sábado, 22 de noviembre de 2025

 

EN GEOPOLITICA TAMBIEN EL CRIMEN NO PAGA

¿Hay esperanza de una justicia global?

 

Por Charles H. Slim

No solo un ladrón o los pandilleros de un barrio bajo y marginal son criminales. También están los criminales de alto nivel social quienes por sus conexiones y el dinero que ostentan pueden eludir a la justicia. A estas alturas todos conocemos una variada fauna de criminales, pero los vinculados a la política siempre han eludido ser tenidos en cuenta y cuando lo son, la justicia tambalea. Pero todos sabemos existen e incluso, ocuparon y ocupan actualmente puestos en los cargos públicos más altos de la política de sus países y otros en organismos internacionales. Siguiendo con ello, la política es una parte inescindible de la vida del hombre entonces ¿Por qué los políticos que cometen delitos también no van entrar en la categoría de simples criminales?

Esto se complica en las relaciones internacionales y en lo que hace a los crímenes que se cometen en el marco de una determinada geopolítica. La injerencia en otro estado mediante subversión, terrorismo y hasta la invasión militar causa muertes, heridos y afecta la vida de toda una población entonces ¿Dónde están las imputaciones contra quienes ordenan estos crímenes?

Aquí hablamos de criminales con mayúscula es decir, esos que amparados en la impunidad de un sistema internacional ultracorrupto han quitado la vida a cientos de miles de seres humanos y han arruinado a otros cientos de miles más ¿Cuál podría ser la diferencia entre un matón de un suburbio marginal de una metrópoli con un tipo de traje y corbata forrado con el dinero de los contribuyentes?

Las guerras -dejando de lado su complejidad- como cualquier crimen tienen causas, móviles, instigadores, autores, coautores, cómplices y una graduación de participes para poder ejecutarlas. Incluso hoy, ya no se respetan parámetros ni prohibiciones que regían la guerra y mucho menos la legislación internacional humanitaria. Para estos criminales estatales y para-estatales el fin justifica los medios. Así lo vemos con Donald Trump con sus argumentaciones contra Venezuela y al mismo tiempo su complicidad con los crímenes cometidos por Israel en Gaza. En el mismo sentido, el gobierno británico de Keir Starmer, el alemán de Merz y el francés Macron esforzándose por seguir sosteniendo las hostilidades bajo el argumento de garantizar la “defensa de Ucrania”…a costa de la vida de los ucranianos.

Pero ya no les basta con asesinar masas de personas anónimas, derribar ciudades enteras, torturas, violar y/o asesinar de forma deliberada a mujeres y niños como parte de una estratégica maléfica de escarmiento colectivo; también se atreven a cometer magnicidios y el asesinato de figuras públicas que ellos consideren que deben ser asesinados. Esto con los crímenes a la luz pública ¿Y qué hay de los ataques terroristas que se fabrican para argumentar e impulsar agendas geopolíticas?, ¿Cómo se puede calificar a esta clase de dirigencias que instigan y ordenen estos hechos? 

He aquí el dilema moral y legal que en occidente tratan de tapar con estridencias discursivas y argumentaciones falaces para tratar de desacreditar a la visión opuesta. En la década de los noventas la arabofobia, en el nuevo milenio la islamofobia y hoy la descarada rusofobia que se destila por algunos medios. Esto lo vemos todos los días con la guerra en Ucrania y la situación de los palestinos en Gaza donde desde los medios en forma (alevosamente) continua y persistente se busca demonizar a los rusos y a los palestinos respectivamente.  

En estos momentos las tensiones que genera la guerra en Ucrania y el impune genocidio que Israel comete en Gaza (y que son alentados por los mismos actores occidentales) van llevando a una polarización global que nadie puede negar; pero ¿Quién inicio el fuego? Esta es una pregunta que nadie quiere contestar en occidente o al menos, no en base a la verdad ¿Por qué? Porque la respuesta golpearía muy duramente en la credibilidad ante la opinión pública en quienes se arrogan rótulos de “demócratas”, “morales” y pobres perseguidos.  

Pero esa no es la única pregunta que habría que responder. Los analistas serios y realistas hace ya tiempo que conocen la respuesta a la cuestión ¿Por qué no termina la guerra en Ucrania? Simplemente por el continuo y sostenido apoyo de Washington, la UE a través de la OTAN como su instrumento de expansión hacia el este. Son estos actores quienes sostienen los hilos de la marioneta Zelensky y su oprobioso régimen neonazi que no es más que un grupo criminal ocupando un poder de facto. Pero los responsables directos de estas decisiones criminales son los gobernantes, es decir, personas físicas quienes con voluntad y discernimiento ordenan estas criminalidades ¿Quiénes ordenaron invadir Afganistán e Iraq a sabiendas de que todo era mentira? Entonces si vemos que estos funcionarios reúnen todos los elementos que conforman a las características de un simple delincuente ¿Por qué no hay la debida actuación de oficio por los organismos internacionales de justicia bajo el Estatuto de Roma? Las ventilaciones de los safaris para disparar a los pobladores de Bosnia Herzegovina de 1991 en adelante ¿Quiénes creen que los organizó?

El caso de Ucrania informa de una larga cadena de actos preparativos (orquestados por las agencias de inteligencia) que vienen de muy atrás para desencadenar la intervención rusa de 2022 ¿Quiénes ordenaron dichos actos? Cada administración en La Casa Blanca desde 1991 (y decisivamente la de Joe Biden) estuvo detrás en fomentar injerencias (bajo todas las formas más insidiosas) a fin de subvertir y cortar las relaciones con Rusia. Obviamente eso fue sembrando el camino para lo que sucede hoy. Entonces ¿Dónde están las causas penales ante el CPI contra cada uno de los responsables estadounidenses y sus colaboradores británicos?

Una mecánica similar vemos en el asunto palestino ¿Cómo y por qué se inició todo esto? No fue precisamente por el ataque de Hamas del 7 de octubre en 2023, ello solo fue un capítulo más (y que debe ser bien investigado) en la larga contienda que la resistencia palestina tiene contra la ocupación israelí que viene desde 1948. Pero esto ha servido para que Israel (Netanyahu y sus funcionarios extremistas) y sus partidarios en occidente justifiquen por los medios (a su servicio) no solo el sistematizado abuso (que involucran cárceles para niños) y genocidio contra la población palestina sino, su expansionismo sobre los territorios vecinos del Líbano y Siria.

Como vemos la balanza está rota y la justicia del más fuerte (e influyente) prevalece. La seguridad jurídica global esta al arbitrio de quien pueda protegerse y responder a las agresiones, dejando en evidencia la ausencia de una instancia judicial internacional realmente neutral.

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