NACIONAL
“CON LAS MANOS EN LA MASSA”
La asunción del 45º presidente de los EEUU tuvo entre algunas curiosidades, la presencia de lumpens políticos argentinos que buscan congraciarse con la nueva administración
Por
Javier B. Dal
Quien lo hubiera
pensado; tan solo unos ocho años atrás el ver aun “revolucionario” kirchnerista
yendo a un mitin en la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires o incluso en
la asunción de un presidente norteamericano hubiera sonado desde su retórica “Nacional
y Popular” casi incoherente. Pero no es ningún descubrimiento que todo lo que
decía representar aquella banda de ladrones y estafadores del FPV usaban la
“ideología” –que en realidad nunca tuvieron- como una máscara para
saquear y nada más.
El
mito –bastante berreta por cierto- elaborado en torno al gobierno
“Nacional y Popular” de los Kirchner y sus principales personeros no ha logrado
sobrevivir; incluso por ello podríamos decir que nada tiente de mitológico.
Incluso sus últimos intentos fallidos por tratar de crearse una aureola de
“revolucionarios perseguidos” fue dejarse las barbas a lo “Fidel”, que si nos
detenemos a ver quién fue aquel viejo bribón de la Habana, veremos que no
eligieron mal ejemplo para imitar.
A un
político de esta clase y en especial de toda la clase política argentina, el
refrán revolucionario “Patria o muerte” o aquel que enseño Ho Chi Min y que decía “el camino de
la revolución solo es en un sentido y no tiene retorno” son imposibles de llevar a la práctica. Más
bien esos lemas fueron reformados levemente para que en sus mentes digan
“Patria o dinero” y “el camino de la revolución esta a la venta al mejor
postor”.
Pero yendo a la actualidad política en EEUU, la asunción de Donald Trump el pasado
20 de enero trajo sorpresas en ese sentido. Cuando todos ponían sus esperanzas
en la candidata Hillary Clinton y a la par denostaron a rabiar a la persona de
Donald Trump, como no podía ser de otro modo, los chupamedias de los medios
argentinos y la mayoría de la clase política que sigue convenientemente el
libreto gastado –y fuera de moda- de la “democracia más grande del
mundo”, celebraron con algarabía el traspaso de mando hablando de Trump como prácticamente
un prócer. Bueno, es una costumbre muy argentina y es por ello que les va como
les va.
Que
representantes del gobierno de Mauricio Macri estuvieran presentes en dicha
ceremonia es entendible y parte de una necesidad de la diplomacia del país. Incluso
sería una demostración de la filiación ideológica que les une. Pero que entre
los invitados estuvieran nada menos que el dirigente y diputado del “Frente
Renovador” Mauricio Massa, es cuando menos hilarante.
No
olvidemos que Massa fue un entusiasta funcionario de la gestión “K” y como tal,
un conspicuo parlanchín de las políticas “populares” de aquella administración.
Igualmente, cuando Massa abandono convenientemente el barco kirchnerista se puso en campaña por acercarse al arco
ideológico que en realidad jamás había dejado de lado, apuntando alto, bien
alto y como un tributo a las políticas de seguridad del “gran hermano”
implementadas en el municipio de Tigre, en 2014 fue a ver al ex alcalde de New
York Rudolph Giulliani, una inspiración en lo que a políticas policiacas
refería.
Para
Massa era como ir a ver al “Papa” en el “Vaticano” de la política; y no era
para menos. En su municipio, el ex “K” llevo adelante jugosos contratos para la
“seguridad pública” con empresas privadas inglesas e israelíes, expertas en meterse
en la vida intima de las personas con finalidades nada bondadosas. Igualmente
el mejor argumento de Massa para meterse bajo la mesa de la fiesta era que
trata de encontrar la cooperación de EEUU para la lucha contra el narcotráfico
(¿¿). Pero él no era el único que
concurría a buscar algunas migajas de la mesa de la gran política
internacional. Otros advenedizos que parecen atacados de amnesia por su pasado
“K”, también acudieron a lamer el piso de la fiesta.
Lo
triste de todo esto, es que a Washington no le interesa la región, al menos no
como a éstos notables cipayos les gustaría que les vieran. Durante la era
Obama, Latinoamérica y en particular el Cono sur, poco le interesó; no hubieron intercambios comerciales más allá
de oridinario, contactos políticos y diplomáticos de entidad que sirvieran en
algún grado a Buenos Aires; solo fue
blanco de interés para despliegues militares de baja intensidad, especialmente
en Perú, Chile, Brasil y claro en Argentina, pero lo suficientemente intensos como para
alterar la tranquilidad del vecindario.
Para
Massa y la diputada Graciela Camaño entre la larga lista de obsecuentes, hay
malas noticias. A Trump tampoco le interesa la región y lo ha dejado en claro
en sus discursos de campaña y en su hoja de ruta publicada en el sitio oficial
de la Casa Blanca que entre otras curiosidades, ha dejado de publicarse en
español (https://www.whitehouse.gov/ ). Pero a su vez, algunas de sus precisiones preocupan; una de
ellas es que “al no haber terroristas ni suicidas” la región carece de
importancia en cuanto a las políticas de seguridad que se desplegaran desde el
Pentágono.
El
problema de aquella afirmación es que pese a que no exista esa peligrosa
realidad, no quiere decir que no la fabriquen y lo pongan a rodar, tal como ya
fue advertido por finales del 2015 desde el Líbano por el líder de la
resistencia chiita Hassan Nasrallah, señalando a quienes estarían tranzando
planes y preparando el financiamiento para desatar una ola de caos similar a la
que sufría Siria y la región ¿Habrá Massa y Cía advertido que no toleraran este
tipo de injerencias?