ACUERDOS SIONISTAS
¿PARTE II?
¿Por qué Arabia Saudita tiene muchos reparos en adherirse a los
acuerdos con Israel?
Por
Ali Al Najafi
Mientras EEUU vuelca sus principales esfuerzos por sostener la guerra en
Ucrania y reforzar sus alianzas regionales en el sudeste asiático (reforzando
los componentes de AUKUS) contra China, su aliado en Oriente Medio, Israel,
presiona a Riad para que su reino se una al llamado “Acuerdo Abrahámico” que
tiene en vigencia con los emiratíes. Como ya lo habremos comentado
anteriormente este acuerdo no es otra cosa que una aberración política, es
meterse con una serpiente cascabel en tu cama, un error que los emiratíes
terminaran pagando.
Los
monarcas árabes y en especial los de Emiratos Árabes Unidos no parecen darse
cuenta que Israel no busca socios y mucho menos, trabajar de igual a igual con
ellos. Aquí priman los negocios financieros entre los jeques y personeros de un
régimen islamófobo que vende espejos de colores. Afortunadamente los árabes de
a pie (sunitas, chiitas y cristianos) y algunos gobiernos laicos desde el
atlántico hasta Bahrein lo saben y desconfían de las intenciones sionistas no
solo por la situación de los palestinos sino también por su extendido
prontuario de traiciones y jugarretas sucias con las cuales sacan ventajas.
El príncipe
heredero MBS parece estar al tanto de ese sentir colectivo y aunque muchas
veces se mueve a gusto de los caprichos de Washington, también hay que señalar
que (mediante sus propios caprichos) ha estado llevando adelante una política
de diversificación en cuanto a sus relaciones comerciales en lo referente a rearmar
sus FFAA realizando tratativas y promesas de compra de equipamiento ruso para
reemplazar las existencias estadounidenses y mejorar las capacidades antiaéreas
del reino. Salman no se olvida que los Drones yemeníes que exactamente un año atrás
destruyeron una terminal petrolera en Jeddah y golpearon una semana antes al
mismo aeropuerto de Riad, pasaron sospechosamente sin problemas por el espacio
aéreo de la península arábiga sin que los aviones de vigilancia electrónica AWACS
del USCENTCOM y los sistemas anti misiles PATRIOT advirtieran que estaban en
camino.
Sumado a
eso el príncipe heredero también fue informado de una posible intervención
israelí (complotados con EEUU) en estos ataques simulando el accionar de la
resistencia “Houtie”, lanzando estos UAV pintados con la escarapela roja y
negra con leyendas en árabe desde puntos remotos de Yemen ¿Cuál fue la
motivación? La discrecionalidad con la que MBS se estaba conduciendo con Irán y
también con su vuelco hacia Moscú. Tanto los estadounidenses como los israelíes
han estado cooperando activamente con la invasión saudita a Yemen, pero eso no
es prueba de una alianza confiable y mucho menos durable. Solo prueba que ambos
han estado alimentando el conflicto para que los árabes se maten entre ellos.
El reciente
acercamiento que se ha oficializado entre Riad y Teherán, posibilitado por la
intervención de Rabat, sella a fuego cuales son las prioridades de la monarquía
saudita y resta posibilidades de que Tel Aviv pueda influenciar a un
impredecible príncipe heredero.
Salman es
un pragmático y ha dado prueba de ello. Es consciente que su reino tiene un
papel muy importante para los planes de EEUU en la región, pero también sabe
que lo es para todos los musulmanes del mundo ya que tiene a cargo la custodia
de los santuarios de Medina y La Meca sin que ello lo desligue de su parquedad
ante las profanaciones que el régimen sionista ha llevado y sigue llevando a cabo
con total impunidad contra la Mezquita Al Aqsa y la Explanada de las Mezquitas
en Jerusalem. Aunque sus fuerzas sean inferiores para rivalizar con las FDI o
incluso débil para protegerse de las acciones encubiertas del Mossad, Bin
Salman conoce los límites de la tolerancia ante un mundo árabe-islámico que
mira con atención como un régimen etnocrático de Apartheid oprime a los
palestinos.
A pesar de
que Washington ha considerado a Riad como un aliado árabe estratégico en la
región, Salman ha roto con los tabúes que esa relación imponía y ha llegado
celebrar encuentros con sectores del chiismo que EEUU e Israel demonizan de
forma continua por relacionarlo con Irán y el Hesbolá libanes. Un ejemplo de
esto se vio cuando Bin Salman recibió en julio del 2017 a nada menos que al
clérigo chiita Moqtadar Al Sadr, líder de la organización iraquí “Al Mahdi” que
junto a la resistencia combatió a la ocupación angloestadounidense y que muchas
de sus formaciones hoy pertenecen al movimiento popular iraquí “Hash Al Shaabi”,
blanco de ataques terroristas israelíes y estadounidenses.
Los
ejemplos históricos y las consecuencias que Israel causa en Medio Oriente le
han convencido de obtener una potencialidad tal que proteja al reino de una
traición israelí y su propuesta es que, continuando con las tratativas que se habían
iniciado con Obama, Washington apoye el desarrollo de un programa nuclear
saudita, algo de lo cual no le hace gracia a los israelíes y mucho menos a los
sionistas estadounidenses que hacen Lobbie desde varios Think Tanks como el “Federalist Society” y sectores dentro del Congreso en
Washington.
Pero los
reparos de Riad a esto se potencian aún más si consideramos la actual evolución
política interna del estado hebreo, hoy regido por una coalición de extremistas
judíos y supremacistas que además de alentar la persecución, el asesinato y las
usurpaciones contra los palestinos confiesan sin tapujos y a gritos su odio
contra los musulmanes. En este actual marco y si consideramos como el estado
sionista se ha conducido en el pasado y como continua haciéndolo con la
población palestina, un estado de Israel bajo un régimen integrista y racista
que profundice sus ambiciones expansionistas bajo el amparo (entre muchas
otras) de reformas judiciales internas impulsadas por organizaciones con apoyo
estadounidense como “Federalist Society” y “Law and Liberty Forum israelí” (artífices
el “excepcionalismo estadounidense) que buscan normalizar una limpieza étnica -y
sin consecuencias jurídicas internacionales- como lo revelan sus ataques y
asesinatos contra las aldeas y ciudades (“Huwara”) en Cizjordania, haría
inviable para Riad establecer cualquier tipo de relaciones.
Así, un
estado disfrazado de democrático y laico como Israel, atrincherado desde 1948
ha causado mucho daño al mundo árabe-islámico ¿Imaginen una teocracia judía abierta
en mano de estos locos y fanáticos que tienen un arsenal nuclear?
Los
sauditas y en especial Salman no se van a abrir a los israelíes sin garantías.
El problema es que no hay garantía que valga ya que ni siquiera Washington
puede ofrecer garantías de que la serpiente sionista no les muerda en el
momento menos esperado. A tal punto es la desconfianza entre estos íntimos
aliados que algunos se preguntan si EEUU tiene realmente la influencia sobre
Israel que cree. Los mismos estadounidenses han sido traicionados en varias
oportunidades desde adentro por elementos judíos-sionistas que han puesto a
Israel por encima del gobierno federal estadounidense.
Con esto a
la vista ¿Por qué los monarcas saudíes y en particular MBS van a confiar en
semejante tunante?
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