ha logrado pintar una versión medianamente favorable a esa situación.

Miles de familias iraquíes fueron diezmadas y destruidas por una invasión ilegal y una brutal ocupación angloestadounidense sin que hayan obtenido al día de hoy la justicia reparadora para cada uno de sus casos. Lo mismo en Afganistán  con las ejecuciones extrajudiciales llevadas a cabo con Drones (tripulados por empleados desde una sala a miles de kilómetros)  dirigidas por la CIA  y todos los casos de secuestros de ciudadanos “sospechados de simpatizar con el terrorismo” para ser llevados y torturados en campos de Concentración como “Guantánamo” o a cárceles secretas –sitios negros- de la CIA en diversos continentes.

A simple vista para las organizaciones humanitarias, las leyes internacionales y los familiares de las victimas se tratan de acciones criminales dignas de ser investigadas pero, ello no es nada fácil.

Cualquier intento por denunciar esas aberraciones ha chocado con amenazas y la desidia que revela la arbitrariedad y la impunidad de un gobierno que como el de Iraq, está controlado y al servicio de los invasores. Incluso, muchos de esos crímenes que fueron cometidos por los colaboracionistas locales (muchos de ellos ex funcionarios de inteligencia de Saddam) lo hicieron por directivas de los militares y la inteligencia angloestadounidense.

Sin dudas que si arriba esta mal, abajo estará igual. Donald Trump (pese a ser un outsider de la política) no realizo ningún cambio a esa situación y aunque muchos puedan creer que la modifico un poco, crean que ello no ha sido así. Y sino ¿Qué puede decirse de haber designado como jefe de la CIA a Gina Gaspel, apodada “La reina de la tortura”, una criminal de guerra y lesa humanidad con extensos y graficos antecedentes de sus fechorías en el exterior?  O que decir de aquel jefe del Pentágono que tuvo a comienzos de su gestión, el “Perro Loco” Mattis quien además de ser un declarado islamofobo, fue un prominente criminal de guerra en Iraq (implicado en la masacre de Hadihta donde ordeno el asesinato a sangre fría de 24 civiles iraquíes como represalia por un ataque de la resistencia). O que decir las inyecciones de capital que deberían dirigirse a reactivar la economía productiva y crear fuentes de trabajo, terminan en manos de los bancos y algunos usureros de Wall Street.

De seguir las inconsecuencias discursivas de los políticos y las maniobras a espaldas del pueblo no puede dar otro resultado que desorientar aún más la dirección de una nación que ya hace mucho perdió el rumbo.

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