VETERANOS DE AYER
TECNOLOGIA MILITAR ARGENTINA EN
EL GOLFO PÉRSICO
Como Argentina
fue una protagonista involuntaria de la historia geopolítica contemporánea en
el Oriente Medio
Por.
Charles H. Slim y Dany Smith
Para la gran mayoría de los
argentinos, lo que sucedió hace veinticinco años en su país es tan olvidable
como intrascendente; preguntarles sobre lo que ocurrió en el Golfo Pérsico es
algo tan lejano que ni tienen la más mínima idea y otros muchos más, ni saben dónde queda aquel lugar.
Para muchos la historia es una
materia intrascendente y para los alumnos de los colegios han solido preguntar
¿qué tiene de útil saber historia? En verdad, la pregunta se encuentra mal
formulada dado que solo apunta a tratar el tema como una materia más, dentro de
un programa de estudios que el alumno debe aprobar para pasar el año.
La historia no debe entenderse
como un elemento o una mercancía que servirá o no servirá para el mundo laboral
–como supo ser tratada durante casi segunda mitad del siglo XX- al
servicio de un mero ideario utilitarista que en algunos casos, coloque a los
próceres en pedestales suprahumanos o en muchos otros, solo busca perpetuar
ciertas ideologías dedicadas a tejer un ideario colectivo del cual no se
aceptaran disidencias.
Con el paso de los años y en
especial con estas dos décadas que llevamos del siglo XXI, se ha revitalizado
el valor de la historia de los hechos trascendentes tanto nacionales como a
nivel internacional. La historia es una
herramienta vital, una brújula de conocimiento
para orientar a los pueblos por donde avanzar. Un pueblo que no tiene conciencia de su
historia es fácil de estafar.
El caso de Argentina es un caso paradigmático
de ello. Pero yendo al tema que nos convoca, el país del
Cono sur ha estado en
diferentes dimensiones geopolíticas dependiendo de los gobiernos de turno y no
de concienzudas políticas de estado. Tal como el ánimo de una persona, de
acuerdo a como se levanta en ese día, así disponen sus políticas los argentinos.
Aunque cueste creerlo, el desarrollo
tecnológico en el campo aeroespacial fue rutilante. Desde la década de los
setentas, los ingenieros argentinos caracterizados por una excelente
preparación académica pero pobre disposición de material para desarrollar sus
proyectos en la realidad,
Esta consuetudinaria situación a
la que se ven expuestos los científicos y técnicos nacionales, les llevó a ser
campeones de la improvisación agudizando la imaginación y el ingenio.
Y es quizá por una historia
demasiado inconveniente, rodeada de tabúes que hoy ya se encuentran superados,
que se mantuvo muy bien escondido bajo la alfombra de la historia estos desarrollos que
mostraban un prometedor futuro para la industria aeroespacial y de la defensa
nacional, que seguramente hubiera colocado al país en un sitial muy diferente
al que hoy día se encuentra. Hablamos del desarrollo del misil “Cóndor” que
pensado y parido por cerebros argentinos, pese a los eternos problemas del
financiamiento que aquejan a los sectores de investigación, lograron
desarrollar el primer vector de largo alcance “de todo Sudamérica”. Sin dudas
esto llamó la atención de los selectos miembros del desarrollo de proyectiles
occidentales y orientales, en especial de EEUU, que como siempre intentarían
atraer dichos conocimientos para sus propios fines.
La fecha exacta del lanzamiento
del proyecto no se conoce con precisión, pero si se ha determinado que fue a
inicios de la década de los setenta, entre 1972 y finales de 1973 cuando el
entonces ingeniero químico y Mayor del Ejército, Don Argentino Larrabure junto a un equipo de
técnicos que también revestían en el ejército comenzaron en Villa María,
Córdoba el desarrollo de un vector bastante ambicioso para la región.
