domingo, 12 de marzo de 2023

ACUERDOS SIONISTAS

¿PARTE II?

¿Por qué Arabia Saudita tiene muchos reparos en adherirse a los acuerdos con Israel?

 

Por Ali Al Najafi

Mientras EEUU vuelca sus principales esfuerzos por sostener la guerra en Ucrania y reforzar sus alianzas regionales en el sudeste asiático (reforzando los componentes de AUKUS) contra China, su aliado en Oriente Medio, Israel, presiona a Riad para que su reino se una al llamado “Acuerdo Abrahámico” que tiene en vigencia con los emiratíes. Como ya lo habremos comentado anteriormente este acuerdo no es otra cosa que una aberración política, es meterse con una serpiente cascabel en tu cama, un error que los emiratíes terminaran pagando.

Los monarcas árabes y en especial los de Emiratos Árabes Unidos no parecen darse cuenta que Israel no busca socios y mucho menos, trabajar de igual a igual con ellos. Aquí priman los negocios financieros entre los jeques y personeros de un régimen islamófobo que vende espejos de colores. Afortunadamente los árabes de a pie (sunitas, chiitas y cristianos) y algunos gobiernos laicos desde el atlántico hasta Bahrein lo saben y desconfían de las intenciones sionistas no solo por la situación de los palestinos sino también por su extendido prontuario de traiciones y jugarretas sucias con las cuales sacan ventajas.

El príncipe heredero MBS parece estar al tanto de ese sentir colectivo y aunque muchas veces se mueve a gusto de los caprichos de Washington, también hay que señalar que (mediante sus propios caprichos) ha estado llevando adelante una política de diversificación en cuanto a sus relaciones comerciales en lo referente a rearmar sus FFAA realizando tratativas y promesas de compra de equipamiento ruso para reemplazar las existencias estadounidenses y mejorar las capacidades antiaéreas del reino. Salman no se olvida que los Drones yemeníes que exactamente un año atrás destruyeron una terminal petrolera en Jeddah y golpearon una semana antes al mismo aeropuerto de Riad, pasaron sospechosamente sin problemas por el espacio aéreo de la península arábiga sin que los aviones de vigilancia electrónica AWACS del USCENTCOM y los sistemas anti misiles PATRIOT advirtieran que estaban en camino.

Sumado a eso el príncipe heredero también fue informado de una posible intervención israelí (complotados con EEUU) en estos ataques simulando el accionar de la resistencia “Houtie”, lanzando estos UAV pintados con la escarapela roja y negra con leyendas en árabe desde puntos remotos de Yemen ¿Cuál fue la motivación? La discrecionalidad con la que MBS se estaba conduciendo con Irán y también con su vuelco hacia Moscú. Tanto los estadounidenses como los israelíes han estado cooperando activamente con la invasión saudita a Yemen, pero eso no es prueba de una alianza confiable y mucho menos durable. Solo prueba que ambos han estado alimentando el conflicto para que los árabes se maten entre ellos.

El reciente acercamiento que se ha oficializado entre Riad y Teherán, posibilitado por la intervención de Rabat, sella a fuego cuales son las prioridades de la monarquía saudita y resta posibilidades de que Tel Aviv pueda influenciar a un impredecible príncipe heredero.

Salman es un pragmático y ha dado prueba de ello. Es consciente que su reino tiene un papel muy importante para los planes de EEUU en la región, pero también sabe que lo es para todos los musulmanes del mundo ya que tiene a cargo la custodia de los santuarios de Medina y La Meca sin que ello lo desligue de su parquedad ante las profanaciones que el régimen sionista ha llevado y sigue llevando a cabo con total impunidad contra la Mezquita Al Aqsa y la Explanada de las Mezquitas en Jerusalem. Aunque sus fuerzas sean inferiores para rivalizar con las FDI o incluso débil para protegerse de las acciones encubiertas del Mossad, Bin Salman conoce los límites de la tolerancia ante un mundo árabe-islámico que mira con atención como un régimen etnocrático de Apartheid oprime a los palestinos.

A pesar de que Washington ha considerado a Riad como un aliado árabe estratégico en la región, Salman ha roto con los tabúes que esa relación imponía y ha llegado celebrar encuentros con sectores del chiismo que EEUU e Israel demonizan de forma continua por relacionarlo con Irán y el Hesbolá libanes. Un ejemplo de esto se vio cuando Bin Salman recibió en julio del 2017 a nada menos que al clérigo chiita Moqtadar Al Sadr, líder de la organización iraquí “Al Mahdi” que junto a la resistencia combatió a la ocupación angloestadounidense y que muchas de sus formaciones hoy pertenecen al movimiento popular iraquí “Hash Al Shaabi”, blanco de ataques terroristas israelíes y estadounidenses.

Los ejemplos históricos y las consecuencias que Israel causa en Medio Oriente le han convencido de obtener una potencialidad tal que proteja al reino de una traición israelí y su propuesta es que, continuando con las tratativas que se habían iniciado con Obama, Washington apoye el desarrollo de un programa nuclear saudita, algo de lo cual no le hace gracia a los israelíes y mucho menos a los sionistas estadounidenses que hacen Lobbie desde varios Think Tanks como el “Federalist Society” y sectores dentro del Congreso en Washington.

Pero los reparos de Riad a esto se potencian aún más si consideramos la actual evolución política interna del estado hebreo, hoy regido por una coalición de extremistas judíos y supremacistas que además de alentar la persecución, el asesinato y las usurpaciones contra los palestinos confiesan sin tapujos y a gritos su odio contra los musulmanes. En este actual marco y si consideramos como el estado sionista se ha conducido en el pasado y como continua haciéndolo con la población palestina, un estado de Israel bajo un régimen integrista y racista que profundice sus ambiciones expansionistas bajo el amparo (entre muchas otras) de reformas judiciales internas impulsadas por organizaciones con apoyo estadounidense como “Federalist Society” y “Law and Liberty Forum israelí” (artífices el “excepcionalismo estadounidense) que buscan normalizar una limpieza étnica -y sin consecuencias jurídicas internacionales- como lo revelan sus ataques y asesinatos contra las aldeas y ciudades (“Huwara”) en Cizjordania, haría inviable para Riad establecer cualquier tipo de relaciones.

Así, un estado disfrazado de democrático y laico como Israel, atrincherado desde 1948 ha causado mucho daño al mundo árabe-islámico ¿Imaginen una teocracia judía abierta en mano de estos locos y fanáticos que tienen un arsenal nuclear?

Los sauditas y en especial Salman no se van a abrir a los israelíes sin garantías. El problema es que no hay garantía que valga ya que ni siquiera Washington puede ofrecer garantías de que la serpiente sionista no les muerda en el momento menos esperado. A tal punto es la desconfianza entre estos íntimos aliados que algunos se preguntan si EEUU tiene realmente la influencia sobre Israel que cree. Los mismos estadounidenses han sido traicionados en varias oportunidades desde adentro por elementos judíos-sionistas que han puesto a Israel por encima del gobierno federal estadounidense.

Con esto a la vista ¿Por qué los monarcas saudíes y en particular MBS van a confiar en semejante tunante?

  

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