jueves, 25 de febrero de 2021

 

“UN PAÍS INHABITADO”

Ante las continuas inconsecuencias del gobierno de Fernández y Fernández y de la abulia de su sociedad habría que preguntarse ¿Son los argentinos ciudadanos conscientes de que lo son o son simples ovejas en un corral?

Por Javier B. Dal

Ha quedado más que claro, que el fin de las ideologías pregonado por el politólogo estadounidense Francis Fukuyama allá por 1992 fue una errada predicción producto de un entusiasmo infantil  enmarcada en la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la Unión Soviética como supuesto final de la historia. También podríamos decir lo mismo de aquellos sectores liberales que han tratado de destruir los estados nación bajo los argumentos internacionalistas que como hemos venido viendo, esconden intereses poco claros y nada beneficiosos para el interés general que no pueden fructificar con la existencia de aquellos.

A la palestra de esto, están aquellos países que tras haber recibido la injerencia occidental (entiéndase EEUU, Canadá y Europa) han terminado en la calamidad y el caos que les ha convertido en lo que se denomina “estados fallidos”, uno de los mejores argumentos del Pentágono y el Departamento de Estado para justificar sus billonarios presupuestos destinados a sostener programas de “ayuda” como USAID –mascaras de la CIA en el exterior- y renovar el equipamiento militar que será empleado en campañas militares para intervernirlos y tratar de “democratizarlos”.  Precisamente esto último ha sido el principal factor de creación de dichas calamitosas realidades y ello no ha sido casual.

Argentina está en medio de esta situación o tal vez podríamos asegurar que no se halla en ninguna parte. Hace tiempo que ha perdido el horizonte de sus objetivos estratégicos y ello por el simple hecho de la esmerada incompetencia de sus dirigentes políticos quienes desde hace treinta años hasta esta parte, no han sabido adaptarse a las nuevas realidades. Según se sabe el estado es una nación políticamente organizada pero en el caso argentino, la fórmula se vio alterada por los abusos de la partidocracia y la corrupción llevando a que muchos se pregunten  ¿A dónde puede ir una nación que no tiene un timón?

Destacada por su pendularidad política, la Argentina no ofrece las garantías de una estabilidad previsible y duradera que aliente a las inversiones extranjeras pero tampoco, a la creación de asociaciones o el establecimiento de alianzas estratégicas transhemisfericas que puedan apuntalar las bases de una nueva realidad geopolítica. En este último sentido es que vemos como pese a ciertas alegorías o presunciones de acercamientos a Rusia y China, no lo son con la potencialidad y compromiso que pudiera interesar a estos gigantes orientales.

En el sentido de la aparente orientación geopolítica hacia oriente, algunas señales parecieran demostrar que el gobierno ha decidido tomar el compromiso de establecer lazos serios con la industria militar rusa que podría proveer de aviones caza de una tecnología intermedia y posiblemente unidades navales que urgen para proteger los recursos marítimos que vienen siendo depredados desde 1982.

Su situación interna actual no puede ser más confusa. Un gobierno internamente dividido en el discurso y en los hechos, se ha visto en los últimos días muy complicado por la impostura de su ministro de salud Gines González García quien había montado dentro de las dependencias hospitalarias bajo la competencia de su ministerio y con los recursos del estado, un salón de vacunación para familiares, amigos personales y personajes influyentes de la vida política, el sindicalismo, el periodismo y la farándula quienes en realidad no eran sujetos prioritarios para la vacunación; en conclusión la puesta en evidencia –una vez más- de lo que hace años existe en el país, una casta de privilegiados. Y si ello no era suficiente, cuando todos estos bribones se habían beneficiado de estos recursos a costa de quienes realmente los necesitaban, vendían cada una de las vacunas sobrantes por la nada popular suma de 50.000 pesos.

Sin dudas que en la sociedad argentina hay una crisis política pero tal vez las más notable se la de carácter ético ya que como siempre lo hemos dicho, sus gobernantes no han venido de marte o la luna, salen de su propia sociedad dejando en evidencia la gran hipocresía que infecta a su ciudadanía.

En lo que respecta al manejo de la macro y micro economía, el gobierno de Alberto Fernandez está tan perdido como un “turco en la neblina” y muestra de ello se está viendo con el incremento de los precios de los alimentos básicos, el combustible y los impuestos de todos los servicios que se ve adornado por una ficción financiera como es contener artificialmente el precio del dólar estadounidense para que no estalle la economía real. Según algunos estudios han revelado que el ingreso per capita ha retrocedido al que se obtenía en 1974. El dato no podría ser más preocupante. Sostener el año fiscal será un verdadero desafío si su partido el FRENTE DE TODOS no quiere perder las elecciones de medio término. Hay muchos motivos para que trate de encontrar una solución que pueda salvar una mediana estabilidad en su gobierno. Claramente no le quedara otra alternativa que regresar al FMI para de alguna manera (y contrariando su base ideológica) rogar a éste organismo por una morigeración en sus obligaciones.

Al día de hoy al presidente argentino no le alcanzan los brazos para colgarse de todas las circunstancias que debe afrontar. Caracterizado como un demagogo con la cara de mármol, en un momento puede sacarse una fotografía abrazando muy sonriente a un sujeto como Benjamin Netanyahu para luego sonriente y muy suelto de cuerpo, abrazar a Andrés Manuel Lopez Obrador (AMLO), hablar de los derechos humanos y de las injusticias globales. Más allá de sus actuaciones en público y del intento por demostrar algo de autoridad en su gestión lo cierto es que, se sabe muy bien que es el “hombre de paja” del Kirchnerismo y un sujeto de muchos dobleces y es por ello que es muy difícil de creerle ¿Alguien podría tragarse que no sabía del vacunatorio personal que tenía su ministro de salud en dependencias oficiales  bajo su gobierno? O incluso ¿Es creíble su actuación en la conferencia de prensa dada en el marco de su visita a México?

Pero debemos ser justos y no centrar todas las responsabilidades sobre Fernández y su gobierno. Quienes lo han venido criticando desde los medios y la oposición son tan culpables como los denominados populistas K. Hoy tratan de denominarse como el reservorio del republicanismo que nunca respetaron. Ellos mismos en muchos casos, fueron parte de la fiesta “neoliberal de los noventas” y muchos otros danzaron sin críticas en rededor del  “Califa” Menem. Fueron aplaudidores seriales de ese deleznable alineamiento con Washington y como se viene viendo conspicuos autores de comentarios rusofobos e islamofobos que les delata esa simpatía  y voluntaria subordinación a esa venenosa ideología que tiene su cuna en el mundo anglosajón y que confirman su adhesión cada año en las elegantes fiestas de la embajada británica en Buenos Aires.  

Lo cierto es que a la ya consabida corrupción, ineficacia y demagogia se agrega la comprobada falta de transparencia moral por lo cual habrá que ver si el pueblo argentino toma la iniciativa para tomar las riendas de un destino que parece atado al caballo de una noria que no lleva a ninguna parte.

 

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