Eran años violentos al momento en
que se comenzó con este proyecto y la seguridad se veía continuamente jaqueada
por el accionar de grupos armados como el FAL, Montoneros, ERP y otros
grupúsculos más pequeños que buscaban fines políticos que no viene al caso
tocar. En medio de ese caos, el país estaba –pese a la actividad subversiva-
en un estado de candidez política que no le permitió a los gobernantes de
entonces, ver o al menos intuir lo que podría conllevar para sus más avezados
cerebros, ir más allá de lo que le convenía a los intereses externos.
Fue precisamente y aprovechando
esas particulares circunstancias que una supuesta agrupación del ERP asaltó las instalaciones
militares en Villa María, Falda del Carmen, en Córdoba donde además de secuestrar y luego asesinar al mayor Larrabure y a otros
oficiales del ejército, buscaron documentos claramente relacionados con el
proyecto en desarrollo. Fue allí donde muchos dudaron sobre la autenticidad de
ese ataque y de los autores que lo habrían realizado. Según las pesquisas que se hicieron en el
lugar, los asaltantes buscaron información precisa y orientada al tipo de
propulsión y características del combustible para el vector. Se sabía que los
pistoleros izquierdistas del ERP no tenían ningún interés y menos aun una
utilidad en hacerse de esos datos.
Para algunos, el ERP pudo haber
sido usado por una agencia de inteligencia externa –muy posiblemente la CIA-
que mediante el financiamiento, muy necesario para que opere una
guerrilla, pudiera dar ese golpe y
además les entregara a Larrabure a los “interrogadores de la agencia” que tras
tenerlo cautivo y bajo torturas durante un año, fue definitivamente asesinado.
Por aquel entonces, el ejército
desarrollaba sus propios proyectos de defensa y estaba en curso de poner en
servicio un cañón de 155mm de diseño
propio denominado CITEFA. Algunas
fuentes han revelado que para el desarrollo del misil Cóndor, hubo la provisión
de fondos inagotables promovidos por la
llegada de Juan Domingo Perón al gobierno en 1974 y con la muy buen disposición
de su gobierno, se fueron construyendo las instalaciones en Falda del Carmen y
el Valle de la Punilla, que serían los epicentros para el trabajo de los ingenieros
argentinos.
A la muerte de Perón y tras el
golpe de 1976 con el paso de los años el llamado “inagotable financiamiento”
fue mermando deliberadamente por la silenciosa intervención diplomática de EEUU
y Gran Bretaña y por los canales secretos de sus embajadas en Buenos Aires,
desde donde y con la colaboración de agentes locales permitió tener información
periódica sobre los avances en el desarrollo del denominado misil “Cóndor”.
Cuando en 1982 se produjo la
guerra de las Islas Malvinas, el gobierno militar paralizo el proyecto y se
avoco a concentrar sus esfuerzos en el Teatro de operaciones del Atlántico sur,
mientras que los británicos y sus aliados por medio de sus agencias de
inteligencia operando en el país, intentaron sin éxito frustrar definitivamente
el avance del proyecto. Era una oportunidad de oro para el “Foreing Office” que
por algún motivo no pudo ser aprovechada y que algunas fuentes lo acusaron a la
falta de colaboración de contactos necesarios en el país, para ejecutar una
operación similar a la que acabo con la vida de Larrabure y sus camaradas.
Tras la culminación de la guerra
y con la llegada del gobierno civil de Raúl Ricardo Alfonsín en 1983, el
proyecto del misil Cóndor agonizaba y carente de fondos para continuar,
amenazaba con caer en el olvido.
Pero las extrañas atmosferas que rodearon esa
época con un gobierno social-demócrata caracterizado por sus variables y cambiantes aristas en sus
políticas estaduales, propicio casi de carambola, que el proyecto encontrara
los fondos más que necesarios para continuar e incluso pasar a otra etapa en el
desarrollo del proyecto misilistico. Sería Egipto quien además de proporcionar
los fondos y alternativas para el desarrollo concreto de este vector,
conectaría con otro importante actor regional en el desarrollo, experimentación
y pruebas en situaciones reales de misiles.
