miércoles, 26 de noviembre de 2025

 

SARMAT: UNA CARTA GEOPOLITICA

¿Qué es Sarmat y por qué de su importancia en la geopolítica de la Federación de Rusia?

 

Por Javier B. Dal

No hay dudas de que la Federación de Rusia quien lleva a nivel global la batuta en el campo del desarrollo de cohetería para misiles. También es cierto que en este camino para su desarrollo, ha debido pasar por fracasos que para muchos serían desalentadores y hasta una excusa política para abandonar la tarea. Pero es cierto, estas políticas no son para cualquiera. Con la administración de Vladimir Putin el trabajo arduo combinado con el conocimiento y la persistencia han dado sus frutos.

El desarrollo del misil intercontinental SARMAT (RSS SS X29) vino a reemplazar a los viejos sistemas soviéticos que aún permanecían en guardia en los silos de sus bases desplegadas en toda la Federación. Cuando Vladimir Putin hizo la presentación de una nueva camada de misiles con capacidades asombrosas, los rivales en occidente fruncieron el seño creyendo que solo era un engaño. A pesar de que los testeos del SARMAT tuvieron altibajos y en algunos casos como el ocurrido en el cosmódromo de Plesetsk en septiembre del 2024 resultaron catastróficos, todos saben que el ensayo y error es una parte inevitable en el crecimiento de un proyecto.

Washington y sus vasallos europeos para tratar de contrabalancear esto, solo se han apoyado en expectativas de los fracasos rusos, pero nada más. Incluso es muy posible que se les haya pasado por sus cabezas, usar el terrorismo como táctica para eliminar a los expertos y científicos del área, tal como lo han estado haciendo junto a Israel contra los científicos nucleares iraníes. Si bien se han atrevido a llevar a cabo algunos de estos crímenes contra figuras destacadas en pleno Moscú (el caso del general Igor Kirilov), ello sería demasiado arriesgado.

No hay a la vista ningún desarrollo y menos aún, avances tecnológicos en occidente para contra restar la ingeniería militar rusa. Fastidiar al oponente parece ser la única receta para intentar no perder en este factor estratégico. Ese es el grado de previsibilidad sobre la que sostiene la política estratégica estadounidense. El grado de chapucería es tal, que los asesores que realmente están al tanto de las capacidades ilimitadas de estos misiles, saben que no pueden ser detenidos, desviados y menos aún interceptados por sus obsoletos escudos antimisiles que digámoslo, además de caros nunca funcionaron. Entonces ¿Cómo los estadounidenses estarían compensando este atraso estratégico?

Al parecer han optado por concentrarse en la estrategia basada en la guerra hibrida y muy particularmente en las operaciones blandas (desinformación, intoxicación informativa, subversión, extorsión -bajo el eufemismo de sanciones- etcetc) combinadas con matices que involucra la táctica sucia del terrorismo. Para esto y más allá de sus operaciones de contrainteligencia a cargo de la FSB y el GRU, Rusia también ha puesto a rodar en el campo de batalla a sus propios equipos especiales de guerra sucia y uno que se destaca es la unidad “Rubikon” que se avoca a eliminar a los operadores de drones ucranianos llevando a que actualmente sean muy difíciles de hallar.

Pero más allá de estas tácticas en el teatro ucraniano, la opción estratégica rusa sigue siendo la última palabra ante una amenaza inminente que los patrocinadores del régimen de Kiev azuzan contra su soberanía territorial y política. En este sentido las exitosas pruebas de los sistemas Bureshnik y Poseidón (un dron marítimo nuclear) refuerzan aún más las capacidades estratégicas nucleares que ofrecen los misiles Sarmat y Avangard, sin la necesidad (como si lo requiere EEUU) de tener bases externas en países satélites para su lanzamiento. Esto no solo representa una capacidad real de acción ofensiva y prevención defensiva sino también, un condicionante político determinante para cualquier administración estadounidense, la de la UE (y de la OTAN) que pretenda amenazar como lo han hecho a lo largo de estos últimos treinta años con otros países o como lo han intentado con esta guerra delegada en Ucrania (como lo hace hoy en Venezuela) a la integridad territorial con alguna intervención o ataque.

El misil Sarmat fue concebido allá por 2010 y comenzó a perfeccionarse en 2011 para reemplazar a los viejos sistemas soviéticos “Voevoda” (Satán I). Con alcance intercontinental por sus dimensiones, características técnicas y diseño lo hacen único en todo el mundo. Puede llevar una cabeza armada con 15 ojivas nucleares independientes que en la fase de desprendimiento, irán a sus objetivos (previamente determinados) guiadas por un sofisticado sistema de puntería que tiene apenas un metro y medio de fallo.

Actualmente ha entrado en servicio y su producción es un hecho que garantizará la defensa territorial de la Federación de Rusia.

Este sistema además de su capacidad bélica, es un respaldo en las decisiones políticas rusas y un factor imposible de ignorar en una mesa de negociaciones, en especial cuando se ven involucrados los intereses de la nación. Es un potencial con un alto grado psicológico para el gobierno y los estados mayores de cualquier potencia amenazante que intente aventurarse a buscar la desestabilización de la federación.

Igualmente no es solo este misil el que marca la diferencia cualitativa en el poder estratégico de la Federación de Rusia. La complementariedad y la combinación de armas a la que las FFAA rusas pueden echar mano en caso de una agresión inminente, hacen del misil Sarmat un componente más del que dispone el gobierno ruso en una respuesta devastadora. 

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario