domingo, 16 de octubre de 2022

 

“DE DEMOCRACIA, ELECCIONES Y NEGOCIOS”

¿Cómo Biden y Blinken pretenden dar vuelta una situación interior caracterizada por un gobierno que se halla cabeza abajo de la realidad y la razonabilidad?, ¿Vuelve el “América puede ser grande otra vez”?

 

Por Charles H. Slim

En las oficinas del partido demócrata hay una intensa actividad y el nerviosismo se hace patente con el correr de los días y es que las elecciones intermedias del 8 de noviembre están a la vuelta de la esquina. Hay que presentar algo realmente sustancial para que el senil presidente que hoy ocupa La Casa Blanca pueda inspirar algo de confianza en los votantes y así retener algo de influencia en la Cámara de Representantes.

La situación del país no es la mejor y la crisis socio-económica va de la mano del agravamiento de la macro-economía global surgida casualmente, por las medidas que desde Washington se implementaron contra Rusia y China con la esperanza de rendirlos sin un enfrentamiento militar directo. Malas noticias, ninguno de esos países parece doblar la rodilla y para peor, son sus socios europeos (en especial Alemania) y los países emergentes los que acusan los efectos nocivos de estas tácticas sucias del terrorismo financiero.

Solo las grandes empresas y las corporaciones estadounidenses dedicadas a la producción y transporte de GNL están haciendo “su agosto” al abastecer a la Unión Europea que ha visto cortado el suministro de gas ruso por obra y gracia de ataques terroristas sobre el tendido del gasoducto Nord Stream que pasa por el lecho del Mar Báltico. Así Sabine Pass, de Cheniere Energy, en Louisiana; Cove Point Liquefaction, en Maryland, explotada ahora por Berkshire Hathaway; Corpus Christi Liquefaction, de Cheniere, en Texas; Cameron LNG, de Sempra Energy, en Louisiana; Elba Liquefaction, de Kinder Morgan, en Georgia; Freeport LNG, en Texas y Calcasieu Pass, de Venture Global son las principales exportadoras del gas.

Antes de la intervención rusa a comienzos del 2022, las empresas norteamericanas proveían el 44% del GNL (un 40% más caro que el precio ruso) a las necesidades europeas. Tras el inicio y transcurso de la guerra, se estima que este abastecimiento se ha incrementado en un 70% lo que deja muy claro, la conveniente dependencia energética de la Unión Europea y lo más importante para Biden y Washington, una ineludible dependencia política.

Sin dudas que estos sectores y los de la industria militar armamentística darán un buen empujón a la administración demócrata con la cual están sacando magníficos rendimientos. “Dios Bendiga América” celebran los directivos de estos emporios mientras firman nuevos contratos para seguir proveyendo misiles anticarro, antiaéreos y sistemas de misiles múltiples. En este último sector, la persistencia de la guerra en Ucrania está dándole fabulosas ganancias y es por ello que mientras Biden y los demócratas sigan manteniendo las ambiciones de Volodymyr Zelensky y su régimen filonazi en Ucrania y con ello evitar conversaciones de paz, seguirá la guerra y con ello habrá generosas contribuciones al partido de gobierno pero con un solo riesgo: Que Rusia canse de la situación y termine cortando el nudo Gordiano creado por la OTAN usando los “Sarmat”.

Hoy por hoy a Biden y a todo el partido Demócrata, las preocupaciones se centran de aquí a los días que quedan para las elecciones.

Pero a pesar de que mantiene una estrecha ventaja en ambas cámaras, la situación en el llano de la vida cotidiana, es decir en la población del norteamericano medio es crítica. Amplios sectores de la vida laboral están parados y ciudades que eran polos industriales hoy son pueblos fantasmas. Los sin techo y los desempleados aumentan y eso se puede ver en postales muy dolorosas de cómo hombres y mujeres viven en cajas de cartón en las calles. Los asesores de Biden saben que hay mucho descontento y los republicanos están capitalizándolo, incluso está siendo útil para que vuelvan los fantasmas del pasado como Donald Trump quien algunos dicen que podría sacarles a los demócratas esa delgada diferencia que los separa de los republicanos e incluso pasarlos por encima.

Como no podía ser de otro modo y ante este peligro cierto, los demócratas han vuelto a sacar su baúl de trucos sucios para tratar de desbancar a sus oponentes, en especial a los “Trumpistas”. Para embarrar la cancha y tratar de desacreditarlo y a todos aquellos candidatos independientes que signifiquen una amenaza, han vuelto a señalar a Rusia y a Vladimir Putin, quién desde las sombras y con sonrisas siniestras como se grafican a los villanos en esas patéticas películas de Hollywood, estarían influyendo en cada uno de estos oponentes.

No hace falta tener que aclarar que esta distorsión e intoxicación informativa que llega a niveles estratofericos es propiciada por el obediente conglomerado de medios.

En ese plan y al mejor estilo de la campaña sucia de los asesores de Hillari Clinton en 2016 (y con el apoyo el Departamento de Justicia de Obama), apareció un informe publicado por uno de los operadores de los demócratas como es The New York Times en el cual se afirma que una fuente “confiable” señala que Rusia desde 2014 ha estado invirtiendo unos 300.000.000 de dólares para influir en la política exterior global ¿Enserio, de dónde salió esa cifra? Creo que estamos ante un nuevo capítulo del cuento “Russia-Gate” y nada más. En ese sentido salió el vocero del Departamento de Estado Ned Price afirmando que “la intromisión de Rusia en las elecciones…es un ataque a la soberanía” ¿Qué?, ¿Acaso no hemos escuchado ese panfleto antes? Antes no pudieron probar semejante bobada y lo único que sustenta este nuevo intento son las circunstancias internacionales. El marco de la guerra en Ucrania es perfecto para ello y no hace más que dejar en claro que los políticos norteamericanos toman por estúpidos a sus electores tratando de cargar las responsabilidades de sus fallos al enemigo de turno.

Sin dudas una “remake” de los gazapos y los ampulosos fraudes que se montan en la democracia liberal que tanto admiran los anglófilos y los pro-estadounidenses argentinos. Los adscriptos a estos sectores son muy cómicos ya que, se llenan la boca hablando de la transparencia y republicanismo condenando a otros por la corrupción como si ellos fueran insignes seguidores de una fuente superior que corporizan en el sistema norteamericano.

Muy por el contrario. Si alguien ha estado interfiriendo en las soberanías ajenas desde hace mucho tiempo (con consecuencias nefastas para los derechos Humanos) y gastando miles de millones de dólares al año es precisamente EEUU. Veamos si no, como la presidente de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi está viajando por todo Asia Central buscando horadar la confianza de Rusia. Pero esto, no lo ven los sagaces analistas y politólogos argentinos que prefieren la comodidad de sus culos acomodados en medios que se ajustan al detalle a los lineamientos del Departamento de Estado y de La Casa Blanca, que tener un criterio propio. Entonces usted se preguntará ¿Encomiable lealtad por la democracia estadounidense o fervor ese país de las oportunidades? Nada de eso. No quieren que les prohíban viajar a Miami o sean demorados en los aeropuertos impidiéndoles entrar a su paraíso político.

 

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