Aquel era nada más ni nada menos
que Iraq, un país árabe que enfrascado en una devastadora guerra con Irán, presentaba una inmejorable alternativa para
probar en condiciones reales, un misil como “El Cóndor.
A ello había que
contar, que el gobierno del entonces presidente Saddam Hussein, estaba
dispuesto a financiar en todo lo que fuese necesario el desarrollo y conclusión
del proyecto, con claras expectativas de ponerlo en el mercado compitiendo dentro
del multimillonario mercado de los misiles balísticos.
A pesar de las buenas
perspectivas que se planteaban para la sobrevivencia del proyecto e incluso,
con la posibilidad de pasar a otra etapa
del mismo, las características del gobierno argentino, demostraría que poco
menos, sabía dónde estaba parado al momento de tratar de involucrarse en temas
tan delicados y que merecen atención constante y dedicada. Tal como gustaba a
los israelíes calificar a los países con gobiernos que no tienen experiencia en
estas áreas, o se ríen de ellos o simplemente los llaman “aficionados”.
Precisamente, cuando el proyecto
pasar a involucrar a Egipto e Iraq, en especial a Iraq, los israelíes pusieron
el grito en el cielo y corrieron inmediatamente a ver a sus colegas británicos
quienes inmediatamente llamaron a sus “aliados” en Washington, recriminando el
por qué no se les había avisado de que los argentinos estaban en pleno del
desarrollo de un misil que podía llegar con mucha precisión a las islas
Malvinas.
Lo cierto era que la CIA sabía desde
el primer momento, que los argentinos estaban desesperados por fondos para su
proyecto y que una de formas de tener conocimiento cercanos sobre ese misil,
era hacer la vista gorda sobre los movimientos de sus aliados egipcios y mucho
más de su vital aliado árabe “Iraq”.
Conociendo la idiosincrasia de sus funcionarios, los
norteamericanos estaban muy seguros de que los archicorruptos políticos que
gobernaban en Buenos Aires eran similares a los jerarcas militares que les
habían precedido, por lo cual y en el nuevo marco que se vivía en la región, tocando
los resortes correctos y propinando generosos incentivos monetarios en
funcionarios de segundo nivel, sería mucho más fácil de llegar a conocer el
grado de desarrollo alcanzado.
Tal como lo señalaban los
israelíes, los norteamericanos también veían a los argentinos como ingenuos en
el manejo de los contactos políticos y militares fuera de sus fronteras, algo
que contrastaba con sus invaluables y admirables conocimientos de sus técnicos en
ingeniería aeroespacial. Mientras en
Buenos Aires el gobierno radical se comía a sus propias instituciones, la CIA
estaba al tanto de que sus vecinos brasileros trataban infructuosamente emular
la capacidad misilistica de los argentinos.
Una y otra vez, la aviación brasileña trataba de desarrollar un misil
inteligente y de largo alcance basado en la versión MATRA que buscaba imitar
las capacidades del Cóndor argentino. Las pruebas que se desarrollaron en el
Amazonas y que estaban siendo monitoreadas por la inteligencia naval
estadunidense, resultaron un fracaso tras otro, algo que en algunos informes de
la ABIN (Inteligencia) fue achacado a
sabotajes con algún sistema de interferencia electrónica ejecutado por los
estadounidenses.
Con la injerencia egipcia y la
invalorable participación de Bagdad en el proyecto del Cóndor 2, el misil
prometía muy buenas expectativas técnicas para ponerlo en actividad y que más tarde se
proyectaría sobre el área comercial en donde Argentina entraría a un selecto
club de armamentos de alta tecnología. Pero en las sombras estaban aquellos –quizá
los mismos que habían secuestrado y asesinado a su creador- que se
encargarían de que ello no ocurriera. En estas nuevas circunstancias no
necesitaban irrumpir en alguna de las bases en Córdoba para tratar de conocer
las características del misil. Aunque era mucho más peligroso, los israelíes
podían llegar a obtener alguna pieza informativa en Egipto o Iraq.
