“ENTENDIENDO LA POLITICA PALESTINA”
Entretelones y contradicciones de la política dentro
del movimiento de resistencia palestina
Por
Charles H. Slim
Cuantas
veces habrá escuchado hablar de Palestina, la causa palestina, el conflicto
palestino-israelí etcetcetc. Todo lo que los medios occidentales (entiéndase
EEUU y la UE) y sus repetidoras en América Latina han sido los puntos de vista
de analistas y expertos pro-israelies. Pero nunca se han detenido a profundizar
lo que realmente sucede en el interior de la vida política de éste pueblo árabe
semita centrándose en reduccionismos odiosos y claramente tendenciosos que
pretendieron y aún pretenden explicar el comportamiento de un pueblo que
resiste una ocupación ¿Por qué de ello? Simplemente, por la estrecha relación y
complicidad entre el estado de Israel con las potencias occidentales.
Los
palestinos no son los terroristas que Israel suele argumentar en sus discursos políticos
y enseñanzas a sus hijos y que los medios angloestadounidenses durante décadas
han propagado con insolente impunidad. Cuando se han lanzado esos epítetos
estigmatizantes no se expusieron los hechos que se contraponían a la reacción
que había causado un determinado hecho ¿Qué sucedió antes de ver las
consecuencias de una violencia que no acaba? El intento por deshumanizar a los
palestinos ha sido una de las tácticas más utilizadas del invasor y
lamentablemente más refrendadas por los comunicadores de las grandes empresas
de información occidentales.
Hay
una situación de facto que violenta al pueblo palestino y como tal, tiene el reconocido
derecho a la resistencia y a la supervivencia por todos los medios a su
alcance. En este sentido la tarea de resistir no se limita al mero aspecto
militar (como convendría a los israelíes). Es más, el uso de la fuerza solo es
una extensión de la resistencia política que se organizó desde 1948 y que fue
evolucionando con el tiempo hasta que en la década de los sesentas en rededor
de la figura de un sujeto llamado Mohamed
Yasir Abdel Rahman Abdel Rauf Arafat al Qudwa al Huseini más conocido como “Yasser
Arafat” quien pasó a ser la cabeza visible de la lucha por la liberación de
Palestina.
Fue
así que el 28 de mayo de 1964 en Jerusalen (mientras en EEUU se luchaba por los
derechos civiles y la igualdad racial) se llevo a cabo la reunión del Consejo Nacional
Palestino por medio del cual se crea la Organización para La Liberación de
Palestina (OLP) que encabezara los esfuerzos políticos, diplomáticos y
militares por reestablecer el control palestino sobre los territorios ocupados
por Israel. Pero la gestión de Arafat no fue nada fácil. La lucha para
liberación se extendió más allá de las fronteras de Palestina y entre otras
incidencias tuvo a Europa como uno de los escenarios de una guerra secreta con el
Mossad desatada por Tel Aviv para evitar que la causa palestina ganara adeptos,
obtuviera contactos y apoyo político en suelo europeo.
Entre
tanto en casa además de tener que
enfrentar los peligros del enemigo ocupante Arafat debió lidiar con enemigos y
escinsiones políticas internas que fueron aprovechadas por Tel Aviv para
debilitar la reivindicación nacionalista pero a su vez, trajo tropiezos que
fueron históricamente contraproducentes para los sionistas. Con el ansia por
debilitar el liderazgo de Arafat y por ende a la militancia nacionalista, Israel
generó, apoyo y financió a la militancia islamista que más tarde se convertiría
en el más enconado enemigo y cruento contra su presencia como sin dudas son los
militantes islamistas de la “Jihad Islámica” liderado por entonces por el jeque
Ahmed Yassin y actualmente el mismo “Hamas”.
La
desaparición física de Arafat en 2004 ayudo a la fractura política en el
movimiento de resistencia que ya venía fraguando con la pugna interna con
“Hamas” y otros sectores más enconados en su posición política contra Tel Aviv.
Más allá de lo sospechoso de su muerte –un
posible envenenamiento- que sin dudas beneficiaba a Israel, la corrupción interna
en algunos sectores de la OLP fue un factor disgregador en la unidad política
de la organización, algo que “Hamas” garantizaba de no tolerar.
Pero
“Hamas” tampoco pudo obtener la unidad en la lucha por la liberación y sumado a
ello, su actividad se ha visto limitada a la Franja de Gaza, sitiada desde hace
años por un cerco militar israelí. Entonces ¿Por qué "Hamas" ha estado
obstaculizando la creación de nuevos grupos de la resistencia independientes a
su comando? E incluso ¿Por qué se opone
al surgimiento de emprendimientos chiitas cuando sabe que cuenta con el apoyo espiritual
de la resistencia chiita libanesa de “Hesbolá”? En apariencias la respuesta
parece rumbeada a un supuesto celo político e incluso confesional ya que, “Hamas”
es un movimiento de resistencia islámico de rama sunita y por ello no toleraría
una rama chiita que lo acompañe. Desde un punto de vista estratégico, un error
que no puede justificarse y una contradicción insalvable con su estatuto
fundacional.
