jueves, 6 de noviembre de 2025

 

GEOPOLITICA DEL PATIO TRASERO

¿Cuáles son las opacas implicancias de la geopolítica de la Casa Blanca para Latinoamérica?

 

Por Javier B. Dal

Cuando Donald Trump firmó la orden ejecutiva para el envío de una Task Force al Caribe para “luchar contra el narcoterrorismo” ciertamente no le encontré sentido, incluso dije que se trataba de otra estúpida maniobra distractiva de una administración cada día más impopular dentro de su país. Pero no paso mucho para que algunas fuentes confiables en la región (en especial en la Guaira y Colombia) me soplaran que ciertas embarcaciones irregulares estaban transportando armas y explosivos sin que el operativo americano hiciera nada por interceptarlos ¿Qué curioso verdad?

La batalla campal que se desató en Río de Janeiro en la mañana del 28 de octubre entre el Comando Vermelho y la policía militarizada no sería nada azarosa. Sacando las interpretaciones meramente criminalistas y localistas que los medios han tratado de darle intentando maquillar responsabilidades políticas, nadie ha querido ver el panorama macro detrás de todo esto. Yendo al punto, hay una movida silenciosa pero que tiene una punta pública con la presencia militar estadounidense en el Caribe, que debería hacer reflexionar a los sectores políticos de cada país en la región sobre la verdaderas implicancias e intencionalidad con estas “explosiones” de violencia.

En estos momentos la CIA y agencias aliadas se hallan muy ocupadas tratando de sabotear a Venezuela e incluso estarían coordinando operaciones desde territorio colombiano a espaldas del gobierno de Petro. Es bien sabido que la “agencia” entre todos los recursos que usa, se sirve del bajo mundo local para subvertir a los estados que busca desestabilizar. Hoy comenzamos a caer en cuentas de que el Departamento de Estado está desplegando una nueva estrategia que combina la vieja receta del golpe de estado, operaciones blandas y la guerra híbrida. Dentro de todo este asunto que Trump disfraza de un actuado legalismo hablando de “luchar contra el narcoterrorismo”, hay (además de fabulosos negocios) verdaderos intereses geopolíticos y precisamente eso que dice combatir, es parte y elemento fundamental para concretarlos.

El papel de las agencias de inteligencia como la CIA y sus colegas con el crimen organizado y en especial con el narcotráfico y el tráfico de armas a nivel global comienza a tener un grado de importancia fundamental en la geopolítica de la administración Trump-Vance para la región y en especial contra aquellos gobiernos que considera enemigos. Así las livianas acusaciones contra el presidente venezolano y sus ministros de ser miembros de un cartel, podríamos intuir que lo ocurrido la semana pasada en Río de Janeiro huele a una operación que intenta poner al presidente Lula en la misma línea.

Precisamente la advertencia del poder de fuego y las tácticas utilizadas por el Comando Vermelho contra el mega operativo policial lanzado en las favelas de “Penha” y “Alemão” en la madrugada del martes pasado, reflejan un grado de organización para-militar que no parece local y menos aún, de meros jóvenes soldados pagados para portar una AK-47, o FAL argentinos y hasta GALIL israelí (o FMB versión boliviana). No solo la sofisticación en los elementos utilizados para contraatacar a la policía sino también, la pericia de su uso y lo más importante, el origen de ellos entonces ¿Quiénes proveen de todo esto?

En Argentina y en particular desde algunos conspicuos medios pro-angloestadounidenses y sionistas en CABA, no falto la oportunidad para meter bocado islamófobo (en particular, anti iraní) hablando del tráfico de armas y que los drones seguramente podrían ser “iraníes” ya que Maduro y otros gobiernos en la región tienen (legítimamente) relaciones con la república Islámica de Irán. Pero pese al intento, el sesgo quedó rápidamente expuesto con las pruebas del caso y que para peor, se les vuelve en contra.

Según los propios testigos y de los elementos que se han recopilado tras los enfrentamientos, no solo no son iraníes sino que apuntan a sectores bien determinados. El caso de los Drones (por el modelo y características) son los utilizados por los neonazis ucranianos en la guerra contra Rusia y que (como no hace falta decirlo) son provistos por los chicos de la OTAN (a través de la CIA y el MI6) con anuencia, de Washington.  Estos drones denominados “bombarderos” que llevan una plataforma de enganche para una bomba ya tienen una historia previa durante la farsa de la “lucha contra ISIS” en Iraq, donde la CIA y el MI6 entre 2014 a 2017 proveían por intermedio de sus enlaces turcos (MIT) este mismo modelo de drones (entre ellos el DJI Phantom quadcopter) a esta agrupación para atacar a los regulares iraquíes. Incluso es muy posible que algunos de estos rezagos hayan sido vendidos a los narcos de las favelas.

Nadie debería asombrarse sobre por qué y cómo la CIA interviene en estos negocios y la DEA solo sirve como una tapadera para cubrirla. Controlar los carteles y rutas de tráfico no solo es un negocio ambicioso y una fuente financiamiento, es una cuestión estratégica. Las evidencias sobre esto son tan extensas como escandalosas. Solo para citar una muy cercana es el tráfico de la “heroína negra” afgana que la CIA (junto al ISI) tras acuerdos secretos y desacuerdos con la “red Haqqani” la sacaba de Afganistán en aviones militares que aterrizaban en bases militares tanto de Europa como de EEUU, entonces ¿La DEA y el FBI?

El impacto creado por los eventos de Río ya causó el efecto esperado: Poner al gobierno de Lula Da Silva en el centro de la cuestión. Esto fue rápidamente explotado desde los medios que aquí señalamos para tratar de enlazar las políticas de Trump en el Caribe y tangencialmente justificar una extensión hacia el sur. Obviamente, el gobierno pro-estadounidense de los Milei se halla muy interesado en participar en esta movida que no es luchar contra el narcoterrorismo sino, actuar para uno de los bandos (agencias de inteligencia angloestadounidenses) que pelean por controlar las rutas de tráfico.

 

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