Durante esos años lo británicos y
sus amigos israelíes del Mossad estuvieron muy activos en las actividades entre
Buenos Aires, El Cairo y Bagdad. El gobierno absolutamente inoperante de
Alfonsín no tenía ni idea que el puerto de Buenos Aires y sus principales
enclaves militares eran monitoreados por el MI-6 y el Mossad. Ambos compartían
una seria preocupación por el éxito del proyecto “Cóndor” y mucho más, si
comenzaban a ser desarrollados en serie para que los tuvieran los árabes. El avance que conllevaba ese misil argentino
en manos de los países árabes podría cambiar la balanza geoestratégica en
contra de Israel que siempre busco retrasar el desarrollo militar de sus
vecinos.
Como los israelíes no querían
quedar al descubierto –algo típico en sus operaciones- y buscaban
sacarles a los egipcios e iraquíes la posibilidad de obtener un misil con
capacidades amenazantes para Tel Aviv ( el primer prototipo logro un alcance de
800km y tras modificaciones llego a 1000kms) por lo que tras realizar
actividades de inteligencia sobre los embarques de equipos y materiales desde
Buenos Aires a Egipto y los movimientos que habían desde allí a Iraq, acudieron
a la CIA para tratar de alarmarlos y a su vez notificaran a Londres. Pero como
habíamos visto, los norteamericanos sabían desde el comienzo todos estos
movimientos e incluso, participaban en las pruebas de prototipos del “Cóndor 2”
en lanzamientos reales contra blancos iraníes; después de todo, ellos querían
que “Saddam” aplastara a la revolución chiita de Irán y con un arma tan
formidable, avisarles a los británicos
hubiera causado un entuerto innecesario.
Una vez que los iraquíes tuvieron
sus propios misiles guardados en sus bases y los egipcios habían desarrollado
su propia variante a partir del “Cóndor 2”, avisaron a los británicos que
ardiendo de furia, buscaron tretas legales para sacar a la Argentina de estos
programas y un tiempo más tarde, el proyecto para los argentinos se paralizo y
con la llegada de gobierno de Menem en 1989 fue definitivamente desactivado.
Por el contrario, las fuerzas armadas de Iraq profundizaron el desarrollo de
estos misiles gracias al suministro por parte de Egipto de los llamados misiles
“SS-Badr”, que era la ingeniería, diseño y guía del “Cóndor” argentino pero adaptado a
modificaciones de los ingenieros egipcios, que llegados a Iraq, a su vez fueron
duplicados con modificaciones técnicas realizadas entre ingenieros iraquíes,
chinos y de Corea del Norte para hacerlo misil tierra-tierra y una variante
novedosa “tierra-agua” con un alcance
que iba desde los 675kms hasta los 1000kms. Esto último pudo haber
significado una grave y fatídica contradicción ya que tras el envío de dos
navíos a la guerra de Golfo en 1990-1991 y de haberse extendido e conflicto,
algunos han señalado que esos ingenios argentinos podrían haber volado de un
solo golpe a una de sus unidades.
El legado del conocimiento
argentino fue tan provechoso para los árabes como tan perjudicial para Tel
Aviv, que el Mossad había planificado una campaña de sabotajes contra el
programa de misiles iraquí, que fue abortada por una filtración que le informó
a la inteligencia iraquí sobre aquellos planes.
Como conclusión de todo esto,
pudimos ver que Argentina –como reza el dicho- “se quedo sin el pan ni
la torta” y con ese típico carácter apocado para los temas serios,
abandono la escena cabizbaja y en silencio.
Sin dudas los cerebros argentinos fueron
aprovechados y hasta reconocidos en el exterior, que con el parto de este misil
que hizo temblar a Londres y que angustió a los israelíes, sobrevive
seguramente en el arsenal de alguno de los países involucrados en esta región
tan conflictiva y del cual, muy seguramente pronto habrá noticias.