domingo, 22 de enero de 2017

NACIONAL






“CON LAS MANOS EN LA MASSA”

La asunción del 45º presidente de los EEUU tuvo entre algunas curiosidades, la presencia de lumpens políticos argentinos que buscan congraciarse con la nueva administración




Por Javier B. Dal
Quien lo hubiera pensado; tan solo unos ocho años atrás el ver aun “revolucionario” kirchnerista yendo a un mitin en la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires o incluso en la asunción de un presidente norteamericano hubiera sonado desde su retórica “Nacional y Popular” casi incoherente. Pero no es ningún descubrimiento que todo lo que decía representar aquella banda de ladrones y estafadores del FPV usaban la “ideología” –que en realidad nunca tuvieron- como una máscara para saquear y nada más.

El mito –bastante berreta por cierto- elaborado en torno al gobierno “Nacional y Popular” de los Kirchner y sus principales personeros no ha logrado sobrevivir; incluso por ello podríamos decir que nada tiente de mitológico. Incluso sus últimos intentos fallidos por tratar de crearse una aureola de “revolucionarios perseguidos” fue dejarse las barbas a lo “Fidel”, que si nos detenemos a ver quién fue aquel viejo bribón de la Habana, veremos que no eligieron mal ejemplo para imitar.

A un político de esta clase y en especial de toda la clase política argentina, el refrán revolucionario “Patria o muerte” o aquel que  enseño Ho Chi Min y que decía “el camino de la revolución solo es en un sentido y no tiene retorno”  son imposibles de llevar a la práctica. Más bien esos lemas fueron reformados levemente para que en sus mentes digan “Patria o dinero” y “el camino de la revolución esta a la venta al mejor postor”.

Pero yendo a la actualidad política en EEUU, la asunción de Donald Trump el pasado 20 de enero trajo sorpresas en ese sentido. Cuando todos ponían sus esperanzas en la candidata Hillary Clinton y a la par denostaron a rabiar a la persona de Donald Trump, como no podía ser de otro modo, los chupamedias de los medios argentinos y la mayoría de la clase política que sigue convenientemente el libreto gastado –y fuera de moda- de la “democracia más grande del mundo”, celebraron con algarabía el traspaso de mando hablando de Trump como prácticamente un prócer. Bueno, es una costumbre muy argentina y es por ello que les va como les va.

Que representantes del gobierno de Mauricio Macri estuvieran presentes en dicha ceremonia es entendible y parte de una necesidad de la diplomacia del país. Incluso sería una demostración de la filiación ideológica que les une. Pero que entre los invitados estuvieran nada menos que el dirigente y diputado del “Frente Renovador” Mauricio Massa, es cuando menos hilarante.

No olvidemos que Massa fue un entusiasta funcionario de la gestión “K” y como tal, un conspicuo parlanchín de las políticas “populares” de aquella administración. 

Igualmente, cuando Massa abandono convenientemente el barco kirchnerista  se puso en campaña por acercarse al arco ideológico que en realidad jamás había dejado de lado, apuntando alto, bien alto y como un tributo a las políticas de seguridad del “gran hermano” implementadas en el municipio de Tigre, en 2014 fue a ver al ex alcalde de New York Rudolph Giulliani, una inspiración en lo que a políticas policiacas refería.

Para Massa era como ir a ver al “Papa” en el “Vaticano” de la política; y no era para menos. En su municipio, el ex “K” llevo adelante jugosos contratos para la “seguridad pública” con empresas privadas inglesas e israelíes, expertas en meterse en la vida intima de las personas con finalidades nada bondadosas. Igualmente el mejor argumento de Massa para meterse bajo la mesa de la fiesta era que trata de encontrar la cooperación de EEUU para la lucha contra el narcotráfico (¿¿).  Pero él no era el único que concurría a buscar algunas migajas de la mesa de la gran política internacional. Otros advenedizos que parecen atacados de amnesia por su pasado “K”, también acudieron a lamer el piso de la fiesta.

Lo triste de todo esto, es que a Washington no le interesa la región, al menos no como a éstos notables cipayos les gustaría que les vieran. Durante la era Obama, Latinoamérica y en particular el Cono sur, poco le interesó;  no hubieron intercambios comerciales más allá de oridinario, contactos políticos y diplomáticos de entidad que sirvieran en algún grado a Buenos Aires;  solo fue blanco de interés para despliegues militares de baja intensidad, especialmente en Perú, Chile, Brasil y claro en Argentina,  pero lo suficientemente intensos como para alterar la tranquilidad del vecindario.  

Para Massa y la diputada Graciela Camaño entre la larga lista de obsecuentes, hay malas noticias. A Trump tampoco le interesa la región y lo ha dejado en claro en sus discursos de campaña y en su hoja de ruta publicada en el sitio oficial de la Casa Blanca que entre otras curiosidades, ha dejado de publicarse en español (https://www.whitehouse.gov/ ). Pero a su vez, algunas de sus precisiones preocupan; una de ellas es que “al no haber terroristas ni suicidas” la región carece de importancia en cuanto a las políticas de seguridad que se desplegaran desde el Pentágono.


El problema de aquella afirmación es que pese a que no exista esa peligrosa realidad, no quiere decir que no la fabriquen y lo pongan a rodar, tal como ya fue advertido por finales del 2015 desde el Líbano por el líder de la resistencia chiita Hassan Nasrallah, señalando a quienes estarían tranzando planes y preparando el financiamiento para desatar una ola de caos similar a la que sufría Siria y la región ¿Habrá Massa y Cía advertido que no toleraran este tipo de injerencias?

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