Pero
los reparos de “Hamas” para que se formen otras milicias y/o corrientes
políticas podrían pasar por el temor a perder el control político sobre el
movimiento de resistencia y por el permanente riesgo de la infiltración
sionista que busca en todo momento desacreditar la causa ante la opinión
pública occidental. Sobre esto último no hay que olvidar como el "Mossad" israelí
trató de sembrar dentro de Gaza a una subsidiaria palestina del “ISIS” (un
embuste de la inteligencia anglosajona) que con una particular doctrina buscaba
fracturar en la base religiosa al movimiento de resistencia y discutir su
liderazgo en el movimiento. Igualmente estos no serían los únicos argumentos
para entender estas negativas.
Para
entender el grado de engaño del “ISIS” solo baste ver como desde su aparición
en 2014, no solo se dedico a masacrar a musulmanes y cristianos iraquíes y
sirios sino, que nunca apunto sus armas o lanzo un solo ataque contra Israel
¿No les parece extraño? Para los mismos palestinos e incluso para muchos israelíes
de la izquierda política ello sonaba a un embuste –además de costoso- muy bien
orquestado.
“Hamas”
pudo nacer y mantenerse económicamente gracias a las donaciones de las
petromonarquías como Arabia Saudita y Qatar (y detrás de estos Turquía) lo de
por sí condiciona políticamente al movimiento para que pueda sostener su lucha
acatando los posicionamientos y las conveniencias políticas de estos patrocinadores.
Esto conlleva a que los palestinos se vean entrampados en una casa de espejos
ya que mientras estas ayudas económicas son vitales para sostener la precaria posición
de autodeterminación palestina en la Franja de Gaza, al mismo tiempo Tel Aviv y
su inteligencia mantiene estrechas relaciones con los aparatos de seguridad e
inteligencia saudíes y estos a su vez con la CIA, entonces ¿No será algo así
como bailar con el diablo?
Estas
incongruencias llevaron a que muchos ex miembros de facciones de la resistencia
como “Jihad Islámica” optaran por nuevos enfoques y buscaran el apoyo en
Teherán es decir, del chiismo algo que realmente molesta a los saudíes y
mantiene inquietos a los israelíes. Entonces cabría preguntarse ¿Por qué Tel
Aviv no se molesto de igual modo con los saudíes y los emiratíes y si por el
apoyo que proporciona Irán a la causa palestina? La respuesta pareciera hallarse en una sola
oración y ella sería que la intervención iraní “destruiría la ilusión que han
mantenido hasta el momento”.
La
aparición en 2014 del grupo chiita palestino “Harakah Al Sabirin” con un
supuesto apoyo de Irán fue la materialización de ese temor y fue de así que a
la cúpula de “Hamas” no le quedo otra alternativa que moverse al compas de los
intereses de sus patrocinadores quienes a su vez, juegan bajo cuerdas con el
sionismo y procedio a detener a todos sus miembros y confiscar su armamento. Esta
iniciativa chiita molestó a Tel Aviv y a Washington y por ello, había que
desactivarla. He allí el fundamento para prohibir a este grupo y no otro.
La
sola idea de que grupos como “Hesbola” libanes se desarrollen dentro de
Palestina causa pavor entre los políticos de la Knesset, los estrategas sionistas
y pánico entre los generales de las FDI quienes ya vienen seriamente golpeados
por la derrota del 2006 y los esporádicos incidentes fronterizos con el Líbano.
También es una seria preocupación en los círculos sionistas internacionales,
especialmente los que operan en el Congreso norteamericano quienes son el
principal canal de direccionamiento de recursos, influencias y apoyo financiero
para que Israel prevalezca en el terreno.
Igualmente
y más allá de que Tel Aviv no ha querido públicamente profundizar mucho en
esto, las simpatías de los palestinos por
la resistencia chiita no es algo que puedan controlar. Aún los mismos
militantes de “Hamas” no pueden frenar este crecimiento ya que, existen en Gaza
oficinas de grupos de la resistencia chiita iraquí “Hesbolá Al Nujaba”, una
facción que surgió del “Kataeb Hesbolá de Iraq” que combatió a la ocupación
angloestadounidense, dando cuenta de la
expansión de la ideología y crecimiento del formato revolucionario chiita ¿Y
quiénes más temen además de Israel que
esto progrese? Obviamente, Arabia Saudita.
Y
es que ha quedado claro como la mutkhabarat
saudita durante décadas ha sido un aliado oculto de Tel Aviv y Washington contra
los gobiernos árabes laicos y revolucionarios (como los de Iraq y Libia) e
incluso, es uno de los más destructivos impulsores de las catástrofes humanitarias
que ocurren en Siria y Yemen. Es más, tratando de apoyar los esfuerzos de que
el movimiento palestino no se desvíe hacia Teherán, a la vista de estas injerencias
bien pudieron haber sido parte en el embuste fabricado por la inteligencia
israelí que trataba de hacer creer a los israelíes y a los mismos palestinos pero
en especial a la opinión pública global, que el “Daesh” operaba en la Franja de
Gaza y que incluso, habrían tejido una alianza con “Hamas”.
Es
por ello que la aparición de un movimiento de resistencia con espíritu chiita
(verdaderamente enemigo del sionismo) no solo podría acabar con el Status Quo que
ayuda a Israel y mantiene los negocios que se esconden detrás de la resistencia
y el sufrimiento de la población palestina, sino que aceleraría los eventos geopolíticos
precipitando los temores más oscuros para los sionistas, como es ser derrotados
y expulsados de los territorios ocupados.
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