domingo, 25 de agosto de 2024

 

GENOCIDIO Y ELECCIONES

¿Cómo ven los políticos argentinos la moral de la distópica democracia estadounidense ante el genocidio que Israel comete contra la población palestina?

Por Dany Smith

No nos parece extraño que a pesar de las bestialidades que sigue cometiendo el régimen de Netanyahu contra la población palestina, los medios del hemisferio y en especial los de Buenos Aires, se hagan los distraídos. Lamentable pero real, el dinero y las influencias políticas están por encima de espantosas aberraciones como las que se ven todos los días en la Franja de Gaza.

Como Argentina sigue siendo un recurrente obsecuente de las políticas que bajan del norte (y por ende de Israel), es indudable que sus políticos y su abúlica sociedad sumida en el sopor de la coyuntura, sigan sin dificultades cada una de sus mandas sin importar que tan embadurnadas de sangre se hallen, al final lo único que esperan del poder de turno es que les mejore sus bolsillos.

Así en vísperas de las elecciones para noviembre, hay en la sociedad estadounidense una gran fractura en cuanto a la moralidad del gobierno ya sin distinguir entre demócratas o republicanos dado que ambos han asentido en algún modo y cada uno desde su posición, que el genocidio sobre la población palestina continúe cometiéndose gracias en parte, a las armas y bombas que se le entregan a Israel.

Por estos días el circo electoralista de la “democracia” estadounidense ha ido tomando impulso con la reaparición de viejos farsantes liberales como Barak Obama y su mujer Michel Obama como avalistas de la nada carismática y muy voluble candidata Kamala Harris, salvavidas de último momento ante la obligada salida del senil delincuente Joe Biden.  Como no podía ser de otro modo, la Convención Nacional Demócrata realizada en Chicago y pese a la oposición interna mostrada en los votantes de las primarias por la posición del gobierno sobre la situación humanitaria en Gaza, lejos estuvieron de criticar esta cooperación militar con Israel.

Lo mismo ocurre con los republicanos que secundan a Trump (quien es amigo de Netanyahu), históricamente ligados a los influyentes cabilderos sionistas en el Congreso y por ello mucho más frontales y descarados en estas relaciones, no tienen problemas para mostrar su anuencia y en algunos casos satisfacción con las atrocidades que Israel comete.

Pero a pesar de que los sionistas cuentan con una notoria y profunda influencia dentro del Establecimiento[1] tanto entre los liberales como con los neoconservadores, otras voces dentro de ambas tendencias desde hace tiempo ya vienen luchando para que se corte esa ayuda y se le imponga un embargo de armas a Tel Aviv. Ellos también ponen de manifiesto las contradicciones y ambigüedades de la administración Bide-Harris que han dicho y dicen una cosa ante la opinión pública especialmente sobre la necesidad del alto al fuego, detener el sufrimiento de la población en Gaza y luego lejos de las cámaras y los micrófonos puertas adentro transan con los jerarcas sionistas.

Hay entre los propios estadounidenses una consciencia de que su país es un ente imperialista y bajo ese rol, apoya a un estado con origen ilegítimo que bajo políticas colonialistas y mesiánicas comete a la luz del día toda clase de crímenes de guerra y lesa humanidad.

Ahora ¿Cómo se ve en Buenos Aires este despliegue de hipocresía y cinismo estadounidense? Ante todo, ni al gobierno argentino ni a la oposición les importa un comino la hipocresía o el cinismo de los estadounidenses. Sacando a los anglófilos y a quienes son culturalmente pro-estadounidenses, su opinión o puntos de vista se acomodan automáticamente a lo que el Departamento de Estado marca como línea política. Para ellos, Washington DC es la Meca de sus aspiraciones, el cheque en blanco que puede perpetuar sus negocios en política y un modelo de como manipular a la población. Tanto unos como los otros (oficialismo y oposición) estarán del lado del triunfador con lo cual, preguntarles sobre preferencias ideológicas o convicciones en algún tema es perder el tiempo.

No hay diferencias entre derechas, centro ni izquierdas dado que estas son etiquetas que carecen de valor y sentido político. Menos aún entre peronistas o radicales, progresistas o reaccionarios, todos cierran la boca. Solo basta recordar a las anteriores gestiones para ver que ninguno se salió de la línea, incluyendo la charlatana CFK que podrá actuar como populista y hablar como “Eva” pero su estilo de vida y sus cuentas bancarias reflejan otra cosa.

Sobre lo mismo, tampoco importaría quien sea el próximo ocupante de La Casa Blanca ya que como vemos, los políticos argentinos solo son meros arribistas de la circunstancialidad. Si gana Kamala Harris y los demócratas o lo hace Trump y los republicanos es indistinto, cualquiera viene bien para pedir lo que siempre han pedido, ayuda financiera y dinero contante y sonante.

Pero volviendo a cómo se posiciona un gobierno argentino en el actual marco geopolítico y sobre la situación de Gaza, la obsecuencia de los Milei es clara con un valor agregado, su adhesión al sionismo en el sentido de, apoyo irrestricto a Israel como estado lo dice todo. Como parte de esa ideología, la muerte de un árabe-palestino, semita al fin, es poca cosa demostrando esa gran contradicción con la cual los sionistas (alegando antisemitismo) se han cubierto durante todas estas décadas para no responder por sus crímenes.

El presidente argentino tiene el “pedigree” para militar en el nacionalismo judío, o así el mismo cree por ser un converso en la línea de la secta ortodoxa judía Lubavitch que, dicho sea de paso, se halla acusada e investigada por la justicia de New York de varios crímenes aberrantes contra niños. Esto último viene a cuento para poner en circunstancia sobre la moralidad con la que han tratado de cubrirse o más bien, los sionistas tratan evadir los señalamientos ante criminalidades tanto particulares como las que se cometen desde el estado contra la población palestina.

Los Milei y los adláteres de los medios obviamente no dirán nada de todo esto, con lo cual quedan bien al mismo tiempo con el Establecimiento norteamericano y con el círculo rojo nacional. Como dijo Clinton, “es la economía estúpido” lo que sostiene sus convicciones. Más allá de que Javier Milei ve en Trump un modelo de admiración y más allá de haber participado en la Convención conservadora, si gana Harris, le tendrá la misma estima y consideración no solo por que no le queda otra sino, por que los demócratas están en la misma línea sionista de apoyar el genocidio palestino sin concesiones